lunes, 26 de octubre de 2020

EVANGELIO - 27 de Octubre - San Lucas 13 18-21.


       Carta de San Pablo a los Efesios 5,21-33.

    Sométanse los unos a los otros, por consideración a Cristo.
    Las mujeres deben respetar a su marido como al Señor, porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la Cabeza y el Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo.
    Así como la Iglesia está sometida a Cristo, de la misma manera las mujeres deben respetar en todo a su marido.
    Maridos, amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para santificarla. El la purificó con el bautismo del agua y la palabra, porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada.
    Del mismo modo, los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El que ama a su esposa se ama a sí mismo.
    Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida. Así hace Cristo por la Iglesia, por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo.
    Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne.
    Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia.
    En cuanto a ustedes, cada uno debe amar a su mujer como así mismo, y la esposa debe respetar a su marido.


Salmo 128(127),1-2.3.4-5.

¡Feliz el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás feliz y todo te irá bien.

Tu esposa será como una vid fecunda
en el seno de tu hogar;
tus hijos, como retoños de olivo
alrededor de tu mesa.

¡Así será bendecido
el hombre que teme al Señor!
¡Que el Señor te bendiga desde Sión
todos los días de tu vida:
que contemples la paz de Jerusalén.


    Evangelio según San Lucas 13,18-21.

    Jesús dijo entonces: "¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo?
    Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas".
    Dijo también: "¿Con qué podré comparar el Reino de Dios?
    Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 27 de Octubre - "Toda alma puede devenir primera en el Reino"


Beato Carlos de Foucauld (1858-1916) ermitaño y misionero en el Sahara Salmo 95 (Méditations sur les psaumes, Nouvelle Cité, 2002), trad. sc©evangelizo.org

Toda alma puede devenir primera en el Reino

    ¡Qué bueno es el Señor al llamar todas las naciones a la salvación! (…) No sólo todas las naciones en general, por sus apóstoles y sucesores, ¡también cada hombre en particular, en todo momento, por acción incesante de su gracia divina! No sólo llama a la salvación y al cielo, sino al “primer lugar” en el cielo. Porque usted está sin cesar “a la puerta de cada alma, llamando” con su gracia. Depende de cada alma de aceptar una gracia y serle fiel. Recibirá en seguida una gracia más grande. Luego, verá a la gracia crecer, aumentar a cada momento y tomar pronto un desarrollo inmenso, si el alma es fiel a recibirla continuamente. Seamos fieles a la gracia, con constancia, a partir del momento que fuere de nuestra vida. Como el grano de mostaza, en poco tiempo, ella será en nosotros un árbol dónde puedan posarse los pájaros del cielo. Por la comunión de santos, la aplicación de sus méritos, el poder de sus oraciones y ejemplos, ¡nuestra vida llevará una gran gloria a Dios y ayudará a la santificación de muchas almas! ¡Oh mi Dios! ¡Qué destino nos ofrece! Toda alma puede devenir un sol, un gran árbol, “la primera en el Reino de Dios”. Toda alma puede recibir torrentes de gracia. Nos ofrece sin cesar todo eso: alcanza que seamos constantemente fieles a la gracia, desde cualquier instante de nuestra vida. ¡Qué el momento presente sea para mí ese feliz instante!

SANTORAL - SAN GAUDIOSO DE ABITINIA

27 de Octubre


    En Nápoles, de la Campania, sepultura de san Gaudioso, obispo, el cual, a causa de la persecución de los vándalos, pasó de Abitinia a Campania, y terminó sus días en la paz de un monasterio. El núcleo de la historia es muy semejante a la del obispo, también africano, san Quodvultusdeus; no obstante, no sólo no parece que sea una mera repetición, sino que realmente son dos obispos distintos que pasaron por circunstancias de persecución parecida: Durante el episcopado de Nostriano en Nápoles, Gaudioso, perseguido por Genserico, rey arriano de los vándalos, llegó exiliado a esa ciudad en el 429, en un barca maltrecha, privado de todo.

    Llegaron así a Nápoles muchas reliquias de santos, y tal vez la regla agustiniana para la vida monástica. Construyó en las afueras de Nápoles un monasterio que subsistió por siglos y tomó con el tiempo su propio nombre. Murió Gaudioso en ese monasterio, en el año 453 o 468, según surge de los restos de una lápida que, aunque mutilada, aun se conserva, y fue sepultado bajo el suelo de la iglesia. Vivió cerca de 70 años.