miércoles, 16 de diciembre de 2020

EVANGELIO - 17 de Diciembre - San Mateo 1,1-17


       Libro de Génesis 49,1-2.8-10.

    Jacob llamó a sus hijos y les habló en estos términos: "Reúnanse, para que yo les anuncie lo que les va a suceder en el futuro: Reúnanse y escuchen, hijos de Jacob, oigan a Israel, su padre.
    A ti, Judá, te alabarán tus hermanos, tomarás a tus enemigos por la nuca y los hijos de tu padre se postrarán ante ti.
    Judá es un cachorro de león, - ¡Has vuelto de la matanza, hijo mío!- Se recuesta, se tiende como un león, como una leona: ¿Quién lo hará levantar?
    El cetro no se apartará de Judá ni el bastón de mando de entre sus piernas, hasta que llegue aquel a quien le pertenece y a quien los pueblos deben obediencia."


Salmo 72(71),1-2.3-4ab.7-8.17.

Concede, Señor, tu justicia al rey
y tu rectitud al descendiente de reyes,
para que gobierne a tu pueblo con justicia
y a tus pobres con rectitud.

Que las montañas traigan al pueblo la paz,
y las colinas, la justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos de los pobres.

Que en sus días florezca la justicia
y abunde la paz, mientras dure la luna;
que domine de un mar hasta el otro,
y desde el Río hasta los confines de la tierra.

Que perdure su nombre para siempre
y su linaje permanezca como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos
y todas las naciones lo proclamen feliz.


    Evangelio según San Mateo 1,1-17.

    Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham fue padre de Isaac; Isaac, padre de Jacob; Jacob, padre de Judá y de sus hermanos.
    Judá fue padre de Fares y de Zará, y la madre de estos fue Tamar.  Fares fue padre de Esrón; Esrón, padre de Arám; Arám, padre de Aminadab; Aminadab, padre de Naasón; Naasón, padre de Salmón.
    Salmón fue padre de Booz, y la madre de este fue Rahab. Booz fue padre de Obed, y la madre de este fue Rut. Obed fue padre de Jesé; Jesé, padre del rey David. David fue padre de Salomón, y la madre de este fue la que había sido mujer de Urías.
    Salomón fue padre de Roboám; Roboám, padre de Abías; Abías, padre de Asá; Asá, padre de Josafat; Josafat, padre de Jorám; Jorám, padre de Ozías.
    Ozías fue padre de Joatám; Joatám, padre de Acaz; Acaz, padre de Ezequías; Ezequías, padre de Manasés. Manasés fue padre de Amón; Amón, padre de Josías; Josías, padre de Jeconías y de sus hermanos, durante el destierro en Babilonia.
    Después del destierro en Babilonia: Jeconías fue padre de Salatiel; Salatiel, padre de Zorobabel; Zorobabel, padre de Abiud; Abiud, padre de Eliacím; Eliacím, padre de Azor.
    Azor fue padre de Sadoc; Sadoc, padre de Aquím; Aquím, padre de Eliud; Eliud, padre de Eleazar; Eleazar, padre de Matán; Matán, padre de Jacob.
    Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
    El total de las generaciones es, por lo tanto: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta el destierro en Babilonia, catorce generaciones; desde el destierro en Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 17 de Diciembre - «Esperanza de las naciones»


        Beato Guerrico de Igny Sermón: Mi herencia es el Señor Sermón I para el Adviento: SC 166.

«Esperanza de las naciones»

    ¡Tú eres el esperado de las naciones! (Gn 49,10 Vulg) Los que te esperan no quedarán confundidos. Nuestros padres te esperaron; todos los justos, desde la creación del mundo, han esperado en ti; y no los has defraudado (cf Sal. 21,5)…

    La Iglesia que esperaba en los antiguos padres el primer advenimiento de Cristo, espera igualmente el segundo en los justos de la nueva alianza. Estando segura de que el primer advenimiento traería el precio de nuestra redención, espera segura que el segundo advenimiento traerá la recompensa. Pendiente de esta espera, esta esperanza que sobrepasa todo lo terreno, la Iglesia aspira con un gozo ardiente los bienes eternos.

    Mientras otros se apresuran a buscar su felicidad en las cosas terrenas sin esperar que se cumplan los designios del Señor, mientras se precipitan hacia las riquezas que el mundo puede ofrecer, aquel que tiene la dicha de poner su esperanza en el Señor no fija su mirada en las cosas vanas y engañosas de la tierra. Sabe que vale más ser humillado con los mansos que participar en el botín del mundo con los orgullosos. El humilde se consuela diciéndose a sí mismo: “Mi herencia es el Señor. Lo esperaré. El Señor es bueno para los que esperan en él, para los que le buscan. Es bueno esperar en silencio la salvación de Dios. Señor, es verdad, mi alma desfallece esperando tu salvación; pero, el Señor es mi lote, por eso espero en él” (cf Lam 3,24; Sal 118,80). Aunque tarde, lo esperaré, porque vendrá en su momento.

SANTORAL - SAN LÁZARO

17 de Diciembre


    San Lázaro tuvo la dicha de ser el protagonista de uno de los milagros más impresionantes de Jesucristo, ya que fue resucitado por el Señor después de cuatro días de haber fallecido. Según las Sagradas Escrituras, Lázaro enfermó gravemente y dos de sus hermanas Marta y María enviaron con urgencia un mensajero al lugar donde se encontraba Jesús con el siguiente mensaje: "Aquél a quien Tú amas, está enfermo". Bellísimo modo de decir con pocas palabras muchas cosas. Si lo amas, estamos seguros de que vendrás, y si vienes, se librará de la muerte.

    El santo fallece y recién al cuarto día llegó el Señor. Las dos hermanas salen al encuentro de Jesús en medio de lágrimas y sollozos diciéndole: "Oh, Señor ¡si hubieras estado aquí! ¡Si hubieras oído cómo te llamaba Lázaro! Sólo una palabra tenía en sus labios: 'Jesús'. No tenía otra palabra en su boca. Te llamaba en su agonía. ¡Deseaba tanto verte! Oh Señor: sí hubieras estado aquí no se habría muerto nuestro hermano".

    Jesús responde: - "Yo soy la resurrección y la Vida. Los que creen en Mí, no morirán para siempre". Jesús, al verlas llorar se conmovió y también lloró. Nuestro Redentor verdadero Dios y verdadero hombre, sintió también el dolor ante la muerte de un ser querido. Los judíos que estaban allí en gran número, exclamaron: "¡Miren cuánto lo amaba!". Jesús dijo: ¡Lázaro, yo te mando, sal fuera! Y Lázaro se levantó....

Oremos

    ¡San Lázaro, amigo de Jesucristo y hermano y protector de los que sufren! Tú que conociste el dolor de la enfermedad y la visita de Jesucristo te devolvió la vida en Betania, acoge benigno nuestras súplicas, cuando imploramos tu ayuda en esta hora de angustia. Ruega al Padre Eterno para que tengamos una confianza serena y segura en el poder de Jesús. Amen