jueves, 11 de abril de 2019

LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES DE LA SEMANA V
Del Propio del Tiempo. Salterio I

12 de abril

OFICIO DE LECTURA

Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: ¡OH REDENTOR, OH CRISTO!

¡Oh Redentor, oh Cristo,
Señor del universo,
víctima y sacerdote,
sacerdote y cordero!

Para pagar la deuda
que nos cerraba el cielo,
tomaste entre tus manos
la hostia de tu cuerpo
y ofreciste tu sangre
en el cáliz del pecho:
altar blando, tu carne;
altar duro, un madero.

¡Oh Cristo Sacerdote,
hostia a la vez y templo!
Nunca estuvo la vida
de la muerte tan dentro,
nunca abrió tan terribles
el amor sus veneros.

El pecado del hombre,
tan huérfano del cielo,
se hizo perdón de sangre
y gracia de tu cuerpo. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Levántate, Señor, y ven en mi auxilio.

Salmo 34, 1-2. 3c. 9-19. 22-24a. 27-28 - I - SÚPLICA CONTRA LOS PERSEGUIDORES INJUSTOS

Pelea, Señor, contra los que me atacan,
guerrea contra los que me hacen guerra;
empuña el escudo y la adarga,
levántate y ven en mi auxilio;
di a mi alma:
«Yo soy tu victoria.»

Y yo me alegraré con el Señor,
gozando de su victoria;
todo mi ser proclamará:
«Señor, ¿quién como tú,
que defiendes al débil del poderoso,
al pobre y humilde del explotador?»

Se presentaban testigos violentos:
me acusaban de cosas que ni sabía,
me pagaban mal por bien,
dejándome desamparado.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Levántate, Señor, y ven en mi auxilio.

Ant 2. Juzga, Señor, y defiende mi causa, tú que eres poderoso.

Salmo 34, II

Yo, en cambio, cuando estaban enfermos,
me vestía de saco,
me mortificaba con ayunos
y desde dentro repetía mi oración.

Como por un amigo o por un hermano,
andaba triste,
cabizbajo y sombrío,
como quien llora a su madre.

Pero, cuando yo tropecé, se alegraron,
se juntaron contra mí
y me golpearon por sorpresa;

me laceraban sin cesar,
cruelmente se burlaban de mí,
rechinando los dientes de odio.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Juzga, Señor, y defiende mi causa, tú que eres poderoso.

Ant 3. Mi lengua anunciará tu justicia, todos los días te alabaré, Señor.

Salmo 34, III

Señor, ¿cuándo vas a mirarlo?
Defiende mi vida de los que rugen,
mi único bien, de los leones,

y te daré gracias en la gran asamblea,
te alabaré entre la multitud del pueblo.

Que no canten victoria mis enemigos traidores,
que no se hagan guiños a mi costa
los que me odian sin razón.

Señor, tú lo has visto, no te calles;
Señor, no te quedes a distancia;
despierta, levántate, Dios mío;
Señor mío, defiende mi causa.
Júzgame tú según tu justicia.

Que canten y se alegren
los que desean mi victoria;
que repitan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean la paz a tu siervo.

Mi lengua anunciará tu justicia,
todos los días te alabaré.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi lengua anunciará tu justicia, todos los días te alabaré, Señor.

V. Convertíos al Señor, vuestro Dios.
R. Porque es compasivo y misericordioso.

PRIMERA LECTURA

De la carta a los Hebreos 12, 14-29

EL ACCESO AL MONTE DEL DIOS VIVO

Hermanos: Fomentad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor. Procurad que nadie se vea privado de la gracia de Dios. Que ninguna raíz amarga vaya creciendo y causando turbación entre vo­sotros, no sea que se inficionen todos. Y mirad que no haya ningún fornicario ni profanador, como Esaú, que por un plato vendió su primogenitura. Ya sabéis cómo luego, queriendo heredar la bendición, fue desechado, Porque no logró cambiar el parecer de su padre, aunque con lágrimas lo intentó.

No os habéis acercado a una realidad sensible: fuego que arde, oscuridad o tinieblas; ni a huracán, sonido de trompeta, o clamor de palabras tal, que quienes lo oyeron pidieron que no se les hablara más, pues no po­dían soportar lo mandado: «Quien toque el monte, aun­que sea animal, sea lapidado.» Y tan terrible era el es­pectáculo, que el mismo Moisés dijo: «Estoy aterrado y temblando.»

Vosotros os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a la asamblea de los innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino, al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.

Guardaos de rechazar al que os habla, pues si no escaparon al castigo los que rechazaron al que promulgaba la ley en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros, si volvemos la espalda al que nos habla desde el cielo. Su voz hacía entonces temblar la tierra; ahora, en cambio, hace esta promesa: «Todavía haré estremecer una vez más no sólo la tierra, sino también el cielo.» Estas palabras, «todavía una vez más», quieren significar que las cosas que van a ser estremecidas serán cambiadas, ya que son realidades creadas, para que subsistan aquellas que son inconmovibles.

Así pues, ya que recibimos un reino inconmovible, retengamos firmemente esta donación gratuita y, por medio de ella, sirvamos a Dios con amor filial y reverencia para agradarle, pues nuestro Dios, en efecto, «es un fuego devorador».

RESPONSORIO Dt 5, 23. 24; cf. Hb 12,22

R. Vosotros, cuando oísteis la voz que salía de la tiniebla, mientras el monte ardía, os acercasteis a Moisés y le dijisteis: * «El Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza.»
V. Ahora os habéis acercado al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo.
R. El Señor, nuestro Dios, nos ha mostrado su gloria y su grandeza.

SEGUNDA LECTURA

Del Tratado de san Fulgencio de Ruspe, obispo, Sobre la fe a Pedro
(Cap. 22, 62: CCL 91 A, 726. 750-751)

SE ENTREGÓ POR NOSOTROS

Los sacrificios de víctimas carnales, que la Santísima Trinidad, el mismo y único Dios del antiguo y del nuevo Testamento, había mandado a nuestros padres que le fueran ofrecidos, significaban la agradabilísima ofrenda de aquel sacrificio en el cual el Hijo de Dios había de ofrecerse misericordiosamente según la carne, él solo, por nosotros.

Él, en efecto, como nos enseña el Apóstol, se entregó por nosotros a Dios como oblación de suave fragancia. Él es el verdadero Dios y el verdadero sumo sacerdote, que por nosotros penetró una sola vez en el santuario, no con la sangre de toros o de machos cabríos, sino con su propia sangre. Esto es lo que significaba el sumo sacerdote del antiguo Testamento cuando entraba con la sangre de las víctimas, una vez al año, en el santuario.

Él es, por tanto, el que manifestó en su sola persona todo lo que sabía que era necesario para nuestra redención; él mismo fue sacerdote y sacrificio, Dios y templo; sacerdote por quien fuimos absueltos, sacrificio con el que fuimos perdonados, templo en el que fuimos purificados, Dios con el que fuimos reconciliados. Pero él fue sacerdote, sacrificio y templo sólo en su condición de Dios unido a la naturaleza de siervo; no en su condición divina sola, porque bajo este aspecto todo es común con el Padre y el Espíritu Santo.

Debemos, pues, retener firmemente y sin asomo de duda que el mismo Hijo único de Dios, la Palabra hecha carne, se ofreció por nosotros a Dios en oblación y sacrificio de agradable olor; el mismo al que, junto con el Padre y el Espíritu Santo, los patriarcas, profetas y sacerdotes del antiguo Testamento sacrificaban animales; el mismo al que ahora, en el nuevo Testamento, junto con el Padre y el Espíritu Santo, con los que es un solo Dios, la santa Iglesia católica no cesa de ofrecerle, en la fe y la caridad, por todo el orbe de la tierra, el sacrificio de pan y vino.

Aquellas víctimas carnales significaban la carne de Cristo, que él, libre de pecado, había de ofrecer por nuestros pecados, y la sangre que para el perdón de ellos había de derramar; pero en este sacrificio se halla la acción de gracias y el memorial de la carne de Cristo, que él ofreció por nosotros, y de la sangre, que el mismo Dios derramó por nosotros. Acerca de lo cual dice san Pablo en los Hechos de los apóstoles: Tened cuidado de vosotros y del rebaño que el Espíritu Santo os ha encargado guardar, como pastores de la Iglesia de Dios, que él adquirió con la sangre de su Hijo.

Por tanto, los antiguos sacrificios eran figura y signo de lo que se nos daría en el futuro; pero en este sacrificio se nos muestra de modo evidente lo que ya nos ha sido dado.

Los sacrificios antiguos anunciaban por anticipado que el Hijo de Dios sería muerto en favor de los impíos; pero en este sacrificio se anuncia ya realizada esta muerte, como lo atestigua el Apóstol, al decir: Cuando estábamos nosotros todavía sumidos en la impotencia del pecado, murió Cristo por los pecadores, en el tiempo prefijado por el Padre; y añade: Siendo enemigos, hemos sido reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.

RESPONSORIO Cf. Col 1, 21-22; Rm 3,25

R. A vosotros, que antes estabais enajenados y enemigos en vuestra mente por las obras malas, ahora Dios os ha reconciliado en el cuerpo de carne de Cristo mediante la muerte, * presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.
V. Dios ha propuesto a Cristo como instrumento de propiciación, por su propia sangre y mediante la fe.
R. Presentándoos ante él como santos sin mancha y sin falta.

ORACIÓN.

OREMOS,
Perdona, Señor, las culpas que hemos cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

LITURGIA DE LAS HORAS - LAUDES



TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES DE LA SEMANA V
Del Propio del Tiempo. Salterio I

12 de abril

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

INVITATORIO

Ant. A Cristo, el Señor, que por nosotros fue tentado y por nosotros murió, venid, adorémosle.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: DELANTE DE LA CRUZ LOS OJOS MÍOS

Delante de la cruz los ojos míos
quédenseme, Señor, así mirando,
y sin ellos quererlo estén llorando,
porque pecaron mucho y están fríos.

Y estos labios que dicen mis desvíos,
quédenseme, Señor, así cantando,
y sin ellos quererlo estén rezando,
porque pecaron mucho y son impíos.

Y así con la mirada en vos prendida,
y así con la palabra prisionera,
como la carne a vuestra cruz asida,

quédeseme, Señor, el alma entera;
y así clavada en vuestra cruz mi vida,
Señor, así, cuando queráis me muera. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Salmo 50 - CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aceptarás los sacrificios, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar, Señor.

Ant 2. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Cántico: QUE LOS PUEBLOS TODOS SE CONVIERTAN AL SEÑOR. Is 45, 15-25

Es verdad: tú eres un Dios escondido,
el Dios de Israel, el Salvador.
Se avergüenzan y se sonrojan todos por igual,
se van avergonzados los fabricantes de ídolos;
mientras el Señor salva a Israel
con una salvación perpetua,
para que no se avergüencen ni se sonrojen
nunca jamás.

Así dice el Señor, creador del cielo
- él es Dios -,
él modeló la tierra,
la fabricó y la afianzó;
no la creó vacía,
sino que la formó habitable:
«Yo soy el Señor y no hay otro.»

No te hablé a escondidas,
en un país tenebroso,
no dije a la estirpe de Jacob:
«Buscadme en el vacío.»

Yo soy el Señor que pronuncia sentencia
y declara lo que es justo.
Reuníos, venid, acercaos juntos,
supervivientes de las naciones.
No discurren los que llevan su ídolo de madera,
y rezan a un dios que no puede salvar.

Declarad, aducid pruebas,
que deliberen juntos:
¿Quién anunció esto desde antiguo,
quién lo predijo desde entonces?
¿No fui yo, el Señor?
- No hay otro Dios fuera de mí -.

Yo soy un Dios justo y salvador,
y no hay ninguno más.

Volveos hacia mí para salvaros,
confines de la tierra,
pues yo soy Dios y no hay otro.

Yo juro por mi nombre,
de mi boca sale una sentencia,
una palabra irrevocable:
«Ante mí se doblará toda rodilla,
por mí jurará toda lengua»,
dirán: «Sólo el Señor
tiene la justicia y el poder.»

A él vendrán avergonzados
los que se enardecían contra él,
con el Señor triunfará y se gloriará
la estirpe de Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Con el Señor triunfará y se gloriará la estirpe de Israel.

Ant 3. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

Salmo 99 - ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Entrad en la presencia del Señor con aclamaciones.

LECTURA BREVE Is 52, 13-15

Mirad: mi siervo tendrá éxito, será enaltecido y ensalzado sobremanera. Y, así como muchos se horrorizaron de él, pues tan desfigurado estaba que ya ni parecía hombre, no tenía ni aspecto humano, así también muchos pueblos se admirarán de él y, a su vista, los reyes enmudecerán de asombro porque verán algo jamás narrado y contemplarán algo inaudito.

RESPONSORIO BREVE

V. El me librará de la red del cazador.
R. El me librará de la red del cazador.

V. Me cubrirá con su plumaje.
R. El me librará de la red del cazador.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El me librará de la red del cazador.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. «Muchas y buenas obras os he hecho ver -dice el Señor-, ¿por cuál de ellas me queréis apedrear?»

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. «Muchas y buenas obras os he hecho ver -dice el Señor-, ¿por cuál de ellas me queréis apedrear?»

PRECES

Demos gracias a Cristo, el Señor, que al morir en cruz nos dio la vida, y digámosle con fe:

Tú que por nosotros moriste, escúchanos, Señor.

Maestro y Salvador nuestro, tú que nos revelaste con tu palabra el designio de Dios y nos renovaste con tu gloriosa pasión,
no permitas que nuestros días transcurran entre vicios y pecados.

Que sepamos, Señor, mortificarnos hoy al tomar los manjares del cuerpo,
para ayudar con nuestra abstinencia a los hambrientos y necesitados.

Que vivamos santamente este día de penitencia cuaresmal
y lo consagremos a tu servicio mediante obras de misericordia.

Sana, Señor, nuestras voluntades rebeldes
y llénanos de tu gracia y de tus dones.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Que el Espíritu que habita en nosotros y nos une en su amor nos ayude a decir:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Perdona, Señor, las culpas que hemos cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LITURGIA DE LAS HORAS - VÍSPERAS



TIEMPO DE CUARESMA
VIERNES DE LA SEMANA V
Del Propio del Tiempo. Salterio I

12 de abril

VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: MUERE LA VIDA Y VIVO YO SIN VIDA.

Muere la vida y vivo yo sin vida
ofendiendo la vida de mi muerte;
sangre divina de las venas vierte
y mi diamante su dureza olvida.

Está la majestad de Dios tendida
en una dura cruz, y yo de suerte
que soy de sus dolores el más fuerte
y de su cuerpo la mayor herida.

¡Oh duro corazón de mármol frío!
¿Tiene tu Dios abierto el lado izquierdo
y no te vuelves un copioso río?

Morir por él será divino acuerdo,
mas eres tú mi vida, Cristo mío,
y, como no la tengo, no la pierdo. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Salmo 40 - ORACIÓN DE UN ENFERMO.

Dichoso el que cuida del pobre y desvalido;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.

El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos.

El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.

Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti.»

Mis enemigos me desean lo peor;
«A ver si se muere y se acaba su apellido.»

El que viene a verme habla con fingimiento,
disimula su mala intención,
y cuando sale afuera, la dice.

Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí,
hacen cálculos siniestros:
«Padece un mal sin remedio,
se acostó para no levantarse.»

Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba,
que compartía mi pan,
es el primero en traicionarme.

Pero tú, Señor, apiádate de mí,
haz que pueda levantarme,
para que yo les dé su merecido.

En esto conozco que me amas:
en que mi enemigo no triunfa de mí.

A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.

Bendito el Señor, Dios de Israel,
ahora y por siempre. Amén, amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

Ant 2. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Salmo 45 - DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra.»

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Ant 3. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

Cántico: CANTO DE LOS VENCEDORES Ap 15, 3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

LECTURA BREVE 1Pe 2, 21b-24

Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando le insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado.

RESPONSORIO BREVE

V. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»

V. Sáname, porque he pecado contra ti.
R. Señor, ten misericordia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Yo dije: «Señor, ten misericordia.»

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Si no queréis creerme a mí, creed a esas obras, que hago en nombre de Dios.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Si no queréis creerme a mí, creed a esas obras, que hago en nombre de Dios.

PRECES

Oremos a Jesús, el Señor, que santificó por su propia sangre al pueblo, y digámosle:

Compadécete, Señor, de tu pueblo.

Redentor nuestro, por tu pasión, concede a tus fieles la fuerza necesaria para mortificar sus cuerpos, ayúdalos en su lucha contra el mal y fortalece su esperanza,
para que se dispongan a celebrar santamente tu resurrección.

Haz que los cristianos cumplan con su misión profética anunciando al mundo Tu Evangelio
y dando testimonio de él por su fe, esperanza y caridad.

Conforta, Señor, a los que están tristes,
y otórganos a nosotros el poder consolar a nuestros hermanos.

Haz que tus fieles aprendan a participar en tu pasión con sus propios sufrimientos,
para que sus vidas manifiesten tu salvación a los hombres.

Se pueden añadir algunas intenciones libres

Tú que eres autor de la vida, acuérdate de los difuntos
y dales parte en tu gloriosa resurrección.

Con el gozo de sabernos hijos de Dios, acudamos a nuestro Padre, diciendo:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Perdona, Señor, las culpas que hemos cometido a causa de nuestra debilidad y, por tu misericordia, líbranos de la esclavitud en que nos tienen cautivos nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

LITURGIA DE LAS HORAS - COMPLETAS



COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

EXAMEN DE CONCIENCIA

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CUANDO LLEGÓ EL INSTANTE DE TU MUERTE

Cuando llegó el instante de tu muerte
inclinaste la frente hacia la tierra,
como todos los mortales;
mas no eras tú el hombre derribado,
sino el Hijo que muerto nos contempla.

Cuando me llegue el tránsito esperado
y siga sin retorno por mi senda,
como todos los mortales,
el sueño de tu rostro será lumbre
y tu gloria mi gloria venidera.

El silencio sagrado de la noche
tu paz y tu venida nos recuerdan,
Cristo, luz de los mortales;
acepta nuestro sueño necesario
como secreto amor que a ti se llega. Amén

SALMODIA

Ant 1. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

Salmo 87 - ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO

Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla
o tu justicia en el país del olvido?

Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?

Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu incendio,
tus espantos me han consumido:

me rodean como las aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de mí amigos y compañeros:
mi compañía son las tinieblas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

LECTURA BREVE Jr 14, 9

Tú estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor Dios nuestro.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos , gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!

EVANGELIO DEL DÍA - 12 de Abril - San Juan 10,31-42


    Evangelio según San Juan 10,31-42.

    Los judíos tomaron piedras para apedrearlo. Entonces Jesús dijo: "Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿Por cuál de ellas me quieren apedrear?".
    Los judíos le respondieron: "No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios".
    Jesús les respondió: "¿No está escrito en la Ley: Yo dije: Ustedes son dioses?
    Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra -y la Escritura no puede ser anulada- ¿Cómo dicen: 'Tú blasfemas', a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: "Yo soy Hijo de Dios"?
    Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre".
    Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos.
    Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado, y se quedó allí.
    Muchos fueron a verlo, y la gente decía: "Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad". Y en ese lugar muchos creyeron en él.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 12 de Abril - "Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos"


    San Agustín, Sermón sobre el evangelio de Juan, n. 48, 9-11: CCSL 36, 417

«Querían de nuevo prenderle, pero se les escapó de las manos.» 

    «Si la Ley llama dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios, y no puede fallar la Escritura, a quién el Padre envió y consagró al mundo, ¿decís vosotros: ¡blasfemas! Porque he dicho: yo soy el Hijo de Dios?» (Jn 10,35-36) ¿De hecho, si Dios habló a los hombres para que sean llamados dioses, cómo la Palabra de Dios, el Verbo que está en Dios, no sería Dios? ¿Si los hombres, porque Dios les habla, son hechos partícipes de su naturaleza y llegan a ser dioses, cómo esta Palabra, de la que les viene este don, no sería Dios?… Tú, tú te acercas a la Luz, y la recibes, y te cuentas entre los hijos de Dios; si te alejas de la luz, te oscureces, y te cuentas entre los hijos de las tinieblas (cf. 1Tes. 5,5)…

    «Creed a las obras. Para que comprendáis y sepáis que el Padre está en mí y yo en el Padre» El Hijo de Dios no dice «el Padre está en mí y yo en el Padre» en el sentido en que los hombres pueden decirlo. En efecto, si nuestros pensamientos son buenos, estamos en Dios; si nuestra vida es santa, Dios está en nosotros. Cuando participamos en su gracia y cuando somos iluminados por su luz, estamos en Él y Él en nosotros.

SANTORAL - SAN JOSÉ MOSCATI

12 de Abril


    Giuseppe Moscati nació 25 de julio 1880 en Benevento, séptimo entre los nueve hijos de un magistrado Francesco Moscati y Rosa De Luca, del Marqués de Roseto. Fue bautizado 31 de julio de 1880. En 1881 la familia se trasladó a Moscú, luego a Ancona y Nápoles, donde José tuvo su primera comunión en la fiesta de la Inmaculada Concepción en 1888. De 1889 a 1894 completó sus estudios y luego en el "Vittorio Emanuele", el Bachillerato en 1897, a la edad de sólo 17 años. Unos meses más tarde, comenzó sus estudios universitarios en la facultad de medicina.

    Desde una edad temprana, Giuseppe Moscati demuestra una aguda sensibilidad hacia el sufrimiento físico de los demás, penetra hasta el último rincón del corazón humano. Quiere curar o aliviar las heridas del cuerpo, pero al mismo tiempo, profundamente convencido de que el alma y el cuerpo son uno y sinceramente desea preparar a sus hermanos que sufren. El 4 de agosto de 1903, Giuseppe Moscati obtuvo su licenciatura en medicina.
Desde 1904 la Moscati, después de dos concursos, se desempeñó en Nápoles, y entre otras organizaciones, la hospitalización de los afectados durante la erupción del Vesubio en el año 1906.

    En 1911, tiene la tarea de llevar a cabo investigaciones y experimentos científicos en el Instituto de Química Biológica. Enseñó desde 1911 sin interrupción, "Laboratorio de Investigación aplicada a la clínica y la química aplicada a la medicina, con ejercicios prácticos y demostraciones. En privado, durante algunos años de escuela, enseña a estudiantes de posgrado y varios semeiologia y casuística hospitalaria, clínicas y anatomo-patológicos. Durante varios años, los académicos realizar la sustitución en el curso de oficial de Fisiología y Química Fisiológica. En 1922, se indica el Tratado de Libre Enseñanza de Clínica Médica en general, con una dispensa de la lección o la prueba práctica a la unanimidad de votos de la comisión.

    Famosa y refinada en partenopea cuando todavía es muy joven, el profesor Moscati pronto como conquistar una reputación a nivel nacional e internacional por su original diseño de investigación, cuyos resultados son que publicó en diversas revistas en Italia y en el extranjero. Sin embargo, no son únicamente, ni siquiera principalmente, el genial talento y éxitos de Moscati sensacional que despiertan el asombro. Más que cualquier otra cosa es su propia personalidad que deja una profunda impresión en aquellos que encuentran, su vida clara y coherente, todos imbuidos de la fe y el amor hacia Dios y hacia los hombres.

    Moscati es un científico en primer lugar, pero para él no hay conflicto entre la fe y la ciencia: como investigador al servicio de la verdad y la verdad nunca está en contradicción con ella misma o, mejor aún, con lo que nos reveló verdades eternas. Moscati ve en sus pacientes el sufrimiento de Cristo, el amor y le sirven en ellas. Es este generoso impulso de amor que le impulsa a luchar sin cesar por los que sufren, y no esperar a que el enfermo vaya a él, pero una búsqueda en los más pobres y abandonados de la ciudad para sanar de forma gratuita, más bien, para ayudar con su sus ingresos. Y todos, pero especialmente los que viven en la pobreza, el sentido admirado del poder divino que anima a su benefactor.

    Moscati se convierte así en el apóstol de Jesús, sin predicar, anunció, con su amor y la forma en que vive su profesión como médico, y el Divino Pastor conduce a su pueblo oprimido y sed de la verdad y la bondad . La actividad exterior crece constantemente, sino también ampliar sus horas de oración y es gradualmente interiorizar sus encuentros con Jesús en el Santísimo Sacramento. Su concepción de la relación entre la fe y la ciencia está bien resumido en dos de sus pensamientos: 'No es la ciencia, pero el amor ha transformado el mundo, en algunos períodos, y sólo muy pocos hombres se han ido a la historia de la ciencia, pero todos seguirán siendo imperecedero símbolo de la eternidad de la vida, en la que la muerte es sólo un etapa, una metamorfosis a un mayor ascenso, si se dedican a la buena ".

    "La ciencia nos promete bienestar y más placer, la religión y la fe nos da el bálsamo de consuelo y de la verdadera felicidad ... » El 12 de abril de 1927, el Profesor. Moscati después de participar en la Misa, como todos los días, y él espera que sus funciones en el hospital y la práctica privada, murió en su silla, se detuvo en pleno apogeo, a sólo 46 años, la noticia de su muerte es anuncio y la propagación de boca en boca con las palabras: "Murió el santo médico."  El 16 de noviembre de 1930, su cuerpo fue trasladado desde el cementerio Poggioreale de la Iglesia de Gesù Nuovo Giuseppe Moscati fue beatificado por Pablo VI, durante el Año Santo, el 16 de noviembre de 1975 y proclamado santo por Juan Pablo II, 25 de octubre de 1987.

Oremos

    "O San José Moscati, eminente médico y científico, que en el curso curabas cuerpo y el espíritu de sus pacientes, mira ahora la usamos con fe en su intercesión. Danos la salud física y espiritual, intercediendo por nosotros con el Señor. Alivia los dolores de los que sufren da consuelo a los enfermos, los afligidos, esperanza a los desalentados. Los jóvenes encuentren en ti un modelo, un ejemplo de los trabajadores, los ancianos comodidad, la eterna esperanza del premio eterno. Ser para todos nosotros andar sin peligro, laboriosidad, honradez y caridad, para cumplir con nuestros deberes como cristianos, y dar gloria a Dios nuestro Padre. Amén ".

LAS OBRAS DE MISERICORDIA

Hay catorce obras de misericordia
Siete corporales y Siete espirituales

II.- Obras de misericordia espirituales


    2447 Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf. Is 58, 6-7; Hb 13, 3). Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos (cf Mt 25,31-46). Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres (cf Tb 4, 5-11; Si 17, 22) es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios (cf Mt 6, 2-4): «El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo» (Lc 3, 11).

    «Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros» (Lc 11, 41). «Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, calentaos o hartaos”, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2, 15-16; cf Jn 3, 17).

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL CHRISTUS VIVIT


3. A todos los jóvenes cristianos les escribo con cariño esta Exhortación apostólica, es decir, una carta que recuerda algunas convicciones de nuestra fe y que al mismo tiempo alienta a crecer en la santidad y en el compromiso con la propia vocación. Pero puesto que es un hito dentro de un camino sinodal, me dirijo al mismo tiempo a todo el Pueblo de Dios, a sus pastores y a sus fieles, porque la reflexión sobre los jóvenes y para los jóvenes nos convoca y nos estimula a todos. Por consiguiente, en algunos párrafos hablaré directamente a los jóvenes y en otros ofreceré planteamientos más generales para el discernimiento eclesial.