lunes, 4 de septiembre de 2023

EVANGELIO - 05 de Septiembre - San Lucas 4,31-37


    Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 5,1-6.9-11.

    Hermanos: En cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba.
    Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche.
    Cuando la gente afirme que hay paz y seguridad, la destrucción caerá sobre ellos repentinamente, como los dolores de parto sobre una mujer embarazada, y nadie podrá escapar.
    Pero ustedes, hermanos, no viven en las tinieblas para que ese Día los sorprenda como un ladrón: todos ustedes son hijos de la luz, hijos del día. Nosotros no pertenecemos a la noche ni a las tinieblas.
    No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios.
    Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros, a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a él.
    Anímense, entonces, y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo.

    Palabra de Dios


Salmo 27(26),1.4.13-14.

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es el baluarte de mi vida,
¿ante quién temblaré?

Una sola cosa he pedido al Señor,
y esto es lo que quiero:
vivir en la Casa del Señor
todos los días de mi vida,
para gozar de la dulzura del Señor
y contemplar su Templo.

Yo creo que contemplaré la bondad del Señor
en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.


    
    Evangelio según San Lucas 4,31-37.

    Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados.
    Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
    En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza; "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
    Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.
    El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!".
    Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.

    Palabra del Señor

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