domingo, 29 de octubre de 2023
EVANGELIO DEL DÍA - 30 DE OCTUBRE - San Lucas 13,10-17.
Hermanos, nosotros no somos deudores de la carne, para vivir de una manera carnal.
Si ustedes viven según la carne, morirán. Al contrario, si hacen morir las obras de la carne por medio del Espíritu, entonces vivirán.
Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abba!, es decir, ¡Padre!
El mismo Espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios.
Y si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él.
Palabra de Dios.
Salmo 68(67),2.4.6-7ab.20-21.
¡Se alza Dios!
Sus enemigos se dispersan
y sus adversarios huyen delante de él.
Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante de Dios
y se llenan de alegría.
Dios en su santa Morada
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos.
¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!
El carga con nosotros día tras día;
él es el Dios que nos salva
y nos hace escapar de la muerte.
¡Se alza Dios!
Sus enemigos se dispersan
y sus adversarios huyen delante de él.
Pero los justos se regocijan,
gritan de gozo delante de Dios
y se llenan de alegría.
Dios en su santa Morada
es padre de los huérfanos y defensor de las viudas:
él instala en un hogar a los solitarios
y hace salir con felicidad a los cautivos.
¡Bendito sea el Señor, el Dios de nuestra salvación!
El carga con nosotros día tras día;
él es el Dios que nos salva
y nos hace escapar de la muerte.
Evangelio según San Lucas 13,10-17.
Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga.
Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera.
Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad", y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado".
El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber?
Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?".
Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.
Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga.
Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera.
Jesús, al verla, la llamó y le dijo: "Mujer, estás curada de tu enfermedad", y le impuso las manos. Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: "Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado".
El Señor le respondió: "¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber?
Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?".
Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 30 de Octubre - «Mujer, quedas libre de tu imperfección»
«Mujer, quedas libre de tu imperfección»
«Jesús enseñaba en la sinagoga un sábado. Había allí, una mujer poseída, desde hacía dieciocho años, de un espíritu que la tenía invalida»… «estaba curvada, y no podía mirar hacia arriba.» El pecador, preocupado por las cosas de la tierra y no buscando las del cielo, es incapaz de mirar hacia lo alto: como sigue deseos que le llevan hacia abajo, su alma, perdiendo su rectitud, se curva, y no ve más que lo que piensa sin cesar.
Volveos hacia vuestros corazones, hermanos muy queridos, y examinad continuamente los pensamientos a los que no dejáis de dar vueltas en vuestro espíritu. Uno piensa en honores, otro en dinero, otro en aumentar sus propiedades. Todas estas cosas son bajas, y cuando el espíritu se invierte, se desvía, perdiendo su rectitud. Y porque no se levanta a desear los bienes de alto, es como esta mujer curvada, que sencillamente no puede mirar hacia lo alto…
El salmista ha descrito muy bien nuestra curvatura cuando dijo de sí mismo, como símbolo de todo el género humano: «Estoy encorvado y encogido hasta el extremo» (Sal. 37,7). Se consideraba que el hombre, aunque creado para contemplar la luz de lo alto, fue arrojado fuera del paraíso a causa de sus pecados, y que en consecuencia, las tinieblas que reinan en su alma, le hacen perder el apetito de cosas de lo alto y prestar toda su atención a las de abajo… Si bien el hombre, perdiendo de vista las cosas del cielo, pensaba sólo en las cosas de este mundo, sería sin duda curvado y humillado, pero no «en exceso». Ahora bien, como no sólo las cosas de este mundo hacen bajar sus pensamientos…, sino, el placer defendido que hunde, no está sólo curvado, sino «curvado en exceso».
SANTORAL - BEATO ALEJO ZARYCKY
30 de Octubre
En la localidad de Dolinka, cerca de Karaganda, en el Kazajstán, beato Alejo Zaryckyj, presbítero y mártir, que en un régimen contrario a Dios fue deportado a un campo de concentración, y en el combate por la fe alcanzó la vida eterna. Sacerdote de la archieparquia de Lvov de los ucranios (1912-1963). Nació el 17 de octubre de 1912 en Bilche (región de Lvov). Recibió la ordenación sacerdotal en la archieparquia de Lvov el 7 de junio de 1936.Fue párroco en Strutyn y en Zarvanytsia.El año 1948 las autoridades lo detuvieron en Riasna Ruska (Lvov), ciudad adonde se había trasladado durante la segunda guerra mundial. Lo condenaron a ocho años de exilio en Karaganda (Kazajstán). Excarcelado el 10 de abril de 1956 gracias a una amnistía general, volvió primero a Halychyna y después a Karaganda, con el propósito de organizar las comunidades católicas clandestinas. El 9 de mayo de 1962 lo arrestaron de nuevo y lo condenaron por "vagabundo" a dos años de cárcel. Tenía 51 años cuando murió en el hospital del campo de concentración de Dolinka, el 30 de octubre de 1963.
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