miércoles, 14 de agosto de 2024

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 15 de Agosto - "La Virgen, desde el cielo, intercede con indecible caridad"


San Amadeo de Lausanne (1108-1159) monje cisterciense, obispo Homilía mariana VII (SC 72. Huit homélies mariales, Cerf, Paris 1960)



"La Virgen, desde el cielo, intercede con indecible caridad"
            
    Cuando la Virgen de las vírgenes era conducida por su Dios e Hijo, el Rey de reyes, con la alegría de los ángeles y la alegría de los arcángeles, entre las aclamaciones del cielo, se cumplía la profecía de David que había dicho al Señor: “Una hija de reyes está de pie a tu derecha: es la reina, adornada con tus joyas y con oro de Ofir” (Sal 45,10). Según la Palabra de Salomón, “Vestida de brocado, es llevada hasta el rey. Las vírgenes van detrás, sus compañeras la guían, con gozo y alegría entran al palacio real” (Sal 45,15-16). (…) La Virgen no podía cesar de alabar. Veía al Hijo de Dios, nacido de ella, sentado a la derecha de la majestad del Padre, tomarla con él en la gloria. “3 Pero yo estoy siempre contigo, tú me has tomado de la mano derecha; me guiarás con tu consejo y después, me recibirás con gloria (Sal73,24-25). Elevada en medio de aclamaciones de alegría y alabanza, fue ubicada la primera luego de Dios, sobre un trono de gloria, más arriba que todos los habitantes del cielo. (…)

    Desde entonces, abajándose hacia el género humano, con una indecible caridad y llevando hacia nosotros sus misericordiosos ojos -luz del cielo-  ella hace subir una oración universal por  sacerdotes y pueblo, hombres y mujeres, vivos y muertos. Desde el cielo, la Virgen misericordiosa nos viene en ayuda hasta acá abajo. Con su oración todopoderosa, expulsa todos los males y entrega todos los bienes. Para los que le rezan de todo corazón, deviene la protección para la vida presente y la vida futura,. (…) Por cierto, esta madre querida obtendrá lo que pida. Sus castas entrañas fueron el camino por el que el Verbo de Dios vino hasta nosotros para lavar las manchas del mundo y la caución del antiguo pecado. Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina con Dios Padre en la unidad del Espíritu Santo, Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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