Los frutos del Espíritu Santo
No son algo propio sino que es algo que el mismo Espíritu Santo forma en nosotros. Y para que pueda formar estos frutos es necesario dejarlo entrar en nuestra vida. Es el Espíritu de Dios el que hará germinar desde dentro de nosotros aquellos frutos que provienen de la unión y cercanía que tengamos con el mismo Dios.
11º CONTINENCIA
La continencia mantiene el orden en el interior del hombre, y como indica su nombre, contiene en los justos límites la concupiscencia, no sólo en lo que atañe a los placeres sensuales, sino también en lo que concierne al comer, al beber, al dormir, al divertirse y en los otros placeres de la vida material. La satisfacción de todos estos instintos que asemejan al hombre a los animales, es ordenada por la continencia que tiene como fin energía, el amor a Dios.
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