viernes, 22 de septiembre de 2023

SETIEMBRE, MES DE LA BIBLIA - "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús"

 


    El apóstol, sin embargo, no puede arriesgarse a que se creen compromisos en un terreno tan decisivo. El Evangelio es solo uno y es el que él ha anunciado; no puede existir otro. ¡Atención! Pablo no dice que el verdadero Evangelio es el suyo porque lo ha anunciado él, ¡no! Esto no lo dice. Esto sería presuntuoso, sería vanagloria. Afirma más bien, que “su” Evangelio, el mismo que los otros apóstoles iban anunciando en otros lugares, es el único auténtico, porque es el de Jesucristo. Escribe así: «Os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo» (Gal 1,11). Se comprende entonces por qué Pablo utiliza términos muy duros. Usa dos veces la expresión “anatema” que indica la exigencia de tener lejos de la comunidad lo que amenaza sus fundamentos. Y este nuevo “evangelio” amenaza los fundamentos de la comunidad. En resumen, sobre este punto el apóstol no deja espacio a la negociación: no se puede negociar. Con la verdad del Evangelio no se puede negociar. O tú recibes el Evangelio como es, como ha sido anunciado, o recibes otra cosa. Pero el Evangelio no puede ser negociado. No se puede llegar a acuerdos: la fe en Jesús no es una mercancía a negociar: es salvación, es encuentro, es redención. No se vende a bajo costo.

PAPA FRANCISCO
Catequesis 3. El Evangelio es solo uno
Miércoles, 4 de agosto de 2021

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO DEL DÍA - 23 de Septiembre - San Lucas 8,4-15.


    Primera Carta de San Pablo a Timoteo 6,13-16.

    Yo te ordeno delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y delante de Cristo Jesús, que dio buen testimonio ante Poncio Pilato: observa lo que está prescrito, manteniéndote sin mancha e irreprensible hasta la Manifestación de nuestro Señor Jesucristo, Manifestación que hará aparecer a su debido tiempo el bienaventurado y único Soberano, el Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad y habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. ¡A él sea el honor y el poder para siempre! Amén.

    Palabra de Dios


Salmo 100(99),1b-2.3.4.5.

Aclame al Señor toda la tierra,
sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios:

él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
Entren por sus puertas dando gracias,
entren en sus atrios con himnos de alabanza,

alaben al Señor y bendigan su Nombre.
¡Qué bueno es el Señor!
Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.


    Evangelio según San Lucas 8,4-15.

    Como se reunía una gran multitud y acudía a Jesús gente de todas las ciudades, él les dijo, valiéndose de una parábola: "El sembrador salió a sembrar su semilla. Al sembrar, una parte de la semilla cayó al borde del camino, donde fue pisoteada y se la comieron los pájaros del cielo.
    Otra parte cayó sobre las piedras y, al brotar, se secó por falta de humedad.
    Otra cayó entre las espinas, y estas, brotando al mismo tiempo, la ahogaron.
    Otra parte cayó en tierra fértil, brotó y produjo fruto al ciento por uno". Y una vez que dijo esto, exclamó: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!".
    Sus discípulos le preguntaron qué significaba esta parábola, y Jesús les dijo: "A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan sin comprender.
    La parábola quiere decir esto: La semilla es la Palabra de Dios.
    Los que están al borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el demonio y arrebata la Palabra de sus corazones, para que no crean y se salven.
    Los que están sobre las piedras son los que reciben la Palabra con alegría, apenas la oyen; pero no tienen raíces: creen por un tiempo, y en el momento de la tentación se vuelven atrás.
    Lo que cayó entre espinas son los que escuchan, pero con las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, se van dejando ahogar poco a poco, y no llegan a madurar.
    Lo que cayó en tierra fértil son los que escuchan la Palabra con un corazón bien dispuesto, la retienen, y dan fruto gracias a su constancia.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 23 de Septiembre - «El que tenga oídos para oír, que oiga»


San Juan Crisóstomo (c. 345-407) presbítero en Antioquía, después obispo de Constantinopla, doctor de la Iglesia Sermones sobre san Mateo, n° 44; PG 57, 467


«El que tenga oídos para oír, que oiga»

    Si la semilla se seca no es a causa del calor. Jesús no dijo que se secó a causa del calor, sino porque «no tiene raíz». Si la palabra es ahogada no es por las zarzas sino por culpa de los que han dejado que crezca libremente. Con la voluntad tú puedes evitar que crezcan y hacer de la riqueza un uso conveniente. Por eso el Salvador no habla del «mundo» sino de los «afanes», no de la «riqueza» sino de la «seducción de las riquezas». No acusemos pues a las cosas en sí mismas, sino de la corrupción de nuestra conciencia...

    Tú mismo ves que la causa de todo no es el sembrador, ni la semilla, sino la tierra que la recibe, es decir, las disposiciones de nuestro corazón. También ahí la bondad de Dios para con el hombre es inmensa puesto que, en lugar de exigir una misma medida de virtud, acoge a los primeros, no rechaza a los segundos y da un lugar a los terceros...

    Es preciso, pues, primero escuchar con atención la Palabra, después guardarla fielmente en la memoria, después ser valiente, después despreciar las riquezas y liberarse del amor a todos los bienes del mundo. Si Jesús pide en primer lugar y antes que todas las demás condiciones poner toda la atención en la Palabra, es que ésta es la condición necesaria. «¿Cómo creerán si antes no la han oído?» (Rm, 10,14). También nosotros, si no estamos atentos a lo que se nos dice, no sabremos cuales son los deberes que debemos cumplir. Tan sólo después llegan la valentía y el desprecio de los bienes del mundo. Si queremos sacar provecho de estas lecciones, seamos fuertes de todas maneras. Estemos atentos a la Palabra, hagamos que nuestras raíces crezcan en profundidad y desembaracémonos de todas las preocupaciones mundanas.

SANTORAL - SAN PÍO DE PIETRELCINA

23 de Septiembre


    Memoria de san Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni Rotondo, en la región italiana de Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los pobres y necesitados. Terminó en este día su peregrinación terrena, configurándose con Cristo crucificado. El Padre Pío nació en el seno de una humilde y religiosa familia de agricultores, el 25 de mayo de 1887, en una pequeña aldea del Sur de Italia, llamada Pietrelcina. Recibió su primera instrucción de un maestro privado y a la edad de 15 años hizo su ingreso en el Noviciado de los Padres Capuchinos en la Ciudad de Morcone.

    De débil salud, pero de excepcional fuerza de voluntad, pudo completar sus estudios y gracias a una continua asistencia divina tuvo la ansiada ordenación sacerdotal. El 20 de Septiembre de 1918, aparecieron visiblemente las llagas de Nuestro Señor en sus manos, pies y costado izquierdo del pecho, haciendo del P. Pío el primer sacerdote estigmatizado en la historia de la Iglesia (recuerden que San Francisco no era sacerdote). Grandes multitudes, de todas las nacionalidades pasaron por su confesionario. Las conversiones fueron innumerables.

    Diariamente recibía centenares de cartas de fieles, que pedían su consejo iluminado y su dirección espiritual, la cual ha siempre significado un retorno a la serenidad, a la paz espiritual y al coloquio con Dios. Toda su vida no ha sido otra cosa que una continua oración y penitencia, lo cual no impedía que sembrase a su alrededor felicidad y gran alegría entre aquellos que escuchaban sus palabras, que eran llenas de sabiduría o de un extraordinario sentido del humor. El Papa Juan Pablo II lo conoció personalmente en 1947, poco después de su ordenación sacerdotal. El Padre Pío profetizó que aquel joven sacerdote sería un día Papa. El Señor lo llamó a recibir el premio celestial el 23 de Septiembre de 1968. Tenía 81 años.

    Durante 4 días su cuerpo fue expuesto ante millares de personas que formaban una enorme columna que no conoció interrupción hasta el momento del funeral, al cual asistieron más de cien mil personas. Millones visitan su tumba en el pueblo de San Giovanni Rotondo, Italia. Entre ellos el Papa Juan Pablo II. El P. Pío está sepultado en la cripta del Santuario de Nuestra Señora de las Gracias, San Giovanni Rotondo.

    Los preliminares de su Causa de Beatificación y Canonización se iniciaron en noviembre de 1969. Declarado Venerable el 18 de diciembre de 1997 y Beato, el 2 de mayo de 1999. Declarado Santo el 16 de junio de 2002, en la Plaza de San Pedro en Roma, por S.S. Juan Pablo II. Fechas importante en la vida de San Pío Pietrelcina 25 de mayo, 1887. Nace en Pietrelcina, Benevento, en el sur de Italia. Sus padres, Grazio "Orazio" Mario Forgione (1860-1946), granjero, y María Giuseppa de Nunzio Forgione (1859-1929). 26 de mayo, 1887. Bautizado en la Iglesia de Santa María de los Ángeles. Recibe el nombre de Francesco Forgione. 27 de mayo, 1899. Recibe el Sacramento de la Confirmación. 6 y 22 de enero, 1903.

    A los dieciséis años entra al noviciado de Marcone. El 22 de enero es investido con el hábito de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos. Toma el nombre de Fra Pío (Fra por Fratello/Hermano). 22 de enero, 1904. Terminado el año de noviciado hace la Primera Profesión (profesión temporal) de los Consejos Evangélicos de Pobreza, Castidad y Obediencia. Entra al convento de la provincia monástica y estudia para ordenarse sacerdote. 1907.

    Al cumplirse los tres años de los votos temporales hace su profesión perpetua o votos solemnes.. 10 de agosto, 1910. Con férrea voluntad se sobrepone a graves problemas de salud, es ordenando sacerdote en la capilla del Arzobispo de Benevento, pero los problemas de salud le obligan a residir con su familia, por largos períodos, hasta el 1916. Septiembre, 1910. Recibe los estigmas visiblemente por primera vez, pero por poco tiempo y de forma intermitente.

    Ruega a Dios se los quite. Confía el acontecimiento únicamente a su Director Espiritual. Noviembre, 1911. El suceso sobrenatural llega a la atención de sus superiores cuando es observado un día en éxtasis. 28 de julio, 1916. Llega al Convento de San Giovanni Rotondo y permanece allí hasta su muerte. 5 a 7 de agosto, 1918. Transverberación del corazón, le causan heridas visibles en su costado. (La Transverberación del corazón es una experiencia mística de ser traspasado en el corazón, que indica la unión de amor con Dios.) 20 de septiembre, 1918. Mientras reza, luego de la Misa, en el área del coro de la antigua Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias, aparecen los estigmas de forma visible y permanente. El fenómeno perdurará por los próximos 50 años. 1919.

    Comienzan a circular rumores en el pueblo del posible traslado del ¨santo¨ de San Giovanni Rotondo, lo que agita grandemente a la población. 2 de junio, 1922. El Santo Oficio (hoy Congregación para la Doctrina de la Fe) prohíbe apariciones públicas y el acceso del público a Padre Pio. 1924-1931. En varias ocasiones la Santa Sede rechaza que el fenómeno sea de origen sobrenatural. 9 de junio, 1931. (Solemnidad de Corpus Christi). La Santa Sede ordena al Padre Pío desistir de toda actividad salvo la celebración de la Santa Misa, la cual sólo podrá celebrar en privado.

    Principios de 1933. El Santo Padre Pío XI ordena al Santo Oficio que de marcha atrás y deje sin efecto la prohibición que pesaba sobre el Padre Pío de celebrar públicamente. Su Santidad Pío XI comenta al respecto: "Nunca sentí mala disposición hacia el Padre Pío, pero sí fui malamente informado." 1934. Las facultades del Padre Pío son restauradas poco a poco. Se le permite confesar primero a hombres (25 de marzo, 1934) y luego confesar a mujeres (12 de mayo, 1934). 23 de septiembre de 1968. Fallece serenamente en su celda a las 2:30 de la madrugada. Murió saludable y sin los estigmas, así como había profetizado en cierta ocasión. Sus últimas palabras: "Gesú e Maria" (Jesús y María). 26 de septiembre, 1968.

    El cuerpo del Padre Pío se entierra en una cripta en la Iglesia de Nuestra Señora de las Gracias. Asisten al funeral más de 100,000 personas.

Oremos 

    Dios todopoderoso y eterno, que concediste a San Pío, presbítero, la gracia singular de participar en la cruz de tu Hijo, y por su ministerio renovaste las maravillas de tu misericordia, concédenos, por su intercesión, que, compartiendo los sufrimientos de Cristo, lleguemos felizmente a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

-FRASE DEL DÍA-