jueves, 24 de agosto de 2023

EVANGELIO - 25 de Agosto - San Mateo 22,34-40


   Libro de Rut 1,1-2a.3-6.14b-16.22.

    Durante el tiempo de los Jueces hubo una gran sequía en el país, y un hombre de Belén de Judá emigró a los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos.
    El hombre se llamaba Elimélec, su esposa Noemí, y sus dos hijos, Majlón y Quilión: eran efrateos, de Belén de Judá. Una vez llegados a los campos de Moab, se establecieron allí.
    Al morir Elimélec, el esposo de Noemí, ella se quedó con sus hijos.
    Estos se casaron con mujeres moabitas - una se llamaba Orpá y la otra Rut - y así vivieron unos diez años.
    Pero también murieron Majlón y Quilión, y Noemí se quedó sola, sin hijos y sin esposo.
    Entonces se decidió a volver junto con sus nueras, abandonando los campos de Moab, porque se enteró de que el Señor había visitado a su pueblo y le había proporcionado alimento.
    Ellas volvieron a prorrumpir en sollozos, pero al fin Orpá despidió a su suegra con un beso, mientras que Rut se quedó a su lado.
    Noemí le dijo: "Mira, tu cuñada regresa a su pueblo y a sus dioses; regresa tú también con ella".
    Pero Rut le respondió: "No insistas en que te abandone y me vuelva, porque yo iré adonde tú vayas y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.
    Así regresó Noemí con su nuera, la moabita Rut, la que había venido de los campos de Moab. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la cosecha de la cebada.

Salmo 146(145),5-6.7.8-9a.9bc-10.

Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob
y pone su esperanza en el Señor, su Dios:
él hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en ellos.
Él mantiene su fidelidad para siempre,
Hace justicia a los oprimidos

y da pan a los hambrientos.
El Señor libera a los cautivos,
Abre los ojos de los ciegos
y endereza a los que están encorvados,
el Señor ama a los justos
El Señor protege a los extranjeros

y sustenta al huérfano y a la viuda;
y entorpece el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
reina tu Dios, Sión,
a lo largo de las generaciones.
¡Aleluya!

    Evangelio según San Mateo 22,34-40.

    Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron con Él, y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?".
    Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.
    Este es el más grande y el primer mandamiento.
    El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
    De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".

    Palabra del Señor

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