lunes, 11 de abril de 2016

Cuidado con juzgar a los demás usando la Palabra de Dios



Homilía de este lunes 11 de Abril - Casa Santa Marta



    Los doctores de la letra juzgan a los demás usando la Palabra de Dios contra la Palabra de Dios, cierran el corazón a la profecía, no les importa la vida de las personas sino sólo sus esquemas hechos de leyes y palabras: lo dijo este lunes 11 de abril el Papa en la misa presidida en la capilla de Casa Santa Marta del Vaticano.

    En el centro de la homilía del Papa, la primera lectura, tomada de los Hechos de los Apóstoles, cuyos doctores de la ley acusan a Esteban con calumnias porque no logran “resistir a la sabiduría del espíritu” con el que habla. Instigan a falsos testigos a decir que le han escuchado “pronunciar palabras blasfemas contra Moisés, contra Dios”.

    “El corazón cerrado a la verdad de Dios –observó el Papa– se agarra sólo a la verdad de la ley”, es más, precisa “más que de la ley, de la letra”, y “no encuentra otra salida que la mentira, el falso testigo y la muerte”.

    Jesús les había reprochado esta actitud, porque “sus padres habían asesinado a los profetas”, y ellos, ahora, construyen monumentos a esos profetas. Y la respuesta de los “doctores de la letra” es “cínica” más que “hipócrita”: “Si hubiésemos estado en tiempos de nuestros padres, no lo habríamos hecho”.

    Y “así – explicó Francisco– se lavan las manos y ante sí mismos se creen puros. Pero el corazón está cerrado a la Palabra de Dios, está cerrado a la verdad, está cerrado al mensajero de Dios que trae la profecía, para hacer seguir adelante al pueblo de Dios”.

    “Me duele cuando leo ese breve pasaje del evangelio de Mateo, cuando Judas arrepentido va a los sacerdotes y dice ‘He pecado’ y quiere devolver… y devuelve las monedas. ‘¡Qué nos importa! –dicen ellos, así- ¡Es asunto tuyo!’. Un corazón cerrado a este pobre hombre arrepentido que no sabía qué hacer. ‘Es asunto tuyo’. Y fue a ahorcarse”.

    “¿Y qué hacen ellos, cuando Judas se ahorca? ¿Hablan y dicen “pobre hombre”? ¡No! En seguida las monedas: “Estas monedas son a precio de sangre, no pueden entrar en el templo’ … la regla tal, tal, tal, tal… ¡Los doctores de la letra!”.

    Y el Papa Francisco prosiguió:

    “No les importa la vida de una persona, no les importa el arrepentimiento de Judas: el Evangelio dice que volvió arrepentido. Sólo les importa su esquema de leyes y muchas palabras y muchas cosas que han construido. Y esta es la dureza de su corazón. Y esta es la dureza del corazón, la necedad del corazón de esta gente, que como no podía resistir a la verdad de Esteban va a buscar testimonios, testigos falsos, para juzgarle”.

    Esteban –afirmó el Papa– acaba como todos los profetas, acaba como Jesús. Y esto se repite en la historia de la Iglesia:

    “La historia nos habla de mucha gente que es asesinada, juzgada, aunque era inocente: juzgada con la Palabra de Dios, contra la Palabra de Dios. Pensemos en la caza de brujas, o en santa Juana de Arco, en tantos otros que fueron quemados, condenados, porque no se ajustaron, según los jueces, a la Palabra de Dios”, invitó el Papa.

    “Es el modelo de Jesús que, por ser fiel y haber obedecido a la Palabra del Padre, acaba en la cruz”, explicó.

    “Con cuánta ternura Jesús dice a los discípulos de Emaús: “Oh necios y lentos de corazón”. Pidamos hoy al Señor que con la misma ternura mire a las pequeñas o grandes necedades de nuestro corazón, nos acaricie y nos diga “Oh necio y lento de corazón” y empiece a explicarnos todo”.


Fuente: Aleteia


AMORIS LAETITIA








Porque esta no es una palabra vana,

 sino que es la vida de ustedes... 
(Deuteronomio 32, 47)

CATEQUESIS SOBRE LOS SACRAMENTOS

CAPÍTULO PRIMERO
EL MISTERIO PASCUAL EN EL TIEMPO DE LA IGLESIA




Porque esta no es una palabra vana, 
sino que es la vida de ustedes... 
(Deuteronomio 32, 47)

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ( CAP III )

LA  PERSONA HUMANA  "IMAGO DEI"







Porque esta no es una palabra vana, 
sino que es la vida de ustedes... 
(Deuteronomio 32, 47)

REFLEXIÓN

TIEMPO PASCUAL
LUNES DE SEMANA III
Propio del Tiempo. Salterio III
11 de abril



Del Comentario de san Beda el Venerable, presbítero, sobre la primera carta de san Pedro(Cap. 2: PL 93. 50-51)

LINAJE ESCOGIDO, SACERDOCIO REGIO

    Vosotros sois linaje escogido, sacerdocio regio. Este título honorífico fue dado en otro tiempo por Moisés al antiguo pueblo de Dios, y ahora con toda razón lo da el apóstol Pedro a los gentiles, porque han creído en Cristo, el cual, como piedra angular, ha reunido a todos los hombres para que tengan parte en aquella salvación que era antes exclusiva del pueblo de Israel.

    Los llama linaje escogido a causa de su fe, para distinguirlos de aquellos otros que, al desechar al que es la piedra viva, se han hecho ellos mismos dignos de ser desechados.

    Los llama también sacerdocio regio, porque están unidos al cuerpo de aquel que es el rey supremo y sacerdote verdadero, que, en su calidad de rey, da el reino a los suyos y, en su calidad de pontífice, limpia los pecados de ellos con la oblación de su propia sangre. Les da el nombre de sacerdocio regio, para que no olviden la esperanza del reino perpetuo y la obligación que tienen de ofrecer continuamente a Dios el sacrificio de una conducta inmaculada.

    Son llamados también nación santa y pueblo adquirido, de conformidad con lo que dice el apóstol Pablo, explicando la afirmación del profeta: «El justo vivirá por la fe, pero si vuelve atrás no pondré más en él mi complacencia.» Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino hombres de fe que vamos hacia la salvación de nuestras almas. Y dice también en los Hechos de los apóstoles: El Espíritu Santo os ha constituido como pastores de la Iglesia de Dios. que él adquirió con la sangre de su Hijo. Así, pues, por la sangre de nuestro Redentor hemos sido hechos pueblo adquirido, como lo era en otro tiempo el pueblo de Israel, redimido de Egipto por la sangre del cordero.

    Por esto en el versículo siguiente, reflexionando también sobre el sentido figurativo de la historia de Israel, enseña cómo obtiene su perfecto cumplimiento en el nuevo pueblo de Dios, diciendo: Para proclamar sus hazañas. Pues, del mismo modo que los israelitas, liberados por Moisés de la esclavitud de Egipto, después del paso del mar Rojo y del hundimiento del ejército del Faraón, cantaron al Señor un himno triunfal, también nosotros, después de haber recibido en el bautismo el perdón de los pecados, debemos tributar a Dios una digna acción de gracias por estos beneficios espirituales.

    Porque los egipcios, que afligían al pueblo de Dios y que por eso eran como un símbolo de las tinieblas y de la tribulación, significan adecuadamente los pecados que nos perseguían, pero que fueron borrados por el bautismo. También la liberación de los hijos de Israel y su conducción hacia la patria en otro tiempo prometida, concuerda con el misterio de nuestra redención, por la cual tendemos, mediante la iluminación y la guía de la gracia de Cristo, hacia la luz de la morada celestial; de esta luz de la gracia era también símbolo aquella nube y columna de fuego que durante todo el camino los defendió de las tinieblas de la noche y los llevó, por un sendero inefable, hasta la posesión de la tierra prometida.


Porque esta no es una palabra vana, 
sino que es la vida de ustedes... 
(Deuteronomio 32, 47)

LA FRASE DEL DÍA

Lunes 11 de abril





Porque esta no es una palabra vana, 
sino que es la vida de ustedes... 
(Deuteronomio 32, 47)

EVANGELIO

TIEMPO PASCUAL
LUNES DE SEMANA III
11 de abril



Libro de los Hechos de los Apóstoles 6,8-15.
 

    Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y signos en el pueblo.
    Algunos miembros de la sinagoga llamada "de los Libertos", como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él.
    Pero como no encontraban argumentos, frente a la sabiduría y al espíritu que se manifestaba en su palabra,  sobornaron a unos hombres para que dijeran que le habían oído blasfemar contra Moisés y contra Dios.
    Así consiguieron excitar al pueblo, a los ancianos y a los escribas, y llegando de improviso, lo arrestaron y lo llevaron ante el Sanedrín.
    Entonces presentaron falsos testigos, que declararon: "Este hombre no hace otra cosa que hablar contra el Lugar santo y contra la Ley.
    Nosotros le hemos oído decir que Jesús de Nazaret destruirá este Lugar y cambiará las costumbres que nos ha transmitido Moisés".
    En ese momento, los que estaban sentados en el Sanedrín tenían los ojos clavados en él y vieron que el rostro de Esteban parecía el de un ángel.



Salmo 119(118),23-24.26-27.29-30. 

Aunque los poderosos se confabulen contra mí,
yo meditaré tus preceptos.
Porque tus prescripciones son todo mi deleite,
y tus preceptos, mis consejeros.

Te expuse mi conducta y tú me escuchaste:
enséñame tus preceptos.
Instrúyeme en el camino de tus leyes,
y yo meditaré tus maravillas.

Apártame del camino de la mentira,
y dame la gracia de conocer tu ley.
Elegí el camino de la verdad,
puse tus decretos delante de mí.


Evangelio según San Juan 6,22-29. 

    Después de que Jesús alimentó a unos cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el agua. Al día siguiente, la multitud que se había quedado en la otra orilla vio que Jesús no había subido con sus discípulos en la única barca que había allí, sino que ellos habían partido solos.
    Mientras tanto, unas barcas de Tiberíades atracaron cerca del lugar donde habían comido el pan, después que el Señor pronunció la acción de gracias.
    Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
    Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron:     "Maestro, ¿cuándo llegaste?".
    Jesús les respondió: "Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
    Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello".
    Ellos le preguntaron: "¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?".
    Jesús les respondió: "La obra de Dios es que ustedes crean en aquel que él ha enviado".




Porque esta no es una palabra vana, 
sino que es la vida de ustedes... 
(Deuteronomio 32, 47)

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

TIEMPO PASCUAL
LUNES DE SEMANA III
11 de abril

San Ignacio de Antioquia (¿- c. 110), obispo y mártir
Carta a los Filadelfos


“Este es el trabajo que Dios quiere: que creáis en el que El ha enviado”

    Vosotros, hijos de la verdadera luz, huid de las disputas y malas doctrinas. Igual que las ovejas, seguid a todas partes a vuestro pastor. Porque a menudo unos lobos aparentemente dignos de fe hacen extraviar a los que corren en los caminos de Dios, pero si permanecéis unidos, no encontrarán lugar adecuado entre vosotros.

    Tened cuidado de no participar más que a una sola eucaristía; en efecto, no hay más que una sola carne de nuestro Señor, una sola copa para unirnos en su sangre, un solo altar, igual que no hay más que un solo obispo rodeado de presbíteros y diáconos. Entonces, todo lo que hagáis, lo haréis según Dios… Mi refugio es el Evangelio, que es para mí el mismo Jesús en carne, y los apóstoles son los que encarnan el presbiterio de la Iglesia. Amemos también a los profetas, porque también ellos han anunciado el Evangelio; pusieron su esperanza en Cristo y lo esperaron; creyendo en él fueron salvados y, permaneciendo en la unidad de Jesucristo, santos dignos de amor y de admiración, merecieron recibir el testimonio de Jesucristo y tener parte en el Evangelio, nuestra común esperanza…

    Dios no habita donde reina la división y la cólera. Sino que el Señor perdona a todos los que se arrepienten, si el arrepentimiento les conduce a la unidad de Dios y a la comunión con el obispo. Creo en la gracia de Jesucristo que nos librará de toda cadena. Os lo suplico, no actuéis jamás por espíritu de disputa, sino según la enseñanza de Cristo. He oído a algunos que dicen: “Lo que no encuentro en los archivos, no lo creo en el Evangelio”… Para mí, mi archivo, es Cristo; mis archivos inviolables, son su cruz, su muerte y su resurrección y la fe que se desprende de ellas. Es de ahí que espero, con la ayuda de vuestras plegarias, toda mi justificación.



Porque esta no es una palabra vana, 
sino que es la vida de ustedes... 
(Deuteronomio 32, 47)

HIMNO

TIEMPO PASCUAL
LUNES DE SEMANA III
Propio del Tiempo. Salterio III
11 de abril





Porque esta no es una palabra vana, 
sino que es la vida de ustedes... 
(Deuteronomio 32, 47)

SANTORAL

TIEMPO PASCUAL
LUNES DE SEMANA III
11 de abril


    Sus 25 años de vida estuvieron marcados en su mayoría por fenómenos místicos ante los cuales hubo disparidades, incomprensiones y numerosos desprecios. Nació en Borgonuovo de Capannori, Italia el 12 marzo de 1878. Era la cuarta de ocho hermanos y la primera niña que alegraba el hogar. Su madre no quería bautizarla con el nombre de Gemma, que fue sugerido por un tío de la pequeña, porque en el martirologio no existían ascendentes de ninguna mujer canonizada que se hubiera llamado así. El párroco Olivio Dinelli con inspirado juicio alegó: «Muchas gemas hay en el cielo; esperemos que también ella sea un día otra Gemma del paraíso». Cuando tenía un mes de vida la familia se trasladó a Lucca, donde la santa pasó el resto de su existencia. A los 4 años oraba tiernamente a María, amor que le inculcó Aurelia, su madre, junto a la devoción por Jesús crucificado: «De lo primero que me acuerdo es que mi mamá, cuando yo era pequeñita, acostumbraba a tomarme a menudo en brazos y, llorando... me enseñaba un crucifijo y me decía que había muerto en la Cruz por los hombres». La catequesis materna dio sus frutos sembrando en el corazón de Gemma una pasión desbordante por Cristo: «Jesús; yo quiero llegar con mi voz hasta los últimos confines del universo para alcanzar a todos los pecadores y gritarles que entren todos dentro de tu Corazón». Intuyendo Aurelia su inminente muerte, quiso que preparasen a la niña para la confirmación. Y mientras la recibía entendió que Jesús le pedía el sacrificio de verse privada de su madre.

    Aurelia murió el 17 de septiembre de 1885 a los 39 años. Gemma tenía 7 y se refugió en la Virgen: «Al perder a mi madre terrena me entregué a la Madre del cielo. Postrada ante su imagen, le dije: ‘¡María!, ya no tengo madre en la tierra; se tú desde el cielo mi Madre’». Por fortuna, tuvo la certeza de que Ella le amparaba porque su personal calvario no había hecho más que empezar. A los 9 años inició sus estudios en el colegio de Santa Zita fundado por la beata Elena Guerra. Por esa época, al conocer la Pasión de Cristo sintió un dolor que le desgarraba por dentro acompañado de fiebre alta. El 17 de junio de 1887, festividad del Sagrado Corazón, determinó ser religiosa, sentimiento unido a «un ardiente anhelo de padecer y de ayudar a Jesús a sobrellevar la cruz». Se cumpliría con creces este deseo. En 1894 pereció Gino, el primogénito de la familia, al que ella amaba de forma singular. En 1896 fue intervenida de una lesión en el pie, que se efectuó sin anestesia, debiendo soportar inmenso dolor, y el 25 de diciembre de ese año privadamente consagró a Dios su castidad. En 1897 falleció su padre Enrico, que había sido farmacéutico, y con su deceso llegó un periodo de sinsabores al hogar de los Galgani. Perdieron todo y los hermanos se separaron. Gemma fue acogida por unos tíos y pasó por un breve y convulso periodo. Relegó las prácticas religiosas y las reemplazó por diversiones. Pero el sufrimiento la perseguía. Y sin darle apenas tregua a los 20 años se le presentó una osteítis en las vértebras lumbares que la dejó imposibilitada para caminar. Los dolores en la cabeza eran insoportables, la enfermedad avanzaba y los médicos la desahuciaron. Aunque se había propuesto llevar la cruz, no ocultó su contrariedad: «le dije a Jesús que no rezaría más si no me curaba. Y le pregunté qué pretendía teniéndome así. El ángel de la guarda me respondió: ‘Si Jesús te aflige en el cuerpo es para purificarte cada vez más en el espíritu’». Sanó con la mediación de santa Margarita María Alacoque. La cortejaron dos caballeros que se prendaron de su belleza, pero no tuvieron nada que hacer. Dios era su único dueño. En los círculos del vecindario la conocían como «la jovencita de la gracia».

    El año 1899 fue crucial. El 8 de junio se le manifestaron por vez primera los estigmas de la Pasión. Serían ostensibles en numerosas ocasiones cuando oraba, momento en que sudaba sangre. Meses más tarde, en el transcurso de una misión, conoció a los padres pasionistas. Entonces sintió que Cristo le decía: «Tu serás una hija predilecta de mi Corazón». Estos religiosos la condujeron a la familia Gianni, cuya ayuda fue decisiva para afrontar lo que iba a sobrevenirle. Había caído en sus manos la vida de san Gabriel de la Dolorosa, escrita por el P. Germán de San Estanislao, C.P., que sería su director espiritual, y a partir de entonces su vida dio un giro radical. Las visiones, éxtasis y vaticinios comenzaron a sucederse mientras su salud empeoraba. Su virtud traspasaba la morada y los hechos inexplicables formaban parte de su día a día. Los estigmas invariablemente se le reproducían del jueves al viernes. Para que no viesen sus llagas usaba guantes negros y se ataviaba con un discreto vestido del mismo color. Aún así, no pudo evitar que estos favores saltaran a la calle. Y la misma gente que antes la admiró, se burlaba de ella y la tildaban de histérica y farsante. También el obispo Mons. Volpi, que fue su confesor, tuvo sus dudas. Paralelamente, los científicos no hallaban explicación a los hechos que le acontecían. El P. Germán la sostuvo espiritualmente ante la exigencia de pruebas y el arrecio de las dificultades. Gemma sobrellevaba su dolor en silencio. Por su mediación, se obraban grandes conversiones. Con todo, en su trayectoria espiritual hubo muchas incursiones violentas del diablo. En 1901 su director le indicó que redactase su biografía: «El cuaderno de mis pecados». En ella se percibe su profundo sentido victimal: se había ofrendado en holocausto por los pecadores. Instada por Cristo a fundar un monasterio para los pasionistas en Lucca, en 1901 enfermó gravemente. En el último periodo de su vida la oscuridad y la angustia por sus pecados le pesaron como una losa. Murió el Sábado Santo, 11 de abril de 1903, en medio de espantosos dolores que ofreció con carácter expiatorio. Ese año Pío X autorizó la erección del monasterio. Pío XI la beatificó el 14 de mayo de 1933. Pío XII la canonizó el 2 de mayo de 1940.





Porque esta no es una palabra vana, 
sino que es la vida de ustedes... 
(Deuteronomio 32, 47)