sábado, 5 de octubre de 2019

SANTO ROSARIO

MISTERIOS GOZOSOS
(Lunes y Sábado)

    Los Misterios de Gozos, los primeros que consideramos, nos invitan a contemplar los hechos que tuvieron lugar al comienzo, desde la encarnación de Jesús en el seno virginal de María, hasta que cumplió 12 años y participó con sus padres María y José, en la Fiesta de Pascua en Jerusalén, tal y como era mandado por la ley de Moisés.


SEGUNDO MISTERIO GOZOSO

LA VISITA DE MARÍA A SU PRIMA ISABEL 
Y LA SANTIFICACIÓN DE JUAN BAUTISTA EN EL SENO DE SU MADRE.

Del Evangelio según San Lucas: (1, 3956)

    Por aquellos días, María se fue de prisa a un pueblo, de la región montañosa de Judea, y entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando Isabel oyó el saludo de María, la criatura se le estremeció en el vientre, y ella quedó llena del Espíritu Santo. Entonces con voz muy fuerte, dijo: - ¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y ha bendecido a tu Hijo!... ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirán las cosas que el Señor te ha dicho! María respondió:

    - Mi alma alaba la grandeza del Señor; mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador. Porque Dios ha puesto sus ojos en mí, su humilde esclava, y desde ahora siempre me llamarán dichosa; porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas. ¡Santo es su nombre!... María se quedó con Isabel unos tres meses, y luego regresó a la casa.


Reflexión 

    María recibió con inmensa alegría la noticia que el ángel Gabriel le dio, sobre la próxima maternidad de su parienta Isabel, y quiso compartir con ella el gozo de su propia fecundidad.
Por eso emprendió el largo viaje hasta Ain Karim, en la región de Judea.

    El Espíritu Santo, luz de Dios, iluminó el corazón y la mente de Isabel, que tan pronto vio a María comprendió el milagro que Dios había realizado en ella, y la grandeza del Hijo que su prima esperaba, y la proclamó con inmensa alegría y profunda fe, bienaventurada, bendecida de Dios, la mujer por excelencia.

En el encuentro con su prima Isabel, la fe de María creció y se desbordó en el gozo de la Oración del Magnificat, oración de Acción de gracias, que pone ante nuestros ojos el amor infinito de Dios por todos los seres humanos, y su misericordia para con aquellos que sufren pobreza e injusticia.

Intención 

    Recemos las diez Avemarías de esta segunda decena del Rosario, dando gracias a Dios por todo lo que nos ha dado: los bienes materiales y los bienes espirituales, particularmente, por el don inmenso de la fe, que nos permite descubrir su presencia en los acontecimientos de nuestra vida de cada día. Y oremos también, de un modo especial, por todas las personas del mundo, hombres y mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos, que padecen a causa de nuestras actitudes y acciones egoístas e injustas, de nuestra incapacidad de compartir con amor lo que somos y lo que tenemos.

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