jueves, 12 de octubre de 2023

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO DEL DÍA - 13 DE OCTUBRE - San Lucas 11,15-26.


    Libro de Joel 1,13-15.2,1-2.

    ¡Vístanse de duelo y laméntense, sacerdotes! ¡Giman, servidores del altar! ¡Vengan, pasen la noche vestidos de penitencia, ministros de mi Dios! Porque se ha privado a la Casa de su Dios de ofrenda y libación.
    Prescriban un ayuno, convoquen a una reunión solemne, congreguen a los ancianos y a todos los habitantes del país, en la Casa del Señor, su Dios, y clamen al Señor.
    ¡Ah, que Día! Porque está cerca el Día del Señor, y viene del    Devastador como una devastación.
    ¡Toquen la trompeta en Sión, hagan sonar la alarma en mi Montaña santa! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el Día del Señor, porque está cerca!
    ¡Día de tinieblas y oscuridad, día nublado y de sombríos nubarrones! Como la aurora que se extiende sobre las montañas, avanza un pueblo numeroso y fuerte como no lo hubo jamás, ni lo habrá después de él, hasta en las generaciones más lejanas.

    Palabra de Dios


Salmo 9(9A),2-3.6.16.8-9.


Te doy gracias, Señor, de todo corazón
y proclamaré todas tus maravillas.
Quiero alegrarme y regocijarme en ti,
y cantar himnos a tu Nombre, Altísimo.

Escarmentaste a las naciones,
destruiste a los impíos
y borraste sus nombres para siempre;
Los pueblos se han hundido en la fosa que abrieron,

su pie quedó atrapado en la red que ocultaron.
Pero el Señor reina eternamente
y establece su trono para el juicio:
él gobierna al mundo con justicia

y juzga con rectitud a las naciones.


    Evangelio según San Lucas 11,15-26.

    Habiendo Jesús expulsado un demonio, algunos de entre la muchedumbre decían: "Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios".
    Otros, para ponerlo a prueba, exigían de él un signo que viniera del cielo.
    Jesús, que conocía sus pensamientos, les dijo: "Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra.
Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino?    Porque -como ustedes dicen- yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul.
    Si yo expulso a los demonios con el poder de Belzebul, ¿con qué poder los expulsan los discípulos de ustedes? Por eso, ustedes los tendrán a ellos como jueces.
    Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.
    Cuando un hombre fuerte y bien armado hace guardia en su palacio, todas sus posesiones están seguras, pero si viene otro más fuerte que él y lo domina, le quita el arma en la que confiaba y reparte sus bienes.
    El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.
    Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: 'Volveré a mi casa, de donde salí'.
    Cuando llega, la encuentra barrida y ordenada.
    Entonces va a buscar a otros siete espíritus peores que él; entran y se instalan allí. Y al final, ese hombre se encuentra peor que al principio".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 13 de Octubre - ¿De dónde vienen las potencias enemigas?


San Juan Casiano (c. 360-435) fundador de la Abadía de MarsellaConferencias, VIII-XVII, Sobre los principados 2-10 (SC 54, Conférences VIII-XVII, Cerf, 1958)


¿De dónde vienen las potencias enemigas?

    ¿De dónde viene una variedad tan grande y la diversidad de potencias enemigas, levantadas contra el hombre, que enumera el bienaventurado Apóstol? “Nuestra lucha no es contra enemigos de carne y sangre, sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal que habitan en el espacio” (Ef 6,12). ¿De dónde han surgido esos adversarios nuestros, celosos y de gran malicia? ¿Hay que creer que el Señor haya creado esas potencias, con gran diversidad de jerarquía y rango, con el designio preciso que ellas hicieran la guerra a los hombres? (…)

    Dios nos guarde jamás de creer que él haya creado algo sustancialmente malo. Por eso, la Escritura nos aclara “Dios miró todo lo que había hecho, y vio que era muy bueno” (Gn 1,31). (…) Antes de fundar el mundo visible, Dios hizo las virtudes espirituales y celestes. Al saber que ellas habían sido creadas de la nada, para su gloria y bienaventuranza, por pura bondad del creador, ellas le darían perpetua acción de gracias e incesante alabanza. Esto, nadie lo duda entre los cristianos. (…)

    Muchos que habían tenido los primeros rangos, cayeron: “Yo había pensado: “Ustedes son dioses, todos son hijos del Altísimo”. Pero morirán como cualquier hombre, caerán como cualquiera de los príncipes” (Sal 81 (82),6-7). (…) La celosía del demonio, lo llevó a engañar al hombre con sus artificios, para su caída. Veía que el hombre, que acababa de ser formado del limo de la tierra, era llamado a la gloria que había sido suya cuando él era uno de los príncipes, antes de su caída. Su primera falta fue de orgullo. Ella le valió el desprecio y el nombre de serpiente.

SANTORAL - SAN EDUARDO, EL CONFESOR

13 de Octubre


    Después del abandono, las luchas y la opresión durante el reinado de los dos soberanos daneses, Harold Harefoot y Artacanuto, el pueblo inglés acogió con júbilo al representante de la antigua dinastía inglesa, San Eduardo el Confesor. Las cualidades que merecieron a Eduardo ser venerado como santo, se referían más bien a su persona que a su administración como soberano pues era un hombre piadoso, amable y amante de la paz. Eduardo era hijo de Eteredo y de la normanda Ema. Durante la época de la supremacía danesa, fue enviado a Normandía cuando tenía 10 años y regresó a su patria en 1042 cuando fue elegido rey. A la edad de 42 años contrajo matrimonio con Edith, la hija del Conde Godwino, la mayor amenaza para su reino. La tradición sostiene que San Eduardo y su esposa guardaron perpetua continencia por amor a Dios y como un medio para alcanzar la perfección.

    La administración justa y equitativa de San Eduardo le hizo muy popular entre sus súbitos. La perfecta armonía que reinaba entre él y sus consejeros se convirtió más tarde en el sueño dorado ya que durante el reinado de Eduardo, los barones normandos y los representantes del pueblo inglés ejercieron una profunda influencia en la legislación y el gobierno. Uno de los actos más populares del reinado de San Eduardo fue la supresión del impuesto para el ejército; los impuestos recaudados de casa en casa en la época del santo fueron repartidos entre los pobres.

    Durante el destierro en Normandía, San Eduardo había prometido ir en peregrinación al sepulcro de San Pedro en Roma, si Dios se dignaba poner término a las desventuras de su familia. Después de su ascenso al trono, convocó un concilio y manifestó públicamente la promesa con que se había ligado. Sin embargo, la Asamblea le manifestó que con su partida se abriría el camino a las disensiones en el interior del país y los ataques de las potencias extranjeras. El rey decidió someter el asunto a juicio del Papa San León IX, quien le sugirió repartir el dinero que habría gastado en el viaje entre los pobres, y construir un monasterio en honor a San Pedro.

    El último año de vida del santo se vio turbado por la tensión entre el Conde Tostig Godwinsson de Nortumbría y sus súbitos; finalmente el monarca tuvo que desterrar al conde. Falleció en 1065. La canonización de San Eduardo tuvo lugar en 1161, y dos años después de que su cuerpo se mantenía incorrupto, fue trasladado por Santo Tomás Becket a una capilla del coro de la abadía de Westminster, de la cual San Eduardo fue su promotor, el 13 de octubre, fecha en que se celebra actualmente su fiesta.

Oremos

    Glorioso San Eduardo, tú que nos mostraste tu devoción  a Dios con paciencia, gentileza y generosidad. Pide a Dios la Gracia para que podamos servirlo fortaleciendo el Reino de Dios a través de la oración paciente y ayuda a nuestros hermanos necesitados. Enséñanos a ver en el mundo presente la preparación  del otro que no tendrá fin, a juzgar los acontecimientos humanos con vistas a sus resultados eternos. Por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina. Amén

-FRASE DEL DÍA-