jueves, 13 de junio de 2024

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 14 de Junio - San Mateo 5,27-32


    Primer Libro de los Reyes 19,9.11-16.

    Allí, entró en la gruta y pasó la noche. Entonces le fue dirigida la palabra del Señor.
    El Señor le dijo: "Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor". Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto.
    Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave.
    Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta. Entonces le llegó una voz, que decía: "¿Qué haces aquí, Elías?".
    El respondió: "Me consumo de celo por el Señor, el Dios de los ejércitos, porque los israelitas abandonaron tu alianza, derribaron tus altares y mataron a tus profetas con la espada. He quedado yo solo y tratan de quitarme la vida".
    El Señor le dijo: "Vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Cuando llegues, ungirás a Jazael como rey de Arám.
    A Jehú, hijo de Nimsí, lo ungirás rey de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti."


Salmo 27(26),7-8a.8b-9abc.13-14.

¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz,
apiádate de mí y respóndeme!
Mi corazón sabe que dijiste:
“Busquen mi rostro”

no lo apartes de mí.
No alejes con ira a tu servidor,
tú, que eres mi ayuda.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor

en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.


    Evangelio según San Mateo 5,27-32.

    Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio.
    Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
    Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
    Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
    También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.
    Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 14 de Junio - «Si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y arrójala de ti»


Orígenes Sobre la Carta a los Romanos: También vosotros habéis resucitado juntamente con él Lib. 4, 7: PG 14, 985-986

«Si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y arrójala de ti» 

    Indaguemos todavía cómo es que siendo muchas las prerrogativas de Cristo —de él se dice que es la sabiduría, la virtud, la justicia, la palabra, la verdad, la vida—, el Apóstol haga especialísima mención de la resurrección de Cristo como apoyo de nuestra fe. Pues en otro sitio dice el Apóstol que Dios nos ha resucitado con Cristo y nos ha sentado en el cielo con él.

   Lo que quiere decirnos es esto: Si creéis que Cristo ha resucitado de entre los muertos, creed que también vosotros habéis resucitado juntamente con él; y si creéis que en el cielo está sentado a la derecha del Padre, creeos también vosotros mismos colocados no ya en la tierra, sino en los cielos; y si creéis que habéis muerto con Cristo, creed que viviréis juntamente con él; y si creéis que Cristo murió al pecado y vive para Dios, estad también vosotros muertos al pecado y vivid para Dios. Esto es lo que con autoridad apostólica atestigua diciendo: Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra; pues el que esto hace, con su misma conducta confiesa creer en el que resucitó a nuestro Señor Jesucristo de entre los muertos, y a éste sí que la fe se le cuenta en su haber.

    Pues resulta imposible que quien retenga en sí aunque sea sólo una mínima dosis de injusticia, la justicia se le cuente en su haber, aun cuando crea en el que resucitó al Señor Jesús de entre los muertos. Pues la injusticia nada puede tener en común con la justicia, como tampoco la luz con las tinieblas, la vida con la muerte. Así pues, a los que creyendo en Cristo no se despojan del hombre viejo, con sus obras injustas, la fe no se les puede contar en su haber.

    De igual modo podemos decir, que como al injusto no se le puede contar la justicia en su haber, lo mismo ocurre con el impío, mientras no se despoje de la inveterada costumbre del vicio y se revista del hombre nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo. Por eso, hablando del Señor Jesús, añade: Que fue entregado –dice– por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. Con lo cual quiere darnos a entender que hemos de detestar y rechazar todo aquello por lo que Cristo fue entregado.

    Y si estamos convencidos de que fue entregado por nuestros pecados, ¿cómo no considerar como enemigo y contrario todo pecado, teniendo en cuenta que fue el pecado el que entregó a Cristo a la muerte? Ya que si en lo sucesivo mantenemos cualquier tipo de comunión o amistad con el pecado, estaríamos diciendo que nos importa un bledo la muerte de Cristo, aliándonos y secundando lo que él combatió y venció.

    Y si estoy convencido de esto, ¿cómo es que amo lo que a Cristo le llevó a la muerte? Si estoy convencido de que Cristo resucitó para la justificación, ¿cómo puedo complacerme en la injusticia? Así pues, Cristo justifica solamente a quienes, a ejemplo de su resurrección, inician una vida nueva y deponen los antiguos hábitos de la injusticia y de la iniquidad, que son los causantes de su muerte.

SANTORAL - SAN ELISEO PROFETA

14 de Junio


    Eliseo ("Dios es mi salvación") es una figura dominante del siglo IX antes de Cristo. Conocemos el nombre de su padre, Safat, originario de Abel Meholah, al sur de Bewt-Shan, y sabemos que su familia era acomodada (1 Re 19, 16-19). El Carmelo desde siempre consideró a este discípulo de San Elías, de quien heredó su doble espíritu, como su segundo padre espiritual.


    Dios le elige directa y especialmente (1 Re 19,16) para que vaya en seguimiento de Elías (1 Re 19,l9ss), al cual sucederá después de la misteriosa desaparición de éste, heredando su espíritu en la medida establecida por la Ley para los primogénitos: el doble que los otros herederos [2 Re 2,1-15]. Su condición de "hombre de Dios" se revela principalmente en los prodigios de todo género con que está entretejida su vida. Los obra por si mismo, para personas particulares y para comunidades enteras.

    Vivió hacia 850-800, sucesor de san Elías, al que supera ciertamente por el número y lo llamativo de sus milagros, pero no por su personalidad y su influencia religiosa. Así, Elías es mencionado en el Nuevo Testamento, significativamente, 30 veces; Eliseo sólo una vez (Lc 4,27).

    Su historia, casi legendaria y a veces plagiada de la de Elías, fue recogida en 1 y 2 Re (1 Re 19, 19-21,2 Re, 13-8, 15,9,1-15,13, 14,-21). Con la unción de Yehú provocó la caída de la dinastía de Ajab. Gozaba de gran estimación entre los reyes Yosafat (2 Re 3,12) y Yoás (2 Re 13,14-19). Parece que incluso sus propios huesos obraban milagros (2 Re 13,20s).

    Eliseo aparece en la Biblia cuando Elías es arrebatado y su carisma pasa a Eliseo (2 Re 1), y concluye con el milagro que tuvo lugar con el cadáver del profeta ya enterrado (2Re 13,21). La mayoría de las narraciones, que semejan hermosas "florecillas", muestran a Eliseo rodeado de unos grupos que reciben el nombre de "discípulos (o hijos) de los profetas".

¿Los carmelitas sucesores de "los hijos de los Profetas"?

    Esta es una cuestión ya superada, pero quizá sea bueno recordar aquí quiénes eran estos "hijos de los Profetas" a los que muchos autores de dentro y fuera de la Orden señalaron durante siglos como predecesores de los actuales carmelitas, que tienen su verdadero origen a finales del siglo XII. San Eliseo era el Maestro y Padre de todos estos grupos, a quien acudían y obedecían: 2 Re 4,38;6, 1-2,12-21...

    Quizá no nos equivoquemos si consideráramos a esas confraternidades de profetas como los últimos portadores de una fe en Yahvé, pura y sin mezcla; ni tampoco nos equivoquemos, si estimamos en alto grado su importancia en orden a la pervivencia de la fe en Yahvé, y en especial para el sello característico que tendrá en adelante. En último término, éste es el punto del que partió aquella inaudita radicación de la fe yahvista y del derecho divino que nos encontramos en los profetas más tardíos.

    Los sorprendentes descubrimientos en las grutas situadas al noroeste del mar Muerto, no solamente nos proporcionan noticia de un establecimiento de esenios de estricta observancia, un siglo antes y un siglo después del nacimiento de Cristo, sino que nos proporcionan también una visión exacta de las ordenanzas rigurosas de su vida comunitaria dirigida autoritativamente (todo ello gracias al documento llamado "Reglas de la secta"), muestran bajo nueva luz los relatos referentes a las fraternidades de profetas de la época de Eliseo. Hasta la última reforma litúrgica, obra del Vaticano II, celebrábamos su fiesta el 14 de junio. Ahora la celebramos, juntamente con la de N.P.S. Elías, el 20 de julio.

Mensaje de San Eliseo a los católicos

  • Que estemos dispuestos a dejarlo todo por seguir la llamada.
  • Que procuremos encarnar el doble espíritu: oración y apostolado.
  • Que seamos fieles a nuestro Maestro.
  • Que procuremos el bien de todos nuestros hermanos.

Oremos 

    Omnipotente y sempiterno Dios, que te manifiestas admirablemente en la elección de los profetas; concédenos, te suplicamos, que, como el espíritu de Elías lo duplicaste en Eliseo, de esta manera asimismo te dignes duplicar en nosotros la gracia del Espíritu Santo, a fin de que podamos efectuar obras virtuosas. Amén.

-FRASE DEL DÍA-