lunes, 12 de mayo de 2025
CARTA ENCÍCLICA LUMEN FIDEI DEL SUMO PONTÍFICE FRANCISCO
EVANGELIO - 13 de Mayo - San Juan 10,22-30.
Sin embargo, había entre ellos algunos hombres originarios de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, también anunciaron a los paganos la Buena Noticia del Señor Jesús.
La mano del Señor los acompañaba y muchos creyeron y se convirtieron.
Al enterarse de esto, la Iglesia de Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía.
Cuando llegó y vio la gracia que Dios les había concedido, él se alegró mucho y exhortaba a todos a permanecer fieles al Señor con un corazón firme.
Bernabé era un hombre bondadoso, lleno del Espíritu Santo y de mucha fe. Y una gran multitud adhirió al Señor.
Entonces partió hacia Tarso en busca de Saulo y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Ambos vivieron todo un año en esa Iglesia y enseñaron a mucha gente. Y fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de "cristianos".
Salmo 87(86),1-3.4-5.6-7.
sobre las santas Montañas!
El ama las puertas de Sión
más que a todas las moradas de Jacob.
Cosas admirables se dicen de ti,
Ciudad de Dios.
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre aquellos que me conocen;
filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella.»
Así se hablará de Sión:
«Este, y también aquél,
han nacido en ella,
y el Altísimo en persona la ha fundado.»
Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá:
«Este ha nacido en ella.»
Y todos cantarán, mientras danzan:
Evangelio según San Juan 10,22-30.
Los judíos lo rodearon y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente".
Jesús les respondió: "Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
El Padre y yo somos una sola cosa".
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 13 de Mayo - «¿Hasta cuando nos vas a tener en suspenso?»
SANTORAL - NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA
“No tengan miedo”: la Virgen María se dirige con estas palabras a tres pastorcillos portugueses de Aljustrel el 13 de mayo de 1917. Es un espléndido domingo por la mañana, Lucía Dos Santos (10 años) y los primos Francisco y Jacinta Marto (9 y 7 años), después de haber participado en la Misa en la parroquia de Fátima, llevan a apacentar a sus ovejas a la ladera de la Cova da Iria. Como era su costumbre, al escuchar la campana del Ángelus recitan el Rosario y después mientras juegan se asustan por un resplandor improviso.
Confundiéndolo con un rayo y temiendo la llegada de un temporal, se encaminan para llevar el rebaño de regreso. Los detiene poco después un nuevo fulgor y delante de ellos, ven a una bella Señora vestida de blanco, sobre un roble, resplandeciente de luz. “He venido a pedirles – les dice – que vengan aquí por seis meses consecutivos, el día 13, a esta misma hora. Luego les diré qué es lo que quiero”. La Señora tiene un vestido adornado con bordes dorados, con un cordón de oro como cinto, un manto cándido y en la mano un rosario de cuentas blancas. La que habla es Lucía; Jacinta escucha la conversación mientras Francisco no oye nada. “¿Quieren ofrecerse a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él les mandará, en acto de reparación por los pecados con los cuales Él es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?” Pregunta María. “Sí, queremos”, responde Lucía. Y María dice: “Entonces, deberán sufrir mucho, pero la gracia de Dios será vuestra consolación”.
Lucia ordena a los primos que no cuenten lo ocurrido, “nadie nos creería”, explica. Pero Jacinta, por miedo de recibir un castigo por haber reconducido antes de tiempo a las ovejas del apacentamiento, relata todo a la madre, que no le cree. Lucía, Francisco y Jacinta son regañados por sus padres. Pero la noticia se difunde y en la cita del 13 de junio, con los tres niños, se reúne una pequeña muchedumbre. María pide que se rece tanto y a Lucía, que aprenda a leer y a escribir para transmitir sus mensajes. En la tercera aparición, se reúnen dos mil personas que dejan en la Cova da Iria ofertas en dinero. La Virgen renueva a los pastorcillos la invitación para que se presenten cada 13 del mes en el mismo lugar, reitera su exhortación a rezar por la humanidad y les muestra el infierno. Lucía, Francisco y Jacinta son ridiculizados por los incrédulos, el párroco duda de la veracidad de sus relatos y el alcalde de la municipalidad de Villa Nova de Ourém, encargado de Fátima, trata de hacerlos retractar. El 13 de agosto, detenidos en la cárcel, no pueden ir a la Cova da Iria, pero María se les aparece inesperadamente el 19 de agosto, mientras apacientan el rebaño en Valinhos, poco distante de Aljustrel. Lucía le pregunta qué tienen que hacer con las ofertas de los fieles dejadas en la Cova da Iria y la Virgen le responde que haga construir precisamente allí una capilla. La aparición se repite puntualmente también el 13 de septiembre y para el último encuentro María promete un prodigio para que todos crean.
Es un día frío y gris el 13 de octubre, la lluvia azota a 70 mil personas, entre las cuales periodistas, fotógrafos y prensa internacional. “Soy la Virgen del Rosario” revela la Señora a Lucía, Francisco y Jacinta, mientras continúa a llover. Después de la aparición, el milagro prometido: la danza del sol. El astro puede ser observado sin ninguna dificultad, asume colores diversos, gira sobre sí mismo y parece que precipitará sobre la tierra. Y cuando el evento extraordinario termina, la ropa de la gente, hasta poco antes empapada de lluvia, está perfectamente seca. Solamente 13 años después, el 13 de octubre de 1930, la autoridad eclesiástica declara las apariciones “dignas de fe” y autoriza el culto a la Virgen de Fátima. Francisco muere el 4 de abril de 1919, Jacinta el 20 de febrero de 1920. Lucía el 17 de junio de 1921 ingresa entre las religiosas de Santa Dorotea. Después de más de 10 años de los votos perpetuos elige entrar en el monasterio carmelitano de Coimbra. Muere el 13 de febrero del 2005, a la edad de 97 años. Francisco y Jacinta son beatificados el 13 de mayo del 2000 por Juan Pablo II y canonizados por el Papa Francisco el 13 de mayo de 2017.
Oh Virgen Santísima, Vos os aparecisteis repetidas veces a los niños; yo también quisiera veros, oír vuestra voz y deciros: Madre mía, llevadme al Cielo. Confiando en vuestro amor, os pido me alcancéis de vuestro Hijo Jesús una fe viva, inteligencia para conocerle y amarle, paciencia y gracia para servirle a Él a mis hermanos, y un día poder unirnos con Vos allí en el Cielo. Os pido de un modo especial por la conversión de los pecadores y la paz del mundo; por los niños, para que nunca les falten los auxilios divinos y lo necesario para sus cuerpos, y un día conseguir la vida eterna. Oh Madre mía, sé que escucharás, y me conseguirás estas y cuantas gracias te pida, pues las pido por el amor que tienes de tu Hijo Jesús. Amén.¡Madre mía, aquí tienes a tu hijo, sé tu mi Madre! ¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!