viernes, 28 de febrero de 2025
EVANGELIO - 01 de Marzo - San Marcos 10,13-16.
Libro de Eclesiástico 17,1-13.
El Señor creó al hombre de la tierra y lo hace volver de nuevo a ella.
Le señaló un número de días y un tiempo determinado, y puso bajo su dominio las cosas de la tierra.
Lo revistió de una fuerza semejante a la suya y lo hizo según su propia imagen.
Hizo que todos los vivientes lo temieran, para que él dominara las fieras y los pájaros.
Le dio una lengua, ojos y oídos, el poder de discernir y un corazón para pensar.
El colmó a los hombres de saber y entendimiento, y les mostró el bien y el mal.
Les infundió su propia luz, para manifestarles la grandeza de sus obras, y les permitió gloriarse eternamente de sus maravillas: así alabarán su Nombre santo, proclamando la grandeza de sus obras.
Les concedió además la ciencia y les dio como herencia una Ley de vida; estableció con ellos una alianza eterna y les hizo conocer sus decretos.
Ellos vieron con sus ojos la grandeza de su gloria y oyeron con sus oídos la gloria de su voz.
Salmo 103(102),13-14.15-16.17-18a.
¡El amor del Señor permanece para siempre!
Como un padre cariñoso con sus hijos,
así es cariñoso el Señor con sus fieles;
él conoce de qué estamos hechos,
sabe muy bien que no somos más que polvo.
Los días del hombre son como la hierba:
él florece como las flores del campo;
las roza el viento, y ya no existen más,
ni el sitio donde estaban las verá otra vez.
Pero el amor del Señor permanece para siempre,
y su justicia llega hasta los hijos y los nietos
de los que lo temen y observan su alianza.
Evangelio según San Marcos 10,13-16.
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 01 de Marzo - «Quien no reciba el Reino como un niño no entrará en él»
San Francisco de Sales, obispo Tratado del Amor de Dios: Ser como niño: Amar y ser libre
«Quien no reciba el Reino como un niño no entrará en él»
Ciertamente, allá en el Cielo, tendremos un corazón libre de pasiones, un alma toda purificada de distracciones, un espíritu libre de contradicciones, y fuerzas exentas de repugnancias. Por tanto, amaremos a Dios con una perpetua y jamás interrumpida dilección.
Pero este amor tan perfecto no podemos pretenderlo en esta vida mortal, ya que aún no poseemos ni el corazón, ni el alma, ni el espíritu, ni las fuerzas de los bienaventurados; aquí nos basta con amar con todo el corazón y todas las fuerzas que tenemos.
Mientras somos niños, somos buenos como niños, hablamos como niños, amamos como niños; cuando seamos perfectos allá arriba en el Cielo, dejaremos de ser niños y amaremos a Dios con perfección.
Pero mientras estamos en la infancia de nuestra vida mortal, no debemos dejar de hacer lo que podamos, como se nos ha mandado, puesto que podemos hacerlo; y es más: nos es fácil, ya que se trata del mandamiento del amor y del amor de Dios, que es soberanamente bueno, soberanamente amable.
La verdadera virtud no tiene límites, va siempre más allá, y sobre todo la santa caridad, que es la virtud de las virtudes, pues teniendo un objeto infinito, sería capaz de volverse infinita si encontrase un amor capaz del infinito...
La caridad en nosotros, puede ser perfeccionada hasta el infinito pero exclusivamente; es decir, que la caridad puede siempre hacerse cada vez más excelente, pero no puede ser infinita.
Es un favor extremo que Dios hace a nuestra alma, el de poder crecer sin fin, cada vez más, en el amor de Dios, mientras aún está en esta vida caduca.
«Anda en mi presencia y sé perfecto», dice Dios. El camino no se ha hecho para sentarse sino para caminar.
SANTORAL - SAN ROSENDO OBISPO
01 de Marzo
Obispo y abad Nació Rosendo el 26 de noviembre del 907. Lo bautizó Sabarico, tío paterno del recién nacido. Ante el acontecimiento, agradecidos los padres, intensifican las buenas obras construyendo y dotando monasterios. Es nombrado Obispo cuando sólo tiene dieciocho años, en el 925. Sucede a su tío Sabarico en la sede de Mondoñedo. Pide al Señor la paz que buena falta hacía entre su pueblo. Se gana la confianza de los abades del entorno, dirime contiendas entre los nobles, soluciona pleitos, reconcilia penitentes y aconseja en las dudas; también apaga rencores, cura las heridas de la envidia tan presente en todos los tiempos, pacifica matrimonios, sofoca conspiraciones y serena ánimos inquietos.
Abundando en el influjo social, contribuye poderosamente en la abolición de la esclavitud. Pero en el año 955 le llega una orden un tanto extraña del rey Ordoño III. Ahora comienza a ser, además de obispo, militar y político de su tiempo. Luego, los normandos invadieron, en el 968 y por mar, las costas de su territorio; los expulsa de sus feudos mandándoles a don Gonzalo.
La sede de Santiago queda vacante en ese tiempo y es la infanta Margarita, tutora del rey don Ramiro III, quien le insta para que la acepte. Cuida de nuevo del clero, rehace monasterios, atiende a los fieles, asegura aspectos civiles de los bienes eclesiásticos, asiste al concilio de León acompañado por san Pedro de Mezonzo e impregna de dinamismo apostólico a los a los clérigos y a los monjes. Pudo pasar los tres últimos años de su vida en el monasterio de Celanova, rezando, predicando y dando ejemplo. Murió el 1 de marzo del 977.
Oremos
Señor, tú que por la predicación de San Rosendo llamaste a nuestros padres a la luz admirable del Evangelio, te pedimos que, por su intercesión, nosotros crezcamos también en tu gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina contigo. Amén
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