San Ambrosio
Comentario al evangelio de Lucas, 7, 45.49
“Yo los envío como a ovejas en medio de lobos” (Lc 10, 1-12)
Cuando Jesús mandó a los discípulos ir a su mies, que había sido bien sembrada por el Verbo del Padre, pero que necesitaba ser trabajada, cultivada, cuidada con solicitud para que los pájaros no saquearan la simiente, les dijo: «Mirad que os mando como corderos en medio de lobos»... El Buen Pastor no podía temer a los lobos para su rebaño; sus discípulos no fueron enviados para ser una presa, sino para difundir la gracia. La solicitud del Buen Pastor hace que los lobos no puedan emprender nada contra los corderos que envía; les envía para que se cumpla la profecía de Isaías: «Llegará el día en que lobos y corderos pacerán juntos» (Is 65,25)... Por otra parte ¿no han sido enviados los discípulos con la orden de no llevar ni tan siquiera un bastón en la mano?...
Lo que el humilde Señor les ha mandado, sus discípulo los cumplen por la práctica de la humildad. Porque les envía a sembrar la fe no por obligación sino por la enseñanza; no haciendo servir la fuerza de su poder, sino exaltando la doctrina de la humildad. Y juzgó necesario unir la paciencia a la humildad, y de ahí el testimonio de Pedro en favor de Cristo: «Cuando lo insultaban no devolvía el insulto; cuando lo golpeaban, no devolvía los golpes» (1P 2,23).
Todo eso quiere decir: «Sed mis imitadores: abandonad el gusto por la venganza, a los golpes arrogantes responded devolviendo el mal a través de una paciencia que perdona. Que nadie imite por su propia cuenta lo que reprende de otro; la suavidad es la mejor respuesta a los insolentes».
Cuando Jesús mandó a los discípulos ir a su mies, que había sido bien sembrada por el Verbo del Padre, pero que necesitaba ser trabajada, cultivada, cuidada con solicitud para que los pájaros no saquearan la simiente, les dijo: «Mirad que os mando como corderos en medio de lobos»... El Buen Pastor no podía temer a los lobos para su rebaño; sus discípulos no fueron enviados para ser una presa, sino para difundir la gracia. La solicitud del Buen Pastor hace que los lobos no puedan emprender nada contra los corderos que envía; les envía para que se cumpla la profecía de Isaías: «Llegará el día en que lobos y corderos pacerán juntos» (Is 65,25)... Por otra parte ¿no han sido enviados los discípulos con la orden de no llevar ni tan siquiera un bastón en la mano?...
Lo que el humilde Señor les ha mandado, sus discípulo los cumplen por la práctica de la humildad. Porque les envía a sembrar la fe no por obligación sino por la enseñanza; no haciendo servir la fuerza de su poder, sino exaltando la doctrina de la humildad. Y juzgó necesario unir la paciencia a la humildad, y de ahí el testimonio de Pedro en favor de Cristo: «Cuando lo insultaban no devolvía el insulto; cuando lo golpeaban, no devolvía los golpes» (1P 2,23).
Todo eso quiere decir: «Sed mis imitadores: abandonad el gusto por la venganza, a los golpes arrogantes responded devolviendo el mal a través de una paciencia que perdona. Que nadie imite por su propia cuenta lo que reprende de otro; la suavidad es la mejor respuesta a los insolentes».
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