jueves, 28 de abril de 2016

AMORIS LAETITIA







    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

CATEQUESIS SOBRE LOS SACRAMENTOS

CAPÍTULO PRIMERO
LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA





    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.
    San Agustín

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ( CAP III )

LA PERSONA HUMANA Y SUS MÚLTIPLES DIMENSIONES





    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

REFLEXIÓN

TIEMPO PASCUAL
JUEVES DE SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
28 de abril


    De los Tratados de san Gaudencio de Brescia, obispo
    (Tratado 2: CSEL 68, 26. 29-30)


LA EUCARISTÍA ES LA PASCUA DEL SEÑOR

    Uno solo murió por todos, el mismo que ahora en cada una de las asambleas cristianas, por el sacramento del pan y del vino, nos rehace con su inmolación, por la fe en él nos da la vida y, ofreciéndose a sí mismo en sacrificio, consagra a los que ofrecen esta oblación.

    Ésta es la carne y la sangre del Cordero, pues aquel pan bajado del cielo afirma: El pan que yo voy a dar es mi carne ofrecida por la vida del mundo. Y con razón su sangre es significada por el vino, ya que, al afirmar él mismo en el Evangelio: Yo soy la vid verdadera, manifiesta con suficiente claridad que el vino es su sangre ofrecida en el sacramento de su pasión; en este sentido el patriarca Jacob había profetizado de Cristo: Lava su ropa en vino y su túnica en sangre de uvas. En efecto, él lavó con su propia sangre la vestimenta de nuestro cuerpo que había tomado sobre sí como una vestidura.

    El mismo Creador y Señor de la naturaleza, el que hace salir el pan de la tierra, convirtió el pan en su propio cuerpo (porque podía hacerlo y así lo había prometido); y el que había convertido el agua en vino convirtió después el vino en su sangre.

    Es la Pascua del Señor, dice la Escritura, esto es, el paso del Señor; no tengas por cosa terrena lo que ha sido convertido en algo celestial por obra de aquel que pasó a esa materia y la ha convertido en su cuerpo y sangre.

    Lo que recibes es el cuerpo de aquel pan bajado del cielo y la sangre de aquella vid sagrada. En efecto, al dar a sus discípulos el pan y el vino consagrados, les dijo: Esto es mi cuerpo; ésta es mi sangre. Creamos, pues, en aquel en quien hemos puesto nuestra confianza: el que es la verdad en persona no puede engañarnos.

    Por esto, cuando hablaba a la multitud de comer su cuerpo y beber su sangre, y la multitud murmuraba desconcertada: ¡Duras son estas palabras! ¿Quién es capaz de aceptarlas?, queriendo Cristo purificar con fuego celestial estos pensamientos que, como antes he dicho, han de ser evitados, añadió: El espíritu es el que da vida; la carne no vale nada. Las palabras que yo os he dicho son espíritu y vida.



    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.
    San Agustín

LA FRASE DEL DÍA

Jueves 28 de abril





    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.
    San Agustín

EVANGELIO

TIEMPO PASCUAL
JUEVES DE SEMANA V
28 de abril


    Libro de los Hechos de los Apóstoles 15,7-21.


    Al cabo de una prolongada discusión, Pedro se levantó y dijo: "Hermanos, ustedes saben que Dios, desde los primeros días, me eligió entre todos ustedes para anunciar a los paganos la Palabra del Evangelio, a fin de que ellos abracen la fe.
    Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio en favor de ellos, enviándoles el Espíritu Santo, lo mismo que a nosotros.
    El no hizo ninguna distinción entre ellos y nosotros, y los purificó por medio de la fe.
    ¿Por qué ahora ustedes tientan a Dios, pretendiendo imponer a los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos soportar?
    Por el contrario, creemos que tanto ellos como nosotros somos salvados por la gracia del Señor Jesús".
    Después, toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos.
    Cuando dejaron de hablar, Santiago tomó la palabra, diciendo: "Hermanos, les ruego que me escuchen: Simón les ha expuesto cómo Dios dispuso desde el principio elegir entre las naciones paganas, un Pueblo consagrado a su Nombre.
    Con esto concuerdan las palabras de los profetas que dicen: Después de esto, yo volveré y levantaré la choza derruida de David; restauraré sus ruinas y la reconstruiré, para que el resto de los hombres busque al Señor, lo mismo que todas las naciones que llevan mi Nombre. Así dice el Señor, que da
a conocer estas cosas desde la eternidad.
    Por eso considero que no se debe inquietar a los paganos que se convierten a Dios, sino que solamente se les debe escribir, pidiéndoles que se abstengan de lo que está contaminado por los ídolos, de las uniones ilegales, de la carne de animales muertos sin desangrar y de la sangre.
    Desde hace muchísimo tiempo, en efecto, Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores que leen la Ley en la sinagoga todos los sábados".



Salmo 96(95),1-2a.2b-3.10.

Canten al Señor un canto nuevo,
cante al Señor toda la tierra;
canten al Señor, bendigan su Nombre.

Día tras día, proclamen su victoria.
Anuncien su gloria entre las naciones,
y sus maravillas entre los pueblos.

Digan entre las naciones: “¡El Señor reina!
el mundo está firme y no vacilará.
El Señor juzgará a los pueblos con rectitud”.



    Evangelio según San Juan 15,9-11.

    Jesús dijo a sus discípulos:  «Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor.
    Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi   Padre y permanezco en su amor.
    Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto.»


Fuente: ©Evangelizo.org





    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.
    San Agustín

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

TIEMPO PASCUAL
JUEVES DE SEMANA V
28 de abril


    San Anselmo (1033-1109), benedictino, arzobispo de Canterbury, doctor de        la Iglesia  Proslogio, 26


“Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud”

    Te lo pido, Dios mío, haz que te conozca, haz que te ame para que mi gozo seas tú. Y si esto no es plenamente posible en esta vida, haz que, por lo menos, progrese cada día en este deseo hasta que llegue a la plenitud. Que mi conocimiento de ti aumente cada día más en mí, y que sólo se acabe en el último día; que tu amor crezca en mí y que sea perfecto en mi vida futura para que mi gozo, que ya es grande aquí abajo en esperanza, sea allí colmado en la realidad.

    Señor Dios, por tu Hijo nos has dado orden, o mejor el consejo, de pedir; y has prometido que seríamos escuchados para que nuestro gozo fuera completo (Jn 16,24). Señor, te hago esta petición por mediación de aquél que es nuestro “Consejero admirable” (Is 9,5). Que yo pueda recibir lo que nos has prometido por medio de aquél que es la Verdad, para que mi gozo sea perfecto. Dios verdadero, te hago esta súplica; escúchame para que mi gozo sea perfecto.

    Que esto sea desde ahora lo que medite mi espíritu y la palabra salida de mis labios. Que sea el amor de mi corazón y el discurso salido de mi boca, que sea el hambre de mi alma, la sed de mi carne y el deseo de todo mi ser, hasta que entre


Fuente: ©Evangelizo.org





    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.
    San Agustín

HIMNO

TIEMPO PASCUAL
JUEVES DE SEMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
28 de abril





    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.
    San Agustín

SANTORAL

TIEMPO PASCUAL
JUEVES DE SEMANA V
28 de abril


    Presbítero (1673-1716) Es el famoso autor de uno de los libros más preciosos y más divulgados sobre la Virgen María: La verdadera devoción a la Virgen María y también el celoso apóstol de la Consagración filial o Santa Esclavitud en honor de esta misma Señora. Nació de padres cristianos en Montfort (Bretaña francesa) el año 1673. Fue el segundo de dieciocho hermanos. Su padre era muy autoritario y de un temperamento un tanto brusco.

    Quizá de él heredó nuestro Santo este mismo temperamento contra el que luchó durante toda su vida. Pasó su infancia con una señora muy buena cristiana que, al no poderle educar su madre, le confió para que lo alimentara y formara en los principios de la fe. Esta buena mujer dejó huellas también muy hondas en su espíritu que nunca olvidará. Muchas noches las pasaba entre los libros, pues su padre disponía de una bien nutrida biblioteca sobre muchas materias que le interesaban al pequeño. Fue enviado al colegio de los padres jesuitas de Rennes donde pasó ocho años entregado a los estudios de humanidades. Aquí trabó gran amistad con los padres carmelitas de esta ciudad que gozaban en aquel entonces de una bien merecida fama de santidad y de profunda y filial devoción a la Virgen María.

    Entre aquellos religiosos carmelitas que pertenecían a la célebre reforma Turonense, aprendió sin duda la doctrina que después extendería y haría famosa en la Iglesia de hacerlo todo En María, Con María, Por María y Para María... Que más de medio siglo antes ya había extendido el célebre carmelita Venerable Miguel de San Agustín y su dirigida Ven. María de Santa Teresa Petyt. Y muchos siglos antes había practicado ya San Ildefonso de Toledo. La ordenación sacerdotal, el 5 de junio de 1700 recibía este sacramento y desde entonces se entregó de lleno a su misión evangelizadora. Él pidió ser enviado a las misiones para allí gastarse por Cristo enseñando su doctrina, pero los superiores le hicieron ver que su puesto estaba en su misma patria para que trabajara en defensa de la fe cristiana, que aquellos días estaba tan duramente atacada por la herejía de los jansenistas, que amenazaban inficionarlo todo con sus corrosivas doctrinas. Otra faceta de San Luis fue el cuidado de los enfermos a los que amaba como a Jesucristo y los cuidaba con mimos de madre a pesar de su aspereza de carácter.

    Fue capellán de grandes hospitales y a todos atendía, consolaba y ayudaba con medios materiales y espirituales. La Virgen María, a la que llamaba «Reina de los corazones» con gran afecto, le asistía y protegía siempre. De Ella escribió preciosos tratados y a Ella encomendaba todas sus empresas. A Ella la llevaba en sus labios y en su corazón y Ella era quien obraba todos los prodigios. Como le acompañaban un grupo de amigos en sus apostolados misioneros y marianos... con ellos, y a petición de los mismos, fundó la Congregación de Sacerdotes de la Compañía de María o Montfortianos, hoy extendidos en todas partes.

    Aquel hombre que había recorrido toda Francia y otras naciones llevando el mensaje de Jesucristo y de María... a los cuarenta y tres años estaba extenuado y partió al cielo el 27 de Abril de 1716. A su entierro acudieron más de cien mil personas.

Oremos

    Dios de sabiduría eterna, que hiciste del presbítero San Luis María Grignion de Montfort un destacado testigo y maestro de la plena entrega a Cristo, tu Hijo, por manos de su santa Madre; hay que nosotros, siguiendo éste camino espiritual, contribuyamos a la extensión de tu reino en el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.


Fuente: ©Evangelizo.org




    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.
    San Agustín