sábado, 16 de enero de 2016

El Papa: la educación “como transmisión de contenidos, se acabó, está agotada”


Hay que abrir el plano de la educación hacia esa cultura del encuentro




(RV).- “Les pido que, por favor, sigan adelante, que no se cierren a nuevas propuestas, a propuestas audaces de educación”, son palabras del Papa Francisco en el video mensaje enviado a los participantes de XXIV Congreso Interamericano de Educación Católica en Brasil, que se celebró en San Pablo del 13 al 15 de enero.
    
  Les quiero hacer llegar un saludo a los docentes de América, reunidos en esa hermosa tierra brasileña, organizados por la Confederación Interamericana de Educación Católica. Les agradezco lo que hacen por la educación, es probablemente uno de los desafíos más grandes. Ustedes saben que el pacto educativo está roto. Ustedes saben que la educación, en un mundo donde al centro de la organización mundial no está el hombre sino el miedo, en un mundo así, se está volviendo cada vez más elitista la educación y, hasta diría, nominalista, en el sentido de darle contenidos de nociones, de manera que no completa todo lo humano porque la persona, para sentirse persona, tiene que sentir, tiene que pensar, tiene que hacer. Esos tres lenguajes tan sencillos: el lenguaje de la mente, el del corazón, el de las manos.

    En este momento, el trabajo de ustedes es muy grande. Ya sé, los educadores son los que sufren, en general, la injusticia más grande, son los peores pagados, o sea, no hay conciencia del bien que puede hacer un educador. Hay que abrir el plano de la educación hacia esa cultura del encuentro, que los jóvenes se encuentren entre ellos, sepan sentir, sepan trabajar juntos, sean de la religión que sean, sean de la etnia que sean, de la cultura de la cual vengan, pero juntos por la humanidad. Eso es la cultura del encuentro: es el momento en que la educación enseña a encontrarse a la gente y a llevar adelante obras de siembra. Eso fue lo que en Buenos Aires -no a mí, a mí no se me ocurrió, se le ocurrió a unos laicos- me llevó a favorecer lo que en su momento se llamó “Escuela de vecinos”, que era integrar el pensamiento, el sentimiento de los chicos, de las chicas, que estaban en educación, todas sus inquietudes. Eso fue madurando, se desarrolló y, hoy día, es esa asociación que se llama Schola y que está abriendo caminos, a través del deporte, del arte. El deporte educa, educa en lo que es trabajo en equipo. El arte educa, la ciencia educa, el diálogo educa. Eso es lo que hace hoy día Scholas y que, seguramente, está presente en el encuentro de ustedes.

    A ustedes les pido que, por favor, sigan adelante, que no se cierren a nuevas propuestas, a propuestas audaces de educación. La concepción educativa como transmisión de contenidos, se acabó, está agotada. Un educador brasileño – no me acuerdo el nombre, creo de Matos, pero no recuerdo- decía que la educación tiene que estar basada en tres pilares: transmisión de contenidos, transmisión de hábitos y transmisión de valoraciones – una linda, una linda expresión-. Bueno, eso ahora tradúzcanlo en actividades, y ahí sí van a hacer la cultura del encuentro y no la del desencuentro, o peor, la cultura de la no integración, de la exclusión, donde solamente una élite, a través de una educación selectiva, va a tener el poder el día de mañana o el día de hoy mismo.

    Les agradezco lo que hacen, les agradezco la vocación. Ser educador es lo que hizo Jesús: nos educó. Contra todo un sistema educativo, de los doctores de la Ley, de la rigidez – léanse todos los piropos que Jesús le dice a esa gente en el capítulo 23 de San Mateo- Jesús nos educa a través de otra manera, a través de otro estilo. Nos educa en dos columnas muy grandes: las bienaventuranzas, al principio del Evangelio, y el protocolo sobre el cual vamos a ser juzgados, que está en Mateo 25. Con eso destruyó todo un sistema educativo basado en normas, en preceptos, que en última instancia, se puede decir que era la profecía de lo que fue la Ilustración, que hoy en día la Ilustración no nos sirve para nada.

    Qué Dios los bendiga, recen por mí y sigan adelante y trabajen. Y ojalá los gobiernos sean conscientes de lo que hacen ustedes y les paguen más. Gracias.


CONSEJO DEL PADRE PÍO





DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


La Persona Humana en el designio

 de Amor a Dios

REFLEXIÓN

Reflexiones Espirituales

Sábado 16 de Enero


De la carta de san Clemente primero, papa, a los Corintios (Cap. 31-33: Funk 1, 99-103)

POR LA FE DIOS JUSTIFICÓ 
A TODOS DESDE EL PRINCIPIO

    Procuremos hacernos dignos de la bendición divina y veamos cuáles son los caminos que nos conducen a ella. Consideremos aquellas cosas que sucedieron en el principio. ¿Cómo obtuvo nuestro padre Abraham la bendición? ¿No fue acaso porque practicó la justicia y la verdad por medio de la fe? Isaac, sabiendo lo que le esperaba, se ofreció confiada y voluntariamente al sacrificio. Jacob, en el tiempo de su desgracia, marchó de su tierra, a causa de su hermano, y llegó a casa de Labán, poniéndose a su servicio; y se le dio el cetro de las doce tribus de Israel.

    El que considere con cuidado cada uno de estos casos comprenderá la magnitud de los dones concedidos por Dios. De Jacob, en efecto, descienden todos los sacerdotes y levitas que servían en el altar de Dios; de él desciende Jesús, según la carne; de él, a través de la tribu de Judá, descienden reyes, príncipes y jefes. Y en cuanto a las demás tribus de él procedentes, no es poco su honor, ya que el Señor había prometido: Multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo. Vemos, pues, cómo todos éstos alcanzaron gloria y grandeza no por sí mismos ni por sus obras ni por sus buenas acciones, sino por el beneplácito divino. También nosotros, llamados por su beneplácito en Cristo Jesús, somos justificados no por nosotros mismos ni por nuestra sabiduría o inteligencia ni por nuestra piedad ni por las obras que hayamos practicado con santidad de corazón, sino por la fe, por la cual Dios todopoderoso justificó a todos desde el principio; a él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

    ¿Qué haremos, pues, hermanos? ¿Cesaremos en nuestras buenas obras y dejaremos de lado la caridad? No permita Dios tal cosa en nosotros, antes bien, con diligencia y fervor de espíritu, apresurémonos a practicar toda clase de obras buenas. El mismo Hacedor y Señor de todas las cosas se alegra por sus obras. El, en efecto, con su máximo y supremo poder, estableció los cielos y los embelleció con su sabiduría inconmensurable; él fue también quien separó la tierra firme del agua que la cubría por completo, y la afianzó sobre el cimiento inamovible de su propia voluntad; él, con sólo una orden de su voluntad, dio el ser a los animales que pueblan la tierra; él también, con su poder, encerró en el mar a los animales que en él habitan, después de haber hecho uno y otros.

    Además de todo esto, con sus manos sagradas y puras, plasmó al más excelente de todos los seres vivos y al más elevado por la dignidad de su inteligencia, el hombre, en el que dejó la impronta de su imagen. Así, en efecto, dice Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.» Y creó Dios al hombre; hombre y mujer los creó. Y, habiendo concluido todas sus obras, las halló buenas y las bendijo diciendo: Creced y multiplicaos. Démonos cuenta, por tanto, de que todos los justos estuvieron colmados de buenas obras, y de que el mismo Señor se complació en sus obras.   Teniendo semejante modelo, entreguémonos con diligencia al cumplimiento de su voluntad, pongamos todo nuestro esfuerzo en practicar el bien.


EXTRAÍDA: SEGUNDA LECTURA OFICIO DE LECTURA DEL DÍA

LA FRASE DEL DÍA

Sábado 16 de Enero


EVANGELIO

Tiempo Ordinario 

Sábado 16 de Enero . Semana I



Primer Libro de Samuel 9,1-4.17-19.10,1a.
   
     Había un hombre de Benjamín llamado Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afiaj, hijo de un benjaminita. El hombre estaba en muy buena posición,
y tenía un hijo llamado Saúl, que era joven y apuesto. No había entre los israelitas otro más apuesto que él; de los hombros para arriba, sobresalía por encima de todos los demás.
    Una vez, se le extraviaron las asnas a Quis, el padre de Saúl. Quis dijo entonces a su hijo Saúl: "Lleva contigo a uno de los servidores y ve a buscar las asnas".
Ellos recorrieron las montaña de Efraím y atravesaron la región de Salisá, sin encontrar nada. Cruzaron por la región de Saalém, pero no estaban allí. Recorrieron el territorio de Benjamín, y tampoco las hallaron.
    Cuando Samuel divisó a Saúl, el Señor le advirtió: "Este es el hombre de quien te dije que regirá a mi pueblo".
Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta de la ciudad, y le dijo: "Por favor, indícame dónde está la casa del vidente".
"El vidente soy yo, respondió Samuel a Saúl; sube delante de mí al lugar alto. Hoy ustedes comerán conmigo. Mañana temprano te dejaré partir y responderé a todo lo que te preocupa.
    Samuel tomó el frasco de aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Luego lo besó y dijo: "¡El Señor te ha ungido como jefe de su herencia!



Salmo 21(20),2-3.4-5.6-7.

Señor, el rey se regocija por tu fuerza,
¡y cuánto se alegra por tu victoria!
Tú has colmado los deseos de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.

Porque te anticipas a bendecirlo con el éxito
y pones en su cabeza una corona de oro puro.
Te pidió larga vida y se la diste:
días que se prolongan para siempre.

Su gloria se acrecentó por tu triunfo,
tú lo revistes de esplendor y majestad;
le concedes incesantes bendiciones,
lo colmas de alegría en tu presencia.



FUENTE: Evangelizo.org

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

Sábado 16 de Enero



HIMNO

Tiempo Ordinario

 Sábado de la Semana I

De la Feria. Salterio I 

16 de Enero


SANTORAL

Santoral del Día

Sábado 16 de Enero


    La muerte de Marcelino, en el 304, dejaría vacante la sede de Roma durante más de tres años y medio. En el 305 abdicó el emperador Diocleciano y fue reemplazado por Constancio Cloro. ¿Qué pasaba entonces en la Iglesia de Roma? Se estaba en pleno caos. Los cristianos que habían sobrevivido a la persecución se censuraban recíprocamente. El motivo del enfrentamiento era que, otra vez, los relapsos, es decir, los pobres desventurados que habían claudicado ante el suplicio, deseaban ahora reintegrarse a la Iglesia. Los altercados entre los rigoristas -opuestos a su admisión- y los partidarios de la clemencia llegaron a ser sangrientos.

    En el 307 (o acaso en el 308), una calma pasajera permitió que se pusieran de acuerdo acerca de la elección de un obispo. Marcelo fue designado el 27 de mayo. Como después de todas las persecuciones, lo urgente era reorganizar la Iglesia: y el nuevo obispo dividió Roma en veinticinco distritos, confiando cada uno de ellos a un sacerdote con la doble responsabilidad de formar a los catecúmenos y atender a los penitentes, al mismo tiempo que cuidar las catacumbas y ocuparse de la conmemoración de los mártires. Como la tregua fue breve, los desórdenes estallaron de nuevo. Majencio, que acababa de usurpar el título de emperador, hizo responsable de la agitación al obispo Marcelo, excesivamente rigorista en su opinión. Ordenó su exilio. Y Marcelo murió lejos de Roma el 16 de enero del año 309, o quizá del 308.

    El papa san Damaso I (366-384), autor de epigramas y otros poemas sobre personajes de la Iglesia (en especial sus predecesores) dice sobre san Marcelo I:
«Guía verdadero, manifestó a los caídos que expiaran su delito con lágrimas:
por eso fue para los miserables amargo enemigo,
del furor y el odio de estos se siguió la discordia,
y en la sedición se acabó la paz;
por el delito de uno, que incluso en tiempo de paz renegó de Cristo,
Marcelo fue deportado, por la crueldad de un tirano;
de esta breve manera Dámaso quiere que el pueblo conozca los méritos de Marcelo»

FUENTE: Evangelizo.org