TIEMPO ORDINARIO
DOMINGO DE LA SEMANA XXVII
De la Feria. Salterio III
6 de octubre
OFICIO DE LECTURA
INVITATORIO
Si ésta es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva. Aleluya.
Si antes se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno: PRIMICIAS SON DEL SOL DE SU PALABRA
Primicias son del sol de su Palabra
las luces fulgurantes de este día;
despierte el corazón, que es Dios quien llama,
y su presencia es la que ilumina.
Jesús es el que viene y el que pasa
en Pascua permanente entre los hombres,
resuena en cada hermano su palabra,
revive en cada vida sus amores.
Abrid el corazón, es él quien llama
con voces apremiantes de ternura;
venid: habla, Señor, que tu palabra
es vida y salvación de quien la escucha.
El día del Señor, eterna Pascua,
que nuestro corazón inquieto espera,
en ágape de amor ya nos alcanza,
solemne memorial en toda fiesta.
Honor y gloria al Padre que nos ama,
y al Hijo que preside esta asamblea,
cenáculo de amor le sea el alma,
su Espíritu por siempre sea en ella. Amén.
SALMODIA
Ant 1. Día tras día te bendeciré, Señor. Aleluya.
Salmo 144 I - HIMNO A LA GRANDEZA DE DIOS
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus creaturas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Día tras día te bendeciré, Señor. Aleluya.
Ant 2. Tu reinado, Señor, es un reinado perpetuo. Aleluya.
Salmo 144 II
Que todas tus creaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;
explicando tus proezas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Tu reinado, Señor, es un reinado perpetuo. Aleluya.
Ant 3. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. Aleluya.
Salmo 144 III
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.
Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.
Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. Aleluya.
V. Hijo mío, haz caso a mis palabras.
R. presta oído a mis consejos.
PRIMERA LECTURA
Del libro del profeta Isaías 22, 1-14
ORÁCULO CONTRA LA FALSA SEGURIDAD DEL PUEBLO DE DIOS
Oráculo del Valle de la Visión: Pero ¿qué te pasa que te subes en masa a las azoteas? Llena de ruido, urbe estridente, ciudad divertida. Tus caídos no han caído a espada, no han muerto en combate. Tus jefes desertaron en bloque, sin disparar el arco cayeron prisioneros; tus tropas fueron copadas cuando se alejaban huyendo.
Por eso digo: «Apartaos de mí, lloraré amargamente; no porfiéis en consolarme de la derrota de mi pueblo.» Porque era un día de pánico, de humillación, de desconcierto, que enviaba el Señor de los ejércitos. En el Valle de la Visión socavaban los muros, y subían gritos hacia el monte. Elam se cargaba la aljaba, los jinetes aparejaban los caballos, Quir desnudaba el escudo. Tus valles mejores se llenaban de carros, los soldados cargaban contra la puerta, quedaba al descubierto Judá.
Aquel día, inspeccionasteis el arsenal en la Casa del bosque, y descubristeis cuántas brechas tenía la ciudad de David; recogisteis el agua del aljibe de abajo, hicisteis recuento de las casas de Jerusalén y demolisteis algunas de ellas para reforzar la muralla; entre los dos muros hicisteis un depósito para el agua del aljibe viejo. Pero no volvisteis los ojos al Autor de todo esto, ni mirasteis al que desde antiguo lo formó.
El Señor de los ejércitos os invitaba aquel día al llanto y al luto, a raparos y a ceñiros de saco; mas lo que hubo fue alegría y fiesta, matanza de vacas y degüello de corderos, comer carne y beber vino, según aquello de «a comer y a beber, que mañana moriremos». Entonces el Señor de los ejércitos me reveló esto al oído:
«Juro que no se expiará este pecado hasta que muráis -lo ha dicho el Señor de los ejércitos-.»
RESPONSORIO Jl 2, 12-13
R. Convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. * Rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras.
V. Convertíos al Señor, vuestro Dios, porque es compasivo y misericordioso.
R. Rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras.
SEGUNDA LECTURA
De la Regla pastoral de san Gregorio Magno, papa
(Libro 2, 4: PL 77, 30-31)
EL PASTOR DEBE SABER GUARDAR SILENCIO CON DISCRECIÓN Y HABLAR CUANDO ES ÚTIL
El pastor debe saber guardar silencio con discreción y hablar cuando es útil, de tal modo que nunca diga lo que se debe callar ni deje de decir aquello que hay que manifestar. Porque así como el hablar indiscreto lleva al error, así el silencio imprudente deja en su error a quienes pudieran haber sido adoctrinados. Porque con frecuencia acontece que hay algunos prelados poco prudentes, que no se atreven a hablar con libertad por miedo de perder la estima de sus súbditos; con ello, como lo dice la Verdad, no cuidan a su grey con el interés de un verdadero pastor, sino a la manera de un mercenario, pues callar y disimular los defectos es lo mismo que huir cuando se acerca el lobo.
Por eso el Señor reprende a estos prelados, llamándoles, por boca del profeta: Perros mudos, incapaces de ladrar. Y también dice de ellos en otro lugar: No acudieron a la brecha ni levantaron cerco en torno a la casa de Israel, para que resistiera en la batalla, en el día del Señor. Acudir a la brecha significa aquí oponerse a los grandes de este mundo, hablando con entera libertad para defender a la grey; y resistir en la batalla en el día del Señor es lo mismo que luchar por amor a la justicia contra los malos que acechan.
¿Y qué otra cosa significa no atreverse el pastor a predicar la verdad, sino huir, volviendo la espalda, cuando se presenta el enemigo? Porque si el pastor sale en defensa de la grey es como si en realidad levantara cerco en torno a la casa de Israel. Por eso, en otro lugar, se dice al pueblo delincuente: Tus profetas te predicaron cosas falsas y vanas, y no revelaron tu culpa para invitarte a penitencia. Pues hay que tener presente que en la Escritura se da algunas veces el nombre de profeta a aquellos que, al recordar al pueblo cuán caducas son las cosas presentes, le anuncian ya las realidades futuras. Aquellos, en cambio, a quienes la palabra de Dios acusa de predicar cosas falsas y vanas son los que, temiendo denunciar los pecados, halagan a los culpables con falsas seguridades y, en lugar de manifestarles sus culpas, enmudecen ante ellos.
Porque la reprensión es la llave con que se abren semejantes postemas: ella hace que se descubran muchas culpas que desconocen a veces incluso los mismos que las cometieron. Por eso san Pablo dice que el obispo debe ser capaz de exhortar y animar con sana instrucción y rebatir a los contradictores. Y, de manera semejante, afirma Malaquías: De la boca del sacerdote se espera instrucción, en sus labios se busca enseñanza, porque es mensajero del Señor. Y también dice el Señor por boca de Isaías: Grita a voz en cuello, sin cejar, alza la voz como una trompeta.
Quienquiera pues que se llega al sacerdocio recibe el oficio de pregonero, para ir dando voces antes de la venida del riguroso juez que ya se acerca. Pero, si el sacerdote no predica, ¿por ventura no será semejante a un pregonero mudo? Por esta razón el Espíritu Santo quiso asentarse, ya desde el principio, en forma de lenguas sobre los pastores; así daba a entender que de inmediato hacía predicadores de sí mismo a aquellos sobre los cuales había descendido.
RESPONSORIO Sal 50, 15. 16-17
R. Enseñaré a los malvados tus caminos y los pecadores volverán a ti. * Y mi lengua cantará tu justicia.
V. Señor, abrirás mis labios: mi boca proclamará tu alabanza.
R. Y mi lengua cantará tu justicia.
Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.
Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.
Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día,
como juez universal.
Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.
Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.
La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por siempre.
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Dios todopoderoso y eterno, que con la magnificencia de tu amor sobrepasas los méritos y aun los deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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