miércoles, 20 de julio de 2016

FELIZ DÍA DEL AMIGO - 20 DE JULIO

20 DE JULIO 
DÍA DEL AMIGO



   
Del santo Evangelio según Juan 15,12-17

    Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Lo que os mando es que os améis los unos a los otros.

ANGEL DE LA GUARDA


PROPÓSITO DEL DÍA


AMORIS LAETITIA




CATEQUESIS SOBRE LOS SACRAMENTOS

CAPÍTULO PRIMERO
LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA


CAMINANDO HACIA EL DIRECTORIO CATEQUÍSTICO ARGENTINO

Una Iglesia comunión con un 

proyecto evangelizador


REFLEXIÓN

TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XVI
De la Feria. Salterio IV
20 de julio

      Del libro de la Imitación de Cristo  (Libro 2, 1-6)

EL REINO DE DIOS ES PAZ Y ALEGRÍA
 EN EL ESPÍRITU SANTO

    Conviértete a Dios de todo corazón, despréndete de este mundo miserable y tu alma encontrará la paz; pues el reino de Dios es paz y alegría en el Espíritu Santo. Cristo vendrá a ti y te dará a probar su consuelo, si le preparas una digna morada en tu interior.

    Toda su gloria y hermosura está en lo interior, y allí se complace. Tiene él un frecuente trato con el hombre interior, platica dulcemente con él, lo consuela suavemente, le infunde una paz profunda y tiene con él una familiaridad admirable en extremo.

    Ea, pues, alma fiel, prepara tu corazón a este Esposo, para que se digne venir a ti y habitar en ti. Pues él dice: Si alguno me ama guardará mi palabra, y vendremos a fijar en él nuestra morada. De modo que hazle en ti lugar a Cristo. Si posees a Cristo, serás rico y con él te bastará. Él será tu proveedor y fiel procurador en todo, de manera que no tendrás necesidad de esperar en los hombres.

    Pon en Dios toda tu confianza y sea él el objeto de tu veneración y de tu amor. Él responderá por ti y todo lo hará bien, como mejor convenga.

    No tienes aquí ciudad permanente. Dondequiera que estuvieres serás extranjero y peregrino; jamás tendrás reposo si no te unes íntimamente a Cristo.

    Pon tu pensamiento en el Altísimo y eleva a Cristo tu oración constantemente. Si no sabes meditar cosas sublimes y celestes, descansa en la pasión de Cristo, deleitándote en contemplar sus preciosas llagas. Sufre por Cristo y con Cristo, si quieres reinar con Cristo.

    Si una sola vez entrases perfectamente al interior de Jesús y gustases un poco de su ardiente amor, no te preocuparías ya de tus propias ventajas o desventajas; más bien te gozarías de las humillaciones que te hiciesen, porque el amor de Jesús hace que el hombre se menosprecie a sí mismo.

LA FRASE DEL DÍA

Miércoles 20 de Julio



EVANGELIO - SAN MATEO 13,1-9

TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XVI
20 de julio

    Libro de Jeremías 1,1.4-10.

    Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín.
    La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
"Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones".
    Yo respondí: "¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven".
    El Señor me dijo: "No digas: 'Soy demasiado joven', porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene.
    No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-".
    El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: "Yo pongo mis palabras en tu boca.
    Yo te establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y derribar, para perder y demoler, para edificar y plantar".



Salmo 71(70),1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17.

Yo me refugio en Ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame.

Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!

Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector.

Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas.



    Evangelio según San Mateo 13,1-9.

    Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar.
    Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.
    Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar.
    Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.
    Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
    Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.
    Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
    ¡El que tenga oídos, que oiga!".

Fuente: ©Evangelizo.org

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XVI
20 de julio

    San Juan Crisóstomo (c. 345-407), presbítero en Antioquía, después obispo    de Constantinopla, doctor de la Iglesia  Homilías sobre Mt, 44

«En tierra buena, dieron fruto»

    «Salió el sembrador a sembrar.» ¿De dónde salió el que está presente en todo, que lo llena todo? ¿Cómo ha salido? No de forma material, ciertamente, sino por una disposición de su providencia en favor nuestro: se acercó a nosotros revistiendo nuestra carne. Puesto que nosotros no podíamos llegarnos a él porque nos lo impedían nuestros pecados, es él quien vino a nosotros. Y ¿por qué salió? Para destruir la tierra en la que pululaban las espinas? ¿Para castigar a los agricultores? De ninguna manera. Viene a cultivar esta tierra, a ocuparse de ella y sembrar la palabra de santidad. Porque la simiente de la cual habla es, en efecto, su doctrina; el campo, el alma del hombre; el sembrador, él mismo...

    Habría razón para hacer reproches a un agricultor que sembrara con tanta largueza... Pero cuando se trata de las cosas del alma, la piedra puede ser transformada en una tierra fértil, el camino puede no ser pisoteado por todos los que circulan por él y llegar a ser un campo fecundo; las espinas pueden ser arrancadas y permitir que los granos crezcan tranquilamente. Si eso no fuera posible, el sembrador no hubiera derrochado su grano. Y si la transformación no tiene lugar, la culpa no es del sembrador, sino de aquellos que no han querido dejarse cambiar. El sembrador ha hecho su trabajo. Si su grano ha sido malgastado, no se pueden pedir responsabilidades al autor de un bien tan grande.

    Fíjate bien en que hay muchas maneras de perder la semilla... Una cosa es dejar secar la semilla de la palabra de Dios sin preocuparse ni poco ni mucho; otra cosa es verla perecer bajo el choque de las tentaciones... Para que no nos ocurra cosa semejante, grabemos profundamente y con ardor la palabra en nuestra memoria. El diablo querrá arrancar el bien alrededor nuestro, pero nosotros tendremos suficiente fuerza para que no pueda arrancar nada en nosotros.

Fuente: ©Evangelizo.org

HIMNO LAUDES

TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XVI
De la Feria. Salterio IV
20 de julio


SANTORAL - BEATO LUIGI NOVARESE

TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XVI
20 de julio


    Nació en Casale Monferrato, Italia, el 29 de Julio de 1914. No había cumplido 9 meses, cuando su padre murió a consecuencia de una neumonía que no se trató de forma adecuada. Teresa, su madre, tenía 30 años y nueve hijos que atender; Luigi era el benjamín. Los bienes que poseían poco a poco se fueron diezmando. La piedad y el espíritu mariano que presidía el hogar, alentado por Teresa, suscitaba en el pequeño un cúmulo de emociones que le instaron a recibir la Primera Comunión por su cuenta, haciendo creer al párroco del lugar que la había tomado mucho antes, cuando éste quiso asegurarse de que no era un neófito. La picaresca del niño, envuelta en un inocente anhelo de apresurarse a obtener esa gracia, causó gran disgusto a su madre cuando le vio en el altar. Pero el buen sacerdote, después de plantearle algunas cuestiones del catecismo, muy satisfecho de las respuestas tranquilizó a Teresa diciéndole: «Su hijo, señora, conoce mejor el catecismo que nosotros. Déjelo que de ahora en adelante comulgue».

    El año 1923 una caída con funestas consecuencias dio un vuelco a su vida. Tenía 9 años, un crudo diagnóstico: coxitis tuberculosa con una larga veintena de abscesos abiertos y una pesada escayola que le mantuvo apresado en el lecho. Comenzaba a comprender una de las páginas de la vida que tarde o temprano llega a todos: el dolor. Mientras sus amigos jugaban, su escenario eran los hospitales, todos a los que su madre acudió negándose a aceptar lo que decían era irremediable. Así transcurrió su adolescencia y juventud. La oración, la Eucaristía y su devoción a María le convirtieron en un apóstol entre los hospitalizados de su edad. Siempre ejemplar, se esforzaba por enderezarles en la vía del bien y les enseñaba el catecismo. Los médicos no fueron capaces de cortar la infección que generaba casi un litro diario de emponzoñado líquido. Aconsejaban a Teresa que se rindiera; para qué proseguir con tanto gasto si Luigi iba a morir. Éste la ayudaba a costear tratamiento y hospitales cosiendo botones y ojales. Pero fue más lejos. Escribió al salesiano P. Rinaldi y se encomendó a sus oraciones. Solicitaba una cadena engarzada con la fe de los muchos que suplicarían su curación a la Virgen. Y en mayo de 1931, cuando tenía 17 años, se produjo el milagro, aunque la pierna afectada quedó 15 cm. más corta que la sana. Él supo que se obraría la gracia que solicitó porque vio en sueños a María Auxiliadora. Ella le aseguró, siempre en ese estado de vigilia, que se restablecería en el mes dedicado a su celebración y que sería sacerdote, dando respuesta a estas dos preguntas que Luigi formuló. También quiso saber si iría al cielo, pero la Madre simplemente sonrió. Le prometió que dedicaría su vida entera a socorrer a las personas que sufrían y a evitar que los enfermos recibieran el trato deficiente que él mismo padeció. Don Bosco, Luís María Grignion de Monfort y José Cottolengo tuvieron gran peso en su vida.

    En 1938 fue ordenado sacerdote. Pasó por varias parroquias y en 1942 dio el salto al ámbito diplomático de manos del futuro Pablo VI, que le introdujo en la Secretaria de Estado del Vaticano. Tenía tantas virtudes y cualidades que lo eligieron Camarero secreto supernumerario en 1952, y prelado domestico de Pío XII en 1957. Antes, en 1943 creó la Liga Sacerdotal Mariana (LSM), y a partir de ese año inició el apostolado de los voluntarios del sufrimiento, impulsó la publicación «El áncora», emitió semanalmente a través de la radio Vaticana un programa infundiendo esperanza a los enfermos, y en 1950 creó los Silenciosos Operarios de la Cruz. Encabezó peregrinaciones con discapacitados y enfermos, congregó a varios miles recibidos en audiencia por Pío XII, abrió talleres, etc. En 1964 se ocupó de la oficina para asistencia espiritual hospitalaria de la Conferencia Episcopal Italiana. Ello le permitió conocer de primera mano la situación y necesidades de enfermos, sanatorios y hospitales que solía visitar. Su experiencia e implicación en la subsanación de las deficiencias influyó en la legislación italiana que tomó conciencia de los problemas. Paralelamente, impulsó acciones de gran calado dentro de la pastoral del sufrimiento.

    Atendiendo al carácter integral de la persona ponía el acento no solo en el aspecto físico, sino en el espiritual. Sabía que sin este ámbito, que enseña a encontrar un sentido al sinsentido del dolor, no cabía esperar óptimos resultados. Fue consciente del potencial que tienen en su mano los enfermos que pueden poner a los pies de Cristo su sufrimiento. Luchó para que se restableciera su dignidad y logró que no se abandonara a los discapacitados. Quiso llevar a todos a Cristo y a María. Hacía notar: «Conocer, amar y servir a Jesús: conociendo bien a Jesús se ama más; amándolo más se sirve mejor; sirviendo mejor se lleva con mas impulso hacia los demás hermanos enfermos». Amaba la cruz y se propuso implicar a enfermos y discapacitados en un apostolado que sabía sería fecundísimo si se abrazaban a ella. Murió el 20 de julio de 1984 en Rocca Priora. El cardenal Bertone, como Delegado de Benedicto XVI, lo beatificó el 11 de mayo de 2013.

    Fuente: ©Evangelizo.org