miércoles, 29 de octubre de 2025

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 30 de Octubre - San Lucas 13,31-35


     Carta de San Pablo a los Romanos 8,31b-39.

    ¿Qué diremos después de todo esto? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
    El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos concederá con él toda clase de favores?
    ¿Quién podrá acusar a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica.
    ¿Quién se atreverá a condenarlos? ¿Será acaso Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros?
    ¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada?
    Como dice la Escritura: Por tu causa somos entregados continuamente a la muerte; se nos considera como a ovejas destinadas al matadero.
    Pero en todo esto obtenemos una amplia victoria, gracias a aquel que nos amó.
    Porque tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.


Salmo 109(108),21-22.26-27.30-31.

Pero tú, Señor, trátame bien,
por el honor de tu Nombre;
líbrame, por la bondad de tu misericordia.
Porque yo soy pobre y miserable,

y mi corazón está traspasado;
Ayúdame, Señor, Dios mío,
sálvame por tu misericordia,
para que sepan que aquí está tu mano,

y que tú, Señor, has hecho esto;
Yo daré gracias al Señor en alta voz,
lo alabaré en medio de la multitud,
porque él se puso de parte del pobre,
para salvarlo de sus acusadores.


    Evangelio según San Lucas 13,31-35.

    En ese momento se acercaron algunos fariseos que le dijeron: "Aléjate de aquí, porque Herodes quiere matarte".
    El les respondió: "Vayan a decir a ese zorro: hoy y mañana expulso a los demonios y realizo curaciones, y al tercer día habré terminado.
    Pero debo seguir mi camino hoy, mañana y pasado, porque no puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén.
    ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne bajo sus alas a los pollitos, y tú no quisiste!
    Por eso, a ustedes la casa les quedará vacía. Les aseguro que ya no me verán más, hasta que llegue el día en que digan: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!".

    Palabra del Señor 

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 30 de Octubre - «Cuántas veces quise reunir a tus hijos»


      Juliana de Norwich, reclusa inglesa Obras: Revelaciones del amor divino, cap. 31.


«Cuántas veces quise reunir a tus hijos» 

    La sed espiritual de Cristo tendrá final. He aquí su sed: su deseo intenso de amor hacia nosotros, que durará hasta el juicio final. Ya que los elegidos, que serán la alegría y la felicidad de Jesús durante toda la Eternidad, están aún en parte aquí abajo, y, después de nosotros, habrá otros hasta el último día. Su sed ardiente es poseernos a todos en Él, para su gran felicidad – por lo menos, esto es lo que me parece a mí…

    En tanto que Dios, es la felicidad perfecta, bienaventuranza infinita que no puede ser aumentada ni disminuida… Pero la fe nos enseña que, por su humanidad, quiso sufrir la Pasión, sufrir todo tipo de dolores y morir por amor a nosotros y para nuestra felicidad eterna… En tanto que es nuestra Cabeza, Cristo está consagrado y no puede seguir sufriendo; pero, puesto que es también el cuerpo que une a todos sus miembros (Ef. 1,23), no está todavía completamente glorioso e impasible. Por eso, siente siempre este deseo y esta sed que sentía de Cruz (Jn 19,28) y que me parece, estaban en él desde toda la Eternidad. Y así se puede decir ahora y se dirá, hasta que la última alma salvada, haya entrado en esta Bienaventuranza.

    Sí, tan cierto es que hay en Dios misericordia y piedad, como que hay en Él esa sed y ese deseo. En virtud de este deseo, que está en Cristo, nosotros también lo deseamos: sin esto ninguna alma llega al cielo. Este deseo y sed proceden, me parece, de la infinita bondad de Dios, y su misericordia…; y esta sed persistirá en él, mientras estemos en la indigencia, atrayéndonos a su Bienaventuranza.

SANTORAL - BEATO ALEJO ZARYCKY

30 de Octubre


    En la localidad de Dolinka, cerca de Karaganda, en el Kazajstán, beato Alejo Zaryckyj, presbítero y mártir, que en un régimen contrario a Dios fue deportado a un campo de concentración, y en el combate por la fe alcanzó la vida eterna. Sacerdote de la archieparquia de Lvov de los ucranios (1912-1963).
    
    Nació el 17 de octubre de 1912 en Bilche (región de Lvov). Recibió la ordenación sacerdotal en la archieparquia de Lvov el 7 de junio de 1936.Fue párroco en Strutyn y en Zarvanytsia.El año 1948 las autoridades lo detuvieron en Riasna Ruska (Lvov), ciudad adonde se había trasladado durante la segunda guerra mundial. Lo condenaron a ocho años de exilio en Karaganda (Kazajstán). Excarcelado el 10 de abril de 1956 gracias a una amnistía general, volvió primero a Halychyna y después a Karaganda, con el propósito de organizar las comunidades católicas clandestinas. El 9 de mayo de 1962 lo arrestaron de nuevo y lo condenaron por "vagabundo" a dos años de cárcel. Tenía 51 años cuando murió en el hospital del campo de concentración de Dolinka, el 30 de octubre de 1963.


Oremos
 
    Dios de todo poder y misericordia, que infundiste tu fuerza al Beato Alejo Zarycky  para que pudiera soportar el dolor del martirio, concede a los que hoy celebramos su victoria vivir defendidos de los engaños del enemigo bajo tu protección amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

-FRASE DEL DÍA-