domingo, 11 de julio de 2021

EVANGELIO - 12 de Julio - San Mateo 10,34-42.11,1.


       Libro del Exodo 1,7-14.22.

    Pero los israelitas fueron fecundos y se multiplicaron, hasta convertirse en una muchedumbre numerosa y muy fuerte, que llenaba el país.
    Mientras tanto, asumió el poder en Egipto un nuevo rey, que no había conocido a José.
    El dijo a su pueblo: "El pueblo de los israelitas es más numeroso y fuerte que nosotros.
    Es preciso tomar precauciones contra él, para impedir que siga multiplicándose. De lo contrario, en caso de guerra se pondrá de parte de nuestros enemigos, combatirá contra nosotros y se irá del país"
    Entonces los egipcios pusieron a Israel a las órdenes de capataces, para que lo oprimieran con trabajos forzados. Así Israel construyó para el Faraón las ciudades de almacenamiento de Pitóm y Ramsés.
    Pero a medida que aumentaba la opresión, más se multiplicaba y más se expandía. Esto hizo que la presencia de los israelitas se convirtiera en un motivo de inquietud.
    Por eso, los egipcios redujeron a los israelitas a la condición de esclavos, y les hicieron insoportable la vida, forzándolos a realizar trabajos extenuantes: la preparación de la arcilla, la fabricación de ladrillos y toda clase de tareas agrícolas.
    Entonces el Faraón dio esta orden a su pueblo: "Arrojen al Nilo a todos los varones recién nacidos, pero dejen con vida a las niñas".


Salmo 124(123),1-3.4-6.7-8.

Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
– que lo diga Israel –
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando los hombres se alzaron contra nosotros,

nos habrían devorado vivos.
Cuando ardió su furor contra nosotros,
las aguas nos habrían inundado,
un torrente nos habría sumergido,

nos habrían sumergido las aguas turbulentas.
¡Bendito sea el Señor, que no nos entregó
como presa de sus dientes!
Nuestra vida se salvó como un pájaro

de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y nosotros escapamos.
Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.


    Evangelio según San Mateo 10,34-42.11,1.


    Jesús dijo a sus apóstoles: "No piensen que he venido a traer la paz sobre la tierra. No vine a traer la paz, sino la espada.
    Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa.
    El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
    El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí.
    El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la encontrará.
    El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe, recibe a aquel que me envió.
    El que recibe a un profeta por ser profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, tendrá la recompensa de un justo.
    Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin recompensa".
    Cuando Jesús terminó de dar estas instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí, para enseñar y predicar en las ciudades de la región.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 12 de Julio - «El que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí»


       Juan Taulero Sermón: Abandono verdadero Sermón 59, 4º para la Exaltación de la santa cruz


«El que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí»

    Reflexionemos sobre esta palabra de nuestro Señor: que quiere «atraer todas las cosas hacia si» (Jn 12,32). El que quiere atraer todas las cosas, las reúne primero y luego las atrae. Así hace nuestro Señor: recuerda primero al hombre sus divagaciones exteriores y sus dispersiones, haciéndole recoger sus sentidos, sus facultades, palabras, obras, y en el interior sus pensamientos, su intención, su imaginación, sus deseos, sus inclinaciones, su inteligencia, su voluntad y su amor. Cuando todo está bien recordado, Dios atrae al hombre, porque primero hay que separarte de todo bien exterior o interior al cual te ataste poniendo en eso tu satisfacción plena. Este despego es una cruz penosa, tanto más penosa cuanto más firme y más fuerte era el afecto.

    ¿Por qué permitió Dios que el día y noche de hoy se parecieran al día y a la noche que preceden? ¿Por qué lo que te ayudaba a la devoción hoy no te será de ningún socorro mañana? ¿Por qué tienes una muchedumbre de imágenes y de pensamientos que no acaban en nada? Querido hijo, acepta de Dios esta cruz y sopórtala: se te transformará en una cruz muy amable, si pudieras entregarle estas pruebas a Dios, aceptarlas, con un abandono verdadero, y agradecimiento por todo a Dios: «proclama mi alma la grandeza del Señor» (cf Lc 1,46). Que Dios coja o dé, el Hijo del hombre debe ser elevado sobre la cruz. Querido hijo, deja todo esto y aplícate más bien a un abandono verdadero, y piensa en aceptar mucho más la cruz de la tentación que buscar la flor de la dulzura espiritual. Nuestro Señor dijo: «el que quiera venirse conmigo, tome su cruz y me siga» (Lc 9,23).

SANTORAL - SANTA VERÓNICA CALVARIO

12 de Julio


    Su nombre podría proceder del latín significando "verdadero ícono" o, según el parecer del profesor Miguel Ángel García Olmo, puede ser una variante del antiguo nombre femenino Berenice (Bereníke), la versión macedonia del griego Phereníke, o sea,"la que lleva la victoria". El caso es que a esta santa mujer, ambos le pegan magistralmente. Santa Verónica es recordada por su gesto compasivo hacia Jesús en Su camino al Calvario. Unos le agredían, otros permanecían indiferentes ante tanta crueldad. Ella se le acercó y le enjugó el rostro con su velo. Aquel divino rostro, cruelmente golpeado, ensangrentado y sudoroso suscitó en el corazón de Santa Verónica la misericordia. La fuente de Misericordia recibe de ella en aquel momento un amor que casi todos le negaron.

    Aunque poco sabemos de la vida de Verónica y su acto de amor no aparece en las Sagradas Escrituras, la tradición lo ha recogido como un acto ejemplar que recordamos en la sexta estación del Vía Crucis Dante lo evoca en el canto XXXI del Paraíso.

    Santa Verónica es mujer de gran valentía, ya que su acto de amor le podría haber causado una peligrosa reacción por parte de los romanos o de las turbas. Es mujer de gran compasión, ya que venció todo miedo y decidió amar en medio de una multitud movida por odio o la indiferencia.

    El velo de la Verónica está en Santuario del Santo Rostro, en Manoppello, Italia desde el comienzo del siglo XVI. Posiblemente fue robado de la Basílica de San Pedro mientras estaba en construcción. Benedicto XVI fue el primer Papa en visitar el santuario en Manoppello, en Sept, 2006.

    Tras trece años de investigaciones sobre el "velo de la Verónica" (el que, según la tradición, utilizara para enjugar el rostro de Cristo camino del Calvario), el prestigioso historiador alemán P. Heinrich Pfeiffer S.J. certifican su autenticidad.

    Según Pfeiffer, el rostro de Cristo que aparece en el velo de la Verónica (hoy conservado en Manoppello, Italia), se sobrepone perfectamente a la imagen de la Sábana Santa de Turín. Los trazos son los mismos: rostro oval ligeramente redondeado y asimétrico, cabello largo, un mechón de cabellos sobre la frente, la boca ligeramente abierta, la mirada dirigida a lo alto; rasgos que influyeron en toda la iconografía de Cristo en los siglos posteriores.

    Entre los exámenes a los que ha sido sometido el Velo de la Verónica destacan las fotografías digitales realizadas por Donato Vittore, experto de la Universidad de Bari, así como las observaciones bajo luz ultravioleta que confirman la inexistencia de pintura sobre el paño. En efecto, la densidad del color del rostro es muy fuerte sobre el tejido blanco casi transparente, pero estas tomas digitales dejan bien a las claras que no hay pintura.No puede, por lo tanto ser la obra de un artista. Además, en el rostro se observan dos manchitas y da la impresión de que un líquido, que bien podría ser sangre, se impregnó en las fibras del tejido.

Oremos

    Señor, Dios nuestro, que hiciste admirable por las señales de la pasión de tu Hijo a tu virgen Santa Verónica; haz que, por su intercesión y ejemplo, aceptemos humildemente la cruz de Cristo para llegar a la gloria de su resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén