viernes, 13 de noviembre de 2020

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO - 14 de Noviembre - «Es preciso orar siempre sin desfallecer»


Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia Obras: Orar con constancia y con confianza.
Compendium theologiae, parte segunda, cap. 1.

«Es preciso orar siempre sin desfallecer» 

    Hay una diferencia que distingue la petición hecha a Dios de aquella que se hace a una persona humana. La petición hecha a un hombre necesita de antemano una cierta familiaridad para tener acceso a la persona a quien se pide algo. Mientras que la oración dirigida a Dios nos convierte por ella misma en familia de Dios. Nuestra alma se eleva hacia él, conversa llena de afecto con él y lo adora en espíritu y en verdad.

    Esta intimidad nacida de la oración conduce al hombre a entregarse, lleno de confianza a la práctica de la oración. Por esto nos dice el salmista: ”Yo te invoco, oh Dios, porque tú me respondes” (Sal 16,6). Acogido en la intimidad de Dios por una primera oración, el salmista ora luego con una confianza crecida. Así, en la oración a Dios, la asiduidad o la insistencia en la petición no es una actitud importuna, antes al contrario, es agradable a Dios. Porque hay que orar sin cesar, dice el evangelio; y en otro lugar el Señor nos invita a pedir: “Pedid y recibiréis, buscad y encontraréis, llamad, y os abrirán” (Mt 7,7).

No hay comentarios:

Publicar un comentario