miércoles, 10 de julio de 2019

CARTA ENCÍCLICA CARITAS IN VERITATE SOBRE EL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL EN LA CARIDAD Y EN LA VERDAD



CAPÍTULO SEGUNDO

EL DESARROLLO HUMANO EN NUESTRO TIEMPO

26. En el plano cultural, las diferencias son aún más acusadas que en la época de Pablo VI. Entonces, las culturas estaban generalmente bien definidas y tenían más posibilidades de defenderse ante los intentos de hacerlas homogéneas. Hoy, las posibilidades de interacción entre las culturas han aumentado notablemente, dando lugar a nuevas perspectivas de diálogo intercultural, un diálogo que, para ser eficaz, ha de tener como punto de partida una toma de conciencia de la identidad específica de los diversos interlocutores. Pero no se ha de olvidar que la progresiva mercantilización de los intercambios culturales aumenta hoy un doble riesgo. Se nota, en primer lugar, un eclecticismo cultural asumido con frecuencia de manera acrítica: se piensa en las culturas como superpuestas unas a otras, sustancialmente equivalentes e intercambiables. Eso induce a caer en un relativismo que en nada ayuda al verdadero diálogo intercultural; en el plano social, el relativismo cultural provoca que los grupos culturales estén juntos o convivan, pero separados, sin diálogo auténtico y, por lo tanto, sin verdadera integración. Existe, en segundo lugar, el peligro opuesto de rebajar la cultura y homologar los comportamientos y estilos de vida. De este modo, se pierde el sentido profundo de la cultura de las diferentes naciones, de las tradiciones de los diversos pueblos, en cuyo marco la persona se enfrenta a las cuestiones fundamentales de la existencia[62]. El eclecticismo y el bajo nivel cultural coinciden en separar la cultura de la naturaleza humana. Así, las culturas ya no saben encontrar su lugar en una naturaleza que las transciende[63], terminando por reducir al hombre a mero dato cultural. Cuando esto ocurre, la humanidad corre nuevos riesgos de sometimiento y manipulación.


[62] Cf. Juan Pablo II, Carta enc.Centesimus annus, 24: l.c., 821-822.

[63] Cf. Id., Carta enc. Veritatis splendor (6 agosto 1993), 33. 46. 51: AAS 85 (1993), 1160. 1169-1171. 1174-1175; Id., Discurso a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (5 octubre 1995), 3: L’Osservatore Romano, ed. en lengua española
(13 octubre 1995), p. 7.

JULIO MES DEDICADO A LA PRECIOSÍSIMA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO


LETANIA A LA SANGRE DE CRISTO

    El mismo Papa que mandó inscribir en el Ritual de la Iglesia esta letanía nos mandaba también añadir, antes de la reserva del Santísimo Sacramento, la alabanza: ¡Bendita sea su preciosísima Sangre! ¿Por qué?... Esa Sangre por la que fuimos salvados merece una devoción especial. Además, es un reconocimiento agradecido al amor de Jesucristo, que no ahorró ningún sufrimiento a fin de ganarse el amor de nuestros corazones.
    Señor Jesucristo, que con tú Sangre limpias el pecado del mundo y nos mereces la salvación. ¡Sálvanos ahora y siempre!



LITURGIA DE LAS HORAS - OFICIO DE LECTURA



TIEMPO ORDINARIO
JUEVES DE LA SEMANA XIV
Del Común de santos varones para los santos religiosos. Salterio II.

11 de julio

SAN BENITO ABAD, patrono de Europa. (MEMORIA).
Nació en Nursia, región de Umbría, hacia el año 480. Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió a algunos discípulos; más tarde se trasladó a Casino. Allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió la Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental. Murió el 21 de marzo del año 547, pero ya desde finales del siglo VIII en muchos lugares comenzó a celebrarse su memoria el día de hoy.


OFICIO DE LECTURA

INVITATORIO 

Si ésta es la primera oración del día:

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Benito.

Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.


Himno: DICHOSOS LOS QUE, OYENDO LA LLAMADA

Dichosos los que, oyendo la llamada
de la fe y del amor en vuestra vida,
creísteis que la vida os era dada
para darla en amor y con fe viva.

Dichosos, si abrazasteis la pobreza
para llenar de Dios vuestras alforjas,
para servirle a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.

Dichosos mensajeros de verdades,
que fuisteis por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras.

Dichosos, del amor dispensadores,
dichosos, de los tristes el consuelo,
dichosos, de los hombres servidores,
dichosos, herederos de los cielos. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre.

Salmo 43 I ORACIÓN DEL PUEBLO DE DIOS QUE SUFRE ENTREGADO A SUS ENEMIGOS

¡Oh Dios!, nuestros oídos lo oyeron,
nuestros padres nos lo han contado:
la obra que realizaste en sus días,
en los años remotos.

Tú mismo, con tu mano, desposeíste a los gentiles,
y los plantaste a ellos;
trituraste a las naciones,
y los hiciste crecer a ellos.

Porque no fue su espada la que ocupó la tierra,
ni su brazo el que les dio la victoria;
sino tu diestra y tu brazo y la luz de tu rostro,
porque tú los amabas.

Mi rey y mi Dios eres tú,
que das la victoria a Jacob:
con tu auxilio embestimos al enemigo,
en tu nombre pisoteamos al agresor.

Pues yo no confío en mi arco,
ni mi espada me da la victoria;
tú nos das la victoria sobre el enemigo
y derrotas a nuestros adversarios.

Dios ha sido siempre nuestro orgullo,
y siempre damos gracias a tu nombre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Nos diste, Señor, la victoria sobre el enemigo; por eso damos gracias a tu nombre.

Ant 2. Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.

Salmo 43 II

Ahora, en cambio, nos rechazas y nos avergüenzas,
y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
nos haces retroceder ante el enemigo,
y nuestro adversario nos saquea.

Nos entregas como ovejas a la matanza
y nos has dispersado por las naciones;
vendes a tu pueblo por nada,
no lo tasas muy alto.

Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean;
nos has hecho el refrán de los gentiles,
nos hacen muecas las naciones.

Tengo siempre delante mi deshonra,
y la vergüenza me cubre la cara
al oír insultos e injurias,
al ver a mi rival y a mi enemigo.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Perdónanos, Señor, y no entregues tu heredad al oprobio.

Ant 3. Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.

Salmo 43 III

Todo esto nos viene encima,
sin haberte olvidado
ni haber violado tu alianza,
sin que se volviera atrás nuestro corazón
ni se desviaran de tu camino nuestros pasos;
y tú nos arrojaste a un lugar de chacales
y nos cubriste de tinieblas.

Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios
y extendido las manos a un dios extraño,
el Señor lo habría averiguado,
pues él penetra los secretos del corazón.

Por tu causa nos degüellan cada día,
nos tratan como a ovejas de matanza.
Despierta, Señor, ¿por qué duermes?
Levántate, no nos rechaces más.
¿Por qué nos escondes tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión?

Nuestro aliento se hunde en el polvo,
nuestro vientre está pegado al suelo.
Levántate a socorrernos,
redímenos por tu misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Levántate, Señor, y redímenos por tu misericordia.

V. Señor, ¿a quién vamos a ir?
R. Tú tienes palabras de vida eterna.

PRIMERA LECTURA

Del primer libro de Samuel 25, 14-24. 28-39a

DAVID Y ABIGAIL

En aquellos días, uno de los servidores avisó a Abigail, mujer de Nabal:
«Mira que David ha enviado mensajeros desde el desierto para saludar a nuestro amo, y él los ha despreciado. Sin embargo, esos hombres han sido muy buenos con nosotros, y nada nos ha faltado mientras anduvimos con ellos, cuando estábamos en el campo. Fueron nuestra defensa noche y día, todo el tiempo que estuvimos con ellos guardando el ganado. Date cuenta y mira lo que debes hacer, porque ya está decretada la ruina de nuestro amo y de toda su casa; y él es tan insensato, que no se le puede decir nada.»

Tomó Abigail, a toda prisa, doscientos panes y dos odres de vino, cinco carneros ya preparados, cinco arrobas de trigo tostado, cien racimos de uvas pasas y doscientos panes de higos secos, y lo cargó todo sobre unos asnos, diciendo a sus servidores:
«Pasad delante de mí, y yo os seguiré.»
Pero nada dijo a Nabal, su marido.

Cuando bajaba ella, montada en el asno, por lo espeso del monte, David y sus hombres bajaban en dirección contraria y se topó con ellos. David había dicho:
«Muy en vano he guardado en el desierto todo lo de este hombre, para que nada de lo suyo le faltase, pues ahora me devuelve mal por bien. Esto haga Dios a David y esto otro añada, si para el alba dejo con vida ni un solo varón de los de Nabal.»

Apenas vio a David, se apresuró Abigail a bajar del asno y, cayendo ante David, se postró en tierra y, arrojándose a sus pies, le dijo:
«Caiga sobre mí la falta, mi señor. Deja que tu sierva hable a tus oídos y escucha las palabras de tu sierva. Perdona, por favor, la falta de tu sierva, ya que ciertamente hará el Señor una casa permanente a mi señor, pues mi señor combate las batallas del Señor y no vendrá mal sobre ti en toda tu vida. Y, aunque se alza un hombre para perseguirte y buscar tu vida, la vida de mi señor está encerrada en la bolsa de la vida, junto al Señor tu Dios, mientras que la vida de los enemigos de mi señor la volteará en el hueco de la honda. Cuando haga el Señor a mi señor todo el bien que te ha prometido y te haya restablecido como caudillo de Israel, que no haya turbación ni remordimiento en el corazón de mi señor por haber derramado sangre inocente y haberse tomado mi señor la justicia por su mano; y, cuando el Señor haya favorecido a mi señor, acuérdate de tu sierva.»

David respondió a Abigaíl:
«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro. Bendita sea tu prudencia y bendita tú misma, que me has impedido derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano. De otro modo, ¡vive el Señor, Dios de Israel, que me ha impedido hacerte mal!, que, de no haberte apresurado a venir a mi encuentro, no le hubiera quedado a Nabal, al romper el alba, ni un solo varón.»

Tomó David de mano de ella lo que le traía y le dijo: «Sube en paz a tu casa. Mira, he escuchado tu voz y he accedido a tu petición.»

Cuando Abigail volvió a donde se encontraba Nabal, estaba éste celebrando en su casa un banquete como de rey; tenía el corazón alegre y estaba completamente borracho. Ella no le dijo una palabra, ni grande ni pequeña, hasta el lucir del día. Por la mañana, cuando se le pasó el vino a Nabal, le contó su mujer lo sucedido; entonces el corazón se le murió en el pecho y él se quedó como una piedra. Al cabo de unos diez días, hirió el Señor a Nabab y murió.

Oyó David que Nabal había muerto y dijo:
«Bendito sea el Señor que ha defendido mi causa contra la injuria de Nabal y ha preservado a su siervo de hacer el mal. El Señor ha hecho caer la maldad de Nabal sobre su cabeza.»

RESPONSORIO    1S 25, 33. 32; Mt 5, 7

R. Tú me has impedido derramar sangre y tomarme la justicia por mi mano. * Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro.
V. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro.

SEGUNDA LECTURA

De la Regla de san Benito, abad
(Prólogo, 4-22; cap. 72, 1-12: CSEL 75, 2-5. 162-163)

NO ANTEPONGAN NADA ABSOLUTAMENTE A CRISTO

Cuando emprendas alguna obra buena, lo primero que has de hacer es pedir constantemente a Dios que sea él quien la lleve a término, y así nunca lo contristaremos con nuestras malas acciones, a él, que se ha dignado contarnos en el número de sus hijos, ya que en todo tiempo debemos someternos a él en el uso de los bienes que pone a nuestra disposición, no sea que algún día, como un padre que se enfada con sus hijos, nos desherede, o, como un amo temible, irritado por nuestra maldad, nos entregue al castigo eterno, como a servidores perversos que han rehusado seguirlo a la gloria.

Por lo tanto, despertémonos ya de una vez, obedientes a la llamada que nos hace la Escritura: Ya es hora que despertéis del sueño. Y, abiertos nuestros ojos a la luz divina, escuchemos bien atentos la advertencia que nos hace cada día la voz de Dios: Hoy, si escucháis su voz, no endurezcáis el corazón; y también: El que tenga oídos oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.

¿Y qué es lo que dice? Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor. Caminad mientras tenéis luz, para que las tinieblas de la muerte no os sorprendan.

Y el Señor, buscando entre la multitud de los hombres a uno que realmente quisiera ser operario suyo, dirige a todos esta invitación: ¿Hay alguien que ame la vida y desee días de prosperidad? Y si tú, al oír esta invitación, respondes: «Yo», entonces Dios te dice: «Si amas la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, tus labios de la falsedad; apártate del mal, obra el bien, busca la paz y corre tras ella. Si así lo hacéis, mis ojos estarán sobre vosotros y mis oídos atentos a vuestras plegarias; y, antes de que me invoquéis, os diré: Aquí estoy.»

¿Qué hay para nosotros más dulce, hermanos muy amados, que esta voz del Señor que nos invita? Ved cómo el Señor, con su amor paternal, nos muestra el camino de la vida.

Ceñida, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, avancemos por sus caminos, tomando por guía el Evangelio, para que alcancemos a ver a aquél que nos ha llamado a su reino. Porque, si queremos tener nuestra morada en las estancias de su reino, hemos de tener presente que para llegar allí hemos de caminar aprisa por el camino de las buenas obras.

Así como hay un celo malo, lleno de amargura, que separa de Dios y lleva al infierno, así también hay un celo bueno, que separa de los vicios y lleva a Dios y a la vida eterna. Éste es el celo que han de practicar con ferviente amor los monjes, esto es: tengan por más dignos a los demás; soporten con una paciencia sin límites sus debilidades, tanto corporales como espirituales; pongan todo su empeño en obedecerse los unos a los otros; procuren todos el bien de los demás, antes que el suyo propio; pongan en práctica un sincero amor fraterno; vivan siempre en el temor y amor de Dios; amen a su abad con una caridad sincera y humilde; no antepongan nada absolutamente a Cristo, el cual nos lleve a todos juntos a la vida eterna.

RESPONSORIO    S. Gregorio Magno, Diálogos, lib. 2, prólogo; 3

R. El bienaventurado Benito, habiendo dejado su casa y sus bienes familiares y queriendo agradar sólo a Dios, buscó la manera de llevar una vida santa, * y habitó en la soledad, ante los ojos del Altísimo, que todo lo ve.
V. Sabiamente indocto, se retiró, consciente de su ignorancia.
R. Y habitó en la soledad, ante los ojos del Altísimo, que todo lo ve.

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios nuestro, que constituiste al abad san Benito como un insigne maestro para los que quieren entregarse a tu servicio, concédenos que, anteponiendo tu amor a todas las cosas, corramos con un amor generoso por el camino de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios. 

LITURGIA DE LAS HORAS - LAUDES



TIEMPO ORDINARIO
JUEVES DE LA SEMANA XIV
Del Común de santos varones para los santos religiosos. Salterio II.

11 de julio

SAN BENITO ABAD, patrono de Europa. (MEMORIA).
Nació en Nursia, región de Umbría, hacia el año 480. Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió a algunos discípulos; más tarde se trasladó a Casino. Allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió la Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental. Murió el 21 de marzo del año 547, pero ya desde finales del siglo VIII en muchos lugares comenzó a celebrarse su memoria el día de hoy.

LAUDES
(Oración de la mañana)

INVITATORIO
(Si Laudes no es la primera oración del día
se sigue el esquema del Invitatorio explicado en el Oficio de Lectura)

V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Benito.

Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aclamemos al Señor, en esta fiesta de san Benito.

Himno: VOSOTROS SOIS LUZ DEL MUNDO.

Vosotros sois luz del mundo
y ardiente sal de la tierra,
ciudad esbelta en el monte,
fermento en la masa nueva.

Vosotros sois los sarmientos,
y yo la Vid verdadera;
si el Padre poda las ramas,
más fruto llevan las cepas.

Vosotros sois la abundancia
del reino que ya está cerca,
los doce mil señalados
que no caerán en la siega.

Dichosos, porque sois limpios
y ricos en la pobreza,
y es vuestro el reino que sólo
se gana con la violencia. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

Salmo 79 - VEN A VISITAR TU VIÑA

Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efraím, Benjamín y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos.

¡Oh Dios!, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Señor Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?

Le diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros.

Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste;
le preparaste el terreno y echó raíces
hasta llenar el país;

su sombra cubría las montañas,
y sus pámpanos, los cedros altísimos;
extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río.

¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas?

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa.

La han talado y le han prendido fuego:
con un bramido hazlos perecer.
Que tu mano proteja a tu escogido,
al hombre que tú fortaleciste.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Señor Dios de los ejércitos, restáuranos,
que brille tu rostro y nos salve.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Despierta tu poder, Señor, y ven a salvarnos.

Ant 2. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.

Cántico: ACCION DE GRACIAS DEL PUEBLO SALVADO - Is 12, 1-6

Te doy gracias, Señor,
porque estabas airado contra mí,
pero ha cesado tu ira
y me has consolado.

Él es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

Aquel día, diréis:
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas;
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«¡Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel!».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Anunciad a toda la tierra que el señor hizo proezas.

Ant 3. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

Salmo 80 - SOLEMNE RENOVACIÓN DE LA ALIANZA

Aclamad a Dios, nuestra fuerza;
dad vítores al Dios de Jacob:

acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta;

porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto.

Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta.

Clamaste en la aflicción, y te libré,
te respondí oculto entre los truenos,
te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;
¡ojalá me escuchases, Israel!

No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto;
abre tu boca y yo la saciaré.

Pero mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.

¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios;

los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

LECTURA BREVE   Rm 12, 1-2

Os exhorto, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto.

RESPONSORIO BREVE

V. Lleva en el corazón la ley de su Dios.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

V. Y sus pasos no vacilan.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lleva en el corazón la ley de su Dios.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Hubo un hombre, venerable por su vida, Benito, que, como ya su propio nombre lo insinúa, fue bendecido por Dios con los dones de su gracia.

Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR      Lc 1, 68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Hubo un hombre, venerable por su vida, Benito, que, como ya su propio nombre lo insinúa, fue bendecido por Dios con los dones de su gracia.

PRECES

Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días, aclamémosle diciendo:

Tú solo eres santo, Señor.

Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,
compadécete de nuestras debilidades.

Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,
danos el progresar por caminos de santidad.

Señor Jesús, que nos quieres sal de la tierra y luz del mundo,
ilumina nuestras vidas con tu propia luz.

Señor Jesús, que viniste al mundo no para que te sirvieran, sino para servir,
haz que sepamos servir con humildad a ti y a nuestros hermanos.

Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,
haz que un día podamos contemplar la claridad de tu gloria.

Se pueden añadir algunas intenciones libres 

Oremos ahora al Padre, como nos enseñó el mismo Jesús:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios nuestro, que constituiste al abad san Benito como un insigne maestro para los que quieren entregarse a tu servicio, concédenos que, anteponiendo tu amor a todas las cosas, corramos con un amor generoso por el camino de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén. 

LITURGIA DE LAS HORAS - VÍSPERAS



TIEMPO ORDINARIO
JUEVES DE LA SEMANA XIV
Del Común de santos varones para los santos religiosos. Salterio II.

11 de julio

SAN BENITO ABAD, patrono de Europa. (MEMORIA).
Nació en Nursia, región de Umbría, hacia el año 480. Después de haber recibido en Roma una adecuada formación, comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió a algunos discípulos; más tarde se trasladó a Casino. Allí fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió la Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monaquismo occidental. Murió el 21 de marzo del año 547, pero ya desde finales del siglo VIII en muchos lugares comenzó a celebrarse su memoria el día de hoy.


VÍSPERAS
(Oración de la tarde)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno: FELIZ QUIEN HA ESCUCHADO LA LLAMADA

Feliz quien ha escuchado la llamada
al pleno seguimiento del Maestro,
feliz porque él, con su mirada,
lo eligió como amigo y compañero.

Feliz el que ha abrazado la pobreza
para llenar de Dios su vida toda,
para servirlo a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.

Feliz el mensajero de verdades
que marcha por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

Salmo 71 I - PODER REAL DEL MESÍAS

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.

Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna.

Que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.

Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta el fin de la tierra.

Ant 2. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la violencia.

Salmo 71 II

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;

él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.

Que viva y que le traigan el oro de Saba;
él intercederá por el pobre
y lo bendecirá.

Que haya trigo abundante en los campos,
y ondee en lo alto de los montes,
den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso,
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Socorrerá el Señor a los hijos del pobre; rescatará sus vidas de la violencia.

Ant 3. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

Cántico: EL JUICIO DE DIOS Ap 11, 17-18; 12, 10b-12a

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las naciones,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Ahora se estableció la salud y el reinado de nuestro Dios.

LECTURA BREVE   Rm 8, 28-30

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

RESPONSORIO BREVE

V. El Señor es justo y ama la justicia.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

V. Los buenos verán su rostro.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El Señor es justo y ama la justicia.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Este hombre recibió la bendición del Señor, la misericordia del Dios de salvación; él es del grupo que busca al Señor.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Este hombre recibió la bendición del Señor, la misericordia del Dios de salvación; él es del grupo que busca al Señor.

PRECES

Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que con la intercesión y el ejemplo de los santos nos ayude, y digamos:

Haz que seamos santos, porque tú, Señor, eres santo.

Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,
haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,
ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,
guárdanos en tu nombre para que todos seamos uno.

Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,
haz que comiendo el pan que ha bajado del cielo alcancemos la perfección del amor.

Se pueden añadir algunas intenciones libres 

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos
y admite a los difuntos en tu reino para que puedan contemplar tu rostro.

Porque nos llamamos y somos hijos de Dios, nos atrevemos a decir:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Dios nuestro, que constituiste al abad san Benito como un insigne maestro para los que quieren entregarse a tu servicio, concédenos que, anteponiendo tu amor a todas las cosas, corramos con un amor generoso por el camino de tus mandamientos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén

CONCLUSIÓN 

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén. 

LITURGIA DE LAS HORAS - COMPLETAS



COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)

INVOCACIÓN INICIAL

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

EXAMEN DE CONCIENCIA 

Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.

Himno: CUANDO LA LUZ DEL SOL ES YA PONIENTE

Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.

SALMODIA

Ant 1. Mi carne descansa serena.

Salmo 15 - CRISTO Y SUS MIEMBROS ESPERAN LA RESURRECCIÓN.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
Los dioses y señores de la tierra
no me satisfacen.

Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios.

El Señor es mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano:
me ha tocado un lote hermoso,
me encanta mi heredad.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Mi carne descansa serena.

LECTURA BREVE   1Ts 5, 23 

Que el mismo Dios de la paz os consagre totalmente y que todo vuestro ser, alma y cuerpo, sea custodiado sin reproche hasta la Parusía de nuestro Señor Jesucristo.

RESPONSORIO BREVE

V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

CÁNTICO DE SIMEÓN       Lc 2, 29-32

Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

ORACIÓN

OREMOS,
Señor, Dios nuestro, concédenos un descanso tranquilo que restaure nuestras fuerzas, desgastadas ahora por el trabajo del día; así, fortalecidos con tu ayuda, te serviremos siempre con todo nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

BENDICIÓN

V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.

ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.

EVANGELIO - 11 de Julio - San Mateo 10,7-15


    Evangelio según San Mateo 10,7-15.

    Jesús dijo a sus apóstoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
    Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente."
    No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento.
    Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir.
    Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella.
Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes.
    Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies.
    Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 11 de Julio - "Si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella"


     San Efrén, diácono - Diatesaron 8, 3-4: La Paz del Evangelio

«Si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella»

    «Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa» (Lc 10,5) para que el mismo Señor entre en ella y se quede allí, como cerca de María… Esta salutación es el misterio de la fe que ilumina el mundo; por ella se ahoga la enemistad, se acaba la guerra y los hombres se reconocen mutuamente. El efecto de esta salutación estaba escondido como debajo de un velo, a pesar de ser prefigurado en el misterio de la resurrección… cada vez que la luz se levanta y que la aurora echa fuera la noche. A partir de este envío hecho por Cristo, los hombres han comenzado a dar y a recibir esta salutación, fuente de curación y de bendición…

    Esta salutación, con su escondido poder… es suficiente para llegar, ampliamente, a todos los hombres. Por eso Nuestro Señor ha enviado, como precursores, a sus discípulos a llevarla para que ella haga realidad la paz que llevan, por su voz, los apóstoles, sus enviados, y prepare el camino ante ellos. Fue sembrada en todas las casas…; entraba en todos los que la oían, para separar y poner a parte a sus hijos que la reconocían. Quedaba en ellos pero denunciaba a los que le eran extraños porque no la acogían.

    Esta salutación de paz no se acaba nunca, saliendo de los apóstoles llega a sus hermanos desvelándoles los tesoros inagotables del Señor… Presente tanto en los que la daban como en los que la acogían, este anuncio de la paz no sufría ni disminución ni división. Anunciaba que el Padre está cerca de todos y en todos; revelaba que la misión del Hijo está enteramente cerca de todos aunque su fin sea junto a su Padre. No cesa de proclamar que las imágenes están ya cumplidas y que la verdad hace huir las sombras.

SANTORAL - SAN BENITO ABAD

11 de Julio


    Benito nació en Nursia, Italia, hacia el año 480 en el seno de una familia de patricios. En su juventud cursó en Roma derecho, retórica y filosofía. En esa época dio otro rumbo a su existencia radicalmente opuesto al que llevaba: se había contaminado, en cierto modo, de la vida licenciosa de otros jóvenes coetáneos. Su hermana Escolástica le precedió en su consagración. Él comenzó retirándose a Enfide (Affile en la actualidad) para iniciar una experiencia eremítica signada por la oración, estudio, ascesis y penitencia, que ya no abandonaría. Tras veinte años de soledad, eligió el monte Subiaco para seguir retirado del mundo. Durante tres años habitó en una cueva bajo la guía de Romano, un ermitaño que moraba en otra oquedad cercana; éste le impondría el hábito monástico. La siguiente etapa le llevó a convivir con los monjes de Vicovaro, quienes le eligieron sustituto del prior fallecido. Al parecer, las exigencias de la regla impuesta por Benito no fueron de su agrado, y tomaron el áspero camino de la venganza. Se quisieron desembarazar de él mediante una pócima venenosa que echaron en su vaso, pero cuando estaba a punto de beberlo, éste se quebró en pedazos.

    Benito quedó consternado. Retornó a Subiaco con la idea de fundar nuevos monasterios y dio inicio al primero de ellos con el grupo de jóvenes que se congregó en torno a él. A éste le siguieron otros difuminados por la región. Al saberse objeto de envidia de monjes vecinos, abandonó el lugar para establecerse en Montecassino. Allí erigió otra abadía el año 529, y redactó hacia el 540 su conocida Regula monasteriorum (Regla de los monasterios), fruto de su acrisolada experiencia monástica, punto de referencia ineludible para la vida monacal que la ha tenido como norma durante más de 1500 años. Su unánime aceptación ha sido la artífice del título otorgado a Benito como «patriarca del monacato occidental». El hecho de estar fundamentada en las Sagradas Escrituras y en la tradición de la Iglesia ha contribuido a que mantenga su frescura inicial. En ella no se atisba la inducción a extremadas penitencias, sino la exhortación a una vida cimentada en los pilares de la consagración: humildad, obediencia y abnegación. Al tiempo, realza la hospitalidad característica del monacato y subraya el valor incalculable del estudio. El objetivo primordial: la santidad de vida guiada por el «ora et labora». El santo abad quería conducir a todos «a Dios por el trabajo de la obediencia, de la que habían salido por la pereza de la desobediencia». La vivencia de la caridad, y la pobreza, siempre con un espíritu de fraternal y gozoso servicio por amor a Dios, ejercido en silencio, irían moldeando el discurrir de todos.

    Benito fue agraciado con dones diversos, entre otros, el de milagros y el de profecía; era un dechado de virtudes. En su regla se aprecian muchas de ellas a través del perfil que trazó sobre la figura del abad, subrayando el rigor que debe caracterizarle y la responsabilidad que encarna. En el primer capítulo de la misma hizo notar: «El abad debe acordarse siempre de lo que es, debe recordar el nombre que lleva, y saber que a quien más se le confía, más se le exige. Y sepa qué difícil y ardua es la tarea que toma: regir almas y servir los temperamentos de muchos, pues con unos debe emplear halagos, reprensiones con otros, y con otros consejos. Deberá conformarse y adaptarse a todos según su condición e inteligencia, de modo que no sólo no padezca detrimento la grey que le ha sido confiada, sino que él pueda alegrarse con el crecimiento del buen rebaño». Personalmente contribuyó sin descanso a ese incremento de vocaciones al que aludía. Desde Montecassino impulsó la creación de nuevos monasterios, auténticos bastiones de fe y cultura en los que se formaron incontables monjes dando lance en esos momentos a una época caracterizada por una profunda crisis espiritual.

    Su hermana santa Escolástica, que compartió con él similar vocación al monacato, moraba con su comunidad en las estribaciones de Montecassino. Acostumbrados a compartir sus altos ideales, ambos se veían semanalmente de forma puntual. Al final del día, Benito regresaba al monasterio con los monjes que le acompañaban. Pero en una ocasión, Escolástica le rogó que se quedase hasta el día siguiente. El cumplimiento de la petición no entraba en los planes de Benito, riguroso observante de su regla. Se propuso partir desoyendo el ruego de su hermana, cuando una súbita tempestad le obligó a permanecer junto a ella. Viéndose sorprendido por esta contingencia meteorológica, que apareció de improviso, reconvino a Escolástica haciéndole «culpable» de la misma. Ella, paciente y animosa, replicó con ternura que al ver rechazada su petición, elevó sus ruegos a Dios y Él la escuchó. Poco tiempo después, su alma volaba al cielo, y su hermano, en un éxtasis, contemplaba su ingreso en la gloria eterna. Benito no tardó mucho en seguirla. Vaticinó su muerte que se produjo el 21 de marzo de 547, pocos días después de la de su santa hermana. Fue canonizado por Honorio III en 1220. Pablo VI lo proclamó Patrón de Europa en 1964 con la carta apostólica «Pacis nuntius». 



    La medalla de San Benito representa, de un lado, la imagen de la Cruz y en el otro, la del Santo Patriarca El lado de la Cruz suele estar encabezado, o por el monograma del Salvado: IHS, o por el lema de la orden benedictina: PAX. En los cuatros ángulos de la Cruz háyanse grabadas las siguientes iniciales: C.S.P.B., que significa: Cruz Sancti Patris Benedicti, o sea: Cruz del Santo Padre Benito, las cuales son como un anuncio de la Medalla y no forma parte del exorcismo.

    En las líneas vertical y horizontal y alrededor de la Cruz se leen, en el siguiente orden, estas otras iniciales, cuyas palabras componen la oración ó exorcismo que tanto teme Satanás y que conviene repetir a menudo: C.S.S.M.L. Cruz Sancta Sit Mihi Luz La Santa Cruz sea mi luz N.D.S.M.D. Non Draco Sit Mihi Dux No sea el dragón mi guía V.R.S. Vade Retro Satanás Retírate Satanás N.S.M.V. Numquam Suadeas Mihi Vana No me aconsejes vanidades S.M.Q.L. Sunt Mala Quae Libas Son cosas malas las que tú brindas I.V.B. Ipse, Venena Bibas Bebe tú esos venenos.

EL CANON DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS

NUEVO TESTAMENTO


Contexto histórico 

    La obra de Mateo nos sitúa en la segunda generación cristiana. Durante varias décadas, después de la muerte y resurrección de Jesús, sus seguidores forman un grupo más –los «nazarenos»– dentro de la gran familia religiosa judía de fariseos, saduceos, zelotas, esenios y otros. Conviven con los demás grupos entre tensiones, tolerancia, indiferencia o sospecha. No faltan amagos y brotes de persecución. Así, hasta el año 70 en que sobreviene la catástrofe de Judea y Jerusalén, con la destrucción del Templo, en la guerra de los judíos contra los romanos. 
    De las ruinas materiales y la crisis espiritual emerge un grupo fariseo que unifica poderosamente la religiosidad bajo un férreo y normativo judaísmo, excluyendo cualquier tipo de pluralidad religiosa. De este modo, el rechazo a los cristianos o nazarenos cobra más intensidad hasta hacerse oficial en el sínodo judío de Yamnia (entre el año 85 y 90). Los judíos cristianos son excluidos formalmente de la sinagoga y deben comenzar a caminar solos.

Destinatarios 

    Mateo parece escribir principalmente para estas comunidades, conscientes ya de su propia identidad. Y afirma, como «el dueño de una casa que saca de su tesoro cosas nuevas y viejas» (13,52), la continuidad y la novedad del mensaje de Jesús respecto a sus raíces judías. Continuidad, porque en Él, que es el Mesías, se cumplen las profecías y alcanza su perfección la Ley. Novedad, porque la «Buena Noticia», el «Evangelio», desborda todas las expectativas: «el vino nuevo se echa en odres nuevos» (9,17). Por eso, entre otras cosas, cita con frecuencia textos del Antiguo Testamento que se cumplen en muchos acontecimientos de la vida de Jesús, además de entroncarlo en la genealogía de David y de Abrahán (1,1). 
    Jesús, superior a Moisés, aprueba los mandatos de la ley judía, pero también los corrige y los lleva a plenitud proponiendo sus bienaventuranzas (5,3-10). Después del momento escatológico de su muerte, investido de plenos poderes con la resurrección, lega su enseñanza como mandamientos a sus discípulos (28,16-20): en vez de la convergencia de las naciones hacia Israel, anunciada por los profetas, promueve la propagación de la Buena Noticia para todo el mundo. En vez de la circuncisión, instaura el bautismo como signo y realidad de pertenencia al nuevo pueblo de Dios.

Autor, fecha y lugar de composición 

    Una tradición muy antigua atribuyó este evangelio a Mateo, el apóstol publicano (9,9). Hoy en día, sin embargo, una serie de razones convincentes sugiere que su autor fue un cristiano de la segunda generación, proveniente del judaísmo de la diáspora. Compuso su obra en griego, utilizando los materiales de Marcos –el primer evangelio que se escribió–, e inspirándose también en otra tradición escrita, hoy perdida, conocida como «documento Q». 
    En cuanto a la fecha de su composición, el autor tiene conocimiento de la destrucción de Jerusalén (año 70) y experimenta muy de cerca la separación de los cristianos de la sinagoga judía (85-90); por eso, muchos biblistas sugieren como fecha probable la década de los 80. En cuanto al lugar: Antioquía, la capital de Siria, es la hipótesis más aceptada.

Un evangelio para una Iglesia que comienza a caminar 

    Mateo es el evangelio más conocido, preferido y citado por la tradición antigua de la Iglesia (san Ignacio de Antioquía, hacia el año 110, ya lo cita en sus cartas), y ha llegado a ser, con el paso de los tiempos, algo así como el «evangelio eclesiástico» por excelencia. 
    Entre las razones que avalan esta afirmación, encontramos: 
    Su estilo literario. Sobrio y didáctico. Claridad de composición y del desarrollo de los acontecimientos. Los relatos están cuidadosamente elaborados. Todo ello hace que sea un evangelio para ser proclamado en asamblea. 
    Su carácter doctrinal. Aunque no es un tratado ni un catecismo, Mateo relata los hechos y milagros de la vida de Jesús teniendo presente a una comunidad cristiana de la segunda generación que comienza ya a organizarse y necesita ser instruida en la «nueva ley» que ha traído el Señor. 
    El Jesús que presenta. No es el Jesús visto con la espontaneidad del evangelio de Marcos, sino el Jesús que la fe de la comunidad vive y expresa en sus celebraciones litúrgicas: lleno de dignidad, majestuoso, y en el que se realizan las promesas de las Escrituras. 
    Los apóstoles. A diferencia del grupo asustadizo, terco y tardo en comprender que nos presenta Marcos sin paliativos, el retrato que nos brinda Mateo de los apóstoles es el que conviene a una comunidad que comienza a organizarse y que necesita del ejemplo, prestigio y la autoridad de sus responsables. Los apóstoles, según Mateo, a pesar de sus defectos, terminan comprendiendo las enseñanzas y las parábolas del Maestro (16,12); lo reconocen como Hijo de Dios (14,33). Cuando les habla del reinado de Dios y les pregunta si han entendido todo, ellos responden que sí, y a continuación los compara como a letrados expertos (13,51s). Más adelante los equipara a profetas, doctores y letrados (23,34). Es Mateo, también, el único de los evangelios sinópticos que nos relata el pasaje en el que Jesús confiere su autoridad y poder a Pedro, para ser base y fundamento de la Iglesia (16,18s). 
    El reino de Dios. Las comunidades de la segunda generación ya han comprendido que la instauración definitiva del reinado de Dios no es una realidad tan inminente, sino que les espera un largo camino por recorrer. 
    La Iglesia. Este reinado de Dios, en camino hacia su manifestación definitiva, ha tomado cuerpo en la comunidad cristiana, a la que Mateo llama «Iglesia», continuadora legítima del Israel histórico. Es el Israel auténtico que ha entrado ya en la etapa final. La comunidad no tiene que añorar el pasado ni renegar de él. Ahora se aglutina en su lealtad a Jesús, Mesías y Maestro, nuevo Moisés e Hijo de David. Es una comunidad consciente y organizada, en la que van cuajando normas de conducta, prácticas sacramentales y litúrgicas, y hasta una institución judicial. Una comunidad que se abre para anunciar su mensaje a judíos y paganos. 


Sinopsis 

    Inicia el evangelio con una gran introducción: «el evangelio de la infancia», que tiene valor de relato programático sobre la falsilla de Moisés en Egipto y de ciertos anuncios proféticos (1s). Tras el bautismo (3), el cuerpo de la obra se reparte geográficamente entre el ministerio en Galilea (4–13) y en Jerusalén (14–25), donde Jesús va pronunciando sus famosos cinco discursos –a modo de un nuevo Pentateuco–: El sermón del monte (5–7), como contrafigura de la ley de Moisés; la misión presente de los apóstoles (10) que prefigura la futura; las parábolas (13) que explican cómo es el reinado de Dios; las instrucciones a la comunidad (18) y el discurso escatológico (24s). Sigue como desenlace la pasión, muerte y resurrección (26–28) sobre la falsilla del Sal 22 y otros textos del Antiguo Testamento.