SÉPTIMO: ADORACIÓN DE LOS REYES
Adoración de los Reyes
Los santos ángeles, los buenos ángeles anunciaron a los piadosos pastores el feliz nacimiento de Jesús. Hay que verlos; ¡cuán hermosos son! ¡qué armoniosamente cantan la reconciliación entre el cielo y la tierra! Uno de ellos habla a los pastores que cuidan sus rebaños en los campos: No teman, les dice, porque vengo a anunciar una gran alegría: que hoy, en la villa de David, les ha nacido un Salvador que es Cristo, el Señor. Este el signo mediante el cual lo reconocerán: encontrarán un niño envuelto envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Luego, el coro de ángeles, desplegando una luz celeste cantó; Gloria a Dios en lo alto del cielo, y paz a los hombres de buena voluntad.
Los pastores obedecieron el llamado de lo alto, fueron a la ciudad de David, penetraron en el establo. Vieron al divino recién nacido envuelto en linos y acostado sobre el trono de pobreza. ¡Con cuánta dulzura María los acoge, y cómo esta visita llena de consuelo el corazón de José y de su santa esposa! Eran las primicias de la Iglesia que llegaban al pesebre del Mesías; enviado para evangelizar a los pobres, Jesús, el niño Jesús, los reúne cerca de él, acoge sus presentes, sus homenajes y su amor… José y María adoran y reciben en el fondo de sus almas estas manifestaciones humildes y admirables a la vez. Unámonos a su dulce alegría y adoremos a Jesús con sus primeros servidores, su Madre inmaculada, su Padre adoptivo y sus pastores, amigos de los santos ángeles.
Oración
Te suplicamos, Señor, concedernos por los méritos del casto esposo de la santísima Virgen María, lo que no podemos obtener por nuestras propias fuerzas, Tú que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
O Esposo de María de la que nació Jesús, Ruega por nosotros.