domingo, 17 de abril de 2016

Cuarto Domingo de Pascua - Domingo del Buen Pastor - Mons. José María Arancedo

En este domingo del Buen Pastor la Iglesia reza y reflexiona sobre la vocación sacerdotal. No podemos hablar del sacerdote sin referirnos a Jesucristo y a la Iglesia.



    Cristo instituye el sacerdocio y se lo confía a los apóstoles, a la Iglesia. La única fuente es Jesucristo. La Iglesia en la persona de los sucesores de los apóstoles, los obispos, lo sigue comunicando. Nadie se puede autoproclamar sacerdote, sino que debe ser llamado y ordenado por la Iglesia. Partiendo de esta verdad que nos trasmiten los evangelios, vamos a reflexionar sobre el sacerdote en una de las imágenes más rica que nos da Jesucristo al hablarnos del Buen Pastor, y en la tarea que le corresponde a la Iglesia respecto a las vocaciones sacerdotales. El papa Francisco puso como lema para la Jornada de Oración por las Vocaciones, precisamente, La Iglesia, madre de vocaciones.



    “Yo soy el Buen Pastor” (Jn. cap. 10), es una definición y un camino que define la vocación sacerdotal. Así se nos presenta el Señor. Se trata de una imagen rica y exigente, que nos permite describir la vida de un sacerdote. Ante todo es un ser relacional, es decir, es para los otros no para sí mismo: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen” (Jn. 10, 27). Su vida se va construyendo en una entrega generosa, diría que su vida y misión se identifican. Vive pendiente de su rebaño y lo cuida, lo conoce y lo congrega, lo guía y defiende, lo alimenta y cura a las enfermas. Él sabe, además, que hay otras ovejas que no pertenecen a este redil pero a las que debe buscar y apacentar. Como vemos, en Cristo se hace presente el amor y la responsabilidad de su Padre que lo ha enviado: “Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos…. (y concluye) el Padre y yo somos una sola cosa” (Jn. 10, 30). Solo podemos pensar al sacerdote desde una mirada de fe en esa historia de la salvación que tiene a Dios por autor. Él está llamado a prolongar el ministerio de Jesucristo sacerdote y pastor. A esta nueva realidad teológica que define su persona en la historia de Dios y al servicio de los hombres, la Iglesia la trasmite por el sacramento del Orden Sagrado.



    El sacerdote no es un predicador solitario sino un miembro vivo de la Iglesia en la que ha nacido, ha crecido y está llamado a servir a sus hermanos. ¡Qué importante son esos espacios apostólicos y misioneros en la Iglesia donde el joven va descubriendo su llamado! Hay un sentido de pertenencia eclesial y de fervor misionero que se va aprendiendo en esos primeros seminarios de la familia, parroquias o comunidades cristianas, que crean una sensibilidad interior para escuchar el llamado del Señor. Todo ello nos debe llevar a preguntarnos si en nuestras familias, parroquias, comunidades de jóvenes el tema vocacional está presente, como un don del Espíritu Santo al servicio y edificación de la Iglesia. Esto nos dice el Santo Padre en su Mensaje: “Todos los fieles están llamados a tomar conciencia del dinamismo eclesial de la vocación, para que las comunidades de fe lleguen a ser, a ejemplo de la Virgen María, seno materno que acoge el don del Espíritu Santo (cfr. Lc. 1, 35-38). La maternidad de la Iglesia, continúa, se expresa a través de la oración perseverante por las vocaciones, de su acción educativa y del acompañamiento que brinda a quienes perciben la llamada de Dios”.


    Reciban de su obispo, junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor
.


                                 Mons. José María Arancedo
                                                 Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz


AMORIS LAETITIA






    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.     Rm 10, 8b-10

CATEQUESIS SOBRE LOS SACRAMENTOS

CAPÍTULO PRIMERO
LOS SACRAMENTOS DE LA INICIACIÓN CRISTIANA




    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.     Rm 10, 8b-10

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ( CAP III )

LA PERSONA HUMANA Y SUS MÚLTIPLES DIMENSIONES





    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.             Rm 10, 8b-10

REFLEXIÓN

TIEMPO PASCUAL
DOMINGO DE SEMANA IV
Propio del Tiempo. Salterio IV
17 de abril


    De las Homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los Evangelios
    (Homilía 14, 3-6: PL 76, 1129-1130)


CRISTO EL BUEN PASTOR

    Yo soy el buen Pastor, y conozco a mis ovejas, es decir, las amo, y ellas me conocen a mi. Es como si dijese con toda claridad: «Los que me aman me obedecen.» Pues el que no ama la verdad es que todavía no la conoce.

    Ya que habéis oído, hermanos, cuál sea nuestro peligro, pensad también, por estas palabras del Señor, cuál es el vuestro. Ved si sois verdaderamente ovejas suyas, ved si de verdad lo conocéis, ved si percibís la luz de la verdad. Me refiero a la percepción no por la fe, sino por el amor y por las obras. Pues el mismo evangelista Juan, de quien son estas palabras, afirma también: Quien dice: «Yo conozco a Dios», y no guarda sus mandamientos, miente.

    Por esto el Señor añade, en este mismo texto: Como el Padre me conoce a mi, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas, lo que equivale a decir: «En esto consiste mi conocimiento del Padre y el conocimiento que el Padre tiene de mí, en que doy mi vida por mis ovejas; esto es, el amor que me hace morir por mis ovejas demuestra hasta qué punto amo al Padre.»

    Referente a sus ovejas, dice también: Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy vida eterna. Y un poco antes había dicho también acerca de ellas: El que entre por mi se salvará, disfrutará de libertad para entrar y salir, y encontrará pastos abundantes. Entrará, en efecto, al abrirse a la fe, saldrá al pasar de la fe a la visión y la contemplación, encontrará pastos en el banquete eterno.

    Sus ovejas encontrarán pastos, porque todo aquel que lo sigue con un corazón sencillo es alimentado con un pasto siempre verde. ¿Y cuál es el pasto de estas ovejas, sino el gozo íntimo de un paraíso siempre lozano? El pasto de los elegidos es la presencia del rostro de Dios, que, al ser contemplado ya sin obstáculo alguno, sacia para siempre el espíritu con el alimento de vida.

    Busquemos, pues, queridos hermanos, estos pastos, para alegrarnos en ellos junto con la multitud de los ciudadanos del cielo. La misma alegría de los que ya disfrutan de este gozo nos invita a ello. Por tanto, hermanos, despertemos nuestro espíritu, enardezcamos nuestra fe, inflamemos nuestro deseo de las cosas celestiales; amar así es ponernos ya en camino.

    Que ninguna adversidad nos prive del gozo de esta fiesta interior, porque al que tiene la firme decisión de llegar a término ningún obstáculo del camino puede frenarlo en su propósito. No nos dejemos seducir por la prosperidad, ya que sería un caminante insensato el que, contemplando la amenidad del paisaje, se olvidara del término de su camino.



    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.             Rm 10, 8b-10

LA FRASE DEL DÍA

Domingo 17 de abril




    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.             Rm 10, 8b-10

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

TIEMPO PASCUAL
DOMINGO DE SEMANA IV
17 de abril


    San Gregorio Magno (c. 540-604), papa y doctor de la Iglesia
    Homilía 14 sobre el evangelio; 3-6: PL 76, 1129-1130


“Yo les doy vida eterna”

    Añade: “Conozco a mis ovejas, es decir, las amo, y ellas me conocen a mi.” Es como si dijese con toda claridad: «Los que me aman me obedecen.» Pues el que no ama la verdad es que todavía no la conoce. Ved, hermanos, si sois verdaderamente ovejas suyas, ved si de verdad lo conocéis, ved si percibís la luz de la verdad. Me refiero a la percepción no por la fe, sino por el amor y por las obras. Pues el mismo evangelista Juan, de quien son estas palabras, afirma también: Quien dice: «Yo conozco a Dios», y no guarda sus mandamientos, miente. (1 Jn 2,4) Por esto el Señor añade, en este mismo texto: Como el Padre me conoce a mí, yo conozco al Padre y doy mi vida por mis ovejas, lo que equivale a decir: «En esto consiste mi conocimiento del Padre y el conocimiento que el Padre tiene de mí, en que doy mi vida por mis ovejas; esto es, el amor que me hace morir por mis ovejas demuestra hasta qué punto amo al Padre».



Fuente:©Evangelizo.org



    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.             Rm 10, 8b-10

EVANGELIO

TIEMPO PASCUAL

DOMINGO DE SEMANA IV
17 de abril


    Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,14.43-52.


    Pero ellos continuaron su viaje, y de Perge fueron a Antioquía de Pisidia. El sábado entraron en la sinagoga y se sentaron.
    Cuando se disolvió la asamblea, muchos judíos y prosélitos que adoraban a Dios siguieron a Pablo y a Bernabé. Estos conversaban con ellos, exhortándolos a permanecer fieles a la gracia de Dios.
    Casi toda la ciudad se reunió el sábado siguiente para escuchar la Palabra de Dios.
    Al ver esa multitud, los judíos se llenaron de envidia y con injurias contradecían las palabras de Pablo.
    Entonces Pablo y Bernabé, con gran firmeza, dijeron: "A ustedes debíamos anunciar en primer lugar la Palabra de Dios, pero ya que la rechazan y no se consideran dignos de la Vida eterna, nos dirigimos ahora a los paganos.
    Así nos ha ordenado el Señor: Yo te he establecido para ser la luz de las naciones, para llevar la salvación hasta los confines de la tierra".
    Al oír esto, los paganos, llenos de alegría, alabaron la Palabra de Dios, y todos los que estaban destinados a la Vida eterna abrazaron la fe.
    Así la Palabra del Señor se iba extendiendo por toda la región.
    Pero los judíos instigaron a unas mujeres piadosas que pertenecían a la aristocracia y a los principales de la ciudad, provocando una persecución contra Pablo y Bernabé, y los echaron de su territorio.
    Estos, sacudiendo el polvo de sus pies en señal de protesta contra ellos, se dirigieron a Iconio.
    Los discípulos, por su parte, quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.



Salmo 100(99),2.3.5.

Sirvan al Señor con alegría,
lleguen hasta él con cantos jubilosos.
Reconozcan que el Señor es Dios:

él nos hizo y a él pertenecemos;
somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
¡Qué bueno es el Señor!

Su misericordia permanece para siempre,
y su fidelidad por todas las generaciones.




    Apocalipsis 7,9.14b-17.

    Después de esto, vi una enorme muchedumbre, imposible de contar, formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas. Estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, vestidos con túnicas blancas; llevaban palmas en la mano y exclamaban con voz potente: Yo le respondí: "Tú lo sabes, señor". Y él me dijo: "Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero".
    Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo. El que está sentado en el trono habitará con ellos: nunca más padecerán hambre ni sed, ni serán agobiados por el sol o el calor.
    Porque el Cordero que está en medio del trono será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva. Y Dios secará toda lágrima de sus ojos".



    Evangelio según San Juan 10,27-30.

    Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
    Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
    Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
    El Padre y yo somos una sola cosa".


Fuente: ©Evangelizo.org




    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.             Rm 10, 8b-10

HIMNO

TIEMPO PASCUAL

DOMINGO DE SEMANA IV
Propio del Tiempo. Salterio IV
17 de abril




    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.     Rm 10, 8b-10

SANTORAL

TIEMPO PASCUAL
DOMINGO DE SEMANA IV
17 de abril


    Kateri Tekakwitha (1656-1680), laica, india de América del Norte (Estados Unidos y Canadá), llamada también “lirio de los Mohawks”, muerta tres años después de su bautismo.

    La América norteamericana ya tiene su santa india. Una figura extraordinaria llena de encanto, testigo de lo que la gracia divina hace en quien, con toda la inocencia de una juventud incontaminada, se deja llevar por su impulso. Kateri Tekakwitha vivió mucho en pocos años. Murió consagrada a Dios a los 24 años.

    En el inmenso territorio descubierto en el siglo XVI, se establecieron poco a poco colonias de todas las procedencias, ambicionando establecerse en aquellas grandes praderas. En medio de la presencia holandesa y luego inglesa, vivió una joven india mohawk.

    La santa ha realizado muchos milagros privados. La conocida como “el lirio de los mohawks” tiene su santuario nacional en Fonda, Nueva York. Fue fundado en honor de Kateri, en el lugar donde fue bautizada el domingo de Pascua, 5 de abril de 1676, y aquí vivió sus años de adolescencia.

    Kateri nació en 1656 de una madre algonquina cristiana --raptada por los iroqueses y casada con un jefe mohawk--, en la aldea fortificada de Mohawk Canaouaga u Ossernenon (moderna Auriesville), en el actual estado de Nueva York.

    Cuando sólo tenía cuatro años, quedó huérfana, debido a una epidemia de viruela. Kateri sobrevivió epro quedó marcada de cicatrices y con una visión reducida. Kateri fue apodada "tekakwitha", que significa "la que choca contra las cosas". Fue acogida por su tío, que se oponía duramente a la evangelización.

    Cuando Kateri tenía diez años, en 1666, una partida de guerra compuesta de soldados franceses e indios hostle de Canadá destruyó las fortalezas mohawk en la orilla sur del río Mohawk. Los mohawks supervivientes se trasladaron a la parte norte del río. Kateri vivió en Caughnawaga, sede del actual santuario, los siguientes diez años.

    Cuando tenía 18 años, inició la catequesis en secreto y finalmente su tío dio su consentimiento para que se convirtiera al cristianismo, a condición de saliera del pueblo indio. Tras caminar unos 320 kilómetros por el bosque hasta llegar a Sault Ste. Marie, un pueblo cristiano cerca deMontreal, en 1677. El asentamiento indio era conocido como Kahnawake, al otro lado del río San Lorenzo, fue denominado "El pueblo de los indios que rezan".

    El día de Navidad de 1677, Kateri hizo la primera comunión y, en la Fiesta de la Anunciación de 1679, hizo voto de virginidad perpetua. Se ofreció a la Santísima Virgen María para que la aceptara como hija. En los últimos años de su vida, soportó un gran sufrimiento por una enfermedad grave. Murió el 17 de abril de 1680, poco antes de cumplir 24 años, y fue enterrada en Kahnawake, Quebec, Canadá. Sus palabras finales fueron: "Jesús, María, os amo".
    A su muerte, el pueblo desarrolló inmediatamente una gran devoción por ella, y muchos peregrinos acudían a visitar su tumba, en Caughnawaga.

    Cuenta la tradición que las cicatrices que la santa tenía en el rostro se desvanecieron después que falleciera y que se sanaron muchos enfermos que fueron al funeral.

    En 1884, el P. Clarence Walworth mandó erigir un monumento junto a su sepultura y llegó a ser conocida como “El Lirio de los Mohawks”.

    Santa Catalina fue beatificada por San Juan Pablo II, en 1980 y canonizada por el Sumo Pontífice Emérito Benedicto XVI, en octubre de 2012.

    Si bien en Estados Unidos su fiesta es el 14 de julio, en el resto del mundo, de acuerdo al martirologio, hoy se recuerda a Santa Catalina Tekakwitha.
Oremos

    Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a Catalina Tekakwitha, para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



Fuente: ©Evangelizo.org © ACI Prensa




    «Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón», es decir, el mensaje de la fe que nosotros predicamos. Porque, si proclamas con tu boca a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón creemos para obtener la justificación y con la boca hacemos profesión de nuestra fe para alcanzar la salvación.     Rm 10, 8b-10