“Si te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti...”
“Dios haces salir el sol sobre buenos y malos, hace llover sobre justos e injustos” (Mt 5,45) Dios muestra su paciencia; no manifiesta todavía todo su poder. Tú también... renuncia a la provocación, no aumentes el malestar a los ojos hinchados. ¿Eres amigo de la paz? ¡Mantente tranquilo dentro de ti!...¡Deja de lado las querellas y vuélvete a la oración! No te pongas a discutir con nadie, ni siquiera sobre nuestra fe con el blasfema. No respondas a la injuria injuriando, sino ora por esta persona.
Querrías hablarle contra él mismo: habla más bien a Dios de él. No digo que te calles: escoge el lugar que conviene y mira a Aquel a quien hablas, en silencio, por un grito salido del corazón. Allí donde tu adversario no te ve, sé bueno para con él. A esta adversario de la paz, a este amigo de la disputa, responde, tú, amigo de paz. “¡Di todo lo que quieras, sea la que fuere tu enemistad, eres mi hermano!”
“Ya puedes odiarme y rechazarme, eres mi hermano. Reconoce en ti el signo de mi Padre. Esta es la palabra de nuestro Padre. Hermano, tú que buscas la querella, eres mi hermano, porque tú dices igual que yo: “Padrenuestro que estás en el cielo.” Nuestro lenguaje es el mismo, ¿porqué no nos unimos como el lenguaje que es uno? Te ruego, reconoce lo que tú dices conmigo y rechaza lo que haces contra mí... No tenemos más que una voz delante del Padre. ¿Porqué no vamos a tener una sola paz juntos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario