martes, 15 de octubre de 2024

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 16 de Octubre - San Lucas 11,42-46


    Carta de San Pablo a los Gálatas 5,18-25.

    Hermanos: Si están animados por el Espíritu, ya no están sometidos a la Ley.
    Se sabe muy bien cuáles son las obras de la carne: fornicación, impureza y libertinaje, idolatría y superstición, enemistades y peleas, rivalidades y violencias, ambiciones y discordias, sectarismos, disensiones y envidias, ebriedades y orgías, y todos los excesos de esta naturaleza. Les vuelvo a repetir que los que hacen estas cosas no poseerán el Reino de Dios.
    Por el contrario, el fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia. Frente a estas cosas, la Ley está de más, porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y sus malos deseos.
    Si vivimos animados por el Espíritu, dejémonos conducir también por él.


Salmo 1,1-2.3.4.6.

¡Feliz el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en el camino de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los impíos,
sino que se complace en la ley del Señor
y la medita de día y de noche!

El es como un árbol
plantado al borde de las aguas,
que produce fruto a su debido tiempo,
y cuyas hojas nunca se marchitan:
todo lo que haga le saldrá bien.

No sucede así con los malvados:
ellos son como paja que se lleva el viento.
Porque el Señor cuida el camino de los justos,
pero el camino de los malvados termina mal.


    Evangelio según San Lucas 11,42-46.

    «¡Ay de ustedes, fariseos, que pagan el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y descuidan la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
    ¡Ay de ustedes, fariseos, porque les gusta ocupar el primer asiento en las sinagogas y ser saludados en las plazas!
    ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven y sobre los cuales se camina sin saber!".
    Un doctor de la Ley tomó entonces la palabra y dijo: «Maestro, cuando hablas así, nos insultas también a nosotros».
   El le respondió: «¡Ay de ustedes también, porque imponen a los demás cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni siquiera con un dedo!»

   Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 16 de Octubre - «No imitéis su conducta, porque dicen y no hacen»


        Papa Francisco Ángelus, 5 de noviembre de 2017 Plaza de San Pedro

 
«No imitéis su conducta, porque dicen y no hacen» 

    Hermanos y hermanas, un defecto frecuente en los que tienen una autoridad, tanto autoridad civil como eclesiástica, es el de exigir de los otros cosas, también justas, pero que ellos no ponen en práctica en primera persona. Tienen una doble vida. Dice Jesús: «Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas». Esta actitud es un mal ejercicio de la autoridad, que sin embargo debería tener su primera fuerza precisamente en el buen ejemplo.

    La autoridad nace del buen ejemplo, para ayudar a los otros a practicar lo que es justo y necesario, sosteniéndoles en las pruebas que se encuentran en el camino del bien. La autoridad es una ayuda, pero si está mal ejercida, se convierte en opresiva, no deja crecer a las personas y crea un clima de desconfianza y de hostilidad, y lleva también a la corrupción.

    Jesús denuncia abiertamente algunos comportamientos negativos de los escribas y de algunos fariseos: «quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas».

    Esta es la tentación que corresponde a la soberbia humana y que no siempre es fácil de vencer. Es la actitud de vivir solo por la apariencia.

    Después Jesús les da mandatos a sus discípulos: «no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro, y vosotros sois todos hermanos. […] Ni tampoco os dejéis llamar “Directores”, porque uno solo es vuestro Director: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor».

    Nosotros discípulos de Jesús no debemos buscar título de honor, de autoridad o de supremacía. Yo os digo que a mí personalmente me duele ver a personas que psicológicamente viven corriendo detrás de la vanidad de las condecoraciones. Nosotros, discípulos de Jesús, no debemos hacer esto, ya que entre nosotros debe haber una actitud sencilla y fraterna.

    Todos somos hermanos y no debemos de ninguna manera dominar a los otros y mirarlos desde arriba. No. Todos somos hermanos. Si hemos recibido cualidades del Padre celeste, debemos ponerlas al servicio de los hermanos, y no aprovecharnos para nuestra satisfacción e interés personal. No debemos considerarnos superiores a los otros; la modestia es esencial para una existencia que quiere ser conforme a la enseñanza de Jesús, que es manso y humilde de corazón y ha venido no para ser servido sino para servir.

SANTORAL - SANTA MARGARITA MARÍA ALACOQUE

16 de Octubre


    Margarita nació en una familia rica de Borgoña en 1647. Sus padres eran católicos practicantes, pero no lo suficiente como para permitir que su hija se consagrara al Señor en un convento. Sin embargo, a la edad de 24 años, superando la resistencia de sus padres, logró entrar en la Orden de la Visitación fundada por San Francisco de Sales.

Entre las Visitandinas, pero con Jesús

    Entre sus hermanas religiosas, Margarita - que se añadió el nombre de María cuando hizo la profesión de sus votos - no era comprendida ni apreciada: aunque con frecuencia había tenido visiones de Nuestra Señora, nunca había hablado de ello. Sin embargo, los rumores circulaban, y muchas entre las hermanas y sus superioras no le creían o incluso se burlaban de ella, sugiriendo que estaba enferma o loca. A pesar de todo, Margarita permanecerá en medio de la frialdad de sus hermanas visitandinas durante más de veinte años, pero experimentando gracias extraordinarias y también enormes penitencias y mortificaciones, sólo para acompañar amorosamente a Jesús en la íntima pasión de su Sagrado Corazón.

Una autobiografía para conservar la verdad

    Será su padre espiritual, el jesuita Claudio de la Colombière, quien reconocerá en ella el carisma de los santos y le ordenará que describa sus experiencias místicas en un escrito que luego se convertirá en su autobiografía y que afortunadamente ha llegado hasta nosotros. Al principio Margarita se resistió, luego por obediencia consintió. Mientras escribía, ella estaba convencida de que tales escritos habrían sido útiles sólo para ella misma, pero no se daba cuenta del valor tan trascendente de lo que narraba en esas páginas. A partir de 1673 Margarita María también comenzó a tener visiones de Jesús, quien le pidió que tuviera una especial devoción a su Sagrado Corazón, el cual se le apareció "radiante como el sol, con la adorable herida, rodeado de espinas y coronado por una cruz y apoyado sobre un trono de espinas". Gracias a su vívido relato surgirá la conocida iconografía que representa al Corazón de Cristo entre luz, fuego y espinas. Igualmente, a su empeño y fatiga se debe la institución de la fiesta litúrgica del Sagrado Corazón de Jesús, fijada en el octavo día después del Corpus Christi.

"La gran promesa"

    Jesús se le apareció a Margarita María durante 17 años, hasta el día de su muerte, cuando finalmente vino a tomarla de la mano para conducirla al cielo. La llamó "discípula amada", le comunicó los secretos de su corazón y la hizo participar de la ciencia del amor. De parte de Jesús, Margarita también recibió una gran promesa: quien se acercase dignamente a la Eucaristía y comulgase durante nueve meses consecutivos el primer viernes del mes, con espíritu de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento y amando y honrando al Corazón de Jesús, conseguiría el preciadísimo don de la perseverancia final, es decir, terminaría su vida habiendo recibido los sacramentos y el completo perdón de sus pecados. Jesús también le pidió que apelara al Rey de Francia, Luis XIV, para que consagrase el país al Sagrado Corazón, pero la santa nunca recibió respuesta del soberano.

Su muerte y el culto al Sagrado Corazón

    Margarita María murió el 17 de octubre de 1690; gracias a su intercesión se construyó en el barrio de Montmartre de París, entre 1875 y 1914, un Santuario dedicado al Sagrado Corazón, consagrado en 1919. Beatificada por Pío IX en 1864, fue canonizada por Benedicto XV en 1920.


Oremos

  ¡Oh Bienaventurada Margarita María! depositaria venturosa del tesoro de los cielos, el Corazón Divino de Jesús, permite que, considerándote mi hermana, en este incomparable amor, te ruegue me des con generosidad, la parte que me corresponde en esa mansión de infinita caridad. Confidente de Jesús, acércame tú al Sagrario de su pecho herido; Esposa de predilección, enséñame a sufrir por la dilatación de aquel reinado cuya causa te confió el Maestro. Apóstol del Sagrado Corazón, consígueme que se realicen conmigo las promesas que en beneficio de su gloria, te hizo ochenta y siete veces el Amado; Discípula regalada del Divino Corazón, enséñame la ciencia de conocerlo como lo conociste tú, en el perfecto olvido de mí mismo y de la tierra. Víctima del Corazón de Jesús Sacramentado, toma el mío, y ocúltalo en la llaga donde tú viviste, compartiendo ahí las agonías del Cautivo del amor, de Jesús-Eucaristía. El, te dijo, hermana muy amada, que dispusieras en la eternidad del cielo, de este otro cielo, el de su Corazón Sacramentado; ¡Oh Margarita María! entrégamelo, pues, para consumirme en ese incendio, dámelo para llevarlo como vida redentora a los pobres pecadores y como glorificación de ese mismo Corazón Divino a las almas de los justos. ¡Ah, sí! compartamos, hermana mía el mismo sacrificio, el mismo apostolado, el mismo paraíso del Corazón Divino de Jesús: vénganos su reino. Amén

-FRASE DEL DÍA-