lunes, 15 de febrero de 2016

LITURGIA

Elementos Materiales de la Liturgia

El Templo, el Altar, vestiduras del Papa, obispos y sacerdotes, colores litúrgicos


El alba, túnica litúrgica

    El alba es una túnica talar religiosa, es decir, que llega hasta los talones. Es una prenda blanca de mangas largas y generalmente muy anchas con la que el párroco cubre todo el cuerpo. El alba es un ornamento litúrgico que suele ser usado tanto porsacerdotes, como diáconos y demás ministros para realizar las celebraciones eucarísticas. El alba puede ser vestida con cíngulo a la cintura y con ámito.
    Simboliza la auto negación y la castidad que corresponde a un sacerdote además de recordarle que debe hacer buenas obras a lo largo de toda su vida. Hoy en día, mientras el se coloca el alba, el sacerdote reza la siguiente oración: “Purifícame, señor, y limpia mi corazón, para que purificado con la sangre del cordero, pueda disfrutar de los goces eternos”.
    El alba, evolución de un ornamento religioso
    A lo largo de la historia, el alba, ha sido conocida con mucho nombres como pueden ser el de linea o tunica linea,por el materia del cual está hecho; poderis, tunica talaris, o simplemente talaris, por el hecho de debe llegar a los pies, camisia, por el parecido de la prenda a una camisa, etc.
    El origen de este ornamento litúrgico no está claro. Según algunas fuentes esta prenda se remonta a vestiduras del sacerdocio Judío. Según otros textos, el origen del alba estaría relacionado con el atuendo ordinario que empleaban tanto Romanos como Griegos.
    La época en la que comenzó a emplearse la túnica talar blanca para la realización de celebraciones litúrgicas es difícilmente determinable. El uso de este tipo de prenda, muy común los primeros años del cristianismo, y la ausencia de documentación adecuada, no permiten determinar cuando pasó a ser de uso exclusivo de los ministros de la iglesia.
    Antes del IX, el alba ya se había convertido en una parte integra del atuendo sacramental del sacerdote. Rabano Maura, el cual escribe "De Clericorum Institutione" en 818 dónde se describe elalba o túnica talar como una prenda de lino blanco símbolo de la auto negación y la castidad correspondiente al sacerdote. Su longitud, siempre hasta los tobillos, servía como recordatorio a los párrocos de su obligación de obrar bien hasta el fin de su vida terrenal.
    En el siglo XII, el alba era la vestimenta que todos los clérigos usaban cuando ejercían sus funciones religiosas.
El uso del alba ha evolucionado con los años. Actualmente es una prenda que los párrocos emplean casi en exclusiva la oficiar la Misa. Su uso se ha extendido a todas las celebraciones a lo largo del Año Litúrgico: Adviento, Navidad,Semana Santa, etc...
    El alba litúrgica, características y ornamentación
    Las características del alba apenas han variado a lo largo de la historia. Durante la Edad Media se realizaban ajustadas a la cintura del párroco aumentando el diámetro según se acercaba a los tobillos. Con el pasar de los siglos y la moda de prendas más holgadas, el diámetro del alba fue aumentando hasta las dimensiones que actualmente conocemos.
    La ornamentación del alba has sido históricamente uno de los atributos de la prenda que mayor evolución ha sufrido. En los primeros años del Cristainismo se adornaba el borde inferior, las muñecas y la apertura de la cabeza con un ribete. Con la llegada de la Edad Media y la evolución de los criterios estéticos, muchos párrocos comenzaron a utilizar albas con porciones de brocado, o bordados, en la parte inferior del alba y en las muñecas. Este tipo de decoración del alba fue utilizada a lo largo de muchos siglos hasta la llegada delencaje y la vainica.
    En la actualidad el uso de toda esta ornamentación ha quedado a juicio del párroco, existiendo albas sin ningún tipo de decoración y albas decoradas con bordados, puntilla, brocados o vainica.




REFLEXIÓN

Reflexiones Espirituales

Lunes 15 de Febrero


De las Disertaciones de san Gregorio de Nacianzo, obispo
(Disertación 14, Sobre el amor a los pobres, 23-25: PG 35, 887-890 )

IMITEMOS LA BENIGNIDAD DE DIOS

    Reconoce de dónde te viene la existencia, el aliento, la inteligencia y el saber, y, lo que es más aún, el conocimiento de Dios, la esperanza del reino de los cielos, la contemplación de la gloria (ahora, es verdad, como en un espejo y confusamente, pero después de un modo pleno y perfecto), el ser hijo de Dios, el ser coheredero de Cristo y, para decirlo con toda audacia, el haber sido incluso hecho dios. ¿De dónde y de quién te viene todo esto?

    Y, para enumerar también estas cosas menos importantes y que están a la vista, ¿por gracia de quién contemplas la hermosura del cielo, el recorrido del sol, la órbita de la luna, la multitud de las estrellas y el orden y concierto que en todo esto brilla, como en las cuerdas de una lira? ¿Quién te ha dado la lluvia, el cultivo de los campos, la comida, las diversas artes, el lugar para habitar, las leyes, la vida social, una vida llevadera y civilizada, la amistad y la familiaridad con los que están unidos a ti por vínculos de parentesco?

    ¿De dónde te viene que, entre los animales, unos te sean mansos y dóciles, y otros estén destinados a servirte de alimento?

    ¿Quién te ha constituido amo y rey de todo lo que hay sobre la tierra?

    ¿Quién, para no recordar una por una todas las cosas, te ha dado todo aquello que te hace superior a los demás seres animados?

    ¿No es verdad que todo esto procede de Dios, el cual te pide ahora, en justa retribución, tu benignidad, por encima de todo y en favor de todo? ¿Es que no nos avergonzaremos, después que de él hemos recibido y esperamos recibir tanto, de negarle incluso esto: la benignidad? Él, aun siendo Dios y Señor, no se avergüenza de llamarse Padre nuestro, y nosotros ¿nos cerraremos a los que son de nuestra misma condición?

    No, hermanos y amigos míos, no seamos malos administradores de los bienes que Dios nos ha regalado, no nos hagamos acreedores a la reprensión de Pedro: Avergonzaos, los que retenéis lo ajeno, esforzaos en imitar la equidad de Dios, y así nadie será pobre.

    No pongamos nuestro afán en reunir y conservar riquezas, mientras otros padecen necesidad, no sea que nos alcancen las duras y amenazadoras palabras del profeta Amós, cuando dice: Escuchad, los que decís: «¿Cuándo pasará la luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?»

    Imitemos aquella suprema y primera ley de Dios, según la cual hace llover sobre justos y pecadores, y hace salir el sol igualmente para todos; que pone la tierra, las fuentes, los ríos y los bosques a plena disposición de los animales terrestres, el aire a disposición de las aves, el agua a disposición de los animales acuáticos; y que ha dado a todos con abundancia lo que necesitan para subsistir, sin estar en esto sujetos al dominio de nadie, sin ninguna ley que ponga limitaciones, sin límites ni fronteras; sino que lo ha puesto todo en común, con amplitud y abundancia, sin que por ello falte nunca de nada. Y esto lo hizo para hacer resaltar, con la igualdad del don, la igual dignidad de toda la naturaleza y para manifestar las riquezas de su benignidad.


EXTRAÍDA : SEGUNDA LECTURA OFICIO DE LECTURA DEL DÍA




DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA ( CAP II )

La Naturaleza de la Doctrina Socia





LA FRASE DEL DÍA

Lunes 15 de Febrero






EVANGELIO

Tiempo Cuaresma  

Lunes 15 de Febrero   Semana I


    Libro del Levítico 19,1-2.11-18.

    El Señor dijo a Moisés:
    Habla en estos términos a toda la comunidad de Israel: Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo.
    Ustedes no robarán, no mentirán ni se engañarán unos a otros.
    No jurarán en falso por mi Nombre, porque profanarían el nombre de su Dios. Yo soy el Señor.
    No oprimirás a tu prójimo ni lo despojarás; y no retendrás hasta la mañana siguiente el salario del jornalero.
No insultarás a un ciego, sino que temerás a tu Dios. Yo soy el Señor.
    No cometerás ninguna injusticia en los juicios. No favorecerás arbitrariamente al pobre ni te mostrarás complaciente con el rico: juzgarás a tu prójimo con justicia.
    No difamarás a tus compatriotas, ni pondrás en peligro la vida de tu prójimo. Yo soy el señor.
    No odiarás a tu hermano en tu corazón: deberás reprenderlo convenientemente, para no cargar con un pecado a causa de él.
    No serás vengativo con tus compatriotas ni les guardarás rencor. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.



    Salmo 19(18),8.9.10.15.


La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.

Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.

La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.

¡Ojalá sean de tu agrado
las palabras de mi boca,
y lleguen hasta ti mis pensamientos,
Señor, mi Roca y mi redentor!





    Evangelio según San Mateo 25,31-46.


    Jesús dijo a sus discípulos:
    "Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
    Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos,
y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
    Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
    Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'.
    Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
    Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.
    Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
    Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
    Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".



Fuente: ©Evangelizo.org








MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

Lunes 15 de Febrero






HIMNO

TIEMPO DE CUARESMA
LUNES DE LA SEMANA I
Propio del Tiempo. Salterio I
15 de Febrero





SANTORAL

Santoral del Día

Lunes 15 de Febrero


    En Brescia, en la región de Venecia, santos Faustino y Jovita, mártires, que recibieron la corona victoriosa del martirio después de muchos combates soportados por la fe de Cristo.

    Faustino y Jovita [nombre masculino], que eran hermanos, habían nacido en Brescia, de noble cuna. Las «Actas» de estos mártires son de autoridad dudosa, de suerte que lo único cierto son sus nombres y el hecho de su martirio. Según la tradición de Brescia, ambos santos predicaron valientemente el cristianismo, en tanto que el obispo de la ciudad se había escondido por temor. Su celo excitó la furia de los paganos. Un poderoso señor pagano, llamado Julián, les aprehendió. Los mártires fueron torturados y enviados a Milán. Roma y Nápoles, de donde volvieron finalmente a Brescia. Citaremos un hecho para ilustrar el carácter extravagante de estas novelas hagiográficas: Se cuenta que durante el viaje de Roma a Nápoles, los santos bautizaron a 191,128 personas; 42,118 en Lubras, 22,600 en el Puente Milvio, 73,200 en Roma y 53,210 en Nápoles. En vista de que ni las torturas ni las amenazas consiguieron doblegar su constancia, el emperador Adriano, que se hallaba de paso en Brescia, ordenó que fuesen decapitados. La ciudad de Brescia les venera como sus principales patronos y pretende poseer sus reliquias.


    El P. Fedele Savio, en Analecta Bollandiana, vol. XV (1896) y otras publicaciones, realizó un profundo estudio del texto más completo de las "actas" de estos mártires y de sus relaciones con Calocero, Calimero, Afra, etc. Sería inútil tratar de resumir aquí sus conclusiones. Existen serias dificultades sobre la realidad histórica de Faustino y Jovita, así como sobre su martirio en Brescia, pero probablemente sería apresurado suprimirlos del calendario. Como lo hizo notar F. Lanzoni en su ensayo sobre Le origini delle diecesi antiche d´Italia (1923), pp. 532-533, los dos escritores más antiguos de Brescia, Filastrio y Gaudencio, no hablan de los patronos locales, a pesar de que por lo menos Gaudencio era un gran predicador y profesaba gran devoción a toda especie de reliquias. El Hieranymianum mencionaba los nombres de los mártires, pero situaba su martirio no en Brescia, sino en Inglaterra; CMH., p. 99. Sin embargo, San Gregorio menciona en sus Diálogos un santuario de San Faustino en Brescia y, en la lista episcopal de dicha ciudad, el sexto obispo lleva el nombre de Faustino. Todo esto parece demostrar que el culto del mártir es muy antiguo.


Fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI




SANTORAL

Santoral del Día

Lunes 15 de Febrero


    En Paray-le-Monial, de Borgoña, en Francia, san Claudio La Colombière, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que, siendo hombre entregado a la oración, con sus consejos dirigió a muchos en su esfuerzo para amar a Dios.

    San Claudio de la Colombiere, sacerdote jesuita, fue el primero en creer en las revelaciones místicas del Sagrado Corazón recibidas por Sta. Margarita en el convento de Paray le Monial, Francia.

    Gracias a su apoyo la superiora de Margarita llegó también a creer y la devoción al Sagrado Corazón comenzó a propagarse. San Claudio no solo creyó sino que en adelante dedicó su vida a propagar la devoción siempre unido espiritualmente a Sta. Margarita en cuyo discernimiento confiaba plenamente.

    Sacerdote santo y sabio que supo discernir muy bien la auténtica intervención divina en el alma de Sta. Margarita a pesar que hasta entonces todos los teólogos y las religiosas la despreciaban y hasta algunos la tenían por posesa. El santo Claudio nació en Saint-Symphorien d'Ozon, cerca de Lyón, en 1641. Su familia estaba bien relacionada, era piadosa y gozaba de buena posición. No poseemos ningún dato especial sobre su vida antes de ingresar en el colegio de la Compañía de Jesús de Lyón.

    Aunque sentía gran repugnancia por la vida religiosa, logró vencerla y fue inmediatamente admitido en la Compañía. Hizo su noviciado en Aviñón y, a los dos años, pasó al colegio de dicha ciudad a completar sus estudios de filosofía. Al terminarlos fue destinado a enseñar la gramática y las humanidades, de 1661 a 1666. Desde 1659, la ciudad de Aviñón había presenciado choques constantes entre los nobles y el pueblo En 1662, ocurrió en Roma el famoso encuentro entre la guardia pontificia y el séquito del embajador francés.

    A raíz de ese incidente, las tropas de Luis XIV ocuparon Aviñón, que se hallaba en el territorio de los Papas. Sin embargo, esto no interrumpió las tareas del colegio, y el aumento del calvinismo no hizo más que redoblar el celo de los jesuitas, quienes se consagraron con mayor ahínco a los ministerios apostólicos en la ciudad y en los distritos circundantes. En 1673, el joven sacerdote fue nombrado predicador del colegio de Aviñón. Sus sermones, en los que trabajaba intensamente, son verdaderos modelos del género, tanto por la solidez de la doctrina como por la belleza del lenguaje.

    El santo parece haber predicado más tarde los mismos sermones en Inglaterra, y el nombre de la duquesa de York (María de Módena, que fue después reina, cuando Jacobo II heredó el trono), en cuya capilla predicó Claudio, está ligado a las ediciones de dichos sermones. El santo, durante su estancia en París, había estudiado el Jansenismo con sus verdades a medias y sus calumnias, a fin de combatir, desde el púlpito sus errores, animado como estaba por el amor al Sagrado Corazón, cuya devoción sería el mejor antídoto contra el Jansenismo. A fines de 1674, el P. La Chaize, rector del santo, recibió del general de la Compañía la orden de admitirle a la profesión solemne, después de un mes de ejercicios espirituales en la llamada "tercera probación". Ese retiro fue de gran provecho espiritual para Claudio que se sintió, según confesaba, llamado a consagrarse al Sagrado Corazón.

    El santo añadió a los votos solemnes de la profesión un voto de fidelidad absoluta a las reglas de la Compañía, hasta en sus menores detalles. Según anota en su diario, había ya vivido durante algún tiempo en esa fidelidad perfecta, y quería consagrar con un voto su conducta para hacerla más duradera. Tenía entonces treinta y tres años, la edad en la que Cristo murió, y eso le inspiró un gran deseo de morir completamente para el mundo y para sí mismo. Como escribió en su diario: "Me parece, Señor, que ya es tiempo de que empiece a vivir en Tí y sólo para Tí, pues a mi edad, Tú quisiste morir por mí en particular". El P. La Colombiére fue beatificado en 1929 y su Santidad Juan Pablo II lo declaró santo en 1992. La Iglesia Universal celebra su fiesta el día 15 de febrero.


Oración de San Claudio de la Colombiere S.J.

JESÚS, AMIGO ÚNICO Esta oración está sacada de la 39ª de las "Reflexiones cristianas" (O.C. V, pág. 39); a propósito de S. Juan Evangelista, nos propone que recemos a Jesús, único. y verdadero.
Amigo. Jesús, Tú eres el Amigo único y verdadero; no sólo compartes cada uno de mis padecimientos, sino que lo tomas sobre 

Ti y conoces el secreto de transformármelo en gozo. Me escuchas con bondad y, cuando te cuento mis amarguras, me las suavizas.
Te encuentro en todo lugar, jamás te alejas y, si me veo obligado a cambiar de residencia, te encuentro allí donde voy. Nunca te hartas de escucharme;, jamás te cansas de hacerme bien. Si te amo, estoy seguro de ser correspondido; no tienes necesidad de lo mío ni te empobreces al otorgarme tus dones. No obstante que soy un hombre pobre, nadie (sea noble, inteligente o santo) podrá robarme tu amistad.

La misma muerte que separa a los amigos todos, me reunirá contigo. Ninguna de las adversidades de la edad o del azar lograrán jamás alejarme de ti; más bien, por el contrario, nunca gozaré con tanta plenitud de tu presencia ni jamás me estarás tan cercano, cuanto en el momento en que todo parecerá conspirar contra mi. Sólo Tú aciertas a soportar mis defectos con extremada paciencia. Incluso mis infidelidades e ingratitudes, aunque te ofenden, no te impiden estar siempre dispuesto a concederme tu gracia y tu amor, si yo las deseo.


Fuente: ©Evangelizo.org