jueves, 11 de junio de 2020

MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



    En este mes dedicado al Corazón de Jesús tendríamos que meditar por qué lo buscamos a Jesús. ¿No será por lo que nos da o promete? Santa Teresa nos decía: ¿A quién buscan? ¿A Jesús de los consuelos o los consuelos de Jesús?" Seamos sinceros en nuestra respuesta y veremos que son muy pocos los que acuden a Él para aprender a vivir como Él vivió, a amar como Él amó,y a aprender las lecciones que nos enseña de continuo su Corazón; la humildad y la mansedumbre.

Reflexiona

    Jesús, manso y humilde de Corazón. que yo haga mi corazón semejante al tuyo para que de este modo pueda servir a mis hermanos “No hay mayor amor que dar la vida por los demás”

EVANGELIO - 12 de Junio - San Mateo 5,27-32


    Primer Libro de los Reyes 19,9.11-16.

    Allí, entró en la gruta y pasó la noche. Entonces le fue dirigida la palabra del Señor.
    El Señor le dijo: "Sal y quédate de pie en la montaña, delante del Señor". Y en ese momento el Señor pasaba. Sopló un viento huracanado que partía las montañas y resquebrajaba las rocas delante del Señor. Pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto. Pero el Señor no estaba en el terremoto.
    Después del terremoto, se encendió un fuego. Pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó el rumor de una brisa suave.
    Al oírla, Elías se cubrió el rostro con su manto, salió y se quedó de pie a la entrada de la gruta. Entonces le llegó una voz, que decía: "¿Qué haces aquí, Elías?".
    El respondió: "Me consumo de celo por el Señor, el Dios de los ejércitos, porque los israelitas abandonaron tu alianza, derribaron tus altares y mataron a tus profetas con la espada. He quedado yo solo y tratan de quitarme la vida".
    El Señor le dijo: "Vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Cuando llegues, ungirás a Jazael como rey de Arám.
    A Jehú, hijo de Nimsí, lo ungirás rey de Israel, y a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá, lo ungirás profeta en lugar de ti."


Salmo 27(26),7-8a.8b-9abc.13-14.

¡Escucha, Señor, yo te invoco en alta voz,
apiádate de mí y respóndeme!
Mi corazón sabe que dijiste:
“Busquen mi rostro”

no lo apartes de mí.
No alejes con ira a tu servidor,
tú, que eres mi ayuda.
Yo creo que contemplaré la bondad del Señor

en la tierra de los vivientes.
Espera en el Señor y sé fuerte;
ten valor y espera en el Señor.


    Evangelio según San Mateo 5,27-32.

    Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio.
    Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
    Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
    Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
    También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.
    Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 12 de Junio - “Dios creó al hombre a su imagen…, los creó varón y mujer.”


        San Pablo VI papa 1963-1978 Discurso del 04/05/1970 a los Equipos de Nuestra Señora

“Dios creó al hombre a su imagen…, los creó varón y mujer.” 

    Como nos enseña la Santa Escritura, el matrimonio, antes de ser un Sacramento, es una gran realidad terrena: “Dios creó al hombre a su imagen, a la imagen de Dios lo creó, hombre y mujer los creó” (Gén 1, 27). Es necesario siempre volver a esta primera página de la Biblia, si se quiere comprender lo que es, lo que debe ser una pareja humana, un hogar… La dualidad de sexos ha sido querida por Dios, para que juntos el hombre y la mujer sean imagen de Dios, y como Él, fuente de vida: “Creced y multiplicaos, llenad la tierra y dominadla” (Gén 1, 28). Una lectura atenta de los Profetas, de los libros sapienciales, del Nuevo Testamento, nos muestra la significación de esta realidad fundamental, y nos enseña a no reducirla al deseo físico..., sino a descubrir en ella el carácter complementario de los valores del hombre y de la mujer, la grandeza y las debilidades del amor conyugal, su fecundidad y su apertura al misterio del designio de amor de Dios. Esta enseñanza conserva hoy día todo su valor y nos defiende contra las tentaciones de un erotismo destructor… El cristiano sabe que el amor humano es bueno por su origen, y si ha sido, como todo lo que existe en el hombre, herido y deformado por el pecado, encuentra en Cristo su salvación y su redención… Muchas parejas han encontrado realmente en su vida conyugal el camino de la santidad, en esta comunidad de vida que es la única que puede fundarse sobre un sacramento. La regeneración bautismal obra del Espíritu Santo (cf. Tit 3, 5), nos convierte en criaturas nuevas (cf. Gal 6, 15), “llamadas a vivir una vida nueva” (Rom 6, 4). Esta gran empresa de renovación de todas las cosas en Cristo, el matrimonio, también él, purificado y renovado, es una realidad nueva, un sacramento de la nueva alianza. Y he aquí que en los umbrales del Nuevo Testamento, como en el dintel del Antiguo, se yergue un matrimonio. Pero, mientras que el de Adán y Eva fue la fuente del mal que se ha desencadenado en el mundo, el de José y María es la cima de donde desciende la santidad por toda la tierra.

SANTORAL - BEATA MERCEDES DE JESÚS MOLINA Y AYALA

12 de Junio


    Nació el 24 de septiembre de 1828 en Baba, Guayaquil; Los Rios en la actualidad. Sus padres eran hacendados, dueños de grandes plantaciones de cacao. Fue la benjamina de tres hermanos, y aprendió lo que precisaba para poder desenvolverse de forma airosa en la sociedad y en el hogar. En 1830 murió su padre y en 1841 su madre. En 1844 se trasladó a Guayaquil y convivió durante cinco años con una amiga de la familia. En 1849 su hermana María se afincó en la ciudad, y se fue a vivir con ella.

    No se parecían en nada. María tenía criterios mundanos que la beata terminaría por no compartir, aunque durante un corto periodo de tiempo, en cierto modo se dejó llevar de sus costumbres. Aquélla era singularmente rumbosa y agasajaba a sus muchos amigos, y a Mercedes le atraían lujo y comodidades. Huérfana, adinerada y de buen parecer, fue cortejada por un insistente caballero que logró arrancarle su consentimiento. Pero no estaba convencida. Dos caminos opuestos rondaban su mente, aunque el matrimonio no lograba imponerse al ardoroso afán de entrega a Dios que brotaba de su interior. Mientras determinaba qué hacer, en la espléndida hacienda de su hermana practicando equitación tuvo una caída y se fracturó el brazo. En la convalecencia leyó la biografía de Mariana de Jesús. Y reparando de otro modo en la presencia del crucifijo que heredó de sus padres, y que tenía junto a la cama, quedó profundamente conmovida. Una noche sintió que era invitada a ofrecerse a sí misma a Dios, y canceló el compromiso. Tomó el hábito mercedario introduciendo en su vida la oración, la mortificación, el ayuno y obras de caridad. Era el inicio de un irreversible itinerario espiritual. En 1850 conoció a los jesuitas que acababan de instalarse en la ciudad. El P. Luis Segura fue su confesor. A partir de entonces intensificó notablemente sus penitencias. Gran parte del día estaba dedicado a la oración, y las escasas horas restantes las destinaba a asistir a misa, rezar el rosario y trabajar en algunas manualidades. Imitando a Mariana de Jesús adoptó para sí disciplinas extremas, sin temor a castigar su cuerpo. Su confesor el P. Carbó se percató del estrago físico que acarreaban para ella, y decidió autorizarlas con carácter puntual. Más adelante, otro confesor le permitió seguir realizándolas, y su salud empeoró. El año 1862 marcó el inicio de experiencias místicas: éxtasis diversos con frecuente pérdida de los sentidos que, en ocasiones, se producían a la vista de los demás. Por esta época a través de un rosal en flor entendió que Dios le anunciaba la fundación de un colegio religioso. Amaba tanto a Jesús que quiso llevarlo junto a su nombre, y como Mercedes de Jesús sería conocida para siempre.

    Vivía cerca de la catedral y recorría la distancia entre su casa y el tempo yendo de rodillas. Lo hacía tratando de ser discreta, eligiendo las claras del día. Sin embargo este gesto no pasó desapercibido para el vecindario, y suscitó numerosos comentarios que la dejaron malparada. Entre otros calificativos fue tildada de beata, apreciación que en 1863 se extendió por Guayaquil. Ese año conoció al P. Millán, que tenía fama de santo; fue su confesor y le puso en contacto con Narcisa de Jesús Martillo Morán, canonizada por Benedicto XVI en 2008. Ambas llevaron caminos parejos en su amor a la cruz, mortificaciones y penitencias. El domicilio de Mercedes, conocido por la gente como «casa de las beatas», estaba en boca de todos, aunque las habladurías pasaron por su lado sin perturbarla. Cuando enfermó el P. Millán, eligió como confesor al P. Bovo. Le dio gran parte de su herencia para la construcción de la iglesia de San José, y el resto lo repartió entre los necesitados.

    Profesó y eligió un hábito negro que vistió hasta el fin de sus días. Dejó a su hermana María, que llevaba una vida poco recomendable, y se trasladó a un orfanato impulsado por su tía ayudándola en su generosa labor. En 1870 acompañó al P. Bovo a Gualaquiza. Y allí evangelizó a los indios aborígenes (jíbaros); hizo de enfermera y profesora. Maduró la idea de poner en marcha una congregación dedicada a la enseñanza de las niñas, pero hubo una epidemia de viruela y regresó a Cuenca. En 1872 fundó el «Beaterio Mariana de Jesús», un orfanato para niñas pobres. Al año siguiente se trasladó a Riobamba decidida a emprender la fundación de las «Marianitas».

    Un jesuita se opuso frontalmente, pero firme en lo que entendía era voluntad divina, en "estación seca y estación lluviosa que se llaman verano invierno" instituyó la obra junto a tres amigas. El obispo Ordóñez, que dio su visto bueno, se sentía cofundador, y juzgó que no era apta para dirigir la Orden, de modo que se la encomendó a otra religiosa y a ella la relegó. Con todo fue maestra de novicias, asistenta, directora de huérfanas, enfermera y portera, siempre con signos heroicos de su amor. Envejecida prematuramente por disciplinas y sufrimientos, murió el 12 de junio de 1883. Juan Pablo II la beatificó el 1 de febrero de 1985. Es conocida como «La rosa del Guayas».

 Oremos

   Por intercesión de la Beata Mercedes de Jesús pido al Padre bueno y misericordioso que se irradie su bondad, especialmente en los más pobres y necesitados, para que todos juntos en el banquete de la reconciliación y de la comunión fraterna podamos de veras cantar, como en este día: «Gustad y ved qué bueno es el Señor».

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL CHRISTUS VIVIT



Capítulo séptimo
La pastoral de los jóvenes

202. La pastoral juvenil, tal como estábamos acostumbrados a llevarla adelante, ha sufrido el embate de los cambios sociales y culturales. Los jóvenes, en las estructuras habituales, muchas veces no encuentran respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas. La proliferación y crecimiento de asociaciones y movimientos con características predominantemente juveniles pueden ser interpretados como una acción del Espíritu que abre caminos nuevos. Se hace necesario, sin embargo, ahondar en la participación de estos en la pastoral de conjunto de la Iglesia, así como en una mayor comunión entre ellos en una mejor coordinación de la acción. Si bien no siempre es fácil abordar a los jóvenes, se está creciendo en dos aspectos: la conciencia de que es toda la comunidad la que los evangeliza y la urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor en las propuestas pastorales.