viernes, 3 de febrero de 2023

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 04 de Febrero - San Marcos 6,30-34.

 

       Carta a los Hebreos 13,15-17.20-21.

    Y por medio de él, ofrezcamos sin cesar a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su Nombre.
    Hagan siempre el bien y compartan lo que poseen, porque esos son sacrificios agradables a Dios.
    Obedezcan con docilidad a quienes los dirigen, porque ellos se desvelan por ustedes, como quien tiene que dar cuenta. Así ellos podrán cumplir su deber con alegría y no penosamente, lo cual no les reportaría a ustedes ningún provecho.
    Que el Dios de la paz -el mismo que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, por la sangre de una Alianza eterna- los capacite para cumplir su voluntad, practicando toda clase de bien. Que él haga en nosotros lo que es agradable a sus ojos, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6.

El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
El me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas.

Me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,

porque Tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;

unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;

y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.


    Evangelio según San Marcos 6,30-34.

    Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
    El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
    Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
    Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
    Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 04 de Febrero - “Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos”


     San Cesáreo de Arlés (470-543) monje y obispo Sermón Morin 26, 2-5; PLS IV*, 297-299

“Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos”
    
    La auténtica misericordia que está en los cielos (Sal 35,6) es Cristo, Nuestro Señor. ¡Cuán suave y qué buena es la misericordia que, sin que nadie la buscase, ha bajado del cielo y se ha abajado para levantarnos a nosotros!...

    Cristo nos ha prometido estar con nosotros hasta el fin del mundo, como él mismo nos lo dice en el evangelio: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el final de este mundo.” (Mt 28,20) Hermanos, ved su bondad; está ya a la derecha del Padre y quiere seguir viviendo con nosotros en la tierra. Con nosotros quiere pasar hambre y sed, quiere sufrir con nosotros, padecer exilio con nosotros, incluso no rechaza estar prisionero y morir con nosotros (Mt 25,35ss)... Mirad qué amor nos tiene; en su inefable ternura quiere sufrir en nosotros todos estos males.

    Sí, la auténtica misericordia venida del cielo, Nuestro Señor Jesucristo, te creó de la nada, te buscó cuando andabas perdido, te ha rescatado cuando fuiste vendido... Todavía ahora, Cristo se digna incorporarse cada día a la humanidad. Desgraciadamente, no todos los hombres le abren la puerta de su corazón.

SANTORAL - SAN JUAN DE BRITO

04 de Febrero


     En Oriur, en el reino de Maravá, en la India, san Juan de Brito, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús y mártir, que, tras convertir a muchos a la fe imitando la vida y la conducta de los ascetas de aquellas regiones, terminó su vida con un glorioso martirio. Santo y Mártir jesuita.(Lisboa ,1-Marzo-1647; Maduré,India,4-Febrero-1693)

    Hijo de Salvador Brito y Pereira y de Beatriz de Brittes. Fue el último de cuatro hermanos. Su padre fue gobernador en Brasil y falleció cuando Juan tenía dos años.

    Comenzó sus estudios en el Colegio San Antonio de Lisboa de los jesuitas, donde fue compañero del príncipe heredero. A los once años enfermó grávemente, su madre lo encomendó a San Francisco Javier, su increíble curación fue tomada como milagro, en gratitud vistió un año completo el hábito de los jesuitas.

    Ingresó al Noviciado de Catavia de los jesuitas en 1662. Luego hizo estudios en el Colegio de Evora y en la Universidad de Coímbra . En 1673 recibió las órdenes sagradas y fue destinado a las misiones de India en Malabar. Aquí se convirtió en un panderam asceta con barba y turbante, mediador entre los parias y los brahamanes.

    En 1684 fue a Madurai donde fue capturado y torturado, se le perdonó la vida con la condición que no vuelva a predicar por esas regiones. En 1687 volvió a Portugal, donde fue muy bien recibido y el Rey le pidió educara a sus hijos, él prefirió lo devolvieran a la India. En 1690 convirtió al príncipe Teriadevan de Malabar, quien dejó la poligamia, quedándose con su primera mujer, dándole recompensa a las otras, pero una de ellas se quejó y lo calumnió, por lo que fue tomado prisionero y degollado el 4 de febrero de 1693.

    Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios, dándole culto día y noche en su santuario; y el que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni sed; ya no los molestará el sol ni el calor alguno; porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos. Ap. 7, 14-17

Oremos

    Señor, tu que iluminaste la vida de San Juan de Brito, llenándolo de gracias para transmitir tu palabra. Te pido que por medio de su santa intercesión nos des la fortaleza espiritual para salir adelante en la enfermedad, en los problemas cotidianos, en los dolores, en las incomprensiones, en cada una de las batallas que prueban nuestra fe. Haz que tus abundantes gracias den vigor al cuerpo y al alma y vayamos por todo el mundo proclamando tu palabra siendo coherentes con nuestros actos como lo hizo San Juan. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor que vive y reina por los siglos de los siglos. San Juan de Brito ruega por nosotros! Amén.

-FRASE DEL DÍA-