viernes, 8 de septiembre de 2023

SETIEMBRE, MES DE LA BIBLIA - "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús"



   13. En la Sagrada Escritura, pues, se manifiesta, salva siempre la verdad y la santidad de Dios, la admirable "condescendencia" de la sabiduría eterna, "para que conozcamos la inefable benignidad de Dios, y de cuánta adaptación de palabra ha uso teniendo providencia y cuidado de nuestra naturaleza". Porque las palabras de Dios expresadas con lenguas humanas se han hecho semejantes al habla humana, como en otro tiempo el Verbo del Padre Eterno, tomada la carne de la debilidad humana, se hizo semejante a los hombres.

CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA
DEI VERBUM

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO DEL DÍA - 09 de Septiembre - San Lucas 6,1-5


    Carta de San Pablo a los Colosenses 1,21-23.

    Antes, a causa de sus pensamientos y sus malas obras, ustedes eran extraños y enemigos de Dios.
    Pero ahora, él los ha reconciliado en el cuerpo carnal de su Hijo, entregándolo a la muerte, a fin de que ustedes pudieran presentarse delante de él como una ofrenda santa, inmaculada e irreprochable.
    Para esto es necesario que ustedes permanezcan firmes y bien fundados en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia que han oído y que fue predicada a todas las criaturas que están bajo el cielo y de la cual yo mismo, Pablo, fui constituido ministro.

    Palabra de Dios


Salmo 54(53),3-4.6.8.

Dios mío, sálvame por tu Nombre,
defiéndeme con tu poder.
Dios mío, escucha mi súplica,
presta atención a las palabras de mi boca.

Pero Dios es mi ayuda,
el Señor es mi verdadero sostén:
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
daré gracias a tu Nombre, porque es bueno


    Evangelio según San Lucas 6,1-5.

    Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían.
    Algunos fariseos les dijeron: "¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?".
    Jesús les respondió: "¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?".
    Después les dijo: "El hijo del hombre es dueño del sábado".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 09 de Septiembre - «El Hijo del Hombre es señor del sábado»


        Catecismo de la Iglesia Católica § 2168-2173


«El Hijo del Hombre es señor del sábado»

    El tercer mandamiento del Decálogo proclama la santidad del sábado: «El día séptimo será día de descanso completo, consagrado al Señor» (Ex 31,15; cf 20,8).

    La Escritura hace a este propósito 'memoria de la creación': «Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo hizo sagrado» (Ex 20,11).

    La Escritura ve también en el día del Señor un 'memorial de la liberación de Israel' de la esclavitud de Egipto: «Acuérdate de que fuiste esclavo en el país de Egipto y de que el Señor tu Dios te sacó de allí con mano fuerte y tenso brazo; por eso el Señor tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado» (Dt 5,15).

    Dios confió a Israel el sábado para que lo guardara 'como signo de la alianza' inquebrantable. El sábado es para el Señor, santamente reservado a la alabanza de Dios, de su obra de creación y de sus acciones salvíficas en favor de Israel...

    El Evangelio relata numerosos incidentes en que Jesús fue acusado de quebrantar la ley del sábado. Pero Jesús nunca falta a la santidad de este día, sino que con autoridad da la interpretación auténtica de esta ley: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado» (Mc 2,27). Con compasión, Cristo proclama que «es lícito en sábado hacer le bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla (Mc 3,4). El sábado es el día del Señor de las misericordias y del honor de Dios. «El Hijo del hombre es Señor del sábado».

SANTORAL - SAN PEDRO CLAVER

09 de Septiembre


    “¿Cómo puedo amar de verdad al Señor? ¿Qué debo hacer para agradarle? Enséñamelo. Él me da un gran deseo de ser todo suyo, pero no sé qué hacer”. Esta era la pregunta que Pedro Claver, estudiante de filosofía en Palma de Mallorca (España) dirigía al portero del convento de los jesuitas, Alfonso Rodríguez. Éste, tras haber rezado largo tiempo, exhortó al joven a partir para evangelizar en América.

De España a Cartagena

    Pedro, nacido en Verdú (Cataluña, España) el 25 de junio de 1581, no provenía de una familia noble. Hizo el noviciado en Tarragona, los estudios filosóficos en Palma de Mallorca, e inició los teológicos en Barcelona. Aún no los había terminado cuando fue destinado a la misión en Nueva Granada –antiguo nombre de Colombia-.

    El joven desembarcó en Cartagena en 1610, y fue ordenado sacerdote en 1616 en la misión en la que, durante 44 años, operó entre los esclavos afroamericanos, en un periodo de auge de la trata de seres humanos.

Siervo de los esclavos

    Educado en la escuela del misionero Alfonso de Sandoval, Pedro hizo voto de servir siempre a los esclavos africanos, “Aethiopum semper servus” –ya que en la época todos ellos eran llamados “etíopes”-. Las costas en las que se desembarcaba a miles de personas, arrancadas sin piedad de su tierra y su propia vida, se convirtieron en el campo del apostolado del joven jesuita.

    Cada mes, cuando se anunciaba la llegada de nuevos esclavos hacinados en las naves, Pedro Claver salía a su encuentro con su barca para llevarles alimentos, socorro y consuelo. Despertaba en cada uno el sentido de la propia dignidad humana, llevaba la fe a los no bautizados, elevaba a todos al conocimiento y a la práctica de las virtudes evangélicas. Curaba sus heridas, y para alimentarlos y vestirlos llamaba a todas las puertas pidiendo limosna. Con el fin de instruirlos, aprendió la lengua de los angoleños, y se rodeó además de un grupo de 18 intérpretes. A causa de su incansable labor, fue acusado de “celo incauto” y de haber profanado los sacramentos al impartirlos a criaturas que “a duras penas poseen un alma”.

La muerte en medio del abandono y la contemplación

    En 1650 Pedro enfermó de peste; sobrevivió, pero durante el resto de su vida ya no pudo trabajar. Transcurrió los últimos cuatro años de su existencia terrena inmovilizado en la enfermería del convento. El hombre que había sido el alma de la ciudad, padre de los pobres y consolador de tantas desdichas, fue completamente olvidado por todos, y pasó el tiempo en oración.

    Pedro Claver murió el 8 de septiembre de 1654. Fue elevado a los altares el 16 de julio de 1850 por el Beato Pío IX, y canonizado el 15 de enero de 1888 por León XIII, junto con Alfonso Rodríguez. El 7 de julio de 1896 fue proclamado patrón de todas las misiones católicas entre los africanos.


Oremos

    Oh Dios, que fortaleciste a San Pedro Claver con admirable caridad y paciencia para ser esclavo de los esclavos; concédenos por su intercesión buscar lo que es de Jesucristo amando a nuestros hermanos con obras y de verdad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

-FRASE DEL DÍA-