viernes, 2 de junio de 2023

MARÍA, DISCÍPULA Y MISIONERA - (DA 266 - 272)

María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros. Son incontables las comunidades que han encontrado en ella la inspiración más cercana para aprender cómo ser discípulos y misioneros de Jesús.


     270. Hoy, cuando en nuestro continente latinoamericano y caribeño se quiere enfatizar el discipulado y la misión, es ella quien brilla ante nuestros ojos como imagen acabada y fidelísima del seguimiento de Cristo. Ésta es la hora de la seguidora más radical de Cristo, de su magisterio discipular y misionero, al que nos envía el Papa Benedicto XVI:

    María Santísima, la Virgen pura y sin mancha es para nosotros escuela de fe destinada a guiarnos y a fortalecernos en el camino que lleva al encuentro con el Creador del cielo y de la tierra. El Papa vino a Aparecida con viva alegría para decirles en primer lugar: permanezcan en la escuela de María. Inspírense en sus enseñanzas. Procuren acoger y guardar dentro del corazón las luces que ella, por mandato divino, les envía desde lo alto.

-PROPÓSITO DEL DÍA- "Para que por la práctica de los consejos evangélicos y la vida de oración, podamos crecer en el amor a Dios y nuestros hermanos"



 

EVANGELIO - 03 de Junio - San Marcos 11,27-33


   Libro de Eclesiástico 51,17-27.

    Yo he progresado gracias a ella: al que me dio la sabiduría, le daré la gloria.
    Porque resolví ponerla en práctica, tuve celo por el bien y no me avergonzaré de ello.
    Mi alma luchó para alcanzarla, fui minucioso en la práctica de la Ley, extendí mis manos hacia el cielo y deploré lo que ignoraba de ella.
    Hacia ella dirigí mi alma y, conservándome puro, la encontré. Con ella adquirí inteligencia desde el comienzo, por eso no seré abandonado.
    Yo la busqué apasionadamente, por eso adquirí un bien de sumo valor.
    El Señor me ha dado en recompensa una lengua, y con ella lo alabaré.
    Acérquense a mí los que no están instruidos y albérguense en la casa de la instrucción.
    ¿Por qué andan diciendo que no la tienen a pesar de estar tan sedientos de ella?
    Yo abrí la boca para hablar: adquiéranla sin dinero; pongan el cuello bajo su yugo, y que sus almas reciban la instrucción: ella está tan cerca que se la puede alcanzar.
    Vean con sus propios ojos con qué poco esfuerzo he llegado a encontrar un descanso tan grande.


Salmo 19(18),8.9.10.11.

La ley del Señor es perfecta,
reconforta el alma;
el testimonio del Señor es verdadero,
da sabiduría al simple.

Los preceptos del Señor son rectos,
alegran el corazón;
los mandamientos del Señor son claros,
iluminan los ojos.

La palabra del Señor es pura,
permanece para siempre;
los juicios del Señor son la verdad,
enteramente justos.

Son más atrayentes que el oro,
que el oro más fino;
más dulces que la miel,
más que el jugo del panal.


    Evangelio según San Marcos 11,27-33.

    Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?".
    Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas.
    Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?".
    Ellos se hacían este razonamiento: "Si contestamos: 'Del cielo', él nos dirá: '¿Por qué no creyeron en él?'.
    ¿Diremos entonces: "De los hombres'?". Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: "No sabemos". Y él les respondió: "Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas".


    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 03 de Junio - «Los príncipes de los sacerdotes y los fariseos le preguntaron: ¿con qué poder haces estas cosas?»

 

    San Francisco de Sales Sermón: Lo que hace ineficaz el poder de Dios Febrero de 1622, X, 223 


«Los príncipes de los sacerdotes y los fariseos le preguntaron: 
¿con qué poder haces estas cosas?» 

    La fe de la cananea nunca hubiera sido tan grande si ella no hubiera prestado atención a lo que oía decir de nuestro Señor. Los que le seguían o vivían cerca de donde él habitaba, habían visto y habían oído hablar de las maravillas y milagros que obraba y por los cuales confirmaba la doctrina que enseñaba.

    Tenían fe como la cananea y como ella creían en lo que se decía de Él, pero su fe no era tan grande como la de esa mujer, porque no le habían dedicado tanta atención como ella.

    Esto lo vemos corrientemente entre la gente del mundo. Unas cuantas personas están en una reunión en la que se tiene una conversación sobre cosas buenas y santas: un avaricioso oirá bien lo que allí se dice, pero si luego le preguntáis de qué se ha hablado, no sabrá transmitiros ni una palabra.

    ¿Por qué?, porque no ha estado atento a lo que se hablaba, su atención estaba donde su tesoro. ¿Un sensual?: le sucede lo mismo; parece que escucha lo que se dice pero tampoco se acordará de nada porque está en sus pensamientos y no en lo que se dice. Pero el que ponga toda su atención en escuchar bien lo que se trata, ¡oh! ese os dirá bien la conversación.

    ¿Por qué se saca tan poco provecho de las predicaciones y de los misterios que se nos enseñan y explican o en los que meditamos? Porque la fe con que los escuchamos o meditamos no es una fe atenta; de ahí viene el que creamos, pero sin una gran seguridad. La fe de la cananea no era así: «¡Oh, mujer, qué grande es tu fe!.» Y no sólo por la atención con que escuchas y crees lo que dice nuestro Señor, sino por la atención que pones al pedirle y presentar tu ruego.

No hay duda de que la atención que ponemos en comprender los misterios de nuestra religión y la que ponemos al meditarlos y contemplarlos, nos aumenta mucho la fe.

MEMORIA SANTOS CARLOS LWANGA Y COMPAÑEROS MÁRTIRES

03 de Junio


    Los Padres Blancos evangelizaron en África en el siglo XIX. Los primeros conversos instruyeron y guiaron a los más nuevos creciendo la comunidad rápidamente. Inicialmente no había problemas con el rey pero al ver que interfería en su estilo de vida y modo de gobierno comenzaron las represalias.

    José Mkasa era el lider de la comunidad católica, quien tenía a su cargo una comunidad de 200 miembros. El rey mandó a que mataran a José, mientras sus verdugos le amarraban las manos, él les dijo: "Un Cristiano que entrega su vida por Dios no tiene miedo de morir". Lo quemaron el 15 de Noviembre de 1885.

    Los cristianos lejos de atemorizarse, continuaron con sus actividades. Carlos Lwanga, favorito del rey, reemplazó a José como jefe de la comunidad cristiana. Sus oraciones lograron que el rey desistiera de las persecuciones por seis meses.

    En mayo del año siguiente, estalló la tempestad. Los cristianos fueron capturados y llamados ante el rey. Este les preguntó si tenían la intención de seguir siendo cristianos, "!Hasta la muerte!", respondieron ellos al unísono. El rey ordenó que la ejecución se haga en un lugar llamado Namugongo, a 60 kms de distancia. Uno de los jóvenes era el hijo del verdugo. Éste le rogó para que se escapara, pero no fue aceptada su propuesta. A tres de los jóvenes mártires se les quitó la vida cuando iban por el camino; los restantes fueron encerrados por siete días en la prisión de Namugongo, bajo condiciones infrahumanas.

    El 3 de junio de 1886, día de la Ascensión, fueron sacados de la prisión; envueltos en unos juncos y, ordenados en fila, se les prendió fuego. Al hijo del verdugo le dieron un golpe en la cabeza para que no sufriera al ser quemado. Murieron proclamando el nombre de Jesús y diciendo: "Pueden quemar nuestros cuerpos pero no pueden dañar nuestras almas". Carlos Lwanga (21 años), Andrés Kagwa, y otros veinte jóvenes fueron beatificados el 6 de Junio de 1920 por el Papa Benito XV.

Ésto fue lo que escribió para su beatificación

    "Quién fue el que primero introdujo en África la fe cristiana se disputa aún; pero consta que ya antes de la misma edad apostólica floreció allí la religión, y Tertuliano nos describe de tal manera la vida pura que los cristianos africanos llevaban, que conmueve el ánimo de sus lectores. Y en verdad que aquella región a ninguna parecía ceder en varones ilustres y en abundancia de mártires. Entre éstos agrada conmemorar los mártires scilitanos, que en Cartago, siendo procónsul Publio Vigellio Saturnino, derramaron su sangre por Cristo, de las preguntas escritas para el juicio, que hoy felizmente se conservan, se deduce con qué constancia, con qué generosa sencillez de ánimo respondieron al procónsul y profesaron su fe. Justo es también recordar los Potamios, Perpetuas, Felicidades, Ciprianos y "muchos hermanos mártires" que las Actas enumeran de manera general, aparte de los mártires aticenses, conocidos también con el nombre de "masas cándidas", o porque fueron quemados con cal viva, como narra Aurelio Prudencio en su himno XIII, o por el fulgor de su causa, como parece opinar Agustín. Pero poco después, primero los herejes, después los vándalos, por último los mahometanos, de tal manera devastaron y asolaron el África cristiana que la que tantos ínclitos héroes ofreciera a Cristo, la que se gloriaba de más de trescientas sedes episcopales y había congregado tantos concilios para defender la fe y la disciplina, ella, perdido el sentido cristiano, se viera privada gradualmente de casi toda su humanidad y volviera a la barbarie." El 18 de octubre de 1964, el Papa Pablo VI canonizó a los 22 mártires de Uganda.

Oremos

    Señor, Dios nuestro, tú haces que la sangre de los mártires se convierta en semilla de nuevos cristianos; concédenos que el campo de tu Iglesia, fecundo por la sangre de San Carlos Luanga y de sus compañeros, produzca continuamente, para gloria tuya, abundante cosecha de cristianos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén 

-FRASE DEL DÍA-