miércoles, 27 de enero de 2021

EVANGELIO - 28 de Enero - San Marcos 4,21-25.


       Carta a los Hebreos 10,19-25.

    Hermanos: Tenemos plena seguridad de que podemos entrar en el Santuario por la sangre de Jesús, siguiendo el camino nuevo y viviente que él nos abrió a través del velo del Templo, que es su carne.
    También tenemos un Sumo Sacerdote insigne al frente de la casa de Dios.
    Acerquémonos, entonces, con un corazón sincero y llenos de fe, purificados interiormente de toda mala conciencia y con el cuerpo lavado por el agua pura.
    Mantengamos firmemente la confesión de nuestra esperanza, porque aquel que ha hecho la promesa es fiel.
    Velemos los unos por los otros, para estimularnos en el amor y en las buenas obras.
    No desertemos de nuestras asambleas, como suelen hacerlo algunos; al contrario, animémonos mutuamente, tanto más cuanto que vemos acercarse el Día.


Salmo 24(23),1-2.3-4ab.5-6.

Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,
el mundo y todos sus habitantes,
porque El la fundó sobre los mares,
Él la afirmó sobre las corrientes del océano.

¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor
y permanecer en su recinto sagrado?
El que tiene las manos limpias
y puro el corazón;

él recibirá la bendición del Señor,
la recompensa de Dios, su Salvador.
Así son los que buscan al Señor,
los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.


    Evangelio según San Marcos 4,21-25.

    Jesús les decía: "¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de un cajón o debajo de la cama? ¿No es más bien para colocarla sobre el candelero?
    Porque no hay nada oculto que no deba ser revelado y nada secreto que no deba manifestarse.
    ¡Si alguien tiene oídos para oír, que oiga!".
    Y les decía: "¡Presten atención a lo que oyen! La medida con que midan se usará para ustedes, y les darán más todavía.
    Porque al que tiene, se le dará, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene".

    Palabra del Señor

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