La santísima virgen hizo a su bienamado Jesús un dulce reproche: Hijo mío, dice, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo, te buscamos afligidos (Lc, I ). Destaquen, dice nuevamente Bossuet, que ella no llama padre, no sólo por la adopción del divino Niño, sino también verdadero padre por el sentimiento, por el cuidado, por el dolor, lo que hace decir a María tu padre y yo afligidos, semejantes en la aflicción, ya que sin haber tomado parte en tu nacimiento, no comparte menos que yo la dicha de poseerte y el dolor de perderte. Y mujer obediente y respetuosa, menciona primero a José”. Cuán dulce es a los corazones de los servidores de San José esta pregunta, que Jesús responde de manera austera: ¿Por qué me buscaban? ¿No saben que conviene que me ocupe de las cosas de mi Padre (lc, II). La primera palabra que Evangelio recuerda de Jesús expresa su dedicación a la voluntad y a la obra sobre la tierra para esta obra: hacer conocer a Dios y a inmolarse por sus hermanos; y a su santa Madre misma, prefiere la voluntad del Dios Altísimo que lo envió. María y José comprenden y adoran; y nosotros esforcémonos por comprender nuestra verdadera vocación sobre la tierra, es ser cristianos, cristianos ante todo y a pesar de todo.
Oración
Mi amable Padre, te doy mi corazón para que lo entregues a Jesús y a María; es un don que no revocaré jamás, pero ayuda mi debilidad con tus potentes oraciones.
¡Abogado nuestro, San José, ruega por nosotros!