lunes, 2 de mayo de 2016

INTENCIONES SANTO PADRE MAYO 2016

Intenciones de Oración del Papa Francisco para el Mes de Mayo 2016


    Este mes de Mayo, el mes de María, el Santo Padre ha hecho conocer las intenciones tanto evangelizadoras como universales para que nos unamos en oración todos los cristianos. En ellas la difusión del santo Rosario tanto en las familias como en las comunidades es de gran importancia, como también el respeto y valorización de la mujer


    La intención universal del Apostolado de la Oración del Santo Padre para mayo es: 

"Para que en todos los países del mundo las mujeres sean honradas y respetadas y sea valorizado su imprescindible aporte social".

    En tanto, la intención evangelizadora del pontífice para al mes es:

"Para que se difunda en las familias, comunidades y grupos, la práctica de rezar el santo Rosario por la evangelización y por la paz”.



    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

AMORIS LAETITIA






    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

CATEQUESIS SOBRE LOS SACRAMENTOS

CAPÍTULO PRIMERO
LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA




    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ( CAP III )

LA PERSONA HUMANA Y SUS MÚLTIPLES DIMENSIONES




    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

REFLEXIÓN

LUNES DE LA SEMANA VI
Del común de pastores para un santo obispo, y del común de doctores de la Iglesia. 
02 de mayo

SAN ATANASIO, obispo y doctor de la Iglesia. (MEMORIA).

    Nació en Alejandría el año 295; en el Concilio de Nicea acompañó al obispo Alejandro, del que fue luego sucesor. Luchó incansablemente contra la herejía de los arrianos, lo cual le acarreó muchos sufrimientos y ser desterrado varias veces. Escribió importantes obras en defensa y explicación de la fe 
ortodoxa. Murió el año 373.


    De las disertaciones de san Atanasio, obispo
    (Disertación sobre la encarnación del Verbo, 8-9: PG 25, 110-111)

LA ENCARNACIÓN DEL VERBO

    El Verbo de Dios, incorpóreo e inmune de la corrupción y de la materia, vino al lugar donde habitamos, aunque nunca antes estuvo ausente, ya que nunca hubo parte alguna del mundo privada de su presencia, pues, por su unión con el Padre, lo llenaba todo en todas partes.

    Pero vino por su benignidad, en el sentido de que se nos hizo visible. Compadecido de la debilidad de nuestra raza y conmovido por nuestro estado de corrupción, no toleró que la muerte dominara en nosotros ni que pereciera la creación, con lo que hubiera resultado inútil la obra de su Padre al crear al hombre, y por esto tomó para sí un cuerpo como el nuestro, ya que no se contentó con habitar en un cuerpo ni tampoco en hacerse simplemente visible.   En efecto, si tan sólo hubiese pretendido hacerse visible, hubiera podido ciertamente asumir un cuerpo más excelente; pero él tomó nuestro mismo cuerpo.

    En el seno de la Virgen, se construyó un templo, es decir, su cuerpo, y lo hizo su propio instrumento, en el que había de darse a conocer y habitar; de este modo, habiendo tomado un cuerpo semejante al de cualquiera de nosotros, ya que todos estaban sujetos a la corrupción de la muerte, lo entregó a la muerte por todos, ofreciéndolo al Padre con un amor sin límites; con ello, al morir en su persona todos los hombres, quedó sin vigor la ley de la corrupción que afectaba a todos, ya que agotó toda la eficacia de la muerte en el cuerpo del Señor, y así ya no le quedó fuerza alguna para ensañarse con los demás hombres, semejantes a él; con ello también, hizo de nuevo incorruptibles a los hombres, que habían caído en la corrupción, y los llamó de muerte a vida, consumiendo totalmente en ellos la muerte, con el cuerpo que había asumido y con el poder de su resurrección, del mismo modo que la paja es consumida por el fuego.

    Por esta razón asumió un cuerpo mortal: para que este cuerpo, unido al Verbo que está por encima de todo, satisficiera por todos la deuda contraída con la muerte; para que, por el hecho de habitar el Verbo en él, no sucumbiera a la corrupción; y, finalmente, para que, en adelante, por el poder de la resurrección, se vieran ya todos libres de la corrupción.

    De ahí que el cuerpo que él había tomado, al entregarlo a la muerte como una hostia y víctima limpia de toda mancha, alejó al momento la muerte de todos los hombres, a los que él se había asemejado, ya que se ofreció en lugar de ellos.

    De este modo, el Verbo de Dios, superior a todo lo que existe, ofreciendo en sacrificio su cuerpo, templo e instrumento de su divinidad, pagó con su muerte la deuda que habíamos contraído, y, así, el Hijo de Dios, inmune a la corrupción, por la promesa de la resurrección, hizo partícipes de esta misma inmunidad a todos los hombres, con los que se había hecho una misma cosa por su cuerpo semejante al de ellos.

    Es verdad, pues, que la corrupción de la muerte no tiene ya poder alguno sobre los hombres, gracias al Verbo, que habita entre ellos por su encarnación.





    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

LA FRASE DEL DÍA

Lunes 02 de mayo



    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

EVANGELIO

LUNES DE LA SEMANA VI
Del común de pastores para un santo obispo, y del común de doctores de la Iglesia. 
02 de mayo

SAN ATANASIO, obispo y doctor de la Iglesia. (MEMORIA).

    Nació en Alejandría el año 295; en el Concilio de Nicea acompañó al obispo Alejandro, del que fue luego sucesor. Luchó incansablemente contra la herejía de los arrianos, lo cual le acarreó muchos sufrimientos y ser desterrado varias veces.
Escribió importantes obras en defensa y explicación de la fe ortodoxa.Murió el año 373.


    Libro de los Hechos de los Apóstoles 16,11-15.


    En aquellos días, nos embarcamos en Tróade y fuimos derecho a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis.
    De allí fuimos a Filipos, ciudad importante de esta región de Macedonia y colonia romana. Pasamos algunos días en esta ciudad, y el sábado nos dirigimos a las afueras de la misma, a un lugar que estaba a orillas del río, donde se acostumbraba a hacer oración. Nos sentamos y dirigimos la palabra a las mujeres que se habían reunido allí.
    Había entre ellas una, llamada Lidia, negociante en púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara las palabras de Pablo.
    Después de bautizarse, junto con su familia, nos pidió: "Si ustedes consideran que he creído verdaderamente en el Señor, vengan a alojarse en mi casa"; y nos obligó a hacerlo.



Salmo 149(148),1-2.3-4.5-6a.9b.


Canten al Señor un canto nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que Israel se alegre por su Creador
y los hijos de Sión se regocijen por su Rey.

Celebren su Nombre con danzas,
cántenle con el tambor y la cítara,
porque el Señor tiene predilección por su pueblo
y corona con el triunfo a los humildes.

Que los fieles se alegren por su gloria
y canten jubilosos en sus fiestas.
Glorifiquen a Dios con sus gargantas;
ésta es la victoria de todos sus fieles.




    Evangelio según San Juan 15,26-27.16,1-4a.

    En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
    Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio.
    Les he dicho esto para que no se escandalicen.
Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios.
    Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
    Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.»

Fuente: ©Evangelizo.org




    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

TIEMPO PASCUAL
LUNES DE LA SEMANA VI
02 de mayo


    San Cirilo de Alejandría (380-444), obispo y doctor de la Iglesia
    Comentario al evangelio de Juan, 10


«También vosotros daréis testimonio»

    Todo lo que Cristo debía hacer en la tierra se había ya cumplido; pero convenía que nosotros «llegáramos a ser partícipes de la naturaleza divina» del Verbo (2P 1,4), esto es, que abandonásemos nuestra vida anterior para transformarla y conformarla a un nuevo estilo de vida y santidad... Pues mientras Cristo vivía personalmente entre los creyentes, se les mostraba como el dispensador de todos sus bienes; pero cuando llegó la hora de regresar al Padre celestial, continuó presente entre sus fieles mediante su Espíritu, y «habitando por la fe en nuestros corazones» (Ef 3,17).

    Este mismo Espíritu transforma y traslada a una nueva condición de vida a los fieles en que habita y tiene su morada. Esto puede ponerse fácilmente de manifiesto con testimonios tanto del antiguo como del nuevo Testamento. Así el piadoso Samuel dice a Saúl: «Te invadirá el Espíritu del Señor, y te convertirás en otro hombre» (1S 10,6). Y san Pablo: «Nosotros todos, que llevamos la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente; así es como actúa el Señor, que es Espíritu» (2C 3,18).

    No es difícil percibir como transforma el Espíritu la imagen de aquello en los que habita: del amor a las cosas terrenas, el Espíritu nos conduce a las esperanza de las cosas del cielo; y de la cobardía y la timidez, a la valentía y generosa intrepidez de espíritu. Sin duda es así como encontramos a los discípulos, animados y fortalecidos por el Espíritu, de tal modo que no se dejaron vencer en absoluto por los ataques de los perseguidores, sino que se adhirieron con todas sus fuerzas al amor de Cristo. Se trata exactamente de lo que había dicho el Salvador: «Os conviene que yo me vaya al cielo» (Jn 16,7). En este tiempo, en efecto, descendería el Espíritu.


Fuente: ©Evangelizo.org




    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

HIMNO

LUNES DE LA SEMANA VI
Del común de pastores para un santo obispo, y del común de doctores de la Iglesia. 
02 de mayo

SAN ATANASIO, obispo y doctor de la Iglesia. (MEMORIA).

    Nació en Alejandría el año 295; en el Concilio de Nicea acompañó al obispo Alejandro, del que fue luego sucesor. Luchó incansablemente contra la herejía de los arrianos, lo cual le acarreó muchos sufrimientos y ser desterrado varias veces. Escribió importantes obras en defensa y explicación de la fe ortodoxa. Murió el año 373.



    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín

SANTORAL

TIEMPO PASCUAL
LUNES DE LA SEMANA VI 
02 de mayo


    Atanasio significa: Inmortal.

    Es el arzobispo que fue desterrado cinco veces por defender la religión. En la misa de su fiesta se lee el evangelio que trae esta recomendación de Jesús: "Cuando los destierren de una ciudad, váyanse a otra. Les aseguro que no se acabarán las ciudades de su país antes de que venga el Hijo del Hombre. El discípulo no es más que su maestro. Si a Mí me han perseguido, también a Uds. los perseguirán".

    San Atanasio nació en Alejandría, Egipto, hacia el año 297. Siendo todavía un niño en el año 311, presenció el martirio de su obispo Pedro de Alejandría y de otros cristiano, muertos en la persecución que hicieron los paganos. Luego supo con alegría que el año 313 el emperador Constantino declaraba la libertad religiosa para los cristianos, y se acababa la persecución.

    De joven conoció al gran penitente San Antonio Abad y la amistad con tan famosos santo le fue de inmenso provecho durante toda su vida.

    Con grandes cualidades para la oratoria y una brillante inteligencia, se dedicó a prepararse para el sacerdocio, y siendo diácono fue escogido como secretario de Alejandro, arzobispo de Alejandría. En esta joven edad de 23 años escribió su primero libro acerca de la Encarnación de Jesucristo.

    Por aquél tiempo apareció en Alejandría un hereje llamado Arrio, que enseñaba que Jesucristo no era Dios. (Si Jesucristo no fuera Dios, nuestra religión sería vana, pues estaríamos adorando a un hombre. Y un hombre no le resuelve los problemas a nade. Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre).

    Atanasio de dedicó a combatir al hereje Arrio y obtuvo que su arzobispo reuniera a los obispos de la nación y a muchos sacerdotes y en un Concilio Nacional condenaron a Arrio y le prohibieron enseñar sus errores.

    Pero Arrio era un hombre terrible y se dedicó a propagar su herejía por países, y muchos que deseaban vivir una vida más fácil y que sabían que si Cristo no era Dios no había entonces porqué obedecerle ni seguir sus leyes, se dedicaron a propagar su dañosa herejía. Entonces se reunieron los obispos del mundo, en el Primer Concilio, el Concilio de Nicea, el año 325, y condenaron a Arrio y decretaron que debía ser derrotado. San Atanasio asistió a ese Concilio como Secretario de su obispo Alejandro y fue su consejero en las discusiones.

    Y sucedió que Eusebio de Nicomedia, un hombre muy influyente en el gobierno, convenció al emperador Constantino de que Arrio debía ser admitido otra vez en la Iglesia Católica. Constantino escribió a San Atanasio pidiéndole que admitiera al hereje, y el santo le respondió que jamás podía él aceptar como católico a quien se atrevía a negar que Jesucristo es Dios. Y entonces el emperador desterró a Atanasio, hacia Tréveris, ciudad de Alemania. Allá estuvo dos años desterrado, e hizo muy buena amistad con San Maximino el obispo de esa ciudad.

    Al morir Constantino, su sucesor dio permiso para que volvieran a sus ciudades los que estaban desterrados, y Atanasio volvió a Alejandría, siendo recibido por el pueblo con grandes demostraciones de alegría. Pero los arrianos y otros enemigos de la verdadera religión le inventaron muchas calumnias y eligieron a un falso arzobispo e hicieron que Atanasio tuviera que irse de la nación por ocho años. Se fue a Roma y allá el Sumo Pontífice se declaró a su favor. (Una de las calumnias que le inventaban era que él había matado a un obispo, y presentaban el brazo cortado del tal obispo. San Atanasio supo dónde tenían escondido al obispo aquel y se fue y se lo trajo y cuando ya lo iban a condenar por ese homicidio les presentó al tal muerto, bien vivo y muy lleno de salud y con ambos brazos).

    El emperador Cosntante, que era arriano, expulsó a la fuerza otra vez a Atanasio, porque defendía que Cristo sí es Dios. Y el santo tuvo que estarse escondido seis años entre los monjes del desierto. En estos años escribió sus mejores obras y llegó a una gran santidad.

    Al morir Constante, volvió Atanasio a Alejandría, pero poco después subió al trono un apóstata, renegado, llamado Juliano y lo desterró también. (Cuando la policía de Juliano lo iba persiguiendo por el Río Nilo, el santo que iba disfrazado de campesino hizo devolver su embarcación, y al encontrarse con los perseguidores, éstos le preguntaron: "¿Ha pasado por aquí Atanasio? ¿Estará muy lejos?". Y él les respondió: "Sí, pasó hace poco rato y no está lejos". Los otros siguieron río arriba, y no lograron reconocerlo). Al morir Juliano, ya pudo volver el obispo otra vez a Alejandría.

    Y llegó un nuevo emperador, Valente, el cual decretó otra vez que Atanasio debía ser desterrado. El santo se refugió en una casa de las afueras de la ciudad, cerca del sepulcro de su padre, y allí estuvo escondido por cuatro meses, durante los cuales escribió una biografía que se ha hecho famosa: La Vida de San Antonio Abad. Pero luego el emperador, por miedo a que en Alejandría estallara alguna revolución, porque los católicos estaban cansados de tanto ver perseguir a su arzobispo, decretó que podía volver otra vez a la ciudad. Y en los últimos siete años ya nadie lo volvió a desterrar. Había estado desterrado por 17 años, en sus 5 destierros.

    San Atanasio fue el obispo más famoso de su siglo. Tuvo que vivir en una época sumamente difícil y combatir a enemigos muy peligrosos y traicioneros que pretendían quitarle a la religión católica una verdad fundamental que es la que enseña que Jesucristo sí es Dios. En sus 45 años de sacerdocio no dejó nunca de predicar en favor de Jesucristo. Por eso se dice que después de los apóstoles en la antigüedad quizá ninguno contribuyó más que Atanasio a hacer amar a Jesucristo.

    Dice un obispo de su tiempo: "Cuando murió el obispo Alejandro, el pueblo se reunió en el templo durante tres días y gritaba que deseaba por obispo a Atanasio porque les parecía el más santo de los candidatos a obispo". Es que ya desde joven tenía fama de ser santo. Su vida fue un calvario: cinco reyes lo desterraron, pero jamás ninguno logró conseguir que dejara de proclamar que Cristo sí es Dios y que la divinidad de Jesús es la razón de nuestra esperanza.

    Atanasio fue el campeón de la libertad de la iglesia frente a los poderes civiles que pretendían meterse en lo religioso que a ellos no les pertenece. Tenía temple de luchador, y se enfrentaba sin miedo a cuantos trataban de negar las verdades de la religión católica. Pero a la vez cumplía lo que decía Jesús: "Sean prudentes como serpientes", y cuando veía que sus adversarios le tenían trampas preparadas, huía muy a tiempo antes de caer en sus garras. Algunas de sus fugas fueron espectaculares. Cuando ya los enemigos se imaginaban que caería en sus garras, él aparecía en otros sitios muy distantes escribiendo y hablando en favor de Cristo y previniendo a los creyentes para que no se dejaran engañar de los herejes.

    Hablaba un lenguaje totalmente claro y franco y no iba con rodeos cuando había que defender la verdadera fe. Al pan lo llamaba pan y al vino, vino, gustara o no gustara a los enemigos de la religión.

    Cuando Dios le señala a una persona un oficio muy especial en su Iglesia le concede una personalidad apropiada para el oficio que va a tener que desempeñar. A Atanasio le concedió un temperamento heroico y a la vez le fue alimentando su gran personalidad permitiéndole que en cada destierro lograr ir al desierto o a otros sitios alejados a meditar, a rezar, a estudiar y a prepararse para sus futuros combates.

    De uno de sus perseguidores, Juliano el apóstata, se dice que le preguntó por burla a un carpintero católico: "¿Qué está haciendo en el cielo su jefe el Carpintero de Nazareth?". Y que el creyente le respondió: "Está fabricando ataúdes para los que se oponen a su santa religión". Y se cuenta también que Juliano al morir atravesado en una batalla, se arrancó la flecha que lo hería y murió mirando al cielo y diciendo: "Venciste Galileo". En cambio San Atanasio al terminar su existencia pudo exclamar gozoso: mi vida fue un calvario. Me persiguieron pero no pudieron conmigo. Te acompañé en esta vida en tu Pasión Dolorosa, ahora espero acompañarte en tu gloria en la Vida Eterna.
Murió el 2 de mayo del año 373, a los 76 años.

    Dijo Jesús: "A quien se declare a mi favor ante la gente de este mundo, yo me declararé a su favor ante mi Padre Celestial y sus ángeles".

HONDO SABER DE DIOS FUE VUESTRA CIENCIA

Hondo saber de Dios fue vuestra ciencia.
su espíritu de verdad os dio a beberla
en la Revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

Demos gracias a Dios humildemente,
y al Hijo, su verdad que a todos guía,
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.

    Dios todopoderoso y eterno, que suscitaste a san Atanasio como preclaro defensor de la divinidad de tu Hijo, haz que nosotros, iluminados por sus enseñanzas y ayudados por sus ejemplos, crezcamos en tu conocimiento y en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Fuente: ©Evangelizo.org



    "Tu rostro buscaré, Señor". Con perseverancia insistiré en esta búsqueda; en efecto, no buscaré algo de poco valor, sino tu rostro, Señor, para amarte gratuitamente, dado que no encuentro nada más valioso.

    San Agustín