lunes, 2 de marzo de 2020

CARTA ENCÍCLICA FIDES ET RATIO DEL SUMO PONTÍFICE JUAN PABLO II SOBRE LAS RELACIONES ENTRE FE Y RAZÓN



CAPÍTULO V
INTERVENCIONES DEL MAGISTERIO EN CUESTIONES FILOSÓFICAS





La ciencia de la fe y las exigencias de la razón filosófica

67. La teología fundamental, por su carácter propio de disciplina que tiene la misión de dar razón de la fe (cf. 1 Pe 3, 15), debe encargarse de justificar y explicitar la relación entre la fe y la reflexión filosófica. Ya el Concilio Vaticano I, recordando la enseñanza paulina (cf. Rm 1, 19-20), había llamado la atención sobre el hecho de que existen verdades cognoscibles naturalmente y, por consiguiente, filosóficamente. Su conocimiento constituye un presupuesto necesario para acoger la revelación de Dios. Al estudiar la Revelación y su credibilidad, junto con el correspondiente acto de fe, la teología fundamental debe mostrar cómo, a la luz de lo conocido por la fe, emergen algunas verdades que la razón ya posee en su camino autónomo de búsqueda. La Revelación les da pleno sentido, orientándolas hacia la riqueza del misterio revelado, en el cual encuentran su fin último. Piénsese, por ejemplo, en el conocimiento natural de Dios, en la posibilidad de discernir la revelación divina de otros fenómenos, en el reconocimiento de su credibilidad, en la aptitud del lenguaje humano para hablar de forma significativa y verdadera incluso de lo que supera toda experiencia humana. La razón es llevada por todas estas verdades a reconocer la existencia de una vía realmente propedéutica a la fe, que puede desembocar en la acogida de la Revelación, sin menoscabar en nada sus propios principios y su autonomía.90

Del mismo modo, la teología fundamental debe mostrar la íntima compatibilidad entre la fe y su exigencia fundamental de ser explicitada mediante una razón capaz de dar su asentimiento en plena libertad. Así, la fe sabrá mostrar « plenamente el camino a una razón que busca sinceramente la verdad. De este modo, la fe, don de Dios, a pesar de no fundarse en la razón, ciertamente no puede prescindir de ella; al mismo tiempo, la razón necesita fortalecerse mediante la fe, para descubrir los horizontes a los que no podría llegar por sí misma ».91

90 « La búsqueda de las condiciones en las que el hombre se plantea a sí mismo sus primeros interrogantes fundamentales sobre el sentido de la vida, sobre el fin que quiere darle y sobre lo que le espera después de la muerte, constituye para la teología fundamental el preámbulo necesario para que, también hoy, la fe muestre plenamente el camino a una razón que busca sinceramente la verdad ». Juan Pablo II, Carta a los participantes en el Congreso internacional de Teología Fundamental a 125 años de la « Dei Filius » (30 de septiembre de 1995), 4: L'Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 13 de octubre de 1995, p. 2.

91 Ibíd.

PENSAMIENTO DE LOS SANTOS



    ¡Glorioso San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y especial abogado y protector mío!. Ya que tan elevado estáis en el Cielo por haber hecho vuestras obras a mayor honra y gloria de Dios, combatiendo a los enemigos de la Iglesia, defendiendo nuestra santa fe, dilatándola por medio de vuestros hijos por todo el mundo, alcánzame de la divina piedad, por los méritos infinitos de Jesucristo, e intercesión de su gloriosa Madre, entero perdón de mis culpas, auxilio eficaz para amar a Dios y servirle con todo empeño en adelante, firmeza y constancia en el camino de la virtud, y la dicha de morir en su amistad y gracia, para verle, amarle, gozarle y glorificarle en vuestra compañía por todos los siglos. Amén.

EVANGELIO - 03 de Marzo - San Mateo 6,7-15


    Evangelio según San Mateo 6,7-15.

    Jesús dijo a sus discípulos: Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
    No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
    Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
    Danos hoy nuestro pan de cada día.
    Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
    No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
    Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
    Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.

    Palabra del Señor

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 03 de Marzo - «Nuestro Padre»


      Santa Madre Teresa de Calcuta - Oración: Comunión fraterna
     Oración: En busca del corazón de Dios, con el Hno. Roger.


«Nuestro Padre»

    Sólo hay una voz que se eleva sobre la tierra: la de Cristo. Esta voz reúne y agrupa en ella misma todas las voces que se elevan en oración. Orar, mucha gente no sabe hacerlo, muchos no saben hacerlo y muchos no quieren hacerlo. Por la comunión de los santos, nosotros hacemos y oramos en su nombre.

     Nosotros rezamos en nombre de aquellos que nunca rezan. La oración tendrá que ser como nuestro «negocio». Los apóstoles comprendieron esto a la perfección: cuando ellos se dieron cuenta de que corrían el riesgo de perderse en multitud de actividades, ellos decidieron dedicarse a la oración continua y al ministerio de la Palabra.

    Dios quiere que seamos cada día más como los niños, más humildes, más agradecidos en nuestra oración y no se trata de orar sólo porque pertenecemos al cuerpo místico de Cristo que está siempre en oración. No hay duda de que «yo rezo», pero en mí y conmigo Jesús ora y, en consecuencia, es el Cuerpo de Cristo el que ora.

SANTORAL - SAN EMETERIO Y CELEDONIO

03 de Marzo


    El poeta hispano Prudencio recogió en verso los relatos de la muerte de Emeterio y Celedonio. Calahorra está unida a estos soldados por el hecho de su martirio y quizás también por ser el lugar de su nacimiento. Otros señalan a León como cuna por los libros de rezos leoneses -antifonarios, leccionarios y breviarios del siglo XIII- al interpretar «ex legione» como lugar de su proveniencia, cuando parece ser que la frase latina es mejor referida a la Legión Gemina Pia Felix a la que pertenecieron y que estuvo acampada cerca de la antigua Lancia, hoy León, según se encuentra en el documento histórico denominado "Actas de Tréveris" del siglo VII.

    En la parte alta de Calahorra está la iglesia del Salvador -probablemente en testimonio perpetuante del hecho martirial- por donde antes estuvo un convento franciscano y antes aún la primitiva catedral visigótica que debió construirse, según la costumbre de la época, junto a la residencia real, para defensa ante posibles invasiones y que fue destruida por los musulmanes en la invasión del 923, según consta en el códice primero del archivo catedralicio.

    No se conocen las circunstancias del martirio de estos santos; no las refiere Prudencio. ¡Qué pena que el emperador Diocleciano ordenara quemar los códices antiguos y expurgar los escritos de su tiempo! Con ello intentó, por lo que nos refiere Eusebio, que no quedara constancia ni sirviera como propaganda de los mártires y evitar que se extendiera el incendio. Tampoco hay en el relato nombres que faciliten una aproximación. ¿Fue al comienzo del siglo IV en la persecución de Diocleciano? Parece mejor inclinarse con La Fuente por la mitad del siglo III, en la de Valeriano, contando con que algún otro retrotrae la historia hasta el siglo II. Cierto es que Prudencio nació hacia el 350, deja escrita en su verso la historia antes del 401, cuando se marcha a Italia, hablando de ella como de suceso muy remoto y no debe referirse con esto al tiempo de Daciano (a. 304) porque esta época ya fue conocida por los padres del poeta. Es bueno además no perder de vista que el narrador antiguo no es tan exacto en la datación de los hechos como la actual crítica, siendo frecuente toparse con anacronismos poco respetuosos con la historia.

    El caso es que Emeterio y Celedonio -hermanos de sangre según algunos relatores- que fueron honrados con la condecoración romana de origen galo llamada torques por los méritos al valor, al arrojo guerrero y disciplina marcial, ahora se ven en la disyuntiva de elegir entre la apostasía de la fe o el abandono de la profesión militar. Así son de cambiantes los galardones de los hombres. Por su disposición sincera a dar la vida por Jesucristo, primero sufren prisión larga hasta el punto de crecerles el cabello. En la soledad y retiro obligados bien pudieron ayudarse entre ellos, glosando la frase del Evangelio, que era el momento de «dar a Dios lo que es de Dios» después de haberle ya dado al César lo que le pertenecía. Su reciedumbre castrense les ha preparado para resistir los razonamientos, promesas fáciles, amenazas y tormentos. En el arenal del río Cidacos se fija el lugar y momento del ajusticiamiento. Cuenta el relato que los que presencian el martirio ven, asombrados, cómo suben al cielo el anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio como señal de su triunfo señero.

    Muy pronto el pueblo calagurritano comenzó a dar culto a los mártires. Sus restos se llevaron a la catedral del Salvador; con el tiempo, las iglesias de Vizcaya y Guipúzcoa con otras hispanas y medio día de Francia dispusieron de preciosas reliquias. Junto al arenal que recogió la sangre vertida se levanta la catedral que guarda sus cuerpos. Hoy Emeterio y Celedonio, los santos cantados por su paisano Prudencio, y recordados por sus compatriotas Isidoro y Eulogio son los patronos de Calahorra que los tiene por hermanos o de sangre o -lo que es mayor vínculo- de patria, de ideal, de profesión, de fe, de martirio y de gloria.

Oremos

    Oh Dios, que fortaleciste en la confesión de tu nombre a los gloriosos mártires Emeterio y Celedonio, concédenos propicio que, pues veneramos sus cuerpos en la tierra, gocemos de su compañía en el cielo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA


CAPÍTULO QUINTO
LA FAMILIA CÉLULA VITAL DE LA SOCIEDAD

I. LA FAMILIA, PRIMERA SOCIEDAD NATURAL

210 En la familia se aprende a conocer el amor y la fidelidad del Señor, así como la necesidad de corresponderle (cf. Ex 12,25-27; 13,8.14-15; Dt 6,20- 25; 13,7-11; 1 S 3,13); los hijos aprenden las primeras y más decisivas lecciones de la sabiduría práctica a las que van unidas las virtudes (cf. Pr 1,8-9; 4,1-4; 6,20-21; Si 3,1-16; 7,27-28). Por todo ello, el Señor se hace garante del amor y de la fidelidad conyugales (cf. Ml 2,14-15).

Jesús nació y vivió en una familia concreta aceptando todas sus características propias y dio así una excelsa dignidad a la institución matrimonial, constituyéndola como sacramento de la nueva alianza (cf. Mt 19,3-9). En esta perspectiva, la pareja encuentra su plena dignidad y la familia su solidez.