miércoles, 20 de julio de 2016

EVANGELIO - SAN MATEO 13,1-9

TIEMPO ORDINARIO
MIÉRCOLES DE LA SEMANA XVI
20 de julio

    Libro de Jeremías 1,1.4-10.

    Palabras de Jeremías, hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes de Anatot, en territorio de Benjamín.
    La palabra del Señor llegó a mí en estos términos:
"Antes de formarte en el vientre materno, yo te conocía; antes de que salieras del seno, yo te había consagrado, te había constituido profeta para las naciones".
    Yo respondí: "¡Ah, Señor! Mira que no sé hablar, porque soy demasiado joven".
    El Señor me dijo: "No digas: 'Soy demasiado joven', porque tú irás adonde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene.
    No temas delante de ellos, porque yo estoy contigo para librarte -oráculo del Señor-".
    El Señor extendió su mano, tocó mi boca y me dijo: "Yo pongo mis palabras en tu boca.
    Yo te establezco en este día sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y derribar, para perder y demoler, para edificar y plantar".



Salmo 71(70),1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17.

Yo me refugio en Ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame.

Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío!

Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector.

Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas.



    Evangelio según San Mateo 13,1-9.

    Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar.
    Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa.
    Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar.
    Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron.
    Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron.
    Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron.
    Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.
    ¡El que tenga oídos, que oiga!".

Fuente: ©Evangelizo.org

No hay comentarios:

Publicar un comentario