miércoles, 13 de noviembre de 2024

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 14 de Noviembre - San Lucas 17,20-25


   Carta de San Pablo a Filemón 1,7-20.

    Por mi parte, yo he experimentado una gran alegría y me he sentido reconfortado por tu amor, viendo cómo tú, querido hermano aliviabas las necesidades de los santos.
    Por eso, aunque tengo absoluta libertad en Cristo para ordenarte lo que debes hacer, prefiero suplicarte en nombre del amor, Yo, Pablo, ya anciano y ahora prisionero a causa de Cristo Jesús, te suplico en favor de mi hijo Onésimo, al que engendré en la prisión.
    Antes, él no te presto ninguna utilidad, pero ahora te será muy útil, como lo es para mí.
    Te lo envío como si fuera yo mismo.
    Con gusto lo hubiera retenido a mi lado, para que me sirviera en tu nombre mientras estoy prisionero a causa del Evangelio.
    Pero no he querido realizar nada sin tu consentimiento, para que el beneficio que me haces no sea forzado, sino voluntario.
    Tal vez, él se apartó de ti por un instante, a fin de que lo recuperes para siempre, no ya como un esclavo, sino como algo mucho mejor, como un hermano querido. Si es tan querido para mí, cuánto más lo será para ti, que estás unido a él por lazos humanos y en el Señor.
    Por eso, si me consideras un amigo, recíbelo como a mi mismo.
    Y si él te ha hecho algún daño o te debe algo, anótalo a mi cuenta.
    Lo pagaré yo, Pablo que firmo esta carta de mi puño y letra. No quiero recordarte que tú también eres mi deudor, y la deuda eres tú mismo.
    Sí, hermano, préstame ese servicio por amor al Señor y tranquiliza mi corazón en Cristo.


Salmo 146(145),7.8-9a.9bc-10.

El Señor hace justicia a los oprimidos
y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos.

Abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
y entorpece el camino de los malvados.

El Señor protege a los extranjeros
y sustenta al huérfano y a la viuda;
el Señor ama a los justos
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,

a lo largo de las generaciones.
¡Aleluya!


    Evangelio según San Lucas 17,20-25.

    Los fariseos le preguntaron cuándo llegará el Reino de Dios. El les respondió: "El Reino de Dios no viene ostensiblemente, y no se podrá decir: 'Está aquí' o 'Está allí'. Porque el Reino de Dios está entre ustedes".
    Jesús dijo después a sus discípulos: "Vendrá el tiempo en que ustedes desearán ver uno solo de los días del Hijo del hombre y no lo verán.
    Les dirán: 'Está aquí' o 'Está allí', pero no corran a buscarlo.
    Como el relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre cuando llegue su Día.
    Pero antes tendrá que sufrir mucho y será rechazado por esta generación."

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 14 de Noviembre - «Como el rayo relampaguea de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día»


      San Francisco de Sales, obispo Sermón: Dios reina también en la aflicción. Sermón. IX, 287.


«Como el rayo relampaguea de un extremo a otro del cielo, 
así será el Hijo del Hombre en su día» 

    ¿Cómo es posible, me decís, que el Señor esté conmigo y me veo rodeado de toda clase de aflicciones…; que el Señor sea el Dios de la paz y estoy en guerra y en turbación…?
    ¡Cómo se engañan los hombres y el mundo si creen que donde está el Señor no puede haber penas y aflicciones, sino que solamente abunda la consolación!
    Esto no es así, al contrario, en la aflicción y en la tribulación es cuando Dios está más cerca de nosotros, pues es entonces cuando tenemos más necesidad de su protección y su socorro.
    Nuestro Señor se lo quiso enseñar así a sus Apóstoles mediante una señal cierta: que la paz se asegura mediante llagas y sufrimientos. Como diciendo: ¿Qué os pasa? Bien veo, Apóstoles míos, que estáis temerosos y con miedo. Habéis tenido motivos de temor hace unos días cuando me visteis azotado (o mejor, lo oísteis decir, pues todos me abandonasteis excepto uno que me fue fiel). Supisteis que fui golpeado, coronado de espinas y colgado de la cruz.
    Pero ahora ya no tenéis que temer; que la paz esté en vuestro corazón, pues Yo he salido victorioso, derribando a todos mis adversarios.
    No tengáis miedo, Yo he hecho las paces entre mi Padre celestial y los hombres y en el Sacrificio que he ofrecido a la Bondad divina, se ha cumplido esta santa reconciliación.
    Yo soy pobre, nada tengo. Sabéis que mi grandeza consiste, no en la posesión de bienes terrenales, que en toda mi vida no los tuve. Mi riqueza es la paz y ése es el legado que os hago.
    Lo que Yo doy a los que me son más queridos es la paz.

SANTORAL - SAN NICOLÁS TAVELIC Y COMPAÑEROS MÁRTIRES

14 de Noviembre


    Martirologio Romano: En Jerusalén, santos Nicolás Tavelic, Deodato Aribert, Esteban de Cúneo y Pedro de Narbone, presbíteros de la Orden de los Hermanos Menores y mártires, que por predicar libremente en la plaza pública la religión cristiana a los sarracenos y confesar constantemente a Cristo como Hijo de Dios, fueron quemados vivos († 1391). Nicolás Tavelic (1340-1391) es el primer croata canonizado. Su figura se destaca grandemente en el ambiente de su tiempo. Nació hacia 1340 en la ciudad dálmata de Sebenic. Siendo adolescente entró en la Orden de Hermanos Menores y ya sacerdote fue enviado como misionero a Bosnia, donde se prodigó por cerca de 12 años por la conversión de los Bogomiles, patarenos balcánicos, junto con Deodato de Rodez. Hacia 1384 ambos se dirigieron a Palestina, donde se juntaron con otros dos cohermanos, Pedro de Narbona y Esteban de Cuneo. Todos cuatro entregaron su vida como mártires de Cristo.

    Nicolás y los tres cohermanos, permanecieron en Jerusalén en el convento de San Salvador, en estudio y oración. Después de larga meditación, Nicolás proyectó una empresa audaz. La empresa estaba en el espíritu de San Francisco, movido por el Espíritu Santo, por el celo de la fe y por el deseo del martirio. Se trataba de anunciar públicamente en Jerusalén ante los musulmanes principales la doctrina de Cristo.

    Deodato († 1391) nació en una ciudad francesa que en los textos originales latinos de la mayor parte de los autores es llamada “Ruticinium”, identificada con la actual ciudad de Rodez, sede episcopal. Todavía joven se hizo hermano menor y fue ordenado sacerdote en la Provincia franciscana de Aquitania.

    En los años 1372‑1373, el vicario general Padre Bartolomé de la Verna había hecho un llamamiento para conseguir religiosos para una particular expedición misionera a Bosnia. Una bula de Gregorio XI del 22 de junio presentaba en aquel momento buenas perspectivas para el progreso en la verdadera fe de aquellas zonas devastadas por la herejía de los Bogomiles, una secta hereje de fuerte tinte maniqueo, que a los errores dogmáticos unía en sus principales representantes una rígida austeridad de vida.

    A Deodato de Rodez lo encontramos en este campo de actividad, en compañía de Nicolás Tavelic. Fue a Bosnia para responder al deseo del Vicario general y del Papa Gregorio XI, en las mismas circunstancias en que fue Nicolás de Tavelic. De este encuentro entre los dos santos nace una fraternal e íntima amistad, que los sostiene por doce largos años en medio de dificultades y fatigas comparables a las de los grandes misioneros de la Iglesia. Una relación pormenorizada, la “Sibenicensis” describe esta venturosa expedición apostólica de Bosnia junto con la relación de su martirio.

    Hacia 1384 ambos se trasladaron a Palestina, donde encontraron otros dos cohermanos: Pedro de Narbona y Esteban de Cuneo, con quienes compartieron las actividades apostólicas y la palma del martirio.

    Pedro de Narbona, de la provincia de los Hermanos Menores de Provenza, por varios años adhirió a la reforma surgida para una mejor observancia de la regla de San Francisco, reforma iniciada en 1368 en Umbría por el Beato Paoluccio Trinci. En poco tiempo se difundió en la Umbría, las Marcas, tanto que en 1373 contaba con una decena de eremitorios. Era un movimiento de fervor que tendía a renovar la forma primitiva de la vida franciscana, especialmente en el ideal de la pobreza y en el ejercicio de la piedad. Que Pedro de Narbona haya llegado de Francia meridional a los eremitorios umbros, es indicio del fervor religioso de su espíritu y esto proyecta una luz singular sobre toda su vida precedente a su permanencia en Jerusalén.

    Esteban nació en Cuneo en el Piamonte y se hizo Hermano Menor en Génova, en la provincia religiosa de la Liguria. Durante ocho años trabajó activamente en Córcega, como miembro de la vicaría franciscana corsa. Podemos decir que de este modo hizo un buen noviciado apostólico. Pasó luego como misionero a Tierra Santa, donde el 14 de noviembre de 1391 selló con el martirio la predicación evangélica. Junto con los tres compañeros, quería demostrar que el islamismo no es la verdadera religión. Cristo Hombre‑Dios, no Mahoma, era el enviado de Dios para salvar a la humanidad.

    El 11 de noviembre de 1391 después de intensa preparación los cuatro misioneros realizaron su proyecto. Salieron juntos del convento llevando cada uno un papel o pliego escrito en latín y en árabe. Se dirigieron a la mezquita, pero mientras querían entrar fueron impedidos. Interrogados por los musulmanes qué querían, respondieron: “Queremos hablar con el Cadi para decirle cosas muy útiles y saludables para sus almas”. Les respondieron: “La casa del cadi no es aquí, vengan con nosotros y se la mostraremos”.

    Cuando llegaron a su presencia, abrieron los papeles y los leyeron, explicándoselos y presentando con firmeza sus propias razones. Dijeron: “Señor cadi y todos ustedes aquí presentes, les pedimos que escuchen nuestras palabras y pongan mucha atención a las mismas, porque todo lo que les vamos a decir es muy provechoso para ustedes, es verdadero, justo, libre de todo engaño y muy útil para el alma de todos aquellos que quieran ponerlo en práctica”. Luego hicieron una prolongada relación que ilustraba la verdad del mensaje evangélico de Cristo, el único en quien está la salvación y demostraron la falsedad de ley de Mahoma. Se reunió una enorme turba de mahometanos, primero asombrados, luego irritados, finalmente hostiles. Nunca se habían oído ante una turba de musulmanes semejantes afirmaciones contra el Corán y contra el islamismo. Al oír este discurso pronunciado con fervor de espíritu por los cuatro Hermanos, el Cadí y todos los presentes se airaron grandemente. Comenzaron a llegar innumerables musulmanes.

    El Cadi entonces dirigió la palabra a los cuatro religiosos en estos términos: “¿Esto lo han dicho ustedes en pleno conocimiento y libertad, o en un momento de exaltación fanática, sin el control de la razón como tontos o locos? ¿Han sido enviados a hacer esto por el Papa de ustedes, o por algún rey cristiano?”. A tal pregunta los religiosos respondieron: “Nosotros hemos venido aquí enviados por Dios. Por tanto si ustedes no creen en Jesucristo y no se bautizan, no tendrán la vida eterna”. Fueron condenados a muerte y el 14 de noviembre de 1391 fueron asesinados, despedazados y quemados. Los canonizó, el 21 de junio de 1970, el papa Pablo VI, quien en su homilía explicó la peculiaridad del martirio de estos santos.


Oremos
 
    Oh Dios, tú glorificaste a tu humilde siervo franciscano  San Nicolás Tavelic y a sus compañeros con el celo por difundir la fe y por la palma del martirio. Concédenos, te rogamos, con su ejemplo e intercesión, que nos apresuremos en el camino de tus mandamientos, para que merezcamos recibir la recompensa de la vida eterna.  Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén. 

-FRASE DEL DÍA-