DÉCIMO TERCER DÍA: REGRESO DE EGIPTO
Regreso de Egipto
Herodes no sobrevivió mucho tiempo a esos inocentes que había hecho matar para asegurar s vida y su corona; entonces, “El Ángel apareció a José en sueños, y le dijo: Levántate y regresa a la tierra de Israel, porque los que buscaban la vida del Niño han muerto”. De inmediato, José se levantó y obedeció, y “como pensaba establecerse en Judea, supo que Arquéalo, hijo e Herodes reinaba en su lugar; fue advertido en sueños de que se estableciera en Nazaret, para cumplir lo que había sido predicho por los profetas: Será llamado Nazareno. Destaquemos con cuánta obediencia san José cumplió la voluntad divina; va a Egipto ni bien se lo ordena el Ángel; deja su casita, los trabajos que había encontrado en la tierra del exilio, al primer mandato; no va donde quiere, y todas sus viajes, divinamente inspirados, realizan a la letra las profecías: Llamaré a mi Hijo de Egipto, decía Oseas; será llamado Nazareno, es decir santo, había dicho igualmente la Escritura, la obediencia de san José no ha significado ningún obstáculo a los designios de la Providencia; así fuera por nuestra parte, si obedeciésemos en todo a la Iglesia, a nuestros parientes, a los deberes de nuestro estado. La salvación está ahí para todos, porque la gracia abunda donde abunda la obediencia; los espíritus indóciles y presuntuosos no tienen necesidad de nadie para perderse. Roguemos a san José que nos alcance un espíritu obediente.
Oración
Acuérdate o casto Esposo de la Virgen María, san José, mi amable protector. Que no se ha oído decir que ninguno de cuantos han invocado tu protección e implorado tu auxilio, haya quedado sin consuelo. Lleno de tal confianza en tu poder me encomiendo a ti con fervor. No desdeñes mis oraciones, tú que eres llamado el Padre del redentor, sino escúchalas favorablemente y dígnate otorgarlas. San José, modelo de abnegación y de humildad, ruega por mí.