jueves, 25 de abril de 2019

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO PASCUAL
VIERNES DE LA OCTAVA
Del Propio.

26 de abril

OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: ¿QUÉ HAS VISTO?

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Dad gracias al Señor; sólo él hizo grandes maravillas. Aleluya.

Salmo 135 I - HIMNO A DIOS POR LAS MARAVILLAS DE LA CREACIÓN Y DEL ÉXODO

Dad gracias al Señor porque es bueno:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios de los dioses:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Señor de los señores:
porque es eterna su misericordia.

Sólo él hizo grandes maravillas:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo sabiamente los cielos:
porque es eterna su misericordia.

El afianzó sobre las aguas la tierra:
porque es eterna su misericordia.

Él hizo lumbreras gigantes:
porque es eterna su misericordia.

El sol que gobierna el día:
porque es eterna su misericordia.

La luna que gobierna la noche:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dad gracias al Señor; sólo él hizo grandes maravillas. Aleluya.

Ant 2. Sacó a Israel del país de Egipto: porque es eterna su misericordia. Aleluya.

Salmo 135 II

El hirió a Egipto en sus primogénitos:
porque es eterna su misericordia.

Y sacó a Israel de aquel país:
porque es eterna su misericordia.

Con mano poderosa, con brazo extendido:
porque es eterna su misericordia.

Él dividió en dos partes el mar Rojo:
porque es eterna su misericordia.

Y condujo por en medio a Israel:
porque es eterna su misericordia.

Arrojó en el mar Rojo al Faraón:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sacó a Israel del país de Egipto: porque es eterna su misericordia. Aleluya.

Ant 3. El Señor nos libró de nuestros opresores. Aleluya.

Salmo 135 III

Guió por el desierto a su pueblo:
porque es eterna su misericordia.

Él hirió a reyes famosos:
porque es eterna su misericordia.

Dio muerte a reyes poderosos:
porque es eterna su misericordia.

A Sijón, rey de los amorreos:
porque es eterna su misericordia.

Y a Hog, rey de Basán:
porque es eterna su misericordia.

Les dio su tierra en heredad:
porque es eterna su misericordia.

En heredad a Israel, su siervo:
porque es eterna su misericordia.

En nuestra humillación se acordó de nosotros:
porque es eterna su misericordia.

Y nos libró de nuestros opresores:
porque es eterna su misericordia.

Él da alimento a todo viviente:
porque es eterna su misericordia.

Dad gracias al Dios del cielo:
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor nos libró de nuestros opresores. Aleluya.

V. Dios nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva. Aleluya.
R. Por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. Aleluya.

PRIMERA LECTURA

De la primera carta del apóstol san Pedro 1Pe 3, 18--4, 11

LA EXPECTACIÓN DE LA VENIDA DE CRISTO

Hermanos: Cristo murió una sola vez por nuestros pecados, siendo justo murió por nosotros los injustos, para llevarnos a Dios. Fue entregado a la muerte según la carne, pero fue resucitado según el espíritu; y así, en espíritu, fue a predicar también a los espíritus que estaban en cautividad, los que habían sido incrédulos en otro tiempo, cuando los esperaba la inagotable paciencia de Dios en los días de Noé, mientras éste iba preparando el arca, en la cual unas cuantas personas, ocho nada más, entraron para salvarse por medio del agua.

Lo que estaba prefigurado en esta agua es el bautismo que os salva también ahora a vosotros, el cual no es remoción de las manchas del cuerpo, sino la petición que hace a Dios una buena conciencia, en virtud de la resurrección de Jesucristo. Él, después de subir al cielo, está a la diestra de Dios y le están sometidos los ángeles, las dominaciones y las potestades.

Por consiguiente, ya que Cristo padeció en su vida mortal, armaos también vosotros de este mismo pensamiento: que quien ha padecido en esta vida mortal ha terminado con el pecado. Así viviréis el resto de vuestra vida no según las pasiones humanas, sino en conformidad con la voluntad de Dios. Ya es bastante haber vivido el tiempo pasado a estilo de los paganos, el haberos entregado a desenfrenos, liviandades, borracheras, orgías, embriagueces y a nefandas idolatrías.

Por eso se extrañan y os insultan, porque no concurrís a ese desbordamiento de libertinaje. Pero tendrán que rendir cuentas al que está ya preparado para juzgar a vivos y muertos. Por esto fue anunciada la buena nueva hasta a los muertos, para que, condenados como hombres que no vivían sino una vida puramente natural, tengan vida por el espíritu según la voluntad de Dios.

El fin de todo está cercano. Sed, pues, cuerdos y velad en la oración. Ante todo teneos una constante caridad unos con otros, porque la caridad cubre la multitud de los pecados.

Practicad la caridad unos con otros sin daros a la murmuración. Que cada uno, con el don que ha recibido, se ponga al servicio de los demás, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que toma la palabra que hable palabra de Dios. El que se dedica al servicio que lo haga en virtud del encargo recibido de Dios. Así, Dios será glorificado en todo, por medio de Jesucristo, Señor nuestro, cuya es la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

RESPONSORIO 1Pe 3, 18. 22

R. Cristo murió una sola vez por nuestros pecados, siendo justo murió por nosotros los injustos, para llevarnos a Dios. * Fue entregado a la muerte según la carne, pero fue resucitado según el espíritu. Aleluya.
V. Llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, está sentado a la derecha de Dios.
R. Fue entregado a la muerte según la carne, pero fue resucitado según el espíritu. Aleluya.

SEGUNDA LECTURA

De las Catequesis de Jerusalén
(Catequesis 21 [Mistagógica 3], 1-3: PG 33. 1087-1091)

LA UNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

Bautizados en Cristo y habiéndoos revestido de Cristo, habéis adquirido una condición semejante a la del Hijo de Dios. Pues Dios, que nos predestinó a la adopción de hijos suyos, nos hizo conformes al cuerpo glorioso de Cristo. Por esto, hechos partícipes de Cristo (que significa Ungido), no sin razón sois llamados ungidos; y es refiriéndose a vosotros que dijo el Señor: No toquéis a mis ungidos.

Fuisteis hechos cristos (o ungidos) cuando recibisteis el signo del Espíritu Santo; todo se realizó en vosotros en imagen, ya que sois imagen de Cristo. Él, en efecto, al ser bautizado en el río Jordán, salió del agua, después de haberle comunicado a ella el efluvio fragante de su divinidad, y entonces bajó sobre él el Espíritu Santo en persona, y se posó sobre él como sobre su semejante.

De manera similar vosotros, después que subisteis de la piscina bautismal, recibisteis el crisma, símbolo del Espíritu Santo con que fue ungido Cristo. Respecto a lo cual, Isaías, en una profecía relativa a sí mismo, pero en cuanto que representaba al Señor, dice: El Espíritu del Señor está sobre mi, porque el Señor me ha ungido; me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres.

Cristo no fue ungido por los hombres con aceite o ungüento material, sino que el Padre, al señalarlo como salvador de todo el mundo, lo ungió con el Espíritu Santo. Como dice Pedro: Dios ungió a Jesús de Nazaret con poder del Espíritu Santo; y en los salmos de David hallamos estas palabras: Tu trono, ¡oh Dios!, permanece para siempre; cetro de rectitud es tu cetro real; has amado la justicia y odiado la impiedad: por eso el Señor, tu Dios, te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros.

El Señor fue ungido con un aceite de júbilo espiritual, esto es, con el Espíritu Santo, el cual es llamado aceite de júbilo porque es el autor del júbilo espiritual; pero vosotros, al ser ungidos materialmente, habéis sido hechos partícipes de la naturaleza de Cristo.

Por lo demás, no pienses que es éste un ungüento común y corriente. Pues, del mismo modo que el pan eucarístico, después de la invocación del Espíritu Santo, no es pan corriente, sino el cuerpo de Cristo, así también este santo ungüento, después de la invocación, ya no es un ungüento simple o común, sino el don de Cristo y del Espíritu Santo, ya que realiza, por la presencia de la divinidad, aquello que significa. Tu frente y los sentidos de tu cuerpo son ungidos simbólicamente y, por esta unción visible de tu cuerpo, el alma es santificada por el Espíritu Santo, dador de vida.

RESPONSORIO Ef 1, 13b-14; 2Co 1, 21b-22

R. Al abrazar la fe, habéis sido sellados con el sello del Espíritu Santo prometido, prenda de nuestra herencia, * para la redención del pueblo que Dios adquirió para sí. Aleluya.
V. Dios nos ha ungido, él nos ha sellado, y ha puesto en nuestros corazones, como prenda suya, el Espíritu.
R. Para la redención del pueblo que Dios adquirió para sí. Aleluya.

Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO

Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.

Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:

Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.

A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:

Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.

Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.

Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.

Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.

Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.

Tú vendrás algún día,
como juez universal.

Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.

Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.

La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.

Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.

Sé su pastor,
y guíalos por siempre.

Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.

Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.

Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual restableciste tu alianza con los hombres, concédenos realizar en nuestra vida lo que en estas fiestas proclama nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

LITURGIA DE LAS HORAS - LAUDES



TIEMPO PASCUAL
VIERNES DE LA OCTAVA
Del Propio.

26 de abril

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: TU CUERPO ES LAZO DE AMORES

Tu cuerpo es lazo de amores,
de Dios y el hombre atadura;
amor que a tu cuerpo acude
como tu cuerpo perdura.

Tu cuerpo, surco de penas,
hoy es de luz y rocío;
que lo vean los que lloran
con ojos enrojecidos.

Tu cuerpo espiritual
es la Iglesia congregada;
tan fuerte como tu cruz,
tan bella como tu Pascua.

Tu cuerpo sacramental
es de tu carne y tu sangre,
y la Iglesia, que es tu Esposa,
se acerca para abrazarte. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS

¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Cristo ha resucitado y con su claridad ilumina al pueblo rescatado con su sangre. Aleluya.

Ant 2. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56

Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

No se dice Gloria al Padre.

Ant. Ha resucitado del sepulcro nuestro Redentor; cantemos un himno al Señor, nuestro Dios. Aleluya.

Ant 3. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.

Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aleluya. Ha resucitado el Señor, tal como os lo había anunciado. Aleluya.

LECTURA BREVE Hch 5, 30-32

El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis colgándole de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión, el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.

RESPONSORIO BREVE

En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:

Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Ésta fue la tercera vez que se apareció Jesús a los discípulos después de su resurrección de entre los muertos. Aleluya.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ésta fue la tercera vez que se apareció Jesús a los discípulos después de su resurrección de entre los muertos. Aleluya.

PRECES

Dirijamos nuestra oración a Dios Padre, que por la resurrección de Jesucristo nos ha dado vida nueva, y digámosle:

Ilumínanos, Señor, con la claridad de Jesucristo.

Señor, Padre clementísimo, tú que nos has revelado tu plan de salvación, proyectado desde antes de la creación del mundo y eres fiel en todas tus promesas,
escucha con amor nuestras plegarias.

Purifícanos con tu verdad y encamina nuestros pasos por las sendas de la santidad,
para que hagamos siempre el bien según tu agrado.

Haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
para que, libres de todo mal, nos saciemos con los bienes de tu casa.

Tú que por Cristo nos reconciliaste contigo,
danos la paz a nosotros y a todos los hombres del mundo.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Porque deseamos que la luz de Cristo ilumine a todos los hombres, pidamos al Padre que su reino llegue a nosotros:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual restableciste tu alianza con los hombres, concédenos realizar en nuestra vida lo que en estas fiestas proclama nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LITURGIA DE LAS HORAS - VÍSPERAS



TIEMPO PASCUAL
VIERNES DE LA OCTAVA
Del Propio.

26 de abril

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: TU CUERPO ES PRECIOSA LÁMPARA

Tu cuerpo es preciosa lámpara,
llagado y resucitado,
tu rostro es la luz del mundo,
nuestra casa, tu costado.

Tu cuerpo es ramo de abril
y blanca flor del espino,
y el fruto que nadie sabe
tras la flor eres tú mismo.

Tu cuerpo es salud sin fin,
joven, sin daño de días;
para el que busca vivir
es la raíz de la vida. Amén.

SALMODIA

Ant 1. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Aleluya.

Ant 2. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.

Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Venid y ved el lugar donde habían puesto al Señor. Aleluya.

Ant 3. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.

Cántico: LAS BODAS DEL CORDERO - Cf. Ap 19,1-2, 5-7

El cántico siguiente se dice con todos los Aleluya intercalados cuando el oficio es cantado. Cuando el Oficio se dice sin canto es suficiente decir el Aleluya sólo al principio y al final de cada estrofa.

Aleluya.
La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios
(R. Aleluya)
porque sus juicios son verdaderos y justos.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Alabad al Señor sus siervos todos.
(R. Aleluya)
Los que le teméis, pequeños y grandes.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo.
(R. Aleluya)
Alegrémonos y gocemos y démosle gracias.
R. Aleluya, (aleluya).

Aleluya.
Llegó la boda del cordero.
(R. Aleluya)
Su esposa se ha embellecido.
R. Aleluya, (aleluya).

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Dijo Jesús: «No temáis. Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, que allí me verán.» Aleluya.

LECTURA BREVE Hb 5, 8-10

Cristo, aunque era Hijo, aprendió por experiencia, en sus padecimientos, la obediencia, y, habiendo así llegado hasta la plena consumación, se convirtió en causa de salvación para todos los que lo obedecen, proclamado por Dios sumo sacerdote «según el rito de Melquisedec».

RESPONSORIO BREVE

En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:

Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. El discípulo predilecto de Jesús dijo: «¡Es el Señor!» Aleluya.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El discípulo predilecto de Jesús dijo: «¡Es el Señor!» Aleluya.

PRECES

Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle:

Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.

Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al distribuir entre sus hermanos el pan de vida,
encuentren también ellos en el pan que distribuyen su alimento y fortaleza.

Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que viva, Señor, como pide la vocación a que ha sido convocado
y se esfuerce por mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor,
para que haya paz y concordia entre los pueblos.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos,
y que nuestros hermanos difuntos, a quienes encomendamos a tu bondad, se alegren también en tu reino.

Terminemos nuestra oración con las palabras del Señor:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, que por el misterio pascual restableciste tu alianza con los hombres, concédenos realizar en nuestra vida lo que en estas fiestas proclama nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LITURGIA DE LAS HORAS - COMPLETAS



COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: EN TI, SEÑOR, REPOSAN NUESTRAS VIDAS

En ti, Señor, reposan nuestras vidas
en el descanso santo de la noche;
tú nos preparas para la alborada
y en el Espíritu Santo nos acoges.

En apartadas y lejanas tierras
el sol ha despertado las ciudades;
amigo de los hombres, ve sus penas
y ensancha de tu amor los manantiales.

Vencedor de la muerte y de las sombras,
Hijo eterno de Dios, resucitado,
líbranos del peligro de la noche
al dormirnos confiados en tus brazos. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Aleluya, aleluya, aleluya.

Salmo 4 - ACCIÓN DE GRACIAS.

Escúchame cuando te invoco, Dios, defensor mío;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.

Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?
Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.

Temblad y no pequéis, reflexionad
en el silencio de vuestro lecho;
ofreced sacrificios legítimos
y confiad en el Señor.

Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?»

Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en trigo y en vino.

En paz me acuesto y en seguida me duermo,
porque tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 133 - ORACIÓN VESPERTINA EN EL TEMPLO

Y ahora bendecid al Señor,
los siervos del Señor,
los que pasáis la noche
en la casa del Señor:

Levantad las manos hacia el santuario,
y bendecid al Señor.

El Señor te bendiga desde Sión:
el que hizo cielo y tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aleluya, aleluya, aleluya.

LECTURA BREVE Dt 6,4-7

Escucha Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria; se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado.

RESPONSORIO BREVE

En lugar del responsorio breve se dice la siguiente antífona:

Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz. Aleluya.

ORACIÓN

OREMOS,
Guárdanos, Señor, durante esta noche y haz que mañana, ya al clarear el nuevo día, nos llene de gozo la celebración de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque Cristo,
a quien llevaste en tu seno, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya.
Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

EVANGELIO - 26 de Abril - San Juan 21,1-14


    Evangelio según San Juan 21,1-14.

    Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así: estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
    Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "Vamos también nosotros". Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada.
    Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él.
    Jesús les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo para comer?". Ellos respondieron: "No".
    El les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla.
    El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: "¡Es el Señor!". Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua.
    Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.
    Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan.
    Jesús les dijo: "Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar".
    Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.
    Jesús les dijo: "Vengan a comer". Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres", porque sabían que era el Señor.
    Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.
    Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 26 de Abril - "Al escuchar que era el Señor... se arrojó al mar"


      San Francisco de Sales - Introducción a la Vida Devota: Caridad y devoción

«Al escuchar que era el Señor... se arrojó al mar» 

    «Dijo entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba: es el Señor. Así que oyó Simón Pedro que era el Señor... se arrojó al mar.» Jn 21, 7

    El amor, Filotea, nos hace actuar con prontitud. Las avestruces no vuelan nunca; sus pollos, en todo caso, vuelan pesadamente, muy bajo y raras veces. Pero las águilas, las palomas y las golondrinas vuelan muy alto, mucho y con rapidez.

    Igualmente los pecadores, no vuelan a Dios, todas sus carreras las hacen por tierra y para la tierra; las gentes de bien, que todavía no han alcanzado la devoción, van a Dios por sus buenas acciones pero pocas veces, lenta y pesadamente.

    Las personas devotas vuelan a Dios; con frecuencia, prontitud y altura. En dos palabras, la devoción no es sino una agilidad y vivacidad espiritual por la cual la caridad obra en nosotros, o nosotros obramos por ella, prontamente y con afecto y como pertenece a la caridad hacernos practicar general y universalmente todos los mandamientos de Dios, lo mismo corresponde a la devoción hacérnoslos practicar pronta y diligentemente.

    Y como la devoción va unida a una excelente caridad, no sólo nos hace prontos, activos y diligentes en observar los mandamientos, sino que nos empuja a hacer con prontitud y con gusto las buenas obras que nos sea posible aunque no sean obligación sino solamente aconsejadas o inspiradas.

    Un hombre recién curado camina lo que le es preciso, pero lenta y pesadamente; y así el pecador, una vez curado de su iniquidad, camina por los mandamientos, pero pesada y lentamente, hasta que ha alcanzado la devoción; entonces, no solamente camina más, sino que corre y salta por la vía de los mandamientos; y además corre también por los senderos de los consejos e inspiraciones. En fin, que la caridad y la devoción no se diferencian la una de la otra; son como la llama y el fuego.

SANTORAL - BEATO ESTANISLAO KUBISTA

26 de Abril


    Nació en Kotuchna, en la Silesia polaca, el 27 de septiembre de 1898. Fue el quinto de nueve hermanos que recibieron de sus padres, Stanislaw, un honrado trabajador forestal, y de Franciszka, la madre, una sólida formación en la fe. En familia se rezaba el rosario y se compartía la devoción a María ante un pequeño altar que presidía el hogar. El matrimonio fue bendecido por Dios con varias vocaciones a la vida religiosa entre sus vástagos, uno de ellos Estanislao. Éste, sensibilizado por lo que acontecía en su entorno, era enormemente receptivo hacia todo aquello que reportase un bien. Sería la base sobre la que Dios iba a trabajar. La semilla ya había germinado y crecería frondosa en una excelente tierra. Puso en su camino a un hermano perteneciente a la Sociedad del Verbo Divino (SVD) de Nysa que distribuía las revistas misioneras y la literatura polaca. Y lo que podía haber quedado en una acción ordinaria, a la que apenas se presta atención aunque solo fuese por la costumbre, en su caso adquirió tintes nuevos. La presencia de esta persona y la actividad que llevaba a cabo fue tan sumamente importante para él que, influenciado por ello, se sintió atraído casi a la par por la vida misionera y por la literatura.

    Bien es verdad que tuvo la fortuna de tener cerca a un gran sacerdote. Era el coadjutor de Mikolow, P. Michatz. Llevado por su afán apostólico, al darse cuenta de que el joven tenía vocación, le prestó su ayuda para que pudiera ingresar en el seminario menor de la SVD de Nysa. Sin embargo, la guerra impidió que pudiese culminar los estudios. No le quedó más remedio que servir en el frente. Fue telefonista y telegrafista en el cuartel de Szczecin hasta la primavera de 1919. Como tantas familias, la suya también quedó herida por la barbarie. Su hermano mayor fue una de sus víctimas. Al volver Estanislao retomó el camino que había quedado cercenado por la contienda. Prosiguió sus estudios, hizo el noviciado en Mödling y profesó como religioso de la SVD. Era una persona algo introvertida. Pero sus formadores apreciaron su sentido del deber, el rigor que se imponía, así como la humildad y la fidelidad que le hacían acreedor de confianza. Fue ordenado sacerdote en 1927. Gozaba de buena salud, y explícitamente lo hizo notar en el escrito que presentó sometiéndolo al juicio de sus superiores junto a una lista de países lejanos a los que podría partir si lo consideraban oportuno. Ellos tuvieron muy en cuenta lo que dijo. Pero en el otoño de 1928 lo trasladaron a Górna Grupa. Hay consejos que jamás se olvidan. La emocionante despedida de su madre fue: «hijo, permanece fiel al camino que elegiste». Así lo hizo.

    Sus cualidades literarias y soltura en el dominio de la lengua le hacían apto para la docencia. Pero él se inclinó a la creación literaria más que a la enseñanza, todo ello sin descuidar la labor misionera y pastoral. En la responsabilidad que le encomendaron: llevar como ecónomo una residencia de 300 personas, fue sumamente eficaz, al punto de que al año siguiente pusieron bajo su tutela la economía regional de la Orden. Sucesivamente fue el redactor de las revistas «El Pequeño Misionero» y «El Tesoro Familiar». En 1937 dio un salto cualitativo y él mismo fundó la revista «El Mensajero del Corazón de Jesús», que puso bajo el amparo de san José, por el que experimentaba gran devoción y al que no dudaba en encomendar cualquier necesidad que surgía. Así, al Santo Patriarca atribuía haber podido erigir el edificio que albergaba la imprenta equipándola convenientemente. Su actividad imparable dio también como fruto la publicación de artículos de temática teológica y pedagógica con trasfondo espiritual. Se convirtió en fértil autor de relatos, novelas y obras teatrales, todas ellas sumamente instructivas. Tenían único objetivo: «colaborar con Jesús en la salvación de las almas».

    La tarea que llevaba a cabo guardaba estrecho paralelismo con el ejercicio de su misión pastoral que desplegaba con todos, especialmente con los seminaristas que hallaron en él un confesor ideal. Su fidelidad, junto a un carácter disciplinado y servicial, ponían de relieve su madurez espiritual. Cuando estalló la guerra en 1939, valerosamente se enfrentó a la Gestapo en defensa de los débiles. En un primer momento se salvó de una más que segura represalia, lo cual atribuyó a san José. Pero no pudo impedir que destruyeran lo que con tanta ilusión había puesto en pie: la imprenta. Sufrió viendo cómo arrasaron lo que hallaron al paso. Perdieron entonces todo lo que tenían para sustento de la gran comunidad. La tragedia, que no hizo más que comenzar, continuó in crescendo, con el arresto de los sacerdotes y la confiscación de los bienes. De nuevo san José le ayudó a encontrar una salida, que fue momentánea, para poder alimentar a todos, hasta que fueron detenidos en febrero de 1940 y conducidos de Stutthof a Sachesenhausen. Estanislao, que había disfrutado de excelente salud, confinado en el bloque 29 destinado a los tuberculosos, enfermó a fuerza de tantas carencias, inclemencias meteorológicas y el trato vejatorio e inhumano que no cesaron de infligirles a todos ellos. Tan solo el Jueves Santo de ese año pudieron celebrar la Eucaristía y recibir la comunión de forma clandestina. El organismo del beato, cada vez más debilitado, entró en una aguda fase de deterioro ante la pasividad de los vigilantes que, por si fuera poco, se encarnizaron con él. Le obligaban a realizar trabajos forzados en claro intento de llevarlo a la muerte. Lo recluyeron en un retrete donde estuvo tres días, y vio que su fin se acercaba: «Esto ya no durará mucho. Estoy muy debilitado. ¡Dios mío, cómo quisiera regresar a Górna Grupa. Pero Dios por lo visto tiene otros planes. Que se cumpla su voluntad». El 26 de abril de ese año, el jefe de la barraca se dirigió a él. Con manifiesta brutalidad, espetó: «Ya no tienes por qué vivir» al tiempo que le aplastaba el pecho y la garganta con el pie. Juan Pablo II lo beatificó el 13 de junio de 1999.

LAS OBRAS DE MISERICORDIA

Hay catorce obras de misericordia
Siete corporales y Siete espirituales

II.- Obras de misericordia espirituales


    2447 Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf. Is 58, 6-7; Hb 13, 3). Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos (cf Mt 25,31-46). Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres (cf Tb 4, 5-11; Si 17, 22) es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios (cf Mt 6, 2-4): «El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo» (Lc 3, 11).

    «Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros» (Lc 11, 41). «Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos o hartaos”, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2, 15-16; cf Jn 3, 17).

CUSTODIA EL CORAZÓN

    Examen de conciencia
    Consiste en interrogarse sobre el mal cometido y el bien emitido: hacia Dios, el prójimo y nosotros mismos.




    Acto de contrición

    Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis pecados, y me has de llevar a la vida eterna.