domingo, 2 de junio de 2019

MEMORIA SANTOS CARLOS LWANGA Y COMPAÑEROS MÁRTIRES

03 de Junio


    Carlos Lwanga, José Mkasa, junto a 20 compañeros, fueron martirizados entre los años 1885 y 1887 en Uganda por haber conformado la sociedad de los Misioneros de África, conocida como los Padres Blancos, que se encargó de la evangelización de ese continente durante el siglo XIX.

    El 3 de junio de 1886 doce de ellos fueron quemados vivos junto a otros 20 anglicanos porque se negaron a renunciar a su fe. Los otros 10 mártires fueron descuartizados.

    Ya en los principios del apostolado, los Padres Blancos se encargaron de la región de Uganda como parte del Vicariato del Nilo superior (1878). Consiguieron entrar en la región y obtener muchos neófitos.

    El mismo rey, llamado Mtesa, al principio favoreció a los misioneros, pero después, por temor a que la nueva religión fuera obstáculo para el comercio de esclavos que él mantenía, los obligó a alejarse.

    Tiempo después fue sucedido en el trono por su hijo Muanga, quien fue amigo de los cristianos. Sin embargo, aquel panorama se complicaría de nuevo.

    El líder de la comunidad católica, que para entonces tenía unos 200 miembros, era un joven de 25 años llamado José Mkasa (Mukasa) que trabajaba como mayordomo de la corte de Muanga. El rey lo mandó a mandó a matar por confrontar una decisión suya.

    José les dijo a sus verdugos: "un Cristiano que entrega su vida por Dios no tiene miedo de morir". Lo quemaron el 15 de noviembre de 1885.

    Los cristianos lejos de atemorizarse, continuaron con sus actividades. Por su parte Carlos Lwanga, favorito del rey, reemplazó a José como jefe de la comunidad cristiana y sus oraciones lograron que Muanga desistiera de las persecuciones por 6 meses.

    En mayo del año siguiente la violencia se desencadenó. Los cristianos fueron capturados y llamados ante el rey. Este les preguntó si tenían la intención de seguir siendo cristianos, "¡Hasta la muerte!", respondieron ellos. El rey ordenó ejecutarlos en un lugar llamado Namugongo, a 60 kms de distancia.

    El 3 de junio de 1886, día de la Ascensión, fueron sacados de la prisión; envueltos en unos juncos y, ordenados en fila, se les prendió fuego. Al hijo del verdugo le dieron un golpe en la cabeza para que no sufriera al ser quemado. Murieron proclamando el nombre de Jesús y diciendo: "Pueden quemar nuestros cuerpos pero no pueden dañar nuestras almas".

    Carlos Lwanga, Andrés Kagwa, y otros 20 jóvenes fueron beatificados el 6 de junio de 1920 por el Papa Benito XV. Posteriormente fueron canonizados por Pablo VI el 18 de octubre de 1964.

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