viernes, 12 de diciembre de 2025

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 13 de Diciembre - San Mateo 17,10-13


    Libro de Eclesiástico 48,1-4.9-11.

    Surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una antorcha.
    El atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó.
    Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto.
    ¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti?
    Tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego en un carro con caballos de fuego.
    De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos
y restablecer las tribus de Jacob.
    ¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida!
 
    Palabra de Dios.


Salmo 80(79),2ac.3b.15-16.18-19.

¡Restáuranos, Señor del Universo!

Escucha, Pastor de Israel,
Tú que tienes el trono sobre los querubines,
reafirma tu poder y ven a salvarnos.
Vuélvete, Señor de los ejércitos,

observa desde el cielo y mira:
ven a visitar tu vid,
la cepa que plantó tu mano,
el retoño que Tú hiciste vigoroso.

Que tu mano sostenga al que está a tu derecha,
al hombre que Tú fortaleciste,
y nunca nos apartaremos de ti:
devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre.


    Evangelio según San Mateo 17,10-13.

    Al bajar del monte, los discípulos preguntaron a Jesús: "¿Por qué dicen los escribas que primero debe venir Elías?".
    El respondió: "Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer al Hijo del hombre".
    Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería a Juan el Bautista.

    Palabra del Señor.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 13 de Diciembre - “Estará lleno de Espíritu Santo…e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías…”


San Juan Damasceno (c.675-749), monje, doctor de la Iglesia, Discurso sobre el gran profeta Elías, el Tesbita


“Estará lleno de Espíritu Santo…e irá delante de él con el espíritu y 
el poder de Elías…” 

    ¿Quién recibió el poder de abrir y cerrar los cielos, de retener o hacer caer la lluvia? ¿Quién puede hacer caer fuego sobre un sacrificio inundado de agua o sobre dos tropas de soldados por sus malas acciones? ¿Quién aniquiló en un arrebato de furor a los profetas paganos a causa de sus ídolos? ¿Quién ha visto a Dios en el susurro del aire suave?… Todos estos hechos son atribuidos únicamente a Elías y al Espíritu que habita en él.

    Ahora bien, se puede hablar de hechos aun más prodigiosos… Elías no ha padecido la muerte hasta el día de hoy, sino que fue arrebatado al cielo. Algunos piensan que vive con los ángeles cuya incorruptibilidad comparte en una vida inmaterial y pura… De hecho, Elías apareció en la transfiguración del Hijo de Dios, viéndolo cara a cara con el rostro descubierto. Al final de los tiempos, cuando se manifestará la salvación de Dios, él mismo proclamará la venida de Dios antes que nadie y la mostrará a todos, y, por muchos otros signos divinos, confirmará el día que hasta ahora está escondido ante el mundo. En aquel día, también nosotros, si estamos preparados, iremos por delante de este hombre admirable que nos prepara el camino que lleva a aquel día. ¡Que nos introduzca en las moradas del cielo, por Cristo Jesús a quien sea dada la gloria, el poder ahora y por los siglos de los siglos!

SANTORAL - SANTA LUCÍA

13 de Diciembre


    Memoria de Santa Lucía, virgen y mártir, la cual, mientras vivió, conservó encendida la lámpara esperando al Esposo, y llevada al martirio en Siracusa, ciudad de Sicilia, mereció entrar con Él a las bodas y poseer la luz indefectible. La fiesta de Santa Lucía es celebrada en Occidente y Oriente el mismo día, 13 de diciembre, y su nombre figura en el canon romano de la misa («Canon I»). Sus actas legendarias carecen de valor histórico, pero han tenido tal difusión, que no deben dejarse de lado, ya que forman parte indisoluble de la iconografía y el culto. Según esa historia tradicional, Lucía nació de ricos y nobles padres hacia el año 283; su padre era de origen romano, pero su temprana muerte la dejó a cargo de su madre, cuyo nombre, Eutychia, parece indicar un origen griego. Como muchos de los primeros mártires, Lucía había consagrado su virginidad a Dios, y esperaba poder dedicar todos sus bienes materiales al servicio de los pobres. Sin embargo, no había obtenido autorización de su madre para hacerlo, e incluso había sido prometida a un joven pagano.

    Sin embargo, Eutychia sufría de una hemorragia que no se le curaba, y Lucía la persuadió de emprender juntas una peregrinación a Catania, a unos 80 km de Siracusa, donde estaba la tumba de santa Ágata, virgen y mártir de la persecución de Decio, unos 50 años antes, en la que se obraban muchos milagros. La madre de Lucía resultó allí curada, y Lucía pudo persuadirla de que le permitiera realizar sus proyectos de consagración y caridad. Pero su prometido, despechado, la denunció a Pascasio, el gobernador de Sicilia, en el año 303, durante la feroz persecución de Diocleciano.

    Primero fue condenada a ser entregada a la infamia en un prostíbulo, pero con la fuerza de Dios quedó inmóvil y los guardias no la pudieron llevar. Quisieron entonces quemarla, pero de nuevo Dios la salvó. Por último, fue condenada a morir por la espada. Pero antes de morir predijo el castigo de Pascasio y el pronto fin de la persecución, añadiendo que Diocleciano no reinaría más, y Maximiano encontraría su fin. Así que, fortalecida por el Pan de Vida, ganó la corona de la virginidad y el martirio. Algunas variantes de la leyenda, muy posteriores a las Actas, añaden historias relativas a sus ojos, por ejemplo que les fueron arrancados, pero igual podía ver, o que ella misma se los quitó para darlos a una joven que envidiaba su belleza. Este tema pictórco-simbólico, que se refleja en la iconografía en la que Lucía suele llevar sus propios ojos en una bandeja, probablemente venga sugerido más por el significado del nombre («luminosa») que por detalles milagrosos de la historia.

    El desarrollo de la historia es demasiado convencional y acomodado a un tipo de relato sobre los mártires que la fantasía popular reproducía casi automáticamente cuando carecía de datos sobre un santo. Sin embargo, si esto conviene al conjunto de la historia legendaria, la existencia de Lucía y su culto genuinamente antiguo están fuera de toda duda, y algunos detalles de la historia pueden ser aceptados:
-El lugar y el momento de su muerte no pueden ser cuestionados, ocurrieron en ese tiempo y lugar episodios de martirio constatables.
-Es notable la conexión con santa Ágata y la curación milagrosa de Eutychia, y es poco probable que haya sido introducida por un compilador piadoso que haya pretendido enlazar dos santos nacionales, ya que la historia se remonta a las Acta, probablemente originadas en el siglo quinto, una fecha temprana para suponer que ese enlace de historias se realizara artificialmente.
-No puede haber ninguna duda de la gran veneración que se muestra a santa Lucía en la iglesia primitiva: es una de las pocas mujeres santas cuyos nombres aparecen en el canon de San Gregorio, y hay oraciones especiales y antífonas para ella en su «Sacramental» y «Antifonario».
-En el cementerio de San Juan de Siracusa se descubrió una inscripción sobre santa Lucía, que data del siglo IV o de principios del V.
-Por una carta de San Gregorio Magno, sabemos que en su época se dedicaron a Santa Lucía varias iglesias en Roma.

    San Aldelmo (muerto en 709) es el primer escritor que utiliza las Actas para realizar un relato completo de su vida y muerte, en prosa en el «Tractatus de laudibus virginitatis» (Tratado de las alabanzas de la virginidad) y de nuevo, en verso, en el poema «De Laudibus Virginum» (Alabanzas de las vírgenes). Tras él, Beda el Venerable inserta la historia en su martirologio.

    Con respecto a sus reliquias, Sigeberto (1030-1112), monje de Gembloux, en su «Sermo de sancta Lucia», dice que el cuerpo permaneció intacto en Sicilia durante 400 años, antes que Faroaldo, duque de Spoleto, capturara la isla y trasladara el cuerpo de la santa a Corfinium, en la Italia continental. De allí fue llevada por el emperador Otón I a Metz, en 972, y depositada en la iglesia de San Vicente; desde allí un brazo de la santa fue trasladado al monasterio de Luitburg, en la diócesis de Spira, hecho celebrado por Sigeberto en sus versos.

    La historia posterior de las reliquias no está clara. En su toma de Constantinopla de 1204, los franceses se encuentran algunas de las reliquias de la santa en esa ciudad, y el dux de Venecia las capturó para el monasterio de San Jorge en Venecia. En el año 1513 los venecianos regalaron a Luis XII de Francia la cabeza de la santa, que la depositó en la catedral de Bourges. Otro relato, sin embargo, afirma que la cabeza fue llevada a Bourges desde Roma, a donde había sido transferida cuando los restos descansaban en Corfinium. El culto se difundió muy rápidamente, y ya en el 384 san Orso le dedicaba una iglesia en Rávena, y poco después el papa Honorio I otra en Roma.

Oremos

    Te pedimos, Señor, por intercesión de Santa Lucía, virgen y mártir, que llenes de luz y de gozo nuestros corazones, y que quienes hoy celebramos su martirio en la tierra lleguemos a contemplar con nuestros propios ojos tu gloria en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

-FRASE DEL DÍA-