lunes, 22 de abril de 2024

GAUDETE ET EXSULTATE

CAPÍTULO QUINTO
COMBATE, VIGILANCIA Y DISCERNIMIENTO
El discernimiento


    La lógica del don y de la cruz

    174. Una condición esencial para el progreso en el discernimiento es educarse en la paciencia de Dios y en sus tiempos, que nunca son los nuestros. Él no hace caer fuego sobre los infieles (cf. Lc 9,54), ni permite a los celosos «arrancar la cizaña» que crece junto al trigo (cf. Mt 13,29). También se requiere generosidad, porque «hay más dicha en dar que en recibir» (Hch 20,35). No se discierne para descubrir qué más le podemos sacar a esta vida, sino para reconocer cómo podemos cumplir mejor esa misión que se nos ha confiado en el Bautismo, y eso implica estar dispuestos a renuncias hasta darlo todo. Porque la felicidad es paradójica y nos regala las mejores experiencias cuando aceptamos esa lógica misteriosa que no es de este mundo, como decía san Buenaventura refiriéndose a la cruz: «Esta es nuestra lógica»[125]. Si uno asume esta dinámica, entonces no deja anestesiar su conciencia y se abre generosamente al discernimiento.

[125] Colaciones sobre el Hexaemeron, 1, 30.


-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 23 de Abril - San Juan 10,22-30.


   Libro de los Hechos de los Apóstoles 11,19-26.

    Los que se habían dispersado durante la persecución que se desató a causa de Esteban, llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, y anunciaban la Palabra únicamente a los judíos.
    Sin embargo, había entre ellos algunos hombres originarios de Chipre y de Cirene que, al llegar a Antioquía, también anunciaron a los paganos la Buena Noticia del Señor Jesús.
    La mano del Señor los acompañaba y muchos creyeron y se convirtieron.
    Al enterarse de esto, la Iglesia de Jerusalén envió a Bernabé a Antioquía.
    Cuando llegó y vio la gracia que Dios les había concedido, él se alegró mucho y exhortaba a todos a permanecer fieles al Señor con un corazón firme.
    Bernabé era un hombre bondadoso, lleno del Espíritu Santo y de mucha fe. Y una gran multitud adhirió al Señor.
    Entonces partió hacia Tarso en busca de Saulo y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Ambos vivieron todo un año en esa Iglesia y enseñaron a mucha gente. Y fue en Antioquía, donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de "cristianos".


Salmo 87(86),1-3.4-5.6-7.

¡Esta es la ciudad que fundó el Señor
sobre las santas Montañas!
El ama las puertas de Sión
más que a todas las moradas de Jacob.
Cosas admirables se dicen de ti,

Ciudad de Dios.
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre aquellos que me conocen;
filisteos, tirios y etíopes han nacido en ella.»
Así se hablará de Sión:
«Este, y también aquél,
han nacido en ella,

y el Altísimo en persona la ha fundado.»
Al registrar a los pueblos, el Señor escribirá:
«Este ha nacido en ella.»
Y todos cantarán, mientras danzan:
«Todas mis fuentes de vida están en ti.»


    Evangelio según San Juan 10,22-30.


    Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.
    Los judíos lo rodearon y le preguntaron: "¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente".
    Jesús les respondió: "Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.
    Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.
    Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.
    Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.
    El Padre y yo somos una sola cosa".

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 23 de Abril - «Yo y el Padre somos uno»


San Atanasio de Alejandría Obras: Fe sin desviaciones Símbolo “Quicumque”, [Falta referencia]


«Yo y el Padre somos uno»

    He aquí la fe católica: veneramos a un Dios en la Trinidad y a la Trinidad en la unidad, sin confundir a las personas, sin dividir la sustancia: una es, en efecto, la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo; pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen una misma divinidad, una gloria igual, una misma majestuosidad eterna. Así como es el Padre, es el Hijo y el Espíritu Santo: increado es el Padre, increado el Hijo e increado el Espíritu Santo... De este modo el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios; y sin embargo ellos no son tres dioses, sino un mismo Dios...

    Esta es la fe sin desviaciones: nosotros creemos y confesamos que nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y hombre: Él es Dios, de la sustancia del Padre, engendrado antes de los siglos; y Él es hombre, de la sustancia de su madre, nacido en el tiempo: Dios perfecto, hombre perfecto, compuesto de un alma razonable y un cuerpo humano, igual al Padre según la divinidad, inferior al Padre según la humanidad. Aunque Él sea Dios y hombre, no existen dos cristos sino un solo Cristo: uno, no porque la divinidad haya pasado a la carne, sino porque la humanidad fue asumida por Dios; una unión no por mezcla de sustancias, sino por la unidad de la persona. Porque, al igual que el alma razonable y el cuerpo forman un hombre, Dios y el hombre forman un Cristo. Él sufrió por nuestra salvación, descendió a los infiernos, resucitó al tercer día de entre los muertos, subió a los cielos, y está sentado a la derecha del Padre; desde allí vendrá a juzgar a vivos y muertos.

SANTORAL - SAN JORGE, MÁRTIR

23 de Abril


   Mártir (+ 303), el Gran Mártir, les llama los griegos. El defensor de la Iglesia, el portaestandarte de la fe, el defensor de los perseguidos e inocentes, el Patrón de los Cruzados. Recorriendo los museos de Oriente y Países eslavos, queda el turista maravillado al contemplar cómo San Jorge ha sido uno de los temas, por no decir el tema, más llevado a los lienzos de aquellos países, lo que indica el fervor popular que siempre han sentido hacia él. Nació en Palestina, en la ciudad de Lidda o en Mitilene, allá por el año 280.

    Sus padres eran fervorosos cristianos y emparentados con la alta aristocracia del país. Diocleciano dictó leyes terriblemente duras contra los seguidores de Jesús de Nazaret. El último edicto del emperador ordenaba que, porque habían llegado noticias de que hasta en los cargos más delicados del imperio se habían introducido seguidores de Cristo. «Señor, ni he cumplido ni espero cumplir de ahora en adelante cuanto habéis ordenado por juzgarlo altamente injusto. ¿Por qué abusáis de los pobres y de las vírgenes? ¿Por qué, si hay libertad para adorar a dioses falsos, no debe haberla para adorar al único Dios verdadero?...». El emperador quedó de piedra. Y le dijo: - «¿Te das cuenta, tribuno Jorge, lo que dices? ¿ Sabes que puedo darte la muerte o por lo menos privarte de cuanto tienes?» - «No me importa nada todo esto. Mi vida es de Cristo, mi Dios y Señor, y Él me ayudará... hasta que llegue a poseerle en el cielo a donde espero ir...»

    El emperador dictó que le atormentasen con toda clase de los más refinados instrumentos para hacerle claudicar de su fe. Pero por más que le hicieron sufrir, la fe crecía y el valor aumentaba en el tribuno Jorge, siendo la admiración de cuantos le contemplaban... Descargó el verdugo el golpe de gracia cortando su cabeza de un hachazo. Jorge será el Patrón de los militares valientes y de cuantos luchen por defender la fe. Era por el 303 cuando recibió la palma del martirio.

Oremos

    Oh Dios, que para regocijar nuestras almas nos ofrecéis los méritos y la intercesión del bienaventurado mártir San Jorge, concedednos, por vuestra gracia, las mercedes que os pedimos por su intermedio. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén

-FRASE DEL DÍA-