sábado, 19 de marzo de 2016

Bastan diez justos para salvar a toda la ciudad por Joseph Ratzinger

EL MISTERIO DEL MAL Y EL ANTÍDOTO DE LA MISERICORDIA


    Respecto al tiempo de Lutero y a la perspectiva clásica de la fe cristiana, para el hombre de hoy las cosas, en cierto modo, se han invertido; es decir, ya no es el hombre quien cree que necesita la justificación en presencia de Dios, sino que es Dios el que debe justificarse por todas las cosas horribles que hay en el mundo y por la miseria del ser humano. Cosas, todas ellas, que en última instancia dependerían de él.

    A este respecto, creo que es indicativo el hecho de que un teólogo católico asuma, incluso de una manera directa y formal, dicha inversión: Cristo no habría sufrido por los pecados de los hombres, sino que más bien, por decirlo de algún modo, habría borrado las culpas de Dios. Aunque ahora la mayor parte de los cristianos no comparta una inversión tan drástica de nuestra fe, se puede decir que todo esto hace surgir una tendencia de fondo de nuestro tiempo. […]

    Sin embargo, en mi opinión sigue existiendo, aunque de otra manera, la percepción de que necesitamos de la gracia y el perdón. Para mí, es un “signo de los tiempos” el hecho de que la idea de la misericordia de Dios esté en el centro y domine cada vez más. […] El Papa Juan Pablo II estaba profundamente impregnado de este impulso, aunque tal vez no emergiera de manera explícita. […] Sólo donde hay misericordia acaban la crueldad, el mal y la violencia.

    El Papa Francisco está completamente de acuerdo con esta línea. Su praxis pastoral se expresa, precisamente, en el hecho de que él habla continuamente de la misericordia de Dios.

    Es la misericordia la que nos mueve hacia Dios, mientras que la justicia, en su presencia, nos da miedo. En mi opinión, esto evidencia que bajo la pátina de seguridad en sí mismo y en su propia justicia, el hombre de hoy conoce profundamente sus heridas y su indignidad ante Dios. Y espera la misericordia. Ciertamente, no es casualidad que para los contemporáneos la parábola del buen samaritano sea la más atractiva.


TAMBIÉN DIOS PADRE SUFRE, POR AMOR

    La contraposición entre el Padre, que insiste absolutamente en la justicia, y el Hijo, que obedece al Padre y que al obedecer acepta la cruel exigencia de la justicia, no sólo es incomprensible hoy, sino que a partir de la teología trinitaria es, en sí, del todo equivocada.

     El Padre y el Hijo son una sola cosa y, por lo tanto, su voluntad es, “ab intrinseco”, una sola. Cuando el Hijo, en el huerto de los olivos, lucha con la voluntad del Padre no es porque deba aceptar para sí una disposición cruel de Dios, sino por el deseo de atraer a la humanidad al interior de la voluntad de Dios. […]

    Pero entonces, ¿por qué la cruz y la expiación? […] Pongámonos ante la increíble y sucia cantidad de mal, de violencia, de mentira, de odio, de crueldad y de soberbia que infectan y destruyen el mundo entero. Todo este mal no puede, simplemente, ser declarado inexistente; ni siquiera por parte de Dios. Debe ser depurado, reelaborado y superado.

    Israel, en la antigüedad, estaba convencido de que el sacrificio diario por los pecados y, sobre todo, la gran liturgia del día de la expiación –el yom kippur– eran necesarios como contrapeso a todo el mal presente en el mundo y que únicamente mediante dicho reequilibrio el mundo podía, por expresarlo de algún modo, ser soportable. Pero cuando en el templo desaparecieron los sacrificios tuvieron que preguntarse qué contraponer a los poderes del mal, que eran muy superiores, y cómo podían encontrar, de alguna manera, el contrapeso. Los cristianos sabían que el templo había sido sustituido por el cuerpo resucitado del Señor crucificado y que su amor radical e inconmensurable era el contrapeso a la inconmensurable presencia del mal. Sabían que Cristo crucificado y resucitado es un poder que puede contrastar el del mal, y que salva el mundo. Sobre este fundamento pudieron también entender el sentido de sus propios sufrimientos, incluidos en el amor de Cristo que sufre y que son parte del poder redentor de dicho amor.

    Antes citaba a ese teólogo para quien Dios ha debido sufrir a causa de sus culpas respecto al mundo. Ahora bien, dado el cambio de perspectiva, emerge esta verdad: Dios, sencillamente, no puede dejar como está todo este mal que deriva de la libertad que Él mismo ha concedido. Sólo Él, que ha venido a formar parte del sufrimiento del mundo, puede redimirlo.

    Sobre esta base, la relación entre el Padre y el Hijo es más perspicua. Reproduzco aquí un pasaje del libro de Henri de Lubac sobre Orígenes que, en mi opinión, es muy claro respecto a este tema:

    “El Redentor ha entrado en el mundo por compasión hacia el género humano. Ha tomado sobre sí nuestras ‘passiones’ antes incluso de ser crucificado… Pero, ¿cuál fue el sufrimiento que Él soportó anticipadamente por nosotros? Fue la pasión del amor. Pero el Padre mismo, el Dios del universo, el que es la sobreabundancia de la longanimidad, la paciencia, la misericordia y la compasión, en un cierto sentido ¿no sufre también?… ¡El Padre mismo no está exento de pasiones! Si lo invocamos Él siente misericordia y compasión, percibe un sufrimiento de amor”.

    En algunas zonas de Alemania había un devoción muy conmovedora que contemplaba la “die Not Gottes”, la indigencia de Dios. Y también la imagen del “trono de gracia” forma parte de esta devoción: el Padre sostiene la cruz y el crucificado y se inclina amorosamente sobre él para, de esta manera, estar juntos en la cruz.

    Así, de un modo grandioso y puro se percibe allí qué significan la misericordia de Dios y la participación de Dios en el sufrimiento del hombre. No se trata de una justicia cruel, del fanatismo del Padre, sino de la verdad y de la realidad de la Creación: de la verdadera e íntima superación del mal que, en última instancia, sólo puede suceder en el sufrimiento del amor.




FE CRISTIANA Y SALVACIÓN DE LOS INFIELES


    Es indudable que, en lo que respecta a este punto, estamos ante una profunda evolución del dogma. […] Si es verdad que los grandes misioneros del siglo XVI estaban convencidos de que quien no estaba bautizado estaba perdido para siempre –y esto explica su compromiso misionero–, después del concilio Vaticano II dicha convicción ha sido abandonada definitivamente en la Iglesia católica.

    De esto deriva una doble y profunda crisis. Por una parte, esto parece eliminar cualquier tipo de motivación por un futuro compromiso misionero. ¿Por qué se debería intentar convencer a las personas de que acepten la fe cristiana cuando pueden salvarse también sin ella?

    Pero también a los cristianos se les planteó una cuestión: la obligatoriedad de la fe y su forma de vida pasó a ser incierta y problemática. Al fin y al cabo, si hay quien se puede salvar también de otros modos ya no está tan claro por qué el cristiano tiene que estar vinculado a las exigencias de la fe cristiana y a su moral. Si la fe y la salvación ya no son interdependientes, también la fe pierde su motivación.

    En los últimos tiempos se han llevado a cabo diversos intentos con el fin de conciliar la necesidad universal de la fe cristiana con la posibilidad de salvarse sin ella.

   Recuerdo dos: ante todo, la conocida tesis de los cristianos anónimos de Karl Rahner. […] Es cierto que esta teoría es fascinante, pero reduce el cristianismo a una pura y consciente presentación de lo que el ser humano es en sí y, por lo tanto, descuida el drama del cambio y de la renovación, fundamental en el cristianismo.

    Aún menos aceptable es la solución propuesta por las teorías pluralistas de la religión, según las cuales todas las religiones, cada una a su manera, serían vías de salvación y, en este sentido, equivalentes entre sí. La crítica de la religión tal como es ejercida por el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la Iglesia primitiva es esencialmente más realista, más concreta y más verdadera en su análisis de las distintas religiones. Un aceptación tan simplista no es proporcional a la grandeza de la cuestión.

    Recordamos sobre todo a Henri de Lubac, y con él a otros teólogos, que insistieron sobre el concepto de sustitución vicaria. […] Cristo, al ser único, era y es para todos: y los cristianos, que en la grandiosa imagen de Pablo constituyen su cuerpo en este mundo, participan de dicho “ser para”. Por decirlo de algún modo, cristianos no se es por sí mismos, sino con Cristo, para los otros.

    Esto no significa poseer una especie de billete especial para entrar en la bienaventuranza eterna, sino la vocación a costruir el conjunto, el todo. Lo que la persona humana necesita en orden a la salvación es la íntima apertura hacia Dios, la íntima expectativa y adhesión a Él y esto, viceversa, significa que nosotros, junto al Señor que hemos conocido, vamos hacia los otros e intentamos hacer visible para ellos el acontecimiento de Dios en Cristo. […]

    Pienso que en la situación actual es, para nosotros, cada vez más evidente y comprensible lo que el Señor le dice a Abraham, es decir, que diez justos habrían bastado para que la ciudad sobreviviera, pero que ésta se destruye a sí misma si no se alcanza este número tan pequeño. Está claro que debemos reflexionar ulteriormente sobre toda esta cuestión.



ROMA, 18 de marzo de 2016 – El texto de Joseph Ratzinger del que más arriba se reproducen los pasajes más relevantes no es inédito. Había sido leído por su secretario, Georg Gänswein, durante un congreso organizado en Roma por los jesuitas de la Rectoría de la iglesia del Gesù, entre el 8 y el 10 de octubre de 2015, mientras en el Vaticano se celebraba el sínodo sobre la familia.
    Pero hasta hace dos días poquísimos conocían este texto, con forma de entrevista. Ahora está a punto de salir un libro que recoge las intervenciones de ese congreso. El miércoles 16 de marzo, el periódico “Avvenire” anticipó amplios pasajes, revelando también el nombre del entrevistador. Pocas horas después, “L’Osservatore Romano” lo publicó íntegro.

    Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.




Fuente:  Blog Grupo Universitario San Ignacio de Loyola



DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ( CAP II )

LA DOCTRINA SOCIAL EN NUESTRO TIEMPO:
APUNTES HISTÓRICOS










       Aunque no entendáis lo secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de ella causa en nosotros una cierta santidad; porque no puede ser que dejéis algo de lo que leáis. Porque la verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo en estas escrituras fuesen compuestas por publicanos, pescadores, artífices de tiendas de campaña, pastores, nobles, y otros torpes e indoctos, para que ningún iletrado pueda alegar por excusas la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene.

 San Crisóstomo.

REFLEXIÓN

TIEMPO DE CUARESMA
SÁBADO DE LA SEMANA V
De la Solemnidad.
 Salmos del Común de santos varones.
19 de marzo


De los Sermones de san Bernardino de Siena, presbítero
(Sermón 2, Sobre san José: Opera 7, 16. 27-30)

FIEL CUIDADOR Y GUARDIÁN

    Es norma general de todas las gracias especiales comunicadas a cualquier creatura racional que, cuando la gracia divina elige a alguien para algún oficio especial o algún estado muy elevado, otorga todos los carismas que son necesarios a aquella persona así elegida, y que la adornan con profusión.


    Ello se realizó de un modo eminente en la persona de san José, que hizo las veces de padre de nuestro Señor Jesucristo y que fue verdadero esposo de la Reina del mundo y Señora de los ángeles, que fue elegido por el Padre eterno como fiel cuidador y guardián de sus más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su esposa; cargo que él cumplió con absoluta fidelidad. Por esto el Señor le dice: Bien, siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.

    Si miramos la relación que tiene José con toda la Iglesia, ¿no es éste el hombre especialmente elegido, por el cual y bajo el cual Cristo fue introducido en el mundo de un modo regular y honesto? Por tanto, si toda la Iglesia está en deuda con la Virgen Madre, ya que por medio de ella recibió a Cristo, de modo semejante le debe a san José, después de ella, una especial gratitud y reverencia.

    Él, en efecto, cierra el antiguo Testamento, ya que en él la dignidad patriarcal y profética alcanza el fruto prometido. Además, él es el único que poseyó corporalmente lo que la condescendencia divina había prometido a los patriarcas y a los profetas.

    Hemos de suponer, sin duda alguna, que aquella misma familiaridad, respeto y altísima dignidad que Cristo tributó a José mientras vivía aquí en la tierra, como un hijo con su padre, no se la ha negado en el cielo; al contrario, la ha colmado y consumado.

    Por esto, no sin razón añade el Señor: Pasa al banquete de tu Señor. Pues, aunque el gozo festivo de la felicidad eterna entra en el corazón del hombre, el Señor prefirió decirle: Pasa al banquete, para insinuar de un modo misterioso que este gozo festivo no sólo se halla dentro de él, sino que lo rodea y absorbe por todas partes, y que está sumergido en él como en un abismo infinito.

    Acuérdate, pues, de nosotros, bienaventurado José, e intercede con tus oraciones ante tu Hijo; haz también que sea propicia a nosotros la santísima Virgen, tu esposa, que es madre de aquel que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por siglos infinitos. Amén.




    Aunque no entendáis lo secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de ella causa en nosotros una cierta santidad; porque no puede ser que dejéis algo de lo que leáis. Porque la verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo en estas escrituras fuesen compuestas por publicanos, pescadores, artífices de tiendas de campaña, pastores, nobles, y otros torpes e indoctos, para que ningún iletrado pueda alegar por excusas la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene. 

San Crisóstomo.

LA FRASE DEL DÍA

Sábado 19 de marzo






    Aunque no entendáis lo secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de ella causa en nosotros una cierta santidad; porque no puede ser que dejéis algo de lo que leáis. Porque la verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo en estas escrituras fuesen compuestas por publicanos, pescadores, artífices de tiendas de campaña, pastores, nobles, y otros torpes e indoctos, para que ningún iletrado pueda alegar por excusas la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene. 

San Crisóstomo.

EVANGELIO

TIEMPO DE CUARESMA
SÁBADO DE LA SEMANA V
19 de marzo
SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA. SOLEMNIDAD


Solemnidad de San José, esposo de la Virgen María

    Segundo Libro de Samuel 7,4-5a.12-14a.16.

    Pero aquella misma noche, la palabra del Señor llegó a Natán en estos términos: «Ve a decirle a mi servidor David: Así habla el Señor: Cuando hayas llegado al término de tus días y vayas a descansar con tus padres, yo elevaré después de ti a uno de tus descendientes, a uno que saldrá de tus entrañas, y afianzaré su realeza.
    El edificará una casa para mi Nombre, y yo afianzaré para siempre su trono real.
    Seré un padre para él, y él será para mí un hijo.
Tu casa y tu reino durarán eternamente delante de mí, y su trono será estable para siempre.»



Salmo 89(88),2-3.4-5.27.29.

Cantaré eternamente el amor del Señor,
proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones.
Porque tú has dicho:
«Mi amor se mantendrá eternamente,

mi fidelidad está afianzada en el cielo.»
Yo sellé una alianza con mi elegido,
hice este juramento a David, mi servidor:
«Estableceré tu descendencia para siempre,

mantendré tu trono por todas las generaciones.»
El me dirá: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora.»
Le aseguraré mi amor eternamente,
y mi alianza será estable para él.


    Carta de San Pablo a los Romanos 4,13.16-18.22.

    Hermanos:
    En efecto, la promesa de recibir el mundo en herencia, hecha a Abraham y a su posteridad, no le fue concedida en virtud de la Ley, sino por la justicia que procede de la fe.
    Por eso, la herencia se obtiene por medio de la fe, a fin de que esa herencia sea gratuita y la promesa quede asegurada para todos los descendientes de Abraham, no sólo los que lo son por la Ley, sino también los que lo son por la fe. Porque él es nuestro padre común, como dice la Escritura: Te he constituido padre de muchas naciones. Abraham es nuestro padre a los ojos de aquel en quien creyó: el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia a las cosas que no existen.
    Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó y llegó a ser padre de muchas naciones, como se le había anunciado: Así será tu descendencia.
Por eso, la fe le fue tenida en cuenta para su justificación.


    Evangelio según San Mateo 1,16.18-21.24a.

    Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo.
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
    José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
    Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
    Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
    Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado.

Fuente: ©Evangelizo.org






    Aunque no entendáis lo secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de ella causa en nosotros una cierta santidad; porque no puede ser que dejéis algo de lo que leáis. Porque la verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo en estas escrituras fuesen compuestas por publicanos, pescadores, artífices de tiendas de campaña, pastores, nobles, y otros torpes e indoctos, para que ningún iletrado pueda alegar por excusas la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene. 

San Crisóstomo.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

TIEMPO DE CUARESMA
SÁBADO DE LA SEMANA V
De la Solemnidad. 19 de marzo
SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA. SOLEMNIDAD


San Juan Pablo II (1920-2005), papa 
Redemptoris custos, 25-26

La primacía de la vida interior de San José

    El clima de silencio que acompaña todo lo que se refiere a San José se extiende también a su trabajo como carpintero en la casa de Nazaret. Con todo, es un silencio que revela de una manera especial el perfil interior de esta figura. Los evangelios hablan exclusivamente de lo que “hizo” José. Pero dan pie para descubrir en sus acciones, envueltas en silencio, un clima de profunda contemplación. José estaba en contacto diario con el misterio “escondido desde siglos” (cf Col 1,26) y que “plantó su tienda” (Jn 1,14) bajo el techo de José. Esto explica porqué, p. e. Santa Teresa de Jesús, la gran reformadora del Carmelo contemplativo, fue una promotora de la renovación del culto a San José en la cristiandad occidental.

    El sacrificio absoluto de José de toda su existencia a las exigencias de la venida del Mesías en su casa, encuentra su justo motivo “en la insondable vida interior, de donde le vienen las órdenes y las ayudas del todo particulares y de donde emanan para él la lógico y la fuerza, propias de las almas simples y transparentes, de las grandes decisiones, como la de poner a disposición divina su libertad, su vocación humana legítima, su felicidad conyugal, aceptando la condición, la responsabilidad y la carga de la familia, renunciando, en aras de un amor virginal incomparable, al amor conyugal natural que constituye a la familia y la alimenta” (Pablo VI).

    Esta sumisión a Dios que es prontitud de la voluntad para consagrarse del todo al servicio de Dios, no es otra cosa que el ejercicio de la devoción que constituye una de las expresiones de la virtud de la religión, según Santo Tomás.


Fuente: ©Evangelizo.org






    Aunque no entendáis lo secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de ella causa en nosotros una cierta santidad; porque no puede ser que dejéis algo de lo que leáis. Porque la verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo en estas escrituras fuesen compuestas por publicanos, pescadores, artífices de tiendas de campaña, pastores, nobles, y otros torpes e indoctos, para que ningún iletrado pueda alegar por excusas la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene. 


San Crisóstomo.



HIMNO

TIEMPO DE CUARESMA

SÁBADO DE LA SEMANA V
De la Solemnidad. 
Salmos del Común de santos varones.
19 de marzo






    Aunque no entendáis lo secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de ella causa en nosotros una cierta santidad; porque no puede ser que dejéis algo de lo que leáis. Porque la verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo en estas escrituras fuesen compuestas por publicanos, pescadores, artífices de tiendas de campaña, pastores, nobles, y otros torpes e indoctos, para que ningún iletrado pueda alegar por excusas la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene. 

San Crisóstomo.

SANTORAL

TIEMPO DE CUARESMA
SÁBADO DE LA SEMANA V
19 de marzo


    Cerca de Munich, en Baviera, de Alemania, beato Narciso Turchan, presbítero de la Orden de Hermanos Menores y mártir, que deportado a causa de la fe desde Polonia, que estaba sometida a un régimen malvado, a los campos de concentración de Dachau, allí murió agotado por las torturas.
    
    Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaros por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto. Rm 12, 1-2 Calendario de Fiestas


Fuente:
©Evangelizo.org







    Aunque no entendáis lo secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de ella causa en nosotros una cierta santidad; porque no puede ser que dejéis algo de lo que leáis. Porque la verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo en estas escrituras fuesen compuestas por publicanos, pescadores, artífices de tiendas de campaña, pastores, nobles, y otros torpes e indoctos, para que ningún iletrado pueda alegar por excusas la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene.

 San Crisóstomo.


SANTORAL

TIEMPO DE CUARESMA
SÁBADO DE LA SEMANA V
19 de marzo
SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA. SOLEMNIDAD


    A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.

    Nuestro Señor fue llamado "hijo de José" (Juan 1:45; 6:42; Lucas 4:22) el carpintero (Mateo 12:55).
    No era padre natural de Jesús (quién fue engendrado en el vientre virginal de la Stma. Virgen María por obra del Espíritu Santo y es Hijo de Dios), pero José lo adoptó y Jesús se sometió a el como un buen hijo ante su padre. ¡Cuánto influenció José en el desarrollo humano del niño Jesús! ¡Qué perfecta unión existió en su ejemplar matrimonio con María!

     San José es llamado el "Santo del silencio" No conocemos palabras expresadas por él, tan solo conocemos sus obras, sus actos de fe, amor y de protección como padre responsable del bienestar de su amadísima esposa y de su excepcional Hijo. José fue "santo" desde antes de los desposorios. Un "escogido" de Dios. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor.

    Las principales fuentes de información sobre la vida de San José son los primeros capítulos del evangelio de Mateo y de Lucas. Son al mismo tiempo las únicas fuentes seguras por ser parte de la Revelación.

    San Mateo (1:16) llama a San José el hijo de Jacob; según San Lucas (3:23), su padre era Heli. Probablemente nació en Belén, la ciudad de David del que era descendiente. Pero al comienzo de la historia de los Evangelios (poco antes de la Anunciación), San José vivía en Nazaret.

    Según San Mateo 13:55 y Marcos 6:3, San José era un "tekton". La palabra significa en particular que era carpintero. San Justino lo confirma (Dial. cum Tryph., lxxxviii, en P. G., VI, 688), y la tradición ha aceptado esta interpretación.

    Si el matrimonio de San José con La Stma. Virgen ocurrió antes o después de la Encarnación aun es discutido por los exegetas. La mayoría de los comentadores, siguiendo a Santo Tomás, opinan que en la Anunciación, la Virgen María estaba solo prometida a José. Santo Tomás observa que esta interpretación encaja mejor con los datos bíblicos.

    Los hombres por lo general se casaban muy jóvenes y San José tendría quizás de 18 a 20 años de edad cuando se desposó con María. Era un joven justo, casto, honesto, humilde carpintero...ejemplo para todos nosotros.

    La literatura apócrifa, (especialmente el "Evangelio de Santiago", el "Pseudo Mateo" y el "Evangelio de la Natividad de la Virgen María", "La Historia de San José el Carpintero", y la "Vida de la Virgen y la Muerte de San José) provee muchos detalles pero estos libros no están dentro del canon de las Sagradas Escrituras y no son confiables.

Amor virginal

    Algunos libros apócrifos cuentan que San José era un viudo de noventa años de edad cuando se casó con la Stma. Virgen María quien tendría entre 12 a 14 años. Estas historias no tienen validez y San Jerónimo las llama "sueños". Sin embargo han dado pie a muchas representaciones artísticas. La razón de pretender un San José tan mayor quizás responde a la dificultad de una relación virginal entre dos jóvenes esposos. Esta dificultad responde a la naturaleza caída, pero se vence con la gracia de Dios.     Ambos recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. En la relación esposal de San José y la Virgen María tenemos un ejemplo para todo matrimonio. Nos enseña que el fundamento de la unión conyugal está en la comunión de corazones en el amor divino. Para los esposos, la unión de cuerpos debe ser una expresión de ese amor y por ende un don de Dios. San José y María Santísima, sin embargo, permanecieron vírgenes por razón de su privilegiada misión en relación a Jesús. La virginidad, como donación total a Dios, nunca es una carencia; abre las puertas para comunicar el amor divino en la forma mas pura y sublime. Dios habitaba siempre en aquellos corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.

    El matrimonio fue auténtico, pero al mismo tiempo, según San Agustín y otros, los esposos tenían la intención de permanecer en el estado virginal. (cf.St. Aug., "De cons. Evang.", II, i in P.L. XXXIV, 1071-72; "Cont. Julian.", V, xii, 45 in P.L.. XLIV, 810; St. Thomas, III:28; III:29:2).

    Pronto la fe de San José fue probada con el misterioso embarazo de María. No conociendo el misterio de la Encarnación y no queriendo exponerla al repudio y su posible condena a lapidación, pensaba retirarse cuando el ángel del Señor se le apareció en sueño:

    "Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Angel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1:19-20, 24).

    Unos meses mas tarde, llegó el momento para S. José y María de partir hacia Belén para apadrinarse según el decreto de Cesar Augustus. Esto vino en muy difícil momento ya que ella estaba en cinta. (cf. Lucas 2:1-7).

    En Belén tuvo que sufrir con La Virgen la carencia de albergue hasta tener que tomar refugio en un establo. Allí nació el hijo de la Virgen. El atendía a los dos como si fuese el verdadero padre. Cual sería su estado de admiración a la llegada de los pastores, los ángeles y mas tarde los magos de Oriente. Referente a la Presentación de Jesús en el Templo, San Lucas nos dice: "Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él".(Lucas 2:33).

    Después de la visita de los magos de Oriente, Herodes el tirano, lleno de envidia y obsesionado con su poder, quiso matar al niño. San José escuchó el mensaje de Dios transmitido por un ángel: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.»Mateo 2:13. San José obedeció y tomo responsabilidad por la familia que Dios le había confiado.

    San José tuvo que vivir unos años con la Virgen y el Niño en el exilio de Egipto. Esto representaba dificultades muy grandes: la Sagrada familia, siendo extranjera, no hablaba el idioma, no tenían el apoyo de familiares o amigos, serían víctimas de prejuicios, dificultades para encontrar empleo y la consecuente pobreza. San José aceptó todo eso por amor sin exigir nada.

    Una vez mas por medio del ángel del Señor, supo de la muerte de Herodes: "«Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". Mateo 2:22.

    Fue así que la Sagrada Familia regresó a Nazaret. Desde entonces el único evento que conocemos relacionado con San José es la "pérdida" de Jesús al regreso de la anual peregrinación a Jerusalén (cf. Lucas 2, 42-51). San José y la Virgen lo buscaban por tres angustiosos días hasta encontrarlo en el Templo. Dios quiso que este santo varón nos diera ejemplo de humildad en la vida escondida de su sagrada familia y su taller de carpintería.

    Lo mas probable es que San José haya muerto antes del comienzo de la vida pública de Jesús ya que no estaba presente en las bodas de Canaá ni se habla mas de él. De estar vivo, San José hubiese estado sin duda al pie de la Cruz con María. La entrega que hace Jesús de su Madre a San Juan da también a entender que ya San José estaba muerto.

    Según San Epifanius, San José murió en sus 90 años y la Venerable Bede dice que fue enterrado en el Valle de Josafat. Pero estas historias son dudosas.

    La devoción a San José se fundamenta en que este hombre "justo" fue escogido por Dios para ser el esposo de María Santísima y hacer las veces de padre de Jesús en la tierra. Durante los primeros siglos de la Iglesia la veneración se dirigía principalmente a los mártires. Quizás se veneraba poco a San José para enfatizar la paternidad divina de Jesús. Pero, así todo, los Padres (San Agustín, San Jerónimo y San Juan Crisóstomo, entre otros), ya nos hablan de San José. Según San Callistus, esta devoción comenzó en el Oriente donde existe desde el siglo IV, relata también que la gran basílica construida en Belén por Santa Elena había un hermoso oratorio dedicado a nuestro santo.

    San Pedro Crisólogo: "José fue un hombre perfecto, que posee todo género de virtudes" El nombre de José en hebreo significa "el que va en aumento. "Y así se desarrollaba el carácter de José, crecía "de virtud en virtud" hasta llegar a una excelsa santidad.

    En el Occidente, referencias a (Nutritor Domini) San José aparecen en el siglo IX en martirologios locales y en el 1129 aparece en Bologna la primera iglesia a él dedicada. Algunos santos del siglo XII comenzaron a popularizar la devoción a San José entre ellos se destacaron San Bernardo, Santo Tomás de Aquino, Santa Gertrudiz y Santa Brígida de Suecia. Según Benito XIV (De Serv. Dei beatif., I, iv, n. 11; xx, n. 17), "La opinión general de los conocedores es que los Padres del Carmelo fueron los primeros en importar del Oriente al Occidente la laudable práctica de ofrecerle pleno culto a San José".

    En el siglo XV, merecen particular mención como devotos de San José los santos Vicente Ferrer (m. 1419), Pedro d`Ailli (m. 1420), Bernadino de Siena (m. 1444) y Jehan Gerson (m. 1429). Finalmente, durante el pontificado de Sixto IV (1471 - 84), San José se introdujo en el calendario Romano en el 19 de Marzo. Desde entonces su devoción ha seguido creciendo en popularidad. En 1621 Gregorio XV la elevó a fiesta de obligación. Benedicto XIII introdujo a San José en la letanía de los santos en 1726.

    San Bernardino de Siena
"... siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años.

    Los franciscanos fueron los primeros en tener la fiesta de los desposorios de La Virgen con San José. Santa Teresa tenía una gran devoción a San José y la afianzó en la reforma carmelita poniéndolo en 1621 como patrono, y en 1689 se les permitió celebrar la fiesta de su Patronato en el tercer domingo de Pascua. Esta fiesta eventualmente se extendió por todo el reino español. La devoción a San José se arraigo entre los obreros durante el siglo XIX. El crecimiento de popularidad movió a Pío IX, el mismo un gran devoto, a extender a la Iglesia universal la fiesta del Patronato (1847) y en diciembre del 1870 lo declaró Santo Patriarca, patrón de la Iglesia Católica. San Leo XIII y Pío X fueron también devotos de San José. Este últimos aprobó en 1909 una letanía en honor a San José.

    Santa Teresa de Jesús "Tomé por abogado y señor al glorioso San José." Isabel de la Cruz, monja carmelita, comenta sobre Santa Teresa: "era particularmente devota de San José y he oído decir se le apareció muchas veces y andaba a su lado."

    "No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo...No he conocido persona que de veras le sea devota que no la vea mas aprovechada en virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a El se encomiendan...Solo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no le creyere y vera por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso patriarca y tenerle devocion..." -Sta. Teresa.

    San Alfonso María de Ligorio nos hace reflexionar: "¿Cuánto no es también de creer aumentase la santidad de José el trato familiar que tuvo con Jesucristo en el tiempo que vivieron juntos?" José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quién Jesús conversaba y oraba. José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda servicial de Jesús en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.

Fuente: ©Evangelizo.org





    Aunque no entendáis lo secretos de la Escritura, con todo, la simple lectura de ella causa en nosotros una cierta santidad; porque no puede ser que dejéis algo de lo que leáis. Porque la verdad, por esto dispuso la gracia del Espíritu Santo en estas escrituras fuesen compuestas por publicanos, pescadores, artífices de tiendas de campaña, pastores, nobles, y otros torpes e indoctos, para que ningún iletrado pueda alegar por excusas la dificultad de comprenderlas, y a fin de que todos entiendan fácilmente lo que en ellas se contiene.

 San Crisóstomo.