martes, 28 de enero de 2025

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 29 de Enero - San Marcos 4,1-20.


    Carta a los Hebreos 10,11-18. 

    Hermanos: Los sacerdotes del culto antiguo se presentan diariamente para cumplir su ministerio y ofrecer muchas veces los mismos sacrificios, que son totalmente ineficaces para quitar el pecado.
    Cristo, en cambio, después de haber ofrecido por los pecados un único Sacrificio, se sentó para siempre a la derecha de Dios, donde espera que sus enemigos sean puestos debajo de sus pies.
    Y así, mediante una sola oblación, él ha perfeccionado para siempre a los que santifica.
    El Espíritu Santo atestigua todo esto, porque después de haber anunciado: Esta es la Alianza que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Yo pondré mis leyes en su corazón y las grabaré en su conciencia, y no me acordaré más de sus pecados ni de sus iniquidades.
    Y si los pecados están perdonados, ya no hay necesidad de ofrecer por ellos ninguna oblación.


Salmo 110(109),1.2.3.4.

Dijo el Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
mientras yo pongo a tus enemigos
como estrado de tus pies».

El Señor extenderá el poder de tu cetro:
«¡Domina desde Sión,
en medio de tus enemigos!

Tú eres príncipe desde tu nacimiento,
con esplendor de santidad;
yo mismo te engendré como rocío,
desde el seno de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se retractará:
«Tú eres sacerdote para siempre,
a la manera de Melquisedec.»


    Evangelio según San Marcos 4,1-20.

    Jesús comenzó a enseñar de nuevo a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca dentro del mar, y sentarse en ella. Mientras tanto, la multitud estaba en la orilla.
    El les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas, y esto era lo que les enseñaba: "¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar.
    Mientras sembraba, parte de la semilla cayó al borde del camino, y vinieron los pájaros y se la comieron.
    Otra parte cayó en terreno rocoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemó y, por falta de raíz, se secó.
    Otra cayó entre las espinas; estas crecieron, la sofocaron, y no dio fruto.
    Otros granos cayeron en buena tierra y dieron fruto: fueron creciendo y desarrollándose, y rindieron ya el treinta, ya el sesenta, ya el ciento por uno".
    Y decía: "¡El que tenga oídos para oír, que oiga!".
    Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor de él junto con los Doce, le preguntaban por el sentido de las parábolas.
    Y Jesús les decía: "A ustedes se les ha confiado el misterio del Reino de Dios; en cambio, para los de afuera, todo es parábola, a fin de que miren y no vean, oigan y no entiendan, no sea que se conviertan y alcancen el perdón".
    Jesús les dijo: "¿No entienden esta parábola? ¿Cómo comprenderán entonces todas las demás?
    El sembrador siembra la Palabra.
    Los que están al borde del camino, son aquellos en quienes se siembra la Palabra; pero, apenas la escuchan, viene Satanás y se lleva la semilla sembrada en ellos.
    Igualmente, los que reciben la semilla en terreno rocoso son los que, al escuchar la Palabra, la acogen en seguida con alegría; pero no tienen raíces, sino que son inconstantes y, en cuanto sobreviene la tribulación o la persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumben.
    Hay otros que reciben la semilla entre espinas: son los que han escuchado la Palabra, pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los demás deseos penetran en ellos y ahogan la Palabra, y esta resulta infructuosa.
    Y los que reciben la semilla en tierra buena, son los que escuchan la Palabra, la aceptan y dan fruto al treinta, al sesenta y al ciento por uno".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 29 de Enero - «Ser tierra buena…»


      San Cesareo de Arlés, Sermones al pueblo, n. 6 passim; SC 175


«Ser tierra buena…» 

    Hermanos queridos, cuando os exponemos algo útil para vuestras almas, que nadie trate de excusarse diciendo: » no tengo tiempo para leer, por eso no puedo conocer los mandos de Dios ni observarlos «… Abandonemos las vanas habladurías y las bromas mordaces, y veamos si no nos queda tiempo para dedicar a la lectura de la Escritura santa… ¿Cuándo las noches son más largas, habrá alguien capaz de dormir tanto que no pueda leer personalmente o escuchar a otro a leer la Escritura?… Porque la luz del alma y su alimento eterno no son nada más que la Palabra de Dios, sin la cual el corazón no puede vivir ni ver…

    El cuidado de nuestra alma es muy semejante al cultivo de la tierra. Lo mismo que en una tierra cultivada arrancamos por un lado y extirpamos por otro hasta la raíz para sembrar el buen grano, debemos hacer lo mismo en nuestra alma: arrancar lo que es malo y plantar lo que es bueno; extirpar lo que es perjudicial, incorporar lo que es útil; desarraigar el orgullo y plantar la humildad; echar la avaricia y guardar la misericordia; despreciar la impureza y gustar la castidad…

    En efecto sabéis cómo se cultiva la tierra. En primer lugar arrancamos las zarzas, echamos las piedras bien lejos, luego aramos la tierra, empezamos de nuevo una segunda vez, una tercera, y por fin sembramos. De igual manera en nuestra alma: en primer lugar, desarraiguamos las zarzas, es decir los malos pensamientos; luego quitamos las piedras, es decir toda malicia y dureza.

    En fin labremos nuestro corazón con el arado del Evangelio y el hierro de la cruz, trabajémoslo por la penitencia y la limosna, por la caridad preparémoslo para la semilla del Señor, con el fin de que pueda recibir con alegría la semilla de la palabra divina y producir no sólo treinta, sino que sesenta y cien veces su fruto.

SANTORAL - BEATA VILLANA DE BOTTIS

29 de Enero


    En Florencia, de la Toscana, beata Villana de Bottis, madre de familia, la cual, tras abandonar la vida mundana que llevaba, vistió el hábito de las Hermanas de la Orden de Penitencia de Santo Domingo y se distinguió por su asidua meditación de Cristo crucificado, por su austeridad de vida y por solicitar limosna en las calles a favor de los pobres.

    Nació en Florencia en 1322; su padre era un rico y conocido mercader. Vivió una adolescencia serena y religiosa, pero su matrimonio con Rosso Benintendi (1351) la puso en contacto con el fastuoso y frívolo ambiente florentino que pareció haberla hecho olvidarse de Dios.

    La portentosa visión del demonio, cuando se preparaba ante el espejo para participar en una fiesta mundana, fue el principio de una conversión ejemplar. Acudió a los frailes dominicos de Santa María Novella, movida por el arrepentimiento, a confesar sus pecados, para después buscar con una vida humilde y penitente expiar su vida pasada. Tomó el hábito de las hermanas de la Penitencia de santo Domingo e inició una nueva vida bajo la dirección de los frailes de santo Domingo, de quien, según su biógrafo fray Jerónimo di Giovanni, era "devotísima".

    Se dedicó al estudio de la Sagrada Escritura y a la contemplación de Cristo crucificado, a quien Vilana invocaba frecuentemente como: "Cristo Jesús, amor mío crucificado". Su austeridad de vida influyó entre las demás mujeres de su ambiente y muchas se decidieron a imitarla. Fervorosa con Dios y generosa con los necesitados, distribuyó todos sus bienes para los pobres y pidió limosna para ellos por las calles de Florencia.

    Adornada de méritos murió con solo veintinueve años el 29 de enero de 1361. Su cuerpo fue expuesto a la veneración pública durante muchos días en la iglesia dominicana de Santa María Novella y allí fue sepultada, amortajada según su voluntad con el hábito dominicano, en un hermoso sepulcro marmóreo obra de Bernardo Rossellino. León XII confirmó su culto el 27 de marzo de 1824.

Oremos

    Señor Dios, Padre de bondad, nos dirigimos suplicantes a ti, por medio de la intercesión de tu sierva adorada, Villana de Bottis, para que nos ayudes a librarnos de las vanidades del mundo. Asi como ella, en su búsqueda de la verdad y la redención. experimentó la transformación profunda de tu amor, también nosotros deseamos vivir tu gracia vivificante. Te agradecemos por su testimonio de conversión, recordándonos que siempre hay esperanza y renovación en tu gracia. Inspirados por su vida de oración y austeridad. Te pedimos. querido Señor. que nos concedas la fuerza para también apartarnos de las distracciones mundanas y buscar una conexión más profunda contigo. Y a ti, Villana de Bottis, rogamos para que abras nuestros ojos a la misericordia de Dios y nos desprendamos de todo aquello que nos separa del amor del Padre. Todo esto lo pedimos, en el poderoso Nombre de Jesús. Amén. 

-FRASE DEL DÍA-