jueves, 18 de abril de 2024

GAUDETE ET EXSULTATE

CAPÍTULO QUINTO
COMBATE, VIGILANCIA Y DISCERNIMIENTO
El discernimiento


     Un don sobrenatural

    170. Es verdad que el discernimiento espiritual no excluye los aportes de sabidurías humanas, existenciales, psicológicas, sociológicas o morales. Pero las trasciende. Ni siquiera le bastan las sabias normas de la Iglesia. Recordemos siempre que el discernimiento es una gracia. Aunque incluya la razón y la prudencia, las supera, porque se trata de entrever el misterio del proyecto único e irrepetible que Dios tiene para cada uno y que se realiza en medio de los más variados contextos y límites. No está en juego solo un bienestar temporal, ni la satisfacción de hacer algo útil, ni siquiera el deseo de tener la conciencia tranquila. Está en juego el sentido de mi vida ante el Padre que me conoce y me ama, el verdadero para qué de mi existencia que nadie conoce mejor que él. El discernimiento, en definitiva, conduce a la fuente misma de la vida que no muere, es decir, conocer al Padre, el único Dios verdadero, y al que ha enviado: Jesucristo (cf. Jn 17,3). No requiere de capacidades especiales ni está reservado a los más inteligentes o instruidos, y el Padre se manifiesta con gusto a los humildes (cf. Mt 11,25).


-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 19 de Abril - San Juan 6,52-59.


    Libro de los Hechos de los Apóstoles 9,1-20.

    Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres.
    Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor.
    Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?".
    El preguntó: "¿Quién eres tú, Señor?". "Yo soy Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz. Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer".
    Los que lo acompañaban quedaron sin palabra, porque oían la voz, pero no veían a nadie.
    Saulo se levantó del suelo y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco.
    Allí estuvo tres días sin ver, y sin comer ni beber.
    Vivía entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una visión: "¡Ananías!". El respondió: "Aquí estoy, Señor".
    El Señor le dijo: "Ve a la calle llamada Recta, y busca en casa de Judas a un tal Saulo de Tarso.
    El está orando y ha visto en una visión a un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos para devolverle la vista".
    Ananías respondió: "Señor, oí decir a muchos que este hombre hizo un gran daño a tus santos en Jerusalén.
    Y ahora está aquí con plenos poderes de los jefes de los sacerdotes para llevar presos a todos los que invocan tu Nombre".
    El Señor le respondió: "Ve a buscarlo, porque es un instrumento elegido por mí para llevar mi Nombre a todas las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel.
    Yo le haré ver cuánto tendrá que padecer por mi Nombre".
    Ananías fue a la casa, le impuso las manos y le dijo: "Saulo, hermano mío, el Señor Jesús -el mismo que se te apareció en el camino- me envió a ti para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo".
    En ese momento, cayeron de sus ojos una especie de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue bautizado.
    Después comió algo y recobró sus fuerzas. Saulo permaneció algunos días con los discípulos que vivían en Damasco, y luego comenzó a predicar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.


Salmo 117(116),1.2.


¡Alaben al Señor, todas las naciones,
glorifíquenlo, todos los pueblos!

Porque es inquebrantable su amor por nosotros,
y su fidelidad permanece para siempre.

¡Aleluya!


    Evangelio según San Juan 6,52-59.

    Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?".
    Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes.
    El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.
    Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
    El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.
    Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí.
    Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente".
    Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 19 de Abril - ¡La fe te asegura: recibes un pan celeste y una copa de salvación!


San Cirilo de Jerusalén (313-350) obispo de Jerusalén, doctor de la Iglesia Catequesis mistagógica 4º (Lectures chrétiennes pour notre temps, Abbaye d'Orval, 1971)


¡La fe te asegura: recibes un pan celeste y una copa de salvación!

    En otros tiempos, Cristo decía: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes” (Jn 6,53). Pero no escucharon espiritualmente sus palabras y se fueron, escandalizados, pensando que el Señor los invitaba a una comida ordinaria.

    Ya en el Antiguo Testamento, se presentaba el pan de Proposición. Actualmente no tiene objeto ofrecer los panes de la Antigua Alianza. En la Nueva Alianza se presenta un pan celeste y una copa de salvación (cf. Sal 116,13) que santifican el alma y el cuerpo. Lo mismo que el pan se acorda con el cuerpo, el Verbo se armoniza con el alma.

    No te detengas en el pan y el vino como si se tratara de esto únicamente, ya que según la afirmación del Maestro se trata de cuerpo y de sangre. Más allá de lo que te sugiere la percepción de los sentidos, la fe te asegura. No juzgues la realidad según el sabor sino según la fe. (…)

    Lo que aprendes te da esta certeza: lo que parece pan, aunque tenga el sabor, no es pan sino el Cuerpo de Cristo. Lo que parece vino, aunque tenga el sabor, no es vino sino la Sangre de Cristo.

SANTORAL - SAN EXPEDITO

19 de Abril


    Santo de la Causas Justas y Urgentes Es contemporáneo de Santa Filomena, y su martirio ocurrió el 19 de Abril del año 303. Vivió a principios del siglo IV bajo el imperio de Diocleciano, emperador que años más tarde lo mandaría a matar. Era el comandante de una legión de soldados romanos.

    Por orden del emperador Diocleciano, fue sacrificado en Melitene, sede de una de la Provincias Romanas en Armenia. Junto con él murieron sus compañeros de armas: Caio, Gálatas, Hermógenes, Aristónico y Rufo. A pesar de ser un soldado romano, encargado de defender el Imperio de Roma, cierto día, la gracia de Dios tocó su corazón y se convirtió al Cristianismo.

    Según dicen en el momento de la conversión un cuervo trató de persuadirlo que lo dejase para MAÑANA. Como buen soldado, san Expedito reaccionó enérgicamente aplastando al cuervo diciendo repetidas veces HOY. No dejaré nada para MAÑANA, a partir de HOY seré cristiano. San Expedito es reconocido por el Don para resolver necesidades urgentes pero también es Patrono de los Jóvenes, Socorro de los Estudiantes, Mediador en los Procesos y Juicios, Salud de los Enfermos, Protector en los Problemas de Familia, Laborales y Negocios, pudiendo ser invocado en otros casos.

Oración

    Mi San Expedito de las causas justas y urgentes, intercede por mi junto a Nuestro Señor Jesucristo, para que venga en mi socorro en esta hora de aflicción y desesperanza. Mi San Expedito tú que eres el Santo guerrero. Tú que eres el Santo de los afligidos.Tú que eres el Santo de los desesperados.Tú que eres el Santo de las causas urgentes, protégeme, ayúdame, otorgándome: fuerza, coraje y serenidad. ¡Atiende mi pedido!. Mi San Expedito, ayúdame a superar estas horas difíciles. Protégeme de todos los que puedan perjudicarme, protege a mi familia. Atiende mi pedido con urgencia. Devuélveme la Paz y la tranquilidad. ¡Mi San Expedito! Estaré agradecido por el resto de mi vida y propagaré tu nombre a todos los que tienen Fe. Amén

-FRASE DEL DÍA-