lunes, 3 de noviembre de 2025

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 04 de Noviembre - San Lucas 14,15-24


     Carta de San Pablo a los Romanos 12,5-16a.

    También todos nosotros formamos un solo Cuerpo en Cristo, y en lo que respecta a cada uno, somos miembros los unos de los otros.
    Conforme a la gracia que Dios nos ha dado, todos tenemos aptitudes diferentes. El que tiene el don de la profecía, que lo ejerza según la medida de la fe.
    El que tiene el don del ministerio, que sirva. El que tiene el don de enseñar, que enseñe.
    El que tiene el don de exhortación, que exhorte. El que comparte sus bienes, que dé con sencillez. El que preside la comunidad, que lo haga con solicitud. El que practica misericordia, que lo haga con alegría.
    Amen con sinceridad. Tengan horror al mal y pasión por el bien.
Amense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos.
    Con solicitud incansable y fervor de espíritu, sirvan al Señor.
    Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración.
    Consideren como propias las necesidades de los santos y practiquen generosamente la hospitalidad.
    Bendigan a los que los persiguen, bendigan y no maldigan nunca.
    Alégrense con los que están alegres, y lloren con los que lloran.
    Vivan en armonía unos con otros, no quieran sobresalir, pónganse a la altura de los más humildes. No presuman de sabios.


Salmo 131(130),1.2.3.

Mi corazón no se ha ensoberbecido, Señor,
ni mis ojos se han vuelto altaneros.
No he pretendido grandes cosas
ni he tenido aspiraciones desmedidas.

No, yo aplaco y modero mis deseos:
como un niño tranquilo en brazos de su madre,
así está mi alma dentro de mí.

Espere Israel en el Señor,
desde ahora y para siempre.


    Evangelio según San Lucas 14,15-24.

    En aquel tiempo: Uno de los invitados le dijo: "¡Feliz el que se siente a la mesa en el Reino de Dios!".
    Jesús le respondió: "Un hombre preparó un gran banquete y convidó a mucha gente.
    A la hora de cenar, mandó a su sirviente que dijera a los invitados: 'Vengan, todo está preparado'.
    Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo: 'Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me disculpes'.
    El segundo dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos. Te ruego me disculpes'.
    Y un tercero respondió: 'Acabo de casarme y por esa razón no puedo ir'.
    A su regreso, el sirviente contó todo esto al dueño de casa, y este, irritado, le dijo: 'Recorre en seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos'.
    Volvió el sirviente y dijo: 'Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar'.
    El señor le respondió: 'Ve a los caminos y a lo largo de los cercos, e insiste a la gente para que entre, de manera que se llene mi casa.
    Porque les aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi cena'".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 04 de Noviembre - «¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!»


      Baudoin de Ford, obispo Obras: Nutrirse de Cristo. El sacramento del altar, II, 3 ; PL 204, 691.


«¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!»

    Dice el salmista: «El pan da fuerzas al corazón del hombre y el vino le alegra el corazón» (Sal 103, 15). Para los que creen en él, Cristo es alimento y bebida, pan y vino. Es pan cuando nos da fuerza y firmeza, según lo que dice Pedro: «Tras un breve padecer, el mismo Dios de toda gracia que os ha llamado como cristianos a su eterna gloria os restablecerá, os afianzará, os robustecerá» (1P 5,10). Es bebida y vino cuando alegra, según dice el salmista: «Alegra el alma de tu siervo pues levanto mi alma hacia ti, Señor» (Sal 85,4).

    Todo lo que en nosotros es sólido, firme, alegre y gozoso para cumplir los mandamientos de Dios, soportar los males, actuar según la obediencia, defender la justicia, todo esto es fuerza que nos da este pan o gozo que nos produce este vino. ¡Dichosos aquellos cuyo actuar es sólido y gozoso! Y puesto que nadie lo puede por sí mismo, dichosos son los que desean ávidamente vivir según lo que es justo y honesto y ser en todas estas cosas fortificados y gozosos gracias a aquel que dice: «Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia» (Mt 5,6). Si desde ahora Cristo es pan y bebida para la fuerza y gozo de los justos ¿cuánto más lo será en la vida futura cuando se dará sin medida a los justos?

SANTORAL - SAN CARLOS BORROMEO

04 de Noviembre


   Memoria de San Carlos Borromeo, obispo, que nombrado cardenal por su tío materno, el papa Pío IV, y elegido obispo de Milán, fue en esta sede un verdadero pastor fiel preocupado por las necesidades de la Iglesia de su tiempo. Para la formación del clero convocó sínodos y erigió seminarios, visitó muchas veces toda su diócesis con el fin de fomentar las costumbres cristianas y dio muchas normas para bien de los fieles. Pasó a la patria celeste en la fecha de ayer. San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio las palabras de Jesús; "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará".

    Era de familia muy rica. Su hermano mayor, a quien correspondía la mayor parte de la herencia, murió repentinamente al caer de un caballo. El consideró la muerte de su hermano como un aviso enviado por el cielo, para estar preparado porque el día menos pensado llega Dios por medio de la muerte a pedirnos cuentas. Renunció a sus riquezas y fue ordenado sacerdote y mas tarde Arzobispo de Milán. Aunque no faltan las acusaciones de que su elección fue por nepotismo (era sobrino del Papa), sus enormes frutos de santidad demuestran que fue una elección del Espíritu Santo.

    Como obispo, su diócesis que reunía a los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria. Los atendía a todos. Su escudo llevaba una sola palabra: "Humilitas", humildad. El, siendo noble y riquísimo, vivía cerca del pueblo, privándose de lujos. Fue llamado con razón "padre de los pobres" Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.

    Para con los necesitados era supremamente comprensivo. Para con sus colaboradores era muy amigable y atento, pero exigente. Y para consigo mismo era exigentísimo y severo. Fue el primer secretario de Estado del Vaticano (en el sentido moderno).

    Fue blanco de un vil atentado, mientras rezaba en su capilla, pero salió ileso, perdonando generosamente al agresor. Fundó seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios.

    Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.

    Murió joven y pobre, habiendo enriquecido enormemente a muchos con la gracia. ……murió diciendo: "Ya voy, Señor, ya voy". En Milán casi nadie durmió esa noche, ante la tremenda noticia de que su queridísimo Cardenal arzobispo, estaba agonizando.

Oremos

    Señor, Dios soberano del universo, todo misericordioso, escucha a este, tu fiel servidor, porque hoy acudo con total humildad, a rogarte que me ayudes a fortalecer mi fe en ti, y que permitas a San Carlos Borromeo, interceda por mí en el perdón de mis pecados, en el restablecimiento de mi cuerpo, afectado por esta enfermedad, que tanto me aqueja, y a la cual los médicos no le encuentran remedio. Amén.

-FRASE DEL DÍA-