jueves, 18 de febrero de 2016

LITURGIA

Elementos Materiales de la Liturgia

El Templo, el Altar, vestiduras del Papa, obispos y sacerdotes, colores litúrgicos


    Es la vestidura que se pone el obispo sobre las demás prendas.   Consiste en una pieza alargada con una abertura en el centro para pasar la cabeza. Es el símbolo de caridad, que hace dulce y suave el yugo de Jesucristo. Vestidura Sagrada que se pone el alba y que sirve para celebrar la Misa. Está abierta por lo alto, para que entre la cabeza, y por los lados; cae por delante y por detrás desde los hombros hasta media pierna.
    El presbítero o el obispo que preside la Eucaristía se reviste la casulla: su nombre ya indica que es como una especie de "casa pequeña", a modo de manto amplio que cubre a la persona (como el "poncho" americano actual). La casulla es el indumento litúrgico que ha venido a caracterizar sobre todo la celebración eucarística.

Se usan en diferentes colores

Blanco: Representa las fiestas y solemnidades.

Verde: Se utiliza en tiempo ordinario.

Rojo: Representa las fiestas de los mártires y misas especiales de los santos.

Morado: Para la Semana Santa y Cuaresma, así como para la misa de difuntos.


FUENTE: © ACI Prensa




DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ( CAP II )

La Naturaleza de la Doctrina Social






REFLEXIÓN

Reflexiones Espirituales

Jueves 18 de Febrero


De las Homilías de san Asterio de Amasea, obispo (Homilía 13: PG 40, 355-358. 362)

IMITEMOS EL ESTILO DEL SEÑOR
 EN SU MANERA DE APACENTAR

    Si queréis asemejaros a Dios, puesto que habéis sido hechos a su imagen, imitad su ejemplo. Vosotros, que sois cristianos, nombre que en sí mismo implica la bondad, imitad el amor de Cristo.

    Considerad las riquezas de su bondad, ya que, queriendo venir a los hombres haciéndose él mismo hombre, envió ante sí a Juan, como pregonero y ejemplo de penitencia, y, antes de Juan, a todos los profetas, los cuales exhortaban a los hombres a que se arrepintieran, a que volvieran a la vida, a que se enmendaran.

    Luego, al venir él en persona, clamaba con su propia voz: Venid a mí todos los que andáis rendidos y agobiados, que yo os daré descanso. ¿Y cómo acogió a los que hicieron caso de esta invitación? Les concedió sin dificultad el perdón de sus pecados, al momento los libró de todo aquello que los agobiaba: el Hijo los santificó, el Espíritu los confirmó, el hombre viejo fue sepultado en el agua bautismal y el hombre nuevo, regenerado, resplandeció por la gracia.

    ¿Qué se siguió de ahí? El que antes era enemigo se convirtió en amigo, el que era un extraño en hijo, el que era profano en sagrado y santo.

    Imitemos el estilo del Señor en su manera de apacentar; meditemos los evangelios y, viendo en ellos, como en un espejo, su ejemplo de diligencia y benignidad, aprenderemos a fondo estas virtudes.

    En ellos, en efecto, encontramos descrito, con un lenguaje parabólico y misterioso, a un hombre, pastor de cien ovejas, el cual, cuando una de las cien se separó del rebaño e iba errando descarriada, no se quedó con las demás que continuaban paciendo ordenadamente, sino que se marchó a buscar a la descarriada, atravesando valles y desfiladeros, subiendo montes altos y escarpados, pasando por desiertos, y así le fue siguiendo la pista con gran fatiga, hasta que la halló errante.

    Una vez hallada, no le dio de azotes, ni la hizo volver con prisas y a empujones al rebaño, sino que la cargó sobre sus hombros y, tratándola suavemente, la llevó al rebaño, con una alegría mayor por aquella sola que había encontrado que por la muchedumbre de las demás. Reflexionemos sobre el significado de este hecho, envuelto en la oscuridad de una semejanza. Esta oveja y este pastor no significan simplemente una oveja y un pastor cualquiera, sino algo más profundo.

    En estos ejemplos se esconde una enseñanza sagrada. En ellos se nos advierte que no tengamos nunca a nadie por perdido sin remedio y que, cuando alguien se halle en peligro, no seamos negligentes o remisos en prestarle ayuda, sino que a los que se han desviado de la recta conducta los volvamos al buen camino, nos alegremos de su vuelta y los agreguemos a la muchedumbre de los que viven recta y piadosamente.

EXTRAÍDA : SEGUNDA LECTURA OFICIO DE LECTURA DEL DÍA





EVANGELIO

Tiempo de Cuaresma

Jueves 18 de Febrero        Semana I


    Libro de Ester 14,1.3-5.12-14.

    En aquellos días, la reina Ester, temiendo el peligro inminente,
acudió al Señor y rezó así al Señor, Dios de Israel: "Señor mío, único rey nuestro. Protégeme, que estoy sola y no tengo otro defensor fuera de ti, pues yo misma me he expuesto al peligro.
    Desde mi infancia oí, en el seno de mi familia, cómo tú, Señor, escogiste a Israel entre las naciones, a nuestros padres entre todos sus antepasados, para ser tu heredad perpetua; y les cumpliste lo que habías prometido.
    Atiende, Señor, muéstrate a nosotros en la tribulación, y dame valor, Señor, rey de los dioses y señor de poderosos.
    Pon en mi boca un discurso acertado cuando tenga que hablar al león; haz que cambie y aborrezca a nuestro enemigo, para que perezca con todos sus cómplices.
    «¡Señor mío, nuestro Rey, tú eres el Unico! Ven a socorrerme, porque estoy sola, no tengo otra ayuda fuera de ti



    Salmo 138(137),1-2a.2bc-3.7c-8.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
Me postraré ante tu santo Templo.

y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad.
Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.

Tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos.





    Evangelio según San Mateo 7,7-12.

    Jesús dijo a sus discípulos:
    Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
    Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
    ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
    Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
    Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.

Fuente: ©Evangelizo.org




LA FRASE DEL DÍA

Jueves 18 de Febrero





MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

Jueves 18 de Febrero


“Pedid y se os dará....; llamad y se os abrirá.”

    “Inclina tu oído hacia mí, Señor.” (Sal 5,2) Tú has venido, Señor, no sólo por misericordia con tu pueblo Israel, sino para salvar a todas las naciones..., no sólo a restaurar una parte de la tierra, sino a renovar al mundo entero. Por esto “Inclina tu oído hacia mí.” ¡No rechaces mi súplica por indigna, no desdeñes mi oración! No pido oro ni riquezas... Deseando el amor y el respeto de tu nombre, clamo sin cesar: “Inclina tu oído hacia mí, Señor.”

    Israel gozaba de tus bienes. Yo también tendré experiencia de tus beneficios. Tú sacaste a tu pueblo de Egipto. Sácame de mi error. Tú lo rescataste del poder de Faraón. Líbrame del autor del mal. Tú lo hiciste pasar por el Mar Rojo. Condúceme a través de las aguas bautismales. Tú lo guiaste con una columna de fuego. Ilumíname por tu Espíritu Santo. Israel comió del pan de ángeles en el desierto. Dame tu Cuerpo santísimo. Bebió el agua de la roca; sacia mi sed con la Sangre de tu costado. Israel recibió las tablas de la ley; grava tu evangelio en mi corazón...

    “Inclina tu oído hacia mí, Señor.” ¡Comprende mi grito! Gracias a este grito, Moisés tuvo a la creación como aliada para tu pueblo ( en el mar rojo). Gracias a este clamor, Josué paró el curso del sol (Jos 10,12) Gracias a este grito, Elías volvió estériles las nubes del cielo. (1R 17,1) Gracias a este clamor, Ana engendró un hijo contra toda esperanza (1S 1,10ss) ¡Señor, atiende, pues, mi súplica!

    Proclamo el poder absoluto del Padre y la mediación del Hijo, su misión en el mundo y su obediencia. El Padre tiene su trono eterno y tú, “inclinaste los cielos y bajaste” (Sal 28,10; 17,10)... En el Jordán recibiste el testimonio del Padre...; multiplicando los panes en el desierto, levantaste los ojos hacia el cielo y pronunciaste la bendición. Cuando estuviste suspendido en la cruz, el Padre recibió tu espíritu; cuando depositaron tu cuerpo en el sepulcro, él te resucitó al tercer día. Por todo esto clamo en mi oración, esto es lo que proclamo a través de los tiempos.


Fuente: ©Evangelizo.org




HIMNO

TIEMPO DE CUARESMA
JUEVES DE LA SEMANA I
Propio del Tiempo. Salterio I
18 de Febrero





SANTORAL

Santoral del Día

Jueves 18 de Febrero


    Santa Bernardette nació el 7 de enero, de 1844 en el pequeño pueblo de Lourdes, en las hermosas montañas de los Pirineos franceses. En su bautismo le pusieron el nombre de Marie-Bernard, pero desde pequeña la llamaban por el diminutivo "Bernardette".

    Su padre Francisco era un hombre honesto y recto pero no muy capaz en los negocios. Trabajó como molinero para los Casterot, una familia acomodada. Vivía con su familia en el molino de Boly. Su madre, Luisa Casterot, se casó a los 16 años. Se pensaba que así su futuro estaría asegurado pero las cosas no resultaron de esa manera. Cuando los clientes venían a moler su trigo, la joven pareja les servía una comida completa. Esto podía hacerse en tiempos de abundancia, pero llegó a hacer crisis en tiempos de estrechez.

    Las deudas forzaron a los Soubirous a dejar el molino y albergarse en una celda, propiedad de un primo de Francisco, que había sido parte de una prisión. En un solo cuarto vivían los seis, el padre, la madre y los cuatro hijos. Los mayores eran las mujeres, Bernardette la primera, después de ella venía Toinette (dos años y medio más joven), y luego los dos varones, Jean-Marie y Justin. Para conseguir el escaso pan para los niños, Francisco y Luisa tomaban todo tipo de trabajos que podían encontrar.

    Cuando nació Bernardette la familia todavía tenía recursos. Una prueba de ello es que la niña fue confiada a una nodriza por seis meses. La nodriza, llamada Marie Avarant y de casada Lagues, vivía en Bartres, en el campo a 5 millas de Lourdes. Marie Lagues amamantó a Bernardette por 15 meses, desde junio de 1844 a octubre de 1845. De acuerdo con la costumbre ambas familias quedaron muy unidas entre sí.

    Las dificultades económicas de la familia Soubirous dio oportunidad a Marie para pedir hacerse cargo de Bernardette. El pretexto fue que le ayudase con otros niños, pero en realidad la quería para el pastoreo de ovejas. Quedó así como una pastorcita contratada aunque sin paga.

    Al ir a Bartres le prometieron que podría prepararse con el sacerdote del lugar para hacer su Primera Comunión. Tenía casi 14 años y era la única niña de su edad en Lourdes que no la había recibido. Pero al ver que era muy buena en su trabajo, la obligaban a pasar más tiempo cuidando las ovejas, lo que no le permitía asistir a las clases de catecismo. Los dos niños de la familia donde vivía se marchaban todas las mañanas a las clases de catecismo, mientras a ella le exigían marcharse al campo a pastorear. Esto le dolía mucho en su corazón.

    Ha surgido un interrogante sobre la inteligencia de Bernardette. Muchos sugieren que no era inteligente. Es cierto que ella aprendía con dificultad y hasta ella misma decía que tenía "mala cabeza", queriendo decir que tenía poca memoria. Al habérsele negado la posibilidad de estudiar, Bernardette, a los 13 años de edad, todavía no sabía ni leer ni escribir. El maestro Jean Barbet, quién en una ocasión le dio clases de catecismo, decía de ella: "Bernardette tiene dificultad en retener las palabras del catecismo porque no puede estudiarlas, ya que no sabe leer, pero ella hace un gran esfuerzo en comprender el sentido de las explicaciones. Aún mas, ella es muy atenta y, especialmente, muy piadosa y modesta". Sin duda Bernardita había sabido cultivar un gran tesoro de Dios: un corazón adornado de las mas bellas virtudes cristianas: inocencia, amabilidad, bondad, caridad y dulzura.

    El sacerdote de Bartres, Abbé Arder, si bien se marchó a un monasterio poco después que llegara Bernardette, en los pocos contactos que tuvo con ella pudo captar la excelencia de su corazón. El tenía mucha fe en las apariciones de La Salette(1846), ocurridas once años atrás y así comparaba a Bernardette con los niños de La Salette.

    Decía: "Ella me parece una flor toda envuelta con perfume divino. Yo le aseguro que en muchas ocasiones cuando la he visto, he pensado en los niños de La Salette. Ciertamente, si la Santísima Virgen se le apareció a Maximino y a Melania, lo hizo en orden a que ellos se convirtieran en simples y piadosos como ella."

    Ni la ignorancia, ni la pobreza, ni el aspecto enfermizo de Bernardette le previnieron de apreciar en ella la simplicidad y la piedad.

    Decía el Sacerdote en una ocasión: "Mira a esta pequeña. Cuando la Virgen Santísima quiere aparecerse en la tierra, ella escoge niños como esta"

    Sus palabras fueron proféticas ya que a los pocos meses la Virgen se le comienza a aparecer en la gruta de Massabielle, cerca de Lourdes.

    Cuando Bernardette vio que su deseo de prepararse para recibir la Comunión no era posible en Bartres, le pidió a María Lagues que le permitiera ir a Lourdes donde insistió a sus padres que le concedieran regresar a casa. Quería recibir la Primera Comunión y tendría que empezar las clases de catecismo inmediatamente quería recibirla en 1858. Sus padres accedieron y regresó a Lourdes el 28 de enero, de 1858, solo 14 días antes de la primera aparición de la Virgen.

    Es importante, por lo tanto, comprender la razón por la que Bernardette se encontraba en Lourdes cuando tenía 14 años y comenzaron las apariciones: ella buscaba con todo su corazón recibir la Santa Comunión. Las Virgen visita a un alma muy pura llena de amor por su Hijo, un alma dispuesta a cualquier sacrificio para llevar a cabo la obra de Dios. Bernardette, al verse impedida de recibir la comunión, recurre a la Virgen, reza diariamente el rosario y la Virgen le abre las puertas. La Virgen sabe que puede confiar en ella el trascendente mensaje que desea comunicar al mundo.


Enséñanos a creer
como Tú has creído.

Enséñanos a amar a Dios
y a nuestros hermanos
como Tú los has amado.

Haz que nuestro amor
hacia los demás sea siempre
paciente, benigno y respetuoso.
¡Oh Virgen Santísima de Lourdes,
míranos clemente en esta hora!
-Juan Pablo II

Te pedimos Señor, que nosotros tus siervos,
gocemos siempre de salud de alma y cuerpo;
y por la intercesión de Santa Maria,
bajo su advocación de la Virgen de Lourdes,
líbranos de las tristezas de este mundo,
concédenos las alegrías del cielo,
y la gracia especial que solicitamos
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Fuente: ©Evangelizo.org