33. En la medida en que se santifica, cada cristiano se vuelve más fecundo para el mundo. Los Obispos de África occidental nos enseñaron: «Estamos siendo llamados, en el espíritu de la nueva evangelización, a ser evangelizados y a evangelizar a través del empoderamiento de todos los bautizados para que asumáis vuestros roles como sal de la tierra y luz del mundo donde quiera que os encontréis»[31].
sábado, 2 de diciembre de 2023
GAUDETE ET EXSULTATE
33. En la medida en que se santifica, cada cristiano se vuelve más fecundo para el mundo. Los Obispos de África occidental nos enseñaron: «Estamos siendo llamados, en el espíritu de la nueva evangelización, a ser evangelizados y a evangelizar a través del empoderamiento de todos los bautizados para que asumáis vuestros roles como sal de la tierra y luz del mundo donde quiera que os encontréis»[31].
EVANGELIO DEL DÍA - 3 DE DICIEMBRE - San Marcos 13,33-37
Tú, Señor, eres nuestro padre, "nuestro Redentor" es tu Nombre desde siempre!
¿Por qué, Señor, nos desvías de tus caminos y endureces nuestros corazones para que dejen de temerte? ¡Vuelve, por amor a tus servidores y a las tribus de tu herencia!
¡Si rasgaras el cielo y descendieras, las montañas se disolverían delante de ti!
Cuando hiciste portentos inesperados, que nadie había escuchado jamás, ningún oído oyó, ningún ojo vio a otro Dios, fuera de ti, que hiciera tales cosas por los que esperan en él.
Tú vas al encuentro de los que practican la justicia y se acuerdan de tus caminos. Tú estás irritado, y nosotros hemos pecado, desde siempre fuimos rebeldes contra ti.
Nos hemos convertido en una cosa impura, toda nuestra justicia es como un trapo sucio. Nos hemos marchitado como el follaje y nuestras culpas nos arrastran como el viento.
No hay nadie que invoque tu Nombre, nadie que despierte para aferrarse a ti, porque tú nos ocultaste tu rostro y nos pusiste a merced de nuestras culpas.
Pero tú, Señor, eres nuestro padre, nosotros somos la arcilla, y tu, nuestro alfarero: ¡todos somos la obra de tus manos!
Tú que tienes el trono sobre los querubines,
reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Vuélvete, Señor de los ejércitos,
observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que Tú hiciste vigoroso.
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que Tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.
Carta I de San Pablo a los Corintios 1,3-9.
Hermanos: Llegue a ustedes la gracia y la paz que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús.
En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento, en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes.
Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia.
El los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de la Venida de nuestro Señor Jesucristo.
Porque Dios es fiel, y él los llamó a vivir en comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.
Evangelio según San Marcos 13,33-37.
En aquél tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado y estén prevenidos, porque no saben cuándo llegará el momento.
Será como un hombre que se va de viaje, deja su casa al cuidado de sus servidores, asigna a cada uno su tarea, y recomienda al portero que permanezca en vela.
Estén prevenidos, entonces, porque no saben cuándo llegará el dueño de casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o por la mañana.
No sea que llegue de improviso y los encuentre dormidos.
Y esto que les digo a ustedes, lo digo a todos: ¡Estén prevenidos!".
Palabra del Señor
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 3 DE DICIEMBRE - "Dios les ofrece hoy su gracia, ¡conviértanse!"
¿De qué son capaces cuando están enfermos? De nada. Quieren apenas decir un ofrece hoy su gracia, ¿por qué no se benefician con ella? Decir que nada los apura, que tienen acto de contrición, ya que están tan absorbidos por el sufrimiento, que ni siquiera piensan en su salvación. Mis hermanos, ¿no es una desdicha esperar la muerte para convertirnos? Hagan por su pobre alma al menos lo que hacen por su cuerpo, que es sólo un montón de descomposición y en instantes puede ser pastoreo de los más viles animales. Cuando están peligrosamente heridos, ¿esperan seis meses o un año para aplicar los remedios necesarios para curar? Cuándo son atacados por una bestia feroz, ¿esperan estar mitad devorados para gritar socorro? ¿O piden enseguida la ayuda de sus vecinos? Mis hermanos, ¿por qué no actúan de esa forma cuando su pobre alma está sucia y desfigurada por el pecado, reducida bajo la tiranía de los demonios? ¿Por qué no apelan enseguida a la asistencia del Cielo y recurren a la penitencia?
SANTORAL - SAN FRANCISCO JAVIER
Nació en el castillo de Javier (Navarra) el año 1506. Cuando estudiaba en París, conoció a Ignacio de Loyola, hizo los ejercicios espirituales, y junto a él y un grupo de Compañeros fundaron la Compañía de Jesús. Javier fue ordenado sacerdote en Roma el año 1537. El año 1541 se marchó al Oriente como misionero. Su vocación evangelizadora lo llevó a recorrer de manera incansable la India y el Japón durante diez años. Murió el año 1552 en la isla de Sanchón Sancián, a las puertas de China.
Francisco Javier fue canonizado en 1622, al mismo tiempo que Ignacio de Loyola, Teresa de Avila, Felipe Neri e Isidro el Labrador.
Así Ignacio de Loyola despertó a un gigante: ni lenguas, ni países, ni peligros, frenaron el celo apostólico de Francisco Javier para llevar a Jesucristo hasta el extremo conocido, siguiendo aquella máxima: «Id, inflamad todas las cosas». Era el 7 de abril de 1541, y esta frase fue pronunciada después de un inesperado cambio de planes: ¡era él el enviado de Pablo III a la misión de las Índias!
Trece meses navegando mientras servía a enfermos y necesitados, hasta que desembarcó en Goa, donde empezó una odisea titánica de islas, lenguas, predicaciones y servicio desde allí hasta Japón. «Os hago saber, queridos hermanos, que tomé de las cartas vuestros nombres, escritos por vuestras propias manos, junto al voto de profesión que hice, y los llevo siempre conmigo, por las consolaciones que recibo de ellos».
Sus denuncias al Rey de Portugal por el espolio de riquezas en las Índias en lugar de favorecer la evangelización le costó dolorosos fracasos, pero pidiendo fuerzas a Dios prosiguió incansable hasta la isla de Sancián, en un intento de entrar en China. Allí, al lado del indio Cristóbal y del chino Antonio, representantes de su misión en aquél continente, a los 46 años entregó su espíritu sembrando en la tierra su honda huella por Cristo, de donde nacería una entera generación de misioneros.
Señor, Dios nuestro, que quisiste que numerosos pueblos llegaran a conocerte por medio de la predicación de San Francisco Javier, concede a todos los bautizados un gran celo por la propagación de la fe, para que así tu Iglesia pueda alegrarse de ver aumentados sus hijos en todo el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén